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España España · West Coast
Críticas de Dabi
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Críticas 113
Críticas ordenadas por utilidad
4
24 de junio de 2018
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a empezar por lo bueno. "Gemini" es una película visualmente atractiva, muy estilosa, con un trabajo de cámara competente. La banda sonora funciona muy bien, presiona y aporta clima. Lola Kirke y Zöe Kravitz están bastante correctas, y sus roles están definidos. La premisa, aunque no demasiado original, promete. De hecho, la película arranca con bastante interés. Por desgracia, no tarda mucho en flojear.

Y es que siento decirlo, pero no creo que el guion de "Gemini" esté bien escrito. Sus personajes, a excepción de ambas protagonistas, son bocetos apenas definidos, insertados de forma tosca y brusca en la historia. No tienen carácter, no tienen trasfondo. No son tridimensionales, tan solo caras a las que se les asocia un móvil, por débil que sea, para que el espectador pueda sospechar de ellos en algún momento de la trama. Sus arcos, si es que los tienen, no se resuelven. Aparecen en la escena para instantes después desaparecer y ser completamente olvidados por el guionista. Casi todos los personajes están pobremente concebidos, pero el caso más obvio es el del paparazzi, directamente ridículo.

El desarrollo es conveniente. Extremadamente conveniente. Las cosas suceden para que la película avance, y en un thriller de misterio de este tipo ese recurso podría ser perdonable un par de veces, pero es que toda la película se cimenta sobre casualidades, y eso lo que demuestra es que el guion es perezoso a más no poder. Dejo algunos ejemplos en la sección spoiler.

En resumen, "Gemini" tiene cierta calidad visual, una atmósfera lograda y dos protagonistas solventes, pero está lejos de ser un thriller sólido debido a un guion poco inspirado y que resuelve sus problemas de forma bastante rudimentaria.

Puntuación: 4,7
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dabi
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4
26 de abril de 2019
26 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como una mezcla descafeinada de Muñeco diabólico y La profecía aparece The prodigy, la nueva película de Nicholas McCarthy. McCarthy es... a ver cómo lo digo... un director regulinchi. Esa es la palabra. Regulinchi. Resulta que tengo votada su anterior película, Home, pero soy completamente incapaz de recordar absolutamente nada de ella. Pascua, su aportación en modo de cortometraje a una antología de terror de 2016 llamada Holidays, sí que la recuerdo, para mi desgracia. Lo que yo os diga. Regulinchi.

Nicholas McCarthy tiene problemas graves para construir la tensión en sus escenas, y aún más graves para mantenerla. Su sentido del ritmo es deficiente, y su gusto por el golpe de sonido roza lo molesto. Quitando dos momentos de terror medianamente bien logrados (uno de los cuales te lo joden en el tráiler), todo en The prodigy es extremadamente previsible, todo lo he visto decenas de veces y se queda a años luz de provocarme el más mínimo atisbo de aprensión. Las imágenes de Miles con el rostro dividido en dos (disfrazado en el espejo, escondido tras una puerta) son metáforas aceptables, aunque demasiado obvias.

Lo mejor que puedo decir de The prodigy es que intenta darle profundidad a la historia, pero eso tampoco lo consigue. La dinámica entre Sarrah y su marido es potencial desaprovechado. Está mal construido, de forma poco orgánica, y su resolución es... bueno, no es que sea pobre, es que es inexistente. Temáticamente encontramos el germen de un buen conflicto, cuando Sarah debe debatirse entre su conciencia y su amor incondicional por su hijo. Pero esto tampoco se termina de explotar, tal vez porque los personajes están apenas desarrollados, y los intérpretes tienen poco con lo que trabajar. Taylor Schilling no brilla, y el actor que hace de Miles es bastante flojo.

En pocas palabras, creo que The prodigy no hace nada bien, si soy sincero. Pampoco hace nada estrepitosamente mal. Se mantiene ahí, en la mediocridad más absoluta, existiendo y siendo completamente irrelevante, lo cual, por loco que pueda parecer, creo que es un paso adelante para Nicholas McCarhy. Me pregunto si recordaré algo de esta película dentro de un par de años o si me pasará lo mismo que con su anterior largometraje. En fin. Igual la siguiente le sale mejor.

