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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
10
14 de septiembre de 2012
38 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Los viejos siempre serán jóvenes para aprender una buena lección”, dice Corifeo en la tragedia “Agamenón” del dramaturgo griego Esquilo (525-456 a. de C.). Y bien podría ser que, de esta frase, parta la obra del también dramaturgo y guionista inglés, Terence Rattigan, a quien algunos quizás recuerden por sus posteriores créditos en títulos importantes como “Mesas separadas”, “El príncipe y la corista” o “Adiós, Mr. Chips” (1969), entre otros.

Mientras transcurre la película “LA VERSIÓN BROWNING” (título alusivo a la traducción que, de la tragedia de Esquilo, hizo el poeta y también dramaturgo Robert Browning, la cual tendrá un importante significado en la historia), me preguntaba si además de la versión en latín, útil para las clases del profesor Andrew Crocker-Harris, habría otra relación dada la relevancia que el “Agamenón” adquiere en este esplendoroso y conmovedor drama en el que, Rattigan, de nuevo nos seduce y embarga con esos pulcros, elegantes y bien construidos diálogos.

Y tras haber releído esta pequeña tragedia que habla de las atrocidades cometidas por el miedo y de los crímenes que se asumen luego por lo que se cree es justicia, compruebo que, además de que contiene -con una ligera variante- la frase consignada por el alumno Taplow en su libro de regalo: “Dios, desde la distancia, mira con complacencia al buen maestro” (que en la obra es “La divinidad mira con complacencia al que gobierna con dulzura”), también puede deducirse una suerte de comparativo entre la manera violenta de dirimir los asuntos afectivos en épocas remotas, y la manera conciliatoria y civilizada como pueden llegar a resolverse en la cultura del siglo XX.

En este particular, el filme dirigido con maestría por Anthony Asquith, redondea en el personaje del profesor, a punto de retirarse por estar aquejado de una delicada enfermedad, una figura que conmueve e impacta con su humildad ante la crítica, su temperancia ante el engaño, y con esa solvencia intelectual que lo hace firme y riguroso, pero no excluyente de valiosos sentimientos ni de aprecio por sus alumnos.

Imposible perderse la perfecta interiorización que con su rival, el también profesor Frank Hunter, sostiene el profesor Crocker-Harris -llamado por el rector como “El Himmler del quinto inferior” (¿por qué se afectaría tanto con estas palabras?). Y en general, el filme desborda un entendimiento humano de primera línea que, seguramente, nos aleccionará por viejos que ahora estemos.

Memorable la interpretación de Michael Redgrave (merecido ganador en el festival de Cannes), quien consigue extraer el alma de su personaje para fusionarla con la suya. Necesario tomar en cuenta aquella frase que él mismo olvidó mantener en práctica: “Se enseña más con buen humor que con excesiva formalidad”. Nuestro reconocimiento también a Jean Kent, Nigel Patrick y Wilfrid Hyde-White, con cuya presencia se redondea un filme brillantemente actuado, y desde cualquier punto de vista, realizado con la mano de un maestro.
Luis Guillermo Cardona
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9
7 de julio de 2009
48 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
En, Nag Hammadi, Egipto, unos campesinos descubrieron, a mediados del siglo XX, unos códices de papiro que los paleontólogos identificaron, luego, como escritos en el siglo IV después de Cristo. Uno de los códices, de veinte páginas en total, y escrito en lengua copta (egipcio antiguo) contenía, al final del texto, las siguientes palabras: Evangelio de Santo Tomás, y en él se encuentra, lo que parece ser, un recuento de los mensajes de Jesús. Este texto se conserva, ahora, en el museo del antiguo Cairo en Egipto.

¿Por qué no se encuentra en La Biblia, el Evangelio de Santo Tomás? La explicación que da la iglesia católica es: “porque no surgió de un movimiento cristiano sino gnóstico” (¿?). Otros, como Rupert Wainwright, director de la película <<STIGMATA>>, creen que a la iglesia católica no le convenían algunas palabras que Tomás citaba, como aquellas que dicen: “El reino de Dios está dentro de ti y a tu alrededor. No en edificios de piedra y de madera. Corta un trozo de madera y allí estoy, levanta una piedra y ahí me encontrarás”, y que, por esta razón, lo eliminaron de La Biblia.

La historia de esta interesante y polémica película, escrita por Tom Lazarus y Rick Ramage, se centra inicialmente en los estigmas: marcas o señales que aparecen repentinamente en el cuerpo de algunas personas -devotas o no-, y que se asemejan a las heridas sufridas por Jesús durante su crucifixión.

Esta vez, es una joven peluquera, escéptica y non sancta, la que recibe las señales por un hecho aparentemente casual... y comienza así, una ardua investigación que llevará a un sacerdote de mentalidad abierta, a descubrir algunas cosas de verdadero significado y que, por feroces intereses, el sector más reaccionario de la iglesia se ha empeñado en mantener a oscuras.

