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España España · Barcelona
Críticas de Maximillian
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Críticas 125
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de enero de 2007
242 de 280 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede entenderse el consenso entre la crítica oficial española, en no vituperar el film más caro producido en este país en toda su historia, refugiándose en destacar la indiscutiblemente magnífica ambientación y recreación histórica conseguida, para plasmar las aventuras de nuestro bravo Capitán.

Porque efectivamente lo más destacable de "Alatriste" es su excepcional ambientación, su atmósfera, conseguida a través de la correcta dirección artística y la excepcional fotografía que, inspiradas en las pinturas de Velázquez y Ribera, consiguen plasmar con notable verosimilitud las tortuosas y lóbregas callejas del Madrid de los Austrias, la sordidez de sus tabernas, la frialdad de sus palacios, la fetidez de las trincheras de Breda o la mágica luz de la llanura de Rocroi, momentos antes de la última carga de la caballería francesa.

Entre los desaciertos de la película se encuentra la elección del casting. La apostura de Viggo Mortensen presta una encarnadura ideal para nuestro taciturno Capitán, si bien su académica y artificial dicción ensombrecen la credibilidad del personaje cada vez que habla.

La elección de Blanca Portillo para interpretar al pérfido Fray Emilio Bocanegra parece más motivada para resultar polémica a la opinión pública, que por motivos artísticos, ya que a pesar de su gran talla como actriz, Blanca no consigue reflejar la malignidad del siniestro inquisidor.

La niña Nadia de Santiago, no sabe dotar a la fascinante Angélica de Alquézar del misterio y capacidad de seducción que debe tener el personaje.

La sobreactuación, el histrionismo es el principal defecto de la interpretación de Javier Cámara al crear un Conde-Duque de Olivares, que resulta en el film, carente de la complejidad psicológica y de la sensación de omnipotencia que debía desprender el personaje.

El resto del reparto cumple sin alardes su cometido, destacando favorablemente la corta pero intensa interpretación que Juan Echanove hace del genial Francisco de Quevedo.

Aunque el principal error del film no está en el desajustado casting, sino en el acelerado y condensado montaje final con el que Agustín Díaz Yanes pretende contarnos la epopeya del Capitán Alatriste, convirtiendo el film en una sucesión de escenas bellísimas y evocadoras, de notable carga épica o intimista, pero inconexas entre si, que generan la sensación de estar visionando un larguísimo trailer de 140 minutos de las cinco primeras novelas. Para paliar este efecto de condensación e inconexión entre escenas, los productores debían haberse planteado que la mejor fórmula de afrontar la saga hubiera sido la de franquicia cinematográfica al estilo de "El Señor de los Anillos" o la de miniserie televisiva.

De cualquier forma queda para el recuerdo la sombría, valerosa y lúcida mirada de nuestro Capitán al afrontar con su reducida tropa, la última carga de la caballería francesa en la llanura de Rocroi, momentos antes de enfrentarse a su destino y convertirse en leyenda.
Maximillian
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10
1 de enero de 2007
250 de 298 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Gladiator le cabe el honor de haber hecho resurgir un género del que se había firmado su acta de defunción a mediados de los años 60, tras el uso y abuso indiscriminado de sus códigos, por parte de casi todas las cinematografías del mundo, en especial, la italiana.

Ridley Scott renace de su fracasado "1492, La Conquista del Paraíso", para encontrar con Gladiator el punto de equibrio justo, entre una espectacular recreación histórica de la Roma Imperial, un film de aventuras épicas trufado de gestas heroicas y de batallas descritas con verosimilitud y crudeza y una historia intimista de ambición, intriga política, predestinación y venganza, donde brillan con luz propia la apostura de Russell Crowe, el histrionismo de Joaquin Phoenix y la exquisita contención de Connie Nielsen, arropados por las impagables presencias de Oliver Reed, Richard Harris y Derek Jacobi, al son de una memorable partitura de Hans Zimmer.

Tras décadas de ominosa ausencia, Gladiator se permite mirar de frente y sin vergüenza a las obras cumbres del género: el Espartaco de Kubrick, la Cleopatra de Mankiewicz y el Ben-Hur de Wyler, y anuncia a su vez, el giro de la industria hacia ese género, abandonado durante décadas.

El éxito de Gladiator propició la realización de superproducciones tan destacables como: Troya de Wolfgang Petersen o Alejandro Magno de Oliver Stone, sin olvidar la pléyade de mini series televisivas ambientadas en el mundo antiguo entre las que destaca la producción angloamericana, Roma.

Por todo ello... ¡Gracias Mr. Scott!
Maximillian
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10
3 de marzo de 2007
203 de 221 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perfecta adaptación de la novela de Harper Lee, sobre la vida en el Profundo Sur de los EE.UU. durante la Depresión de 1929, vista a través de los ojos de unos niños, hijos de un padre viudo, interpretado admirablemente por Gregory Peck en la mejor interpretación de su carrera, que le supondría ser galardonado con el Oscar al mejor actor de 1962, por su creación del íntegro abogado Atticus Finch, que acomete la defensa en el juicio de un hombre negro, falsamente acusado de violar a una mujer blanca.

Todo el film supone una conmovedora y sublime aproximación al mundo de la infancia, a través de cuyos ojos, percibimos su descubrimiento del mundo y su forja como seres humanos comprometidos y responsables.

A través de las ávidas y curiosas miradas de los hijos de Atticus, se nos muestra la intolerancia social sureña con toda la carga de desprecio, odio y prejuicios hacia la comunidad negra.