Puntuación: 4,2
Dabi
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6
15 de enero de 2021
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una noche en Miami... es el debut como directora de Regina King, actriz con décadas de trabajo a sus espaldas y que recientemente ganó el Oscar a mejor actriz secundaria por su trabajo en El blues de Beale Street. Nos cuenta una reunión entre Sam Cooke, Malcolm X, Muhammad Ali y Jim Brown, allá por 1964, pero lo primero que es importante saber es que está basada en una obra de teatro de Kemp Powers (co-guionista y co-director, por cierto, de Soul), y aún más importante, que no está basada en hechos reales. O al menos, no del todo. Se sabe que estos cuatro eran amigos y que sí pasaron una noche juntos, pero todo lo que sucede dentro de la habitación del motel es ficticio. Saber que esta reunión tuvo lugar, según las mismas palabras de Powers, "was like discovering the Black Avengers", y lo que hace es utilizarla como escenario para exponer diferentes ideas sobre los conflictos raciales en Estados Unidos. El resultado es bastante efectivo, en mi opinión. No perfecto, pero ya llegaremos a eso.

Lo primero que quiero tratar es el apartado visual. No es nada del otro mundo, y puede que eso la aleje de la excelencia, estoy de acuerdo. No explota las posibilidades del lenguaje cinematográfico, en el sentido de que no hay planos súper memorables, ni movimientos espectaculares, ni montajes híper reveladores, que es algo que se puede decir de muchas películas basadas en obras de teatro. Se puede decir de La duda, de Fences, de Larga jornada hacia la noche, o incluso de La gata sobre el tejado de cinc. Pasa lo mismo con otras cintas en las que, aunque no están basadas en obras de teatro, manda el guion por encima de cualquier cosa, como Spotlight o The man from Earth. Si estás más interesado en un cine más visual que discursivo, Una noche en Miami no busca ofrecerte eso. Su intención es otra. A mí, personalmente, la dirección de Regina King, a pesar de ser impersonal y poco vistosa, me parece aceptable dado el carácter de la cinta, pero sin duda aleja al producto final de la excelencia.

Ahora, en cuanto al texto. Hace algunas cosas muy bien, pero otra, en mi opinión, no tanto. Triunfa a la hora de desarrollar a cuatro personajes muy distintos, cuatro jóvenes negros en la cima de sus carreras, en una época en la que a una gran parte de la población esto no le hacía demasiada gracia. La mentalidad de todos ellos está clara, y los conflictos que se derivan de ellas son claros, coherentes y comprensibles. Son lo suficientemente complejos como para estar de acuerdo con ellos en una escena y en completo desacuerdo en la siguiente, sin que eso traicione la naturaleza de los personajes. El racismo es el núcleo temático claro, y de ahí él derivan todas las ideas que los enfrentan constantemente: el poder de las figuras públicas, la libertad económica, el colorismo, el consumo del entretenimiento, etcétera. El conflicto de Malcolm con la Nación del Islam y la conversión de Ali también juegan un papel importante. Hay alguna que otra frase excesivamente teatral, alguna decisión en la caracterización que no me convence y alguna idea demasiado prefabricada aquí y allá, pero en líneas generales me gusta lo que oigo. Me gusta cómo se desafían los unos a los otros, cómo se exponen las ideas y cómo se relacionan unas con otras. Para una película así, está claro que necesitas a cuatro actores que estén dispuestos a dejarse la piel en sus personajes. Por suerte, Una noche en Miami los tiene.

Leslie Odom Jr. es una máquina (no hay más que ver su trabajo en Hamilton para darse cuenta), y probablemente ofrezca la mejor interpretación de los cuatro. Es imposible sonar exactamente como Sam Cooke, pero Odom da el pego y se acerca bastante, y consigue estar a la altura del repertorio de uno de los mejores vocalistas que ha dado Estados Unidos. Aldis Hodge, tal vez el más secundario de todos los actores, hace un trabajo más sutil, pero de considerable calidad. Su rol es ser la calma en medio de la tormenta, y lo consigue. Eli Goree tiene el físico adecuado, imita las inflexiones vocales de Ali a la perfección y consigue construir un personaje moderadamente complejo. Lo que tiene que hacer, lo hace muy bien. Tal vez Kingsley Ben-Adir sea el menos bueno de los cuatro. Su interpretación es notable, que nadie me malinterprete. Es declamatorio, vehemente y apasionado, como tiene que ser Malcolm X, pero su energía no termina de atravesar la pantalla, aunque eso se debe, estoy seguro, a la misma naturaleza del guion.

