Partiendo de la base de que toda película en la que aparezca Al Pacino es para mí de obligada visión (excepto Jack y su gemela), me dirigí a verla a mi cine habitual. La sinopsis me la llevaba leída y era de lo más tradicional, aunque albergaba esperanzas de sorpresa con el desarrollo de la trama. No voy a mentir, es un topicazo tras otro hasta el topicazo final. La redención de un hombre de éxito que se da cuenta que ha malgastado su vida, la enfermedad de un ser querido... Es amena de ver y te deja asomar alguna breve sonrisa. Al Pacino vuelve a hacer de Al Pacino, algo demasiado habitual últimamente, con un papel hecho a su medida pero con a penas exigencia.
A destacar la escena inicial donde Pacino interpreta uno de sus temas en un concierto.

Por mucho cine que se vea, a veces uno tiene que admitir su ignorancia en algunos aspectos y ciertos prejuicios. No pensé que hubiera algún film de cine negro que realmente mereciera la pena en el cine español clásico. Al menos ahora sé que hay uno.

El argumento es puro cine negro clásico americano, con claras similitudes con "Atraco perfecto" o "La jungla de asfalto". No es ninguna obra maestra como las anteriores, pero no desmerece en absoluto al género. Los personajes están bien trazados y la cinta se desarrolla en una sucesión de flashbacks de forma muy acertada. El humor castizo no hace acto de presencia y eso siempre es una genial noticia para quien esto escribe, más en este caso. Si no fuera por el baile flamenco que se marca uno de los ladrones sin ninguna exigencia del guión sería perfecto.

El ritmo es pausado pero tenso. Hay pocos medios, pero no se necesitan si hay buenos personajes y una buena historia. Alberto Closas está convincente en su papel y parece que este género le va como un guante, mientras que asistimos a uno de los primeros papeles de Arturo Fernández, que le da la réplica perfecta con ese personaje caradura que tan a gusto le hace sentir. El final no es nada tópico, sino que acrece la calidad del film.

Otro de los numerosos western de serie B del siempre solvente Joel McCrea. Me parece un actor con más carisma que algunos de sus contemporáneos en estas lides, llámese Randolph Scott, Audie Murphy, Rory Calhoun .....Como atractivo añadido, la dirección a cargo de Jacques Tourneur, autor reputado de westerns siendo su mejor obra en este género "Una pistola al amanecer".
Hablando de la cinta en cuestión, un argumento bastante simple y típico de este género, como es una ciudad dominada por unos poderosos que matan y dictan la ley a su antojo y la llegada de un representante de la ley que luchará con ellos. Entretenida en su conjunto y de muy corta duración, algo importante en este tipo de productos, a la altura de otras de McClea.

Una gran sorpresa. Sorprende mucho un thriller tan bien acabado, con un ritmo endiablado a pesar de su propuesta narrativa (los sucesos narrados según el punto de vista de cada personaje), un gran montaje y unos buenos actores en líneas generales. No me refiero con lo de buen actor a Mariano Alameda claro está. Pero sorprende aún mas el país de donde viene: de España señores. Películas españolas me he visto unos cuantas y thrillers así de completos me viene a la cabeza solo "La isla mínima", me habré dejado alguno supongo y espero. Pero lo que ya me sorprende hasta un estado catatónico es que es una cinta casi desconocida para la mayoría (yo me incluyo, lo confieso). Inexplicable que haya en este país poco buen cine que echarse a la boca y el que hay lo ninguneemos. Cine de alta calidad.

He tenido que buscar y rebuscar por la lista de cines de Madrid para poder asistir a la proyección de este film. El esfuerzo ha merecido la pena. Desde el principio se respira una atmósfera asfixiante, hostil y solitaria. Queda patente el poco presupuesto del film en la ausencia de planos alejados del pueblo. No hace falta más. La taberna, las casas, la cuadra, el calabozo, todo desprende western. Al comienzo es un western con tintes clásicos, diálogos fordianos (Matthew Fox y el pianista) y personajes muy propios del género, como un Richard Jenkins que hace resucitar a Walter Brennan. Pero la escena de apertura del film nos hace presagiar que nos esperan sorpresas, esa fusión de géneros que se menciona en las críticas.

Ese viaje hacia el fin del mundo de los cuatro protagonistas para el rescate de los secuestrados nos hace revivir "Centauros del desierto". Pero falta el tono épico y conservador del film de John Wayne, sustituyéndolo por un terror claustofóbico en pleno desierto. Parece inevitable el destino que les aguarda a nuestros pesonajes, porque van al encuentro de la maldad humana en su esencia primera.

Logrado con éxito la mutación de géneros, el debutante S. Craig Zahler consigue una de las obras más estimulantes de 2015. El reparto está lleno de caras conocidas y todos cumplen con nota. Kurt Russell es la cara más visible y, gracias a su otra reciente y sonada incursión en el género, esta cinta puede que llegue a sitios que en otros caso no podría.