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Críticas de Anibal Ricci
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Críticas 354
Críticas ordenadas por utilidad
10
14 de noviembre de 2016
86 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los espacios entre palabras son infinitos, es lo que intenta explicarles la doctora Louise Banks (Amy Adams nos emociona) a unos militares apostados en Montana, en las inmediaciones de una de las doce naves que se han posado sobre la tierra. El lenguaje permite interpretar la realidad, expande nuestro mundo, pero también puede limitarlo. Banks es una experta lingüista que entiende las modulaciones idiomáticas e intenta entender el lenguaje alienígena para descubrir cuál es el propósito de los extraterrestres en su venida a la tierra. Apenas surge el concepto de «arma» los militares se asustan e intentarán atacar a las naves de otros puntos del planeta. Las escenas son limpias, higiénicas a la manera de Kubrick, con planos muy bellos intercalados por lo que parecen recuerdos, estableciendo un puente entre el lenguaje y las emociones, la manera de interpretarlas, pero el director es ambicioso, introduce el concepto del tiempo como una dimensión no bien explorada por nuestra mente, una cuarta dimensión si se quiere, tal como visionó Christopher Nolan en Interstellar (2014), donde «Ellos» construían una representación tridimensional de otras dimensiones no apreciadas por nosotros los humanos y en donde el piloto Cooper podía establecer un puente temporal con su hija, esto es, el tiempo presente y el futuro podían ser experimentados al mismo tiempo. La película de Denis Villeneuve agrega un nuevo enfoque para percibir el tiempo: la clave es el lenguaje. La palabra que confunden en un principio con «arma» significa en realidad «regalo», un lenguaje más avanzado proveniente de una civilización más evolucionada cuyo conocimiento permite una mejor comprensión del tiempo: pasado, presente y futuro pueden ser apreciados simultáneamente. Banks aprende a comunicarse con los seres del espacio, lo que conlleva comprender esta nueva concepción temporal y, por ende, los recuerdos intercalados por el director son la percepción de algo que sucederá en el futuro, el tiempo es uno, no importa la correlación lineal, la conversación que la doctora aún no ha sostenido con el líder chino ya ha transcurrido al adoptar este «regalo» de los extraterrestres. Obviamente la toma de decisiones de la doctora Banks se transforma en un ejercicio mucho más complejo, el nuevo lenguaje no sólo expande la comprensión de realidad sino también de las emociones que surgen a partir de esta nueva percepción. Guion, sonido y un montaje de artesano nos implican en una experiencia alucinante que expande nuestra consciencia como seres humanos.
Anibal Ricci
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9
11 de abril de 2017
57 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que en Gloria (2013) el director vuelve a incorporar la letra de canciones al discurso narrativo, de tal manera que Alan Parsons Project susurra «…quién sabe si nos volveremos a ver… pero el tiempo sigue fluyendo como un río...», palabras que interpretan a Orlando y presagian el punto de partida del conflicto: la muerte del propio Orlando. Las locaciones de inicio son un sauna, un restaurant, una discoteque, lugares a media luz que reflejan la intimidad que existe en la relación de Orlando y Marina. Él pertenece a una familia de buen pasar económico y quiere compartir el mundo con su pareja invitándola a un viaje idílico. La muerte trunca los planes y de pronto todo el amor de Orlando es violentado por sus familiares que nunca aceptaron que el padre de familia volcara sus afectos hacia Marina, una cantante transexual a la que Sebastián Lelio le otorga humanidad, tratándola con cariño, al igual que a personajes secundarios como Gabo (hermano del difunto) y la hermana de Marina. Otra vez el director se enfoca en un solo personaje y vuelve a una narración cronológica donde quizás sobren un par de escenas que alargan el metraje. Marina debe soportar los prejuicios de la sociedad santiaguina: de los médicos, un carabinero y una detective de investigaciones, sobre todo de la familia que juzga como «perversión» todo lo relacionado con Marina. El travelling de ella luchando contra el viento es la metáfora perfecta del abrupto paso desde la comodidad material a la precariedad, no sólo material sino afectiva donde los familiares de Orlando se comportan como salvajes, escenas que pudieron ser más violentas, pero que Lelio las simplifica debido a que ésta es la historia de Marina Vidal, que comprenderá que la vida continúa y debe refugiarse en otro tipo de amor: su pasión por el canto lírico, que no está suficientemente enfatizada y surge de improviso hacia el final. Los diálogos son marcadamente toscos y precarios reflejando la incomunicación entre Marina y aquellos supuestamente «normales», quizás faltó matizar con mejores parlamentos en los momentos más humanos y los más brutales. «Eres una quimera» es una extraña elección, encaja mejor «perversión». El director rompe la monotonía del periplo de la protagonista con la anécdota de la llave del casillero, que desemboca en una logradísima escena al interior del sauna donde la cámara sigue a Marina deambulando entre el espacio para mujeres y el de los hombres, sugiriendo misterio de lo que va a encontrar, pero a la vez instalando la reflexión del universo interno que transita el personaje. Las secuencias de los espejos resultan redundantes o contradictorias. El espejo en la calle para que ella descubra su identidad es un recurso tan utilizado como innecesario y el plano del espejo ocultando el sexo de Marina, aparte de ser una cursilería, entorpece el discurso limpio de un personaje que se define no por su sexualidad sino por su humanidad. «…Tú me haces sentir como una mujer (natural)…» frasea Carole King y la imagen nos transporta de la mano de la actriz Daniela Vega que interpreta un personaje lleno de coraje y amor propio, siendo el sustento principal de una historia no demasiado compleja. Hay que destacar, no sólo la elección de piezas populares y clásicas, sino un sonido realmente logrado para reforzar la estética de la cinta, una narración de contrastes que transitan desde la sensibilidad al salvajismo, de lo íntimo a los espacios abiertos de la ciudad, del amor a la intolerancia que deviene en violencia. La película insinúa que Marina pertenece a una clase social menos acomodada, contraste que distrae del tema sexual y que posiblemente haya sido una acertada decisión de guion para que el espectador concluya que Marina Vidal o Daniela Vega es una mujer fantástica.
Anibal Ricci
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6
5 de octubre de 2016
48 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Miles Ahead” (2015) es otro biopic no tradicional. Transcurre durante los años setenta y muestra a Miles Davis en pausa, en medio de la estridencia de la época, lo que para este genio de la música podría ser su etapa de silencio. Muestra los excesos con la cocaína, un tiempo en solitario, con frecuentes flashbacks a la tortuosa relación con su esposa. Muestra un ego desmesurado (qué artista no es un egomaníaco), sin embargo Don Cheadle (director) tiene respeto por uno de sus ídolos y, aunque utilice las flaquezas de Miles para retratarlo, en todo momento hay veneración por su contribución al arte, de hecho congregó a los mejores músicos para recrear algunas de sus piezas, dando un acertado recorrido a su obra, desembocando en la música que él llamaba “urbana” (odiaba que lo encasillaran dentro del jazz) dentro de la que cabe destacar “Doo Bop”, su último trabajo. Así, la forma caótica del relato representa cabalmente a un artista fuera de serie, que no respondía a moldes, pero siempre dejando claro que Miles se debía a su música y que trabajaba por sacar lo mejor de ella.

