“Nueve semanas y media” presenta una historia que puede agradar o no a las masas, alejada de los arquetipos del amor clásico o de esquema clásico, para adentrarse de forma insinuada en los términos de dominación-sumisión, de manipulación-transformación, hasta alcanzar una catarsis que puede resultar predecible o simple pero que constituye casi el punto más poderoso de la cinta. El crescendo progresivo de la cinta ayuda a remontar la opinión del servidor tras un comienzo sin demasiado atractivo y lejos de resultar aburrida o larga, se aprovechan bien los minutos de cinta basándose en expresar deseos y pensamientos con silencios (adornados con canciones míticas de época) y miradas. Mickey Rourke consigue imponer e interesar sólo con su expresión y su mirada dentro de lo que el papel le insta (una pena auténtica que haya perdida ambas con las continuas operaciones de cara), mientras que Kim Basinger le sigue el juego aún sin resultar tan sugerentemente poderosa como él (consagrándose eso sí como mito erótico, desde luego, y que para nada lo hace mal en la cinta). La película parece disfrutar balanceándose en lo que puede gustar y lo que no puede gustar, y es por ello por lo que funciona en su conjunto y con el paso de los años.

"La jungla 5" es una basura. Ni siquiera es disfrutable. Ni su concisa duración ayuda a su trepidancia. Es una película en donde nada te importa. Hasta Bruce Willis y su John McClane están corrompidos. Como película merecería un 2/10. Pero como secuela de una de las franquicias de acción que había conseguido ser de las más consistentes y sin ningún error importante (todas las anteriores de muy interesantes para arriba), esta no merece ni que se la mencione.

Su argumento es sencillo pero efectivo, su ritmo de los mejores jamás vistos en una película, la dirección y planificación imponen y Liam Neeson está sorprendentemente genial como héroe de acción vengativo. Esas son las principales bazas de “Venganza”. Y con ello, es una película de acción que funciona a la perfección. Es de esas apuestas en las que no confiarías de buenas a primeras y que, de la nada, salen a reafirmar con honores el género y el entretenimiento de calidad (casi nada).

“Forever” cuenta con un cartel atrayente y un prólogo prometedor y espectacular. Por desgracia, todo lo mejor queda ahí. Acontece después un largo metraje en determinados pasajes, ridículo en otros tantos y finalmente sobreactuado y risible en el balance global. Será cuestión de estilos, pero sin dudas este es desacertado.

Michael Mann hizo una de sus películas clásicas más irregulares. Si bien su elegancia estética es indudable, el ritmo de la película es abrasadoramente lento. Las interpretaciones son faltas de verdadera pasión (William Petersen está siempre con la misma expresión, en la relajación y en el peligro) y el desenlace se halla falto de verdadero clímax tenso. Mucha elegancia y poco suspense. Aún así, consigue el dato meritorio de no aburrir del todo.