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Críticas de EuTheRocker
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Críticas 291
Críticas ordenadas por utilidad
7
4 de septiembre de 2014
43 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy de una generación compleja. Denostada por muchos, acusada de vaguedad e incapacidad para medrar. Somos un computo global que es calificado de manera negativa por nuestros mayores, quienes no son capaces de ver los condicionantes que nos han llevado al punto en el que nos encontramos; y que parecen totalmente imposibilitados de ver las cualidades tan maravillosas que se esconden tras los integrantes de nuestro colectivo. Nosotros hemos crecido en una época de cambio hiperacelerado. Nos han educado con métodos psicológicamente estudiados y preprogramados para convertirnos en dóciles miembros de una manada a la que no queremos pertenecer. Hemos alimentado nuestros sueños con cuentos de hadas e historias de amor y felicidad que nos han impedido ver la complejidad del mundo hasta que nos hemos topado de bruces contra él. Pero no hemos sucumbido al golpe, hemos sabido adaptarnos. Hemos aprovechado los medios de que disponemos. Somos una generación predispuesta para la tecnología y la información global. Hemos indagado en la cultura y la hemos absorbido gracias a la posibilidad de disponer de ella al alcance de nuestra mano. Somos la generación de la crisis. Crisis económica, de valores, social... Pero avanzamos y buscamos un futuro prometedor con aquello que disponemos. Hemos visto decaer un concepto tan elevado como el amor. Lo hemos sepultado bajo toneladas de cinismo, ante el dolor de la falsa fábula dorada que nos habían vendido. Nos creemos sofisticados, porque tenemos recursos para sentirnos así, y por eso lapidamos un sentimiento universal en el fondo de nuestros vanos intentos por descubrir los secretos del sentimiento más puro y complejo que tenemos. Y al final, quien más y quien menos, descubrimos que seguimos persiguiendo ese cuento de hadas del que oímos hablar cuando pequeños. Esa generación es la que habita "Amigos de más".

Y por ello, esta película encierra todas las virtudes y defectos de nuestra generación. Diálogos electrizantes, sinceros y sofisticados. Soliloquios inteligentes que pretenden descubrir la verdad del romance entre las personas. Un libreto cargado de ideas interesantes que coexisten de manera notable con situaciones cómicas que convierten a esta película en una pequeña joya independiente que entra por los ojos y se disfruta con el corazón, aunque sus posos sean leves y fáciles de olvidar. "Amigos de más" es una excelente muestra de la evolución de la comedia romántica clásica desde el modelo de la "screwball comedy" de los años 50 y 60, hasta llegar a los cánones del género en la actualidad. Un género que se aleja de los complejos enredos, para descubrirse bajo sencillas tramas que encierran reflexiones cargadas de complejidad y ansiedad por descubrir la verdad de la complicada psicología emocional de la gente.

Un intento que, en este caso, se realiza de forma acertada, con un reparto natural, simpático y bello desde la honestidad de sus interpretaciones. Con un Daniel Radcliffe empeñado en borrar a golpe de credibilidad el estigma que le ha de perseguir durante muchos años, y una Zoe Kazan exquisita como tantas otras veces desde su fragilidad.

"Amigos de más" es, como nuestra generación, un intento por descubrir que hay de verdad tras el amor, que aunque termina cayendo en los tópicos de los que nosotros mismos intentamos huir, consigue su firme propósito de resultar inteligente, divertida, e incluso por momentos sofisticada y ácida. Una película para los que siguen soñando con la princesa prometida; que consigue hacer fácil lo difícil... que no es otra cosa que agradar.
EuTheRocker
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10
18 de enero de 2013
43 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, y para no llevar a engaños a nadie, me reconozco amante incondicional de Quentin Tarantino. Por tanto, soy de esa amplia mayoría que aplaude cada nuevo estreno del "enfant terrible" de Hollywood como maná caído del cielo.

Una vez avisados de esto, y para resultar lo más objetivo posible, diré que "Django Unchained" es una película que admite varias valoraciones: para aquellos que como yo, nos dejamos empapar por la cinefilia de este genio y su magia, sin duda estamos ante una obra maestra, un 9 o 10 absoluto; aquellos que no sucumban a los encantos del director de "Pulp Fiction", podrán gozar de una película digna de un 7 u 8; los detractores de Tarantino, podrán ponerle a caer de un burro, pero aún así, es de justicia rendir pleitesía a un trabajo que no puede bajar de un 6, por mucho que se le busquen los puntos débiles.