Y ese es mi principal problema con Una noche en Miami: convierte a PERSONAJES en personajes. El propósito de la historia es construir un discurso social, y eso se consigue, pero los nombres de las figuras históricas que protagonizan la historia son solo eso, nombres. Nunca tengo la sensación de estar viendo a las leyendas que se supone que son. El Malcolm X de Kingsley Ben-Adir no puede competir con la intensidad y la complejidad psicológica del de Denzel Washington. Es imposible. Entiendo que no es culpa de la peli, que Una noche en Miami no es un biopic y la comparación no es justa porque la intención de la historia no es esa, pero aun así, se nota. Y es que, ¿cómo haces justicia a cuatro personalidades tan grandes al mismo tiempo? La respuesta es sencilla: no intentándolo. Y lo entiendo. Es comprensible, pero también decepcionante.

Dejo mi conclusión en la sección spoilers por falta de espacio, pero sin destripar nada:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dabi
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1
4 de abril de 2022
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Gallo. Director. Guionista. Productor. Pintor. Músico. Le falta combatir el crimen en Gotham. Pero vaya, que te pones a mirar su filmografía así por encima y no es que apetezca mucho adentrarse en ella. Su mayor éxito en el mundo del cine fue escribir el guion de Huida a medianoche, la comedia de los 80 de Robert De Niro y Charles Grodin. Desde su debut en la dirección en 1991, ha dirigido 11 largometrajes (13 si contamos los documentales). El último de ellos es Una noche de venganza, protagonizado por Ruby Rose y Morgan Freeman. Un producto que, una vez visto, no puedo decir que sea gran cosa, la verdad. De hecho, es bastante malo. Malísimo. Una mierda de la altura del Burj Khalifa, vaya.

No hay nada en esta película que no sea un desastre. La premisa no puede ser más simple, y aun así me ha costado entenderla de lo increíblemente mal contada que esta. Los eventos se suceden sin dedicarles ninguna atención, no se contextualizan, no hay una cosa que lleve a la siguiente. La historia avanza y punto, y te callas la boca. La trama de los polis corruptos ni está integrada ni pretende estarlo. El plan de Damon (con giro final incluido) no puede ser más ridículo. Nada de lo que pasa tiene consecuencias, ni justificación.

La mayoría de los personajes secundarios son recursos argumentales. Bueno, ni eso, porque para ello al menos tendrían que tener un propósito en la trama más allá de decir "oye, prota, yo te conozco de no sé qué" antes de morir. Los protagonistas carecen de trasfondo. No tienen recorrido narrativo. De la complejidad psicológica mejor ni hablamos. Es imposible que me importe una mierda ninguno de ellos. Y a eso hay que sumarle que están penosamente interpretados. Sabemos que Ruby Rose no es una buena actriz, pero bueno, al menos ella lo intenta. No lo consigue, pero me da la sensación de esforzarse un poco. Lo de Morgan Freeman, en cambio, no tiene nombre y es imperdonable. Hacía mucho que no veía a un actor con menos ganas de trabajar. Sospecho que él mismo propuso que su personaje estuviera en silla de ruedas para así poder permanecer sentado toda la película y esforzarse aún menos. Ver la inercia con la que recita sus líneas es doloroso.

Y vamos con el punto álgido de Una noche de venganza: el montaje. Mirad que he visto basura en mi vida, pero me cuesta acordarme de una película tan patéticamente editada como esta. Fundidos encadenados completamente bochornosos e incomprensibles en las conversaciones telefónicas; un uso deficiente del plano contraplano; momentos de personajes mirando a la nada insertados por la cara, que no vienen a cuento y parecen sacados del opening de una telenovela; cortes con zoom del mismo personaje que no tienen ningún sentido; persecuciones en coche absolutamente flácidas, descoordinadas y caóticas; música súper trepidante subrayando una escena de Morgan Freeman mirando al mar con cara de hastío... En resumen, todas las cagadas que puedes cometer en una sala de montaje juntas. Es acojonante. El nombre del terrorista que se ha encargado de esto es Yvan Gauthier. Me lo voy a apuntar, porque puede que hayamos encontrado al Uwe Boll de los editores de cine.