La integridad y la admiración por la figura paterna, en la calurosa noche en que reciben la magistral lección de principios, por parte de su padre en el porche del hogar.

El descubrimiento del auténtico valor, que no supone ignorar el miedo, sino aprender a controlarlo y a dominarlo, tanto el miedo subjetivo (la casa vecina que se supone maldita), como el miedo objetivo (el sobrecogedor enfrentamiento a la multitud que pretende linchar al acusado).

El respeto, mantenido por encima de la consecución de las justas pretensiones, expresado por la comunidad negra al ponerse respetuosamente en pie en la sofocante galería del juzgado, para rendir homenaje al hombre que tuvo el valor de defender sus ignorados derechos.

En definitiva un excelente modelo de adaptación literaria que sabe, a través de una sobria dirección y una excelente actuación, efectuar con rigor y sin paternalismos hipócritas, una cruda reflexión sobre una realidad social claustrofóbica y excluyente, vista con la sencillez y la ternura de los ojos de un niño.
Maximillian
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10
3 de mayo de 2007
230 de 287 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excepcional recreación del desembarco en Normandía el 6 de Junio de 1944, con la que Spielberg completa su triología sobre la guerra, que ya iniciase con "El Imperio del Sol" en 1987 y continuase con "La Lista de Schindler" en 1993, para volver a narrar una historia, ambientada en el seno de la peor tragedia de la historia, la Segunda Guerra Mundial, donde en el epicentro del horror de los campos de concentración o del frente de Normandía, afloran nobles sentimientos humanitarios, entre los que destacarán el espíritu de sacrificio, la solidaridad y el heroísmo.

La historia que se narra en el film está basada en el caso real del soldado Fritz Niland, que habiendo perdido a tres hermanos en diversos frentes, cuya muerte fue comunicada a la madre en el mismo día, fue localizado y repatriado por orden expresa del Departamento de Defensa de EE.UU.

La veraz reconstrucción de la carnicería en la que se convirtió la playa de Omaha en el momento del desembarco, narrada durante la primera media hora del metraje, mediante la técnica de filmación de cámaras al hombro y velocidad de obturación muy elevada, dotan a las escenas de un subjetivismo tan real, que introduce con brutalidad al espectador en el violento y absurdo caos de un campo de batalla.

El hiperrealismo y la crudeza con que está documentado el combate militar, mediante las técnicas señaladas, convierten al film en un referente dentro del género bélico, que condicionaría a la mayoría de films bélicos rodados con posterioridad.
Maximillian
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10
20 de marzo de 2007
195 de 218 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intenso drama judicial acerca de la deliberación de un jurado de "doce hombres justos", en el caso de un joven de baja extracción social, acusado de parricidio, y de la duda razonable que un honesto miembro del jurado se plantea ante el cúmulo de pruebas y hechos incriminatorios aportados por el fiscal.

Henry Fonda, en una de las mejores interpretaciones de su carrera, interpreta al sereno e íntegro jurado nº 8, que acometerá, cual heroico y moderno Don Quijote, la difícil misión de razonar con los once miembros restantes del jurado, el deber y la responsabilidad de actuar con honestidad, revisando bajo otra óptica, todas y cada una de las pruebas y testimonios, con objeto de convencerles de que existe una duda razonable, y que éste es suficiente motivo para cambiar sus iniciales y precipitados veredictos.

El film, que supone la opera prima de Sidney Lumet, no se molesta en ocultar los orígenes teatrales de la obra, aprovechando el espacio cerrado de la sala de deliberaciones, para incrementar su sudorosa y claustrofóbica intensidad.

Los doce intérpretes dan lo mejor de sí mismos en esta obra de soberbias caracterizaciones, destacando entre todas la ya comentada de Fonda, la de Lee J. Cobb, como el beligerante, amargado y feroz jurado nº 3, la de Martin Balsam en el papel del pusilánime presidente del jurado, E.G.Marshall, como el frío y analítico jurado nº 4, Ed Begley, como el intolerante jurado nº 10, Joseph Sweeney como el anciano y perspicaz jurado nº 9 y Jack Warden, como el superficial y agresivo jurado nº 7.

Todos están magistrales en sus anónimos papeles, en este enfrentamiento por conseguir un veredicto de unanimidad, en una obra, donde lo que en realidad se juzga es la intolerancia, los prejuicios étnicos, generacionales y los de clase social, oponiendo a estas lacras, la sencillez y majestad de la razón, expresada a través de la serenidad del diálogo y la palabra.

NOTA MARGINAL:

Quisiera recordar en este espacio, a colación del comentario de esta película y a modo de homenaje, la excelente versión española televisiva, que he tenido el placer de disfrutar en vídeo, y que fue dirigida en 1973 por Gustavo Pérez Puig, para el programa Estudio 1, en una época en que aún podía considerarse a la televisión, como una ventana a la cultura.

Esta excelente versión contó con el siguiente reparto de lujo, a un nivel perfectamente comparable a la versión de Lumet:

Jesús Puente (Presidente y Jurado nº1), Pedro Osinaga (Jurado nº2), José Bódalo (Jurado nº3),
Luis Prendes (Jurado nº4), Manuel Alexandre (Jurado nº5), Antonio Casal (Jurado nº6), Sancho Gracia (Jurado nº7), José María Rodero (Jurado nº8), Carlos Lemos (Jurado nº9), Ismael Merlo (Jurado nº10), Fernando Delgado (Jurado nº11) y Rafael Alonso (Jurado nº12).

A todos ellos, presentes o ausentes, pero todos consagrados como primeras figuras de la escena española, rindo desde aquí mi sincero homenaje.
Maximillian
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