Porque "Django Unchained" (la D es muda), es en primer lugar, la reinvención definitiva de un género cinematográfico, el spaguetti-western, al que Quentin Tarantino llevaba guiñando innumerables ojos durante toda su filmografía. Como el gran amante del séptimo arte que es, desnuda la esencia de un género que hizo grande el gigante Sergio Leone, y lo empapa de su propia materia prima. Narrador icónico donde los haya, cada segundo de metraje se justifica por sí mismo y se añade a la memoria de una cultura pop que desde "Reservoir Dogs", se ha visto enriquecida por su arte y sus innumerables secuencias míticas. Diálogos ágiles y ácidos, cargados de ironía que vuelven la vista atrás a una de las etapas más oscuras de la historia norteamericana, y de la que aún pretenden renegar. La mirada y el toque tarantiniano ahondan en las raices de un racismo sudoroso y sangriento que tras pasar por el filtro de su cámara, se torna en un espectáculo que desarma cualquier intento de justificación xenófoba. Su uso de la violencia muestra dos caras en esta nueva obra: por un lado, la tradicional trivialización de la violencia que tan característica es en el guionista y director, una visión alocada y salvaje de la locura sangrienta; por otro lado, Tarantino esta vez sorprende, destapando un nuevo enfoque a su transgresor morbo, buscando la repugnancia y el rechazo del espectador. Por primera vez en su carrera, se atreve a despojar de sarcasmo y acidez algunos de los arranques violentos del film, buscando la reacción tensa y frustrada de un público que asiste boquiabierto al espectáculo de la irracionalidad.

Espectáculo... eso es lo que al final termina siendo "Djando Unchained". CINE en el sentido más extenso de la palabra. Un ejercicio de disfrute y placer para aquel que se deja embaucar por el poderío visual y lingüístico de un maestro. Un deleite que mantiene pegado a la butaca, deseando que el metraje se extienda eternamente por los campos de algodón que recorren los cazarrecompensas protagonistas. Ahí reside la otra grandeza del film. No solo del trabajo del director vive Django. El reparto es magnífico e impecable, resaltando dos actuaciones maestras. Waltz y DiCaprio, o Schultz y Calvin, son personajes míticos llamados a ser leyendas que perduren en el recuerdo colectivo.

Aderezado todo ello con una banda sonora que aporta su ración de incongruencia (¿Hip-Hop en el lejano oeste? Por qué no), y su toque de genialidad de la mano de Ennio Morricone. Señoras y señores, el señor Tarantino lo ha vuelto a hacer: conseguir que salga del cine con una sonrisa de oreja a oreja por haber empleado 260 minutos de mi vida, en el ejercicio del disfrute y de la magia del cine.
EuTheRocker
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8
8 de abril de 2011
56 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues si no le conoces, es el momento para que empieces a hacerlo. Acércate a ver su película (no puede ser más suya, si la escribe, dirige y protagoniza), y después engánchate a la serie que le ha hecho famoso ("How I met your mother").

Porque tras ver su ópera prima, tengo que decir tres cositas importantes:

En primer lugar, me siento feliz. Porque la vida, se construye a partir de las decisiones que tomamos y de las situaciones inesperadas que tenemos que afrontar. La valentía y la cobardía en nuestros actos delimitan nuestro carácter. Cuando ves que no eres el único que aciertas, o fallas en una decisión cotidiana, te das cuenta de lo cerca que estás del resto del mundo. Me siento feliz por haber visto una película humana.

En segundo lugar, me siento agradecido. Porque cuando las expectativas de una persona se ven colmadas, e incluso superadas por momentos, es lo único que puedes hacer. Y Josh Radnor, ha sabido canalizar la esperanza que tenía depositada en él, regalando un mosaico generacional enmarcado en una ciudad a la que claramente ama. Sus personajes destilan naturalidad y realismo. Su película entra en tu vida como un pqueño regalo.

En tercer y último lugar, sólo puedo pedir más, por favor. Más de esos personajes que se definen por sus palabras, y nos por sus grandilocuentes actos. Más de esa banda sonora elegida con mimo, en la que cada canción imprime ritmo a cada imagen. Más de esos planos cuidados que miman la narración. Más de esos diálogos que ocultan en su interior más de lo que dicen. Más de esos actores que dejaron de parecer actores en el momento en que se transformaron en amigos que me contaban sus problemas.

Señoras y señores, den la bienvenida al cine a Josh Radnor. Su película no es una obra maestra, pues se notan las prisas del novato, pero ya tiene trazos de genio, y si no, tiempo al tiempo.
EuTheRocker
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7
10 de septiembre de 2011
36 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
La llegada de el mes de Septiembre, suele suponer el final de la época estival de estrenos de blockbusters, para dar paso a un cine más serio, y que exige más al espectador, al mismo tiempo que le aporta historias más profundas y de mayor desarrollo. Ese es el caso de la película que nos ocupa, "La deuda".