En cambio, Pablo Larraín, uno de nuestros mejores cineastas (Tony Manero, El Club), opta por el discurso novedoso, acaso buscando su primer premio Oscar, dando forma a una biografía acompañada de bellas imágenes del paisaje chileno y espléndida en su aspecto técnico, pero que descuida el fondo, mostrando la vida de Pablo Neruda como una excentricidad. Es muy imaginativo el recurso de crear un policía ficticio que lo persigue (inverosímilmente secundado por otros trescientos efectivos), dando a entender que su impronta no importa, que sólo existe debido a que persigue “al poeta”, incluso habla como si Neruda utilizara sus labios. Hasta aquí bien, pero Larraín (a mi juicio mañosamente) da una imagen de un Neruda decadente que se mueve entre casas de puta, impostando “su voz de poeta”, es decir nos muestra a un personaje falso, poco transparente, que vive como los reyes a pesar de ser comunista. Lo contrasta con los verdaderos comunistas que se pelan el lomo y jamás se adentra en el contenido de su poesía. No basta con haber puesto un par de veces el casete “Alturas de Machu Picchu” de Los Jaivas, o haber oído los primeros versos del poema 15 o del 20, para creerse un conocedor de la obra de Neruda. El punto de vista del director parece a ratos irrespetuoso con Pablo Neruda y lo hace popular y burdo, al alcance del vulgo, como si los versos de su poesía hubiesen sido escritos en casas de puta y olvidando el oficio de un poeta particularmente prolífico. Si me hicieran leer entre líneas, creo que la voz narrativa parte parece gritar: “Era un buen poeta, pero un comunacho de mierda”. Larraín es inteligente para encubrir el mensaje que desea entregar, no sólo enturbia la figura de Neruda, sino que se aprovecha de su fama para perseguir un Oscar, mostrando paisajes de postal y deslumbrando en cuanto festival de cine alrededor del mundo. Hay una mirada del mundo conservador (de derecha, digámoslo abiertamente) incluso en la elección de la época elegida: Gabriel González Videla (radical) asumió la presidencia con el apoyo del partido comunista, pero luego lo proscribió e incluso persiguió a Neruda por pertenecer al partido. Neruda vende, eso quién lo puede dudar, pero me parece un despropósito enlodar al poeta, aunque sea veladamente, aprovechando su renombre, acaso este mismo comentario será leído por mucha gente sólo por tratarse de Neruda.
Anibal Ricci
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8
16 de marzo de 2017
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta de ritmo pausado, casi documental, acerca de una periodista y crítica de música que en el pasado tuvo que lidiar con un cáncer y luego enviudó, pero que ahora debe enfrentar una lucha contra una empresa que desea demoler su antiguo edificio para construir un mega proyecto junto al mar. Doña Clara es la única propietaria que se niega a vender su departamento. En ese espacio crio a sus hijos y atesora recuerdos de toda una vida. No es la clásica heroína que lucha ante la adversidad, más bien la película nos muestra a una mujer que ha gozado y sufrido como cualquier ser humano, pero que no está dispuesta a que pisoteen sus raíces. Doña Clara es una persona educada, que siente pasión por la música y, sobre todo, no está dispuesta a sacrificar su libertad (esa Libertad con mayúsculas) ante las ambiciones de un arquitecto narcisista que ha hecho un posgrado en una escuela de negocios. Es una lucha de David contra Goliat, del individuo contra el sistema neoliberal que todo lo traduce en dinero. La cinta evidencia la pérdida de calidad de vida que trae el progreso con sus edificios de muchos pisos, pero se focaliza en la falta de escrúpulos que pueden esconder las empresas amparadas en equipos jurídicos que intimidan al ciudadano común y corriente. Hay también una crítica velada a la ética que enseñan en las escuelas de negocio, ésas que son capaces de convencer a sus alumnos que están en una guerra contra los competidores y con cualquiera que haga peligrar su rentabilidad, capaces incluso de sacar de contexto a El Arte de Guerra (Sun Szu) para aplicarlo a estrategias de negocio. Sin embargo, el tema profundo que propone el guion del director es la defensa de la identidad, de aquello que nos hace humanos. «La identidad es una referencia, un nexo, un apego, un diálogo, una tensión en constante actualización que se referencia en lo patrimonial, sea éste material o inmaterial (el viejo departamento y los momentos vividos por doña Clara)» [¿Se puede vivir sin el pasado?, Cristian Cottet, revista Dilemas]. Esa identidad que encuentra en lo patrimonial (departamento donde crio a sus hijos) constituye el sustento que le da coherencia a su pasado y le permite plantarse como ser humano. Quizás Aquarius no sea de esas películas a que nos tiene acostumbrado Hollywood, pero es una historia necesaria, de ésas que nos dejan pensando.
Anibal Ricci
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8
4 de enero de 2022
50 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta ópera prima de la directora es muy satisfactoria. De esas películas que se cuecen a fuego lento, pero las escenas siempre van lanzando un anzuelo que hace que el espectador quiera ir por más.