Wainwright, recrea imágenes que impactan y algunas secuencias poseen una loable brillantez narrativa. La eficiente edición, los efectos sonoros y la electrizante música que acompasa cada secuencia, contribuyen a que se logre un ritmo constante y en crescendo. La historia se sigue, así, con profundo interés, pues, uno siente que, además, se va soltando el largo hilo de una maraña que, durante siglos, se nos había ocultado herméticamente.

Al final, <<STIGMATA>> es una película que sacude nuestros pensamientos durante un buen rato... y luego se recuerda porque, es de esa suerte de experiencias que nos trae a la memoria que, lo que suele contársenos como historia, casi siempre sucedió de otra manera.

Patricia Arquette y Gabriel Byrne, lucen muy efectivos en unos roles llenos de fuerza dramática y de destape moral que, quizás revuelque a más de uno, porque deja sentada una franca denuncia contra una institución que, en muy buen grado, se ha sostenido alimentando la mentira y acallando la verdad.

Sin lugar a dudas, Rupert Wainright ha salido al paso con una película valiente.

Título para Latinoamérica: <<ESTIGMA>>
Luis Guillermo Cardona
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10
7 de noviembre de 2009
48 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
La contemplación de la belleza, el disfrute de la alegría y el goce afectivo en el encuentro humano, son poderosas razones para la lucha diaria de un hombre cualquiera. Aunque, con frecuencia, por falta de visión y abundancia de torpeza lo que se termina encontrando es pura sombra, lo que siempre se anhela es aquello que da sentido a la vida y que, en definitiva, permite la realización del ser humano. Todo obstáculo espera una superación, todo error merece una corrección, toda carencia ansía ser llenada... y la belleza, la luz, la abundancia y la alegría, surgen como la grata compensación que se nos ofrece ante todo progreso.

La belleza está en las cosas, pero, sobre todo, está en la esencia de quien contempla una forma cualquiera, pues es él o ella, quien determina lo que, para su fuero interior, resulta bello o no... y casi invariablemente, el encuentro con un ser o una cosa bella produce exultación, atracción, fascinación… y deliciosamente, la vida renueva su más poderoso sentido toda vez que se produce una percepción de este tipo.

El profesor, Gustav Aschembach, ha ido a Venecia en busca de otros aires que calmen, o quizás alivien, su maltrecha existencia que, acabando de recibir el fracaso de su última composición musical, ahora se encuentra enferma y con el corazón obstruido. Gratos y desgastados recuerdos se agolpan en su mente, mientras ocupa la mejor habitación del Hotel Lido... y la imagen de su esposa y de sus hijas a quienes ama profundamente; la figura de Alfred, su amigo también músico, que debate con él sobre la música y la belleza, tirando por la borda muchos de sus conceptos; la atractiva y sorprendente presencia de la joven prostituta capaz de interpretar a Beethoven en el piano… y otras especiales remembranzas que se entremezclan con esa realidad pesarosa, pero irresistible, que está tirando por la borda la rigidez de sus principios morales.

Entre los turistas, hay un chico llamado Tadzio, miembro de una noble familia, cuya singular y andrógina belleza deslumbra al dubitativo profesor. Más allá de la inefable admiración por las facciones de aquel rostro surge, en su interior, un sentimiento que se supone homosexual y que ansía desfogarse, pero que se ancla en la pura contemplación dadas las circunstancias que envuelven aquel ambiente. “Eso no es vergüenza sino miedo. –Testimonia en sus recuerdos su amigo Alfred- Temes el contacto sincero y directo con lo que sea”. ¿Será eso cierto? ¿"Lo que sea", se referirá a un niño o a cualquier ser humano? ¿Verá el maestro, ya enfermo, en esa figura a un hombre o a una mujer? ¿O acaso verá solamente la belleza que se impone más allá de lo físico?

Partiendo de la novela, "Der Tod in Venedig" de Thomas Mann, una clara simbiosis de autor-protagonista, ese gran maestro que fuera, Luchino Visconti, concreta un filme íntimo, interiorizante, donde el personaje central -brillantemente interpretado por Dirk Bogarde- transmite una compleja e intrincada emocionalidad, valiéndose principalmente de gestos, ademanes y miradas, con los que -si nos hacemos de un poco de sensibilidad-, es posible conectarse para sentir y padecer el intenso conflicto por el que su ser atraviesa.

La grandiosa música de, Gustav Mahler, hace el resto, creando una atmósfera nostálgica, apesadumbrada, romántica e irremisiblemente bella, y así, todo se junta y se entremezcla, de manera sutil y fascinante, para darnos como resultado otra obra cumbre del arte cinematográfico.
Luis Guillermo Cardona
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6
8 de diciembre de 2009
39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste es un western trágico… y hubiese sido muy eficaz como una tragedia-western. Se convirtió en un filme impersonal porque, sin el beneplácito de su director John Huston, los productores –Lancaster como principal sugerente– decidieron cortar un buen trecho de su metraje y sacrificaron escenas que preservaban el sentido de alegato contra la discriminación, el fanatismo y la segregación racial, dando lugar a una historia ambigua que podría interpretarse como "un llamado al extermino de los indios para que la paz pueda llegar al fin" (¿?)

