Una película de secuestros ambientada en el siglo XIX, con la particularidad de que un hombre libre acaba siendo esclavizado por no llevar sus papeles encima, o lo que es lo mismo, una persona que acaba siendo perjudicada por la burocracia administrativa del Washington del año 1850.

Hasta aquí la originalidad de la cinta. Después de mucho transitar por todos los lugares comunes habidos y por haber en este tipo de propuestas y de tirar del lirilismo más de autor tipo Polanski o ese Alan Parker del Expreso de Medianoche, la cinta acaba encontrando su fuerza en la espléndida actuación de su protagonista principal, un grandioso Chiwetel Ejiofor, y de unos secundarios bien caracterizados e introducidos en la cinta.

Sorprendente también es esa partitura minimalista e intimista de ¿Hans Zimmer? Pero la pregunta es ¿Hay algo nuevo en el horizonte del cine esclavista? La respuesta es no, pero ¿Vale la pena el visionado de la cinta? Sí, si nos acogemos al buen oficio que desprende su autor y sus intérpretes.

Cine notable, pero sin sorpresa alguna.

Para mí ya es la película del año. Es una película que transmite sinceridad, honestidad y sobretodo una visión realista sobre el paso inquebrantable del tiempo y sobre dos de las principales edades de la vida: la infancia y la adolescencia. Me parece que la película funciona a la perfección, ya que no se hace reinterativa en ninguna fase en particular (quizás un poco más en el paso del instituto a la universidad pero también porque en esa parte de la película coincide con la resolución de la misma), la narración fluye gracias a que el director y autor del libreto no cae en el tremendismo de reiterarse con algunos de lo episodios conflictivos del relato y los actores y actrices caracterizan a sus personajes a la perfección y de una forma muy realista y fuera de los cánones de la empalagosidad barata de las producciones made in hollywood de hoy en día. Vamos esto si que es cinéma vérité elevado a la potencia. Creo que Linklater ha dejado el nivel muy alto y a partir de ahora su Boyhood será una película de referencia para producciones posteriores sobre el sentido de la vida o las películas iniciáticas. Como apunte final, me ha gustado que el director haya eludido mostrar la típica escena del primer beso y la típica escena del primer polvo, ya que creo que esas escenas ya estan demasiadas manidas en la historia del cine.

Ya está vista. Mi opinión. Creo que es una más que decente adaptación del material del Sr. Alan Moore a formato cinematográfico (el mejor hasta la fecha). Tengo que dar total crédito a la labor de los guionistas en saber canalizar el extenso entramado de historias de Moore en esta película. La película presenta algunos cambios respecto al material publicado previamente, pero he de reconocer que los cambios están bien justificados y algunos son de agradecer porque dan más verosimilitud a algunas relaciones de personajes (la colaboración de Dr. Manhattan y Veidt en la elaboración de una energía alternativa) y a la personalidad de otros (como esa característica hippie de Veidt a lo Nikola Tesla de querer conseguir energía renovable, ilimitada y gratuita para todo el planeta y así acabar con los conflictos políticos mundiales sobre este aspecto). El apartado interpretativo también creo que está bien resuelto, aunque en algunas situaciones dramáticas creo que peca de demasiada plasticidad a lo Sin City. El ritmo no me ha parecido malo, creo que la película intenta hacer justicia tanto a los personajes, como a la trama, como al estado político-social del estado americano de esa época alternativa de mediados de los 80. La mayor pega es, sin duda alguna, el maquillaje físico. Las escenas con Nixon son de pura vergüenza ajena, sin contar el cuestionable maquillaje de la Sra. Júpiter. Las labores de Snyder las he encontrado más que notables, sabiendo alternar las partes de acción y ciencia-ficción utilizando recursos narrativos modernos, de las partes de drama utilizando una narración más clásica y sobria. En definitiva, me ha agradado que el Sr. Snyder haya podido homenajear de una forma tan digna el material del Sr. Moore y al mismo tiempo crear una buena película a expensas del material publicado previamente.

Una trepidante y maravillosa mezcla de géneros. La genialidad de Gilliam pasada de rosca, la lucidez de unos guionista con un tremendo sentido del humor, las caracterizaciones Palin y los cameos de lujo y un trasfondo apocalíptico con reminiscencias a Orwell.
Toda una pesadilla que Gilliam te hace someter con sus constantes cambios de óptica.

La Gran Belleza me ha cautivado, no sé si será por su interprete principal, las imágenes, la puesta en escena, la música, la esencia de su historia, su noltagia, su mensaje, el de la Dolce Vita, más esa reflexión sobre el inquebrantable paso del tiempo y la esencia de la creatividad. Si que es verdad que el film es muy irregular y hasta su final muy abrupto, pero hasta en sus imperfecciones es un film más que admirable.