Al principio los planos son armónicos, perfectos encuadres y música optimista que nos muestra a una mujer de 48 años que se apresta a disfrutar de sus vacaciones en una isla griega. Ha alquilado una casa de tonalidades blancas y en su primer día baja a la playa donde una familia bulliciosa interrumpe su paz.

Una escena clave es cuando ante la proposición de la matriarca de esa familia, Leda se niega a correrse del lugar y el espectador intuye cierta carga en su carácter, aunque en realidad se trata de una mujer segura de sí misma y que sabe decir que no.

Olivia Colman está fabulosa en este rol y conforme avanza el metraje conoceremos sus aristas más oscuras. Ya avanzada la cinta, comienzan a intercalarse flashbacks donde Leda, de treinta años, es encarnada por otra actriz que desnuda a la perfección los conflictos de una joven madre.

El juego de espejos es espléndido. La triada de hijas oscuras (adulta, joven, la nueva generación) van complementando la narración y completando la personalidad de la protagonista.

Estamos frente a un estudio de personalidad, pasan los minutos y esta mujer se nos vuelve más compleja. Profesora de literatura, con dos hijas de un matrimonio conformado a temprana edad.

Una cinta más que feminista, humanista. Muestra las aspiraciones de un ser humano que obviamente van más allá de su rol de madre. Desea dedicarle más tiempo a su carrera profesional, experimentar en lo sexual, en fin, una mujer con necesidades donde los hijos quizás le estén quitando su energía vital.

CRÍTICA CONTINÚA EN ZONA DE SPOILER...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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