Tan sólo resulta esperanzador el hecho de que se anuncie boda de integración racial, pero, el tijeretazo que se le da al interesante personaje de Portugal, tira por la borda las intenciones del director de dejar sembrado un firme propósito unificador con respeto por la diferencia.

Contra todo -sumado el crítico accidente que padeció, Audrey Hepburn, el cual le costó la pérdida del hijo que llevaba en su vientre-, el filme mantiene un alto interés porque preserva personajes muy bien orientados en su estructura psicológica, dándole al espectador la argumentación necesaria que explica el comportamiento extraño o “malvado” de cada uno.

En el guion, sólidamente escrito por, Ben Maddow y Alan Le May, los hechos y emociones que carga en su psique cada personaje, resultan accesibles a nuestra capacidad de razonamiento, y así es como entendemos el afán de venganza de ese onírico e intrigante personaje que resulta Abe Kelsey; comprendemos el miedo que induce al acto extremo a Mathilda Zachary; podemos explicarnos el exacerbado odio que Cash siente hacia los indios; validamos el afán de rescate que tiene el jefe Kiowa… y hasta entendemos el intenso y profundo sentimiento que, Ben y Rachel, se cuidan –sin lograrlo- de mantener en reserva.

<<UNFORGIVEN>> (los títulos en español no atinan a su verdadero sentido), alude a aquellos seres que no encuentran el perdón, pero, que bien lo merecen cuando se llega a comprender sus más hondas motivaciones. "Comprenderlo todo es perdonarlo todo", diría el filósofo Nietzsche.

El reparto, nos deja también plenamente satisfechos porque se mueve con la fuerza que reclama un drama de alto calibre y los nombres son de estrellas del más alto profesionalismo. Particularmente me atraen: Joseph Wiseman, interpretando a Kelsey, el fanático religioso; Lilian Gish, la abnegada y valerosa madre; y Charles Bickford, como el patriarca Zeb Rawlins, dispuesto a la verdad contra todas las consecuencias. Todos ellos resultan dignos de los mayores aplausos… y por supuesto, Audrey Hepburn, una vez más, resulta fascinante.

Como obra cinematográfica, <<UNFORGIVEN>>, tenía madera para alcanzar la cima artística... ¡lástima que, la injerencia de los productores, con tanta frecuencia resulte en detrimento de grandes realizaciones.

Título para Latinoamérica: LO QUE NO SE PERDONA
Luis Guillermo Cardona
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10
20 de febrero de 2009
39 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una historia verdadera, contada por Daniel Lang al periódico New Yorker, y ocurrida durante la agresión norteamericana al pueblo vietnamita en la década del '60 (siglo XX), <<CORAZONES DE HIERRO>> es uno de los más sentidos alegatos contra la injusticia y crímenes que se cometen en nombre de la patria… o para sacar a flote las aberraciones que, algunos, llevan muy dentro.

"Aún dentro de la guerra, un asesinato es un asesinato", reza con sabiduría la frase publicitaria del filme y Brian de Palma, el inolvidable realizador de "Obsession", "Dressed to Kill" y "Scarface", entre otras, lleva hasta las últimas consecuencias su denuncia de la brutalidad cometida por el ejército estadounidense contra el pueblo vietnamita. Un acto de “liberación” que, antes que nada, fue un repudiable asalto de la peor barbarie, el cual dejó millones de víctimas en ambos bandos y, para los norteamericanos, quedó en la historia como una de las mayores derrotas que hayan podido sufrir.

Con guion de David Rabe, <<CORAZONES DE HIERRO>>, es un filme franco, conmovedor y desgarrador, y es también el más avisado ejemplo de por qué no debería volver a haber guerra jamás.

Es excelente la recreación de un brutal episodio cometido por un pequeño grupo de soldados, el cual, por fortuna, logró ser sacado a la luz y debidamente juzgado. Este caso, dio perfecta cuenta de que, justicia no era, precisamente, lo que quería llevar a Vietnam el ejército del tío Sam.

Con una impecable edición que preserva solo imágenes de alto significado; una precisa puesta en escena que nos hace sentir que estamos en la Vietnam de mitad de siglo; una electrizante y vigorosa banda sonora del italiano, Ennio Morricone; y una efectiva actuación de un joven, Sean Penn, y de un consolidado Michael J. Fox, esta película mantiene el estilo de gran fuerza narrativa, característico en Brian De Palma.

... Y para nunca borrar de la memoria: la patética imagen de Thuy Thu Le, la joven vietnamita, violada y acuchillada, caminando sin rumbo por la vía del ferrocarril... ¡un dolor que se nos transmite por los invisibles, pero indesligables hilos, que nos conectan con todo el universo!

Con, "Full Metal Jacket" de Stanley Kubrick, “Platoon” y "Born on the Fourth of July" de Oliver Stone, de lo mejor que se ha hecho sobre la guerra del Vietnam.

Título para Latinoamérica: PECADOS DE GUERRA
Luis Guillermo Cardona
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