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España España · Asturias - Madrid
Críticas de david
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
3
24 de enero de 2014
54 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Despedazar una película como Hércules: el origen de la leyenda no tiene mucho sentido, pero no queda otra. Desde el tráiler ya se anuncia con luz y taquígrafos lo que ofrece una película de este tipo. Heredera de 300, sin ningún pudor, y tomando elementos y escenas de Espartaco y Gladiator, Hércules es un proyecto honesto que no aspira a ser considerado una obra artística, es un producto para el consumo de un determinado tipo de público. Y ya está.

¿Podría haberse hecho mejor? Sí, fácilmente. También peor, quizás. Aunque en este segundo caso habría que haberse esforzado bastante. Hércules: el origen de la leyenda bucea en la mitología clásica y ofrece una visión de los comienzos de uno de los héroes más populares de la Antigüedad. El Heracles griego, el Hércules romano.

Primeros problemas. Los dioses y héroes de la Antigüedad no eran personajes maniqueos. Tenían sus vicios y sus virtudes. Fueron dibujados así para hacerlos más creíbles y que sirviesen como base para comprender la propia naturaleza humana. Tal vez en ello resida el éxito de las religiones paganas durante siglos. Al propio Zeus le costaba mantener la compostura y asaltaba humanas cada cierto tiempo. De ahí que su mujer Hera fuese una sufridora con bastante mala leche. Y así, todos los dioses y héroes. Hasta el