En fin, Una noche de verganza es un trabajo insalvable. En todos los aspectos. Lo único que puedo decir a su favor es que, afortunadamente, solo dura hora y media. Y hay que reconocer que aburrir, no me he aburrido. Pero vaya, no me he aburrido porque estaba flipando en colores con el nivel de incompetencia del que se hace gala a todos los niveles. Para prenderle fuego.

Calificación: Infame
Dabi
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2
16 de febrero de 2015
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una comedia te recuerda de vez en cuando a las Movies de los infames Friedberg y Seltzer es que hay algo que no funciona, y eso es exactamente lo que me ha pasado con Accidental Love. Entiendo que la comedia es probablemente el género más subjetivo que existe, que a cada uno le hace gracia una cosa, e incluso que una misma persona puede responder de diferentes formas ante una según su estado de ánimo. También entiendo que esta película en particular ha dado muchísimos quebraderos de cabeza durante su producción, incluyendo problemas financieros y actores que abandonaron el proyecto a mitad, hasta el punto de que el director, David O. Russell, se desentendió de la película allá por 2010 para centrarse en el exitoso y, a mi parecer, estupendísimo biopic que fue The Fighter. A pesar de todo esto, yo lo único que puedo valorar es el producto que ha caído en mis manos, no los problemas que dio o lo que podría haber sido. Y qué queréis que os diga, me parece un truño considerable.

Accidental Love intenta ser una sátira inteligente sobre el sistema sanitario americanos, centrando sus dardos en los entresijos de la política y los parásitos que la pueblan. Un intento loable, pero sus méritos se quedan ahí, en la intención, porque el resultado es un caos. El montaje parece hecho con prisas por un grupo de alumnos de secundaria, todo está acelerado y la progresión de la historia está desastrosamente contada. Una idea que en teoría podría haber funcionado y dado lugar a una comedia ácida y negrísima se diluye entre chistes de culos rotos, pollas empalmadas, caídas y demás lindezas (me ha faltado una bromita de pedos para redondear, pero bueno, no se puede tener todo), con diálogos incómodamente faltos de gracia, personajes insoportablemente estúpidos y a menudo innecesarios (aún me estoy preguntando qué coño aporta el reverendo al argumento, pero en fin) y resoluciones absurdas. No pido una verosimilitud máxima en una comedia, pero sí un mínimo de coherencia y de cohesión, y aquí no los veo por ninguna parte.

El elenco de actores es una broma de mal gusto. Por un lado, Jessica Biel demostrando que no solo es inexistente su versatilidad dramática, sino también su vena cómica. James Marsden tal vez funcione un poco mejor en la comedia que en el drama, pero eso tampoco es decir demasiado. Jake Gyllenhaal, un actor que ha demostrado su talento en numerosas ocasiones en los últimos años, está histriónico y fuera de lugar, protagonizando varios de los momentos que más vergüenza ajena me han hecho pasar. Y lo de Catherine Keener directamente no me lo explico. ¿Qué hace esta mujer aquí? Ni ella lo sabe. La pobre hasta se esfuerza por sacar su papel adelante, pero con ese guion lo tenía muy difícil.

En fin, como he dicho, no hay nada más subjetivo que la comedia. Otros pueden descojonarse vivos, y yo que me alegro por ellos, pero pocas cosas me parecen más frustrantes que ponerte una comedia y que te bombardeen cada quince segundos con bromas que, al menos para mí, no tienen ni puta gracia. Me preguntaba por qué Russell había lanzado la película bajo el pseudónimo "Stephen Greene". Una vez vista, lo entiendo perfectamente. Aunque me haya arrancado alguna que otra sonrisa ocasional, en Accidental Love no encontré ningún gag que me hiciera reír de verdad, que ya es difícil. Y por si fuera poco, su crítica queda tan enterrada bajo el aura de chapuza que envuelve todo el proyecto que acaba siendo inaudible y completamente inocua, y eso en una sátira es algo imperdonable. Strike uno, O. Russell. Por favor, no vuelvas a cagarla así.

Puntuación: 2,9
Dabi
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