La película nos presenta un compendio de situaciones absurdas y muy poco creíbles (como el triángulo formado por Diego, Yolanda y Martina) todo ello empacado con una serie de gags y chistes muy facilones.

El director pretende hacernos cómplices a través de una fórmula muy allegada a nuestras costumbres (las fiestas del pueblo, la orquestra, los primos...) e intentando evocar recuerdos nostálgicos de la adolescencia de cualquier espectador medio, pero en mi opinión, la poca credibilidad de los acontecimientos que nos presenta el guión hace que este objetivo fracase.
En general toda la trama es muy previsible (pudiendo exceptuar el final).

En algunas situaciones me he llegado a preguntar como estos actores han podido aceptar estos papeles y si realmente ellos han pasado la vergüenza ajena que he sentido yo en varios momentos durante el visionado del film. En muchos momentos veo sus actuaciones muy forzadas y poco convincentes, sobretodo en Quim Gutiérrez en el papel de Diego.

Me sorprende el número de críticas positivas (y mucho más aquellas que la califican de excelente) que ha recibido la película ya que a mí me ha parecido una comedia muy floja que entretiene a duras penas.

La película trata sobre la amistad que surge entre dos presos de una cárcel francesa instaurada en La Guayana, amistad que en un principio surge por mero interés mutuo pero que poco después empezará a fortalecerse mediante estrechos lazos afectivos.

Soberbias actuaciones por parte de Steve McQueen y Dustin Hoffman (dos de los actores del momento a principios de los 70) que nos permiten rememorar la crudeza de aquel sistema penitenciario colonial, interpretaciones que alcanzan su máximo esplendor en el último tercio del film donde podemos observar dos seres humanos demacrados y totalmente enajenados pero que aún se tienen el uno al otro. Para mí esta última parte de la película que sucede en la 'isla del diablo' es uno de los mejores trabajos que les he visto a estos dos actores en cuestión.

La trama adolece de algunos pequeños baches de ritmo alrededor de la primera media hora y justo antes de encarar el tramo final, hasta cierto punto comprensibles en una cinta de 2 horas y media. Este sería el único punto destacado a mejorar junto con un pequeño salto en la trama que no queda bien definido (llegada de Papillon al poblado indígena).

En definitiva, un emotivo y notable título basado en la biografía de Henri Charrière (hecho que confiere de más épica a la historia) altamente recomendable por la calidad de las interpretaciones de sus protagonistas.

Mike Lowrey (Will Smith) y Marcus Burnett (Martin Lawrence) forman una peculiar pareja de policías que pertenece a la división de narcóticos de la Metro de Miami. Tras el robo de una alijo previamente decomisado por ellos mismos, se verán inmersos en un cúmulo de situaciones al límite tanto en su vida personal como profesional que pondrán a prueba la solidez de su amistad.

Estamos ante el debut en la gran pantalla de Michael Bay, un joven realizador proveniente del mundo de la publicidad, formando tándem junto con una de las parejas de productores más reputada de Hollywood dentro del género de la acción: Don Simpson / Jerry Bruckheimer ('Top Gun', 'Beverly Hills Cop', 'Marea Roja', 'Días de trueno'...). Este mismo tándem firmaría 1 año después la que a la postre para un servidor es la mejor obra de Bay: 'La Roca'. Con Bay a la dirección y Simpson / Bruckheimer en la producción ejecutiva un suculento presupuesto en explosiones y coches desguazados está asegurado.

La película pertenece al subgénero de 'Buddy Movie', aquellas que suelen explotar los contrastes del carácter entre la pareja protagonista proporcionando una buena dosis de situaciones cómicas ('Arma Letal' o 'Límite 48 horas', por citar dos referentes dentro del género).

Sin embargo, 'Bad Boys' tras su visionado no parece destacar demasiado ni por sus situaciones cómicas, las que suelen ser un tanto repetitivas y sobretodo muy poco elaboradas (todo un crimen ya que supone desperdiciar a dos talentos cómicos de la talla de Smith y Lawrence), ni por sus escenas de acción, pese al buen número de explosiones, fuego a raudales y a su frenética realización "videoclipera" (lejos de la calidad de referentes como Tony Scott).

Cabe destacar algunos planos llamativos y el aprovechamiento de la fotografía característica que nos ofrece Miami con sus tonos ocres al atardecer (no todo son contras en los dejes publicitarios del director) y una buena y pegadiza banda sonora que va más allá de su tema principal. Otra de las cosas que pasarán a la historia en nuestro recuerdo es la escena de Will Smith corriendo con la camisa abierta y el elegante Porsche 911 turbo de color negro.

En resumen, un aceptable debut en pantalla de Michael Bay que adivina ya sus futuras maneras pero que cojea, sobretodo, por un insulso y pobre guión y un excesivo metraje (cercano a las 2 horas) para lo que la historia pretende contar.

Carl Casper es un reputado chef de alta cocina. A raíz de una mala valoración por parte de un influyente crítico culinario junto a un desafortunado episodio en las redes sociales, Carl verá como su carrera se va al traste. Los repentinos problemas profesionales se unen a los ya personales: Separado de su mujer y la falta de tiempo para atender a las necesidades de su hijo. A partir de ahí, nuestro protagonista buscará reinventarse volviendo a los humildes orígenes que un día le llevaron al éxito a todos los niveles de la vida.

Se trata de una película para todos los públicos, con una trama sencilla, fácil de seguir y para que engañarnos, muy previsible. Sin embargo, Favreau (que dirige, escribe y protagoniza el film) es sincero con el espectador desde el primer momento ya que nos cuenta la historia de manera llana, sin pretensiones de ningún tipo, moralejas, ni lecciones morales. Se trata de un relato familiar para entretener y pasar el rato y lo consigue.

El resto del reparto cuenta con varias caras conocidas (Scarlett Johansson, Dustin Hoffman, Robert Downey Jr. y Sofia Vergara, entre otros) de las que no hay mucho que destacar sobre su contribución, la cual se limita a meros papeles secundarios sin mucho juego dentro de la trama.

Destacable film el realizado por John Carpenter en que se encargó de la dirección, el guión, el montaje (bajo el seudónimo de John T. Chance, primer guiño a Río Bravo) y sobre todo a destacar la composición de su banda sonora. Si a todo esto le sumamos que lo hizo con unos escasos 100.000 $ podemos concluir que el resultado es más que óptimo.

Merece la pena prestar atención a los guiños a sus referencias directas por parte de Carpenter. La película mezcla en una trama resultona los rasgos típicos de un western Hawksiano como 'Río Bravo' y el suspense/terror de 'La noche de los muertes vivientes' de G.A. Romero, esto último a través de un retrato casi inhumano (carente de emociones y diálogos) en los actores que encarnan a la banda de asaltantes.

Punto aparte merece la mención de la banda sonora y el encaje de los temas en el desarrollo de la acción. Si hay un elemento a destacar por encima de los demás, personalmente pienso que es éste, y con el mérito añadido de que está compuesta por el mismo Carpenter, logrando conjugar perfectamente las situaciones de tensión, calma y sosiego con las citadas composiciones.

En general un cóctel que mezcla distintos factores (incluso dejando espacio para tímidas insinuaciones de tensión sexual/amorosa no resuelta) con un notable resultado teniendo en cuenta las limitaciones que de buen inicio tenía el proyecto.