Dirigida por John Madden, que recordemos que saltó a la fama por "Shakespeare in love", y con guión de Matthew Vaughn, director de "Kick-Ass" y "X-Men: First Class"; Jane Goldman, colaboradora habitual del bueno de Matthew; y Peter Straughan, que ya se encargó del guión de la alocada "Los hombres que miraban fijamente a las cabras". La historia, nos cuenta el conflicto emocional que sufren tres personas que en el año 1997 se ven unidos de nuevo por los sucesos que sufrieron juntos en el pasado. De esa manera, la cinta se estructura en dos partes: los flashbacks que acontecen en Berlín Este en 1966; y los acontecimientos que tienen lugar en el año 1997. A partir de aquí, se desarrolla una cinta que homenajea claramente a las películas de espías de los años 70, con un argumento que no sorprende por original, pero que si mantiene en tensión al espectador de manera constante con algunos momentos de gran cine de suspense.

Además, el film cuenta con un reparto excepcional, en el que ninguno de los actores desmerece lo más mínimo, con una Helen Mirren que vuelve a mostrarse soberbia, un Sam Worthington cada vez más en forma, y la novedad de Jessica Chastain que cumple a la perfección con su papel (siendo el más complicado, pues compite directamente con Helen Mirren). Mención especial merecen los cara a cara entre el nazi Jesper Christensen y los miembros del reparto, un ejercicio de tensión emocional espectacular.

Sin embargo, la cinta adolece de un gran problema estructural que le resta puntos. Mientras que el corazón acelera pulsaciones durante los flashbacks, el director no sabe mantenter el pulso en las acciones que acontecen en el supuesto presente, pudiendo llegar a perder interés por momentos la película en sus compases finales. Y es que, aunque John Madden pone todo de su parte para dirigir la película con maestría, el gran guión que tiene entre manos le queda grande.

Pero aún con eso, estamos ante un gran aperitivo para lo que los cinéfilos esperamos en los siguientes meses (o en la próxima semana, ¿verdad Terrence?), que es buen cine después de los excesos veraniegos.
EuTheRocker
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9
11 de enero de 2014
37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Duele y golpea bajo. Desde sus representaciones teatrales, a su momento de gloria en la gran pantalla, el libreto de Tracy Letts escuece como sal en las heridas del alma. La historia que esta autora desarrolla en "Agosto", es la de los avatares del destino más cruel conjugadas en la familiaridad del reconocimiento que establece un vínculo angustioso entre el espectador y el relato. Por cada diálogo, hay una palabra que alguno ha escuchado o pronunciado alguna vez; una idea ya expresada en nuestra vida; una sensación desoladora de dèjá vu que nos transforma en testigos de nuestro propio infierno. Todo llevado al extremo satírico y aberrante que exigen las tablas del escenario teatral, y que a través del proyector, puede saturar a algún que otro espectador convirtiendo el drama en histriónico homenaje al fracaso, pero que a un servidor, personalmente, ha dejado encogido en la butaca, debatiéndose entre el odio a la condición humana o a sí mismo.

John Wells, director de la estimable, y en mi opinión poco valorada, "The Company Men", respeta el legado teatral de la obra, y lo transporta a la gran pantalla con oficio y gran dominio de los mecanismos dramáticos del séptimo arte, dejando a sus actores hablar por él, sin tratar de imponer su estilo al relato, que presenta de manera tan desnuda. Su mérito reside en situar la historia en el contexto adecuado, y una vez desarrollado el catalizador de la trama, dejarla avanzar a través de la palabra y la labor del actor. Porque "Agosto" esconde un trabajo actoral notable, y que probablemente quede sepultado bajo las loas a las dos grandes figuras del reparto, unas grandes Streep y Roberts, que gracias a pequeños destellos de sobreactuación, convierten a sus personajes en blanco de las iras del espectador; mientras el resto del reparto da la réplica de manera grandiosa. Porque por encima de esas dos grandes divas del séptimo arte, esta un elenco de secundarios espectacular comandados por unos soberbios Chris Cooper y Margo Martindale.

Con todos ellos desplegados sobre el papel, Letts destroza la gran familia americana, presa de sus trampas morales y de su estilo de vida cimentado sobre débiles pilares éticos, destruyendo el concepto fraternal del amor, y devolviéndoselo al espectador en forma de ácido sarcasmo que cuesta digerir. Sin duda, "Agosto" dolerá a más de uno, incapaz de entonar el mea culpa ante un retrato espinado sobre las complicadas relaciones familiares y su constante asomo al vacío del fracaso.
EuTheRocker
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