Que un hombre a los 90 años se enamore, es una buena noticia. Que un hombre durante toda su vida haya podido sortear los encasillamientos sociales de casarse, tener hijos, etc., es una buena noticia. Que un hombre haya vivido toda su vida de putas, con cariño, respeto y amor, es una buena noticia. Que haya vida después de la vida y amor después del amor, es una buena noticia. En resúmen: una película llena de buenas noticias, de esas que no salen en los periódicos pero de las que se enorgullecería de vivir todo buen periodista, como el personaje de este filme.

¿Cuándo será el día que Hollywood se acuerde de contratar a buenos psicólogos que revisen sus guiones? Los guionistas son personas de letras pero que de psicología no entienden nada y así escriben los bodrios que escriben. No veo que esto se trate de una oda a la maternidad, como la mayoría dice, sino más bien a la frustración de una vida vacía que trata de ser llenada con hijos. Muchas mujeres que no saben qué hacer con sus vidas se esconden detrás de la maternidad y luego se victimizan, como en este caso, argumentando que sus maridos no las ayudan. Detrás de un supuesto retrato costumbrista se esconde una crítica feminista respecto a lo poco que son valorados los trabajos de una madre. Lo simpático del caso es que la misma Charlize Theron es la productora de este bodrio y está convencida que subir y bajar de peso le garantiza un Oscar, pero creo que estamos frente a una de las peores películas en las que ha actuado.

Un film soporífero plagado de diálogos pseudo intelectualoides y más aburrido que sacar a pasear a una tortuga. Tres horas larguísimas de banalidades que sólo pueden gustarles al guionista y a los sesudos críticos que catalogan a este plomazo con un 8, 9 o 10 puntos. Un padre inútil y adicto a las carreras lleva a la ruina a su familia conformada por personas sin un gramo de sentido común, y todo en un marco tercemundista de naturalización de la pobreza y el abandono. Si éste es el cine turco, mejor que se dediquen a otra cosa.

La típica película argentina de izquierda que alaba al terrorismo y condena a la clase media. Parece que en Argentina si no eres de izquierda eres golpista, propaganda maniquea siempre usada por los seguidores de Fidel Castro, Chávez y Maduro. Ahora que los izquierdistas de los 70 han llegado al poder, cuentan su historia como una épica griega. Insoportables y con acciones devastadoras. Argentina va llegando a ser uno de los países más pobres de América gracias a estos personajes y lamentablemente sus actores militantes ofrecen productos como éste para ganarse la empatía internacional. Alguien preguntó si se trataba de una obra de arte o de una porquería, y mi opinión es que se trata más bien de lo segundo.

Creo no haber visto nunca una buena película con Liev Schreiber y Marisa Tomei, y ésta no es la excepción. Un guión muy mediocre con un final más mediocre todavía. Parece que en la última parte de la película se olvidaron de qué iba la cosa y así, por ejemplo, una pareja que iba a tener mellizos aparece con un hijo solo y sin ninguna explicación y uno se pregunta ¿y el otro mellizo? O cuando el padre traiciona a la hija denunciando a su amado novio y después padre e hija se abrazan como si nada. ¿Qué pasó? se pregunta el espectador, ¿me perdí algo?, no, no se perdió nada, es así nomás la cosa. Los culebrones de la tarde por televisión son más interesantes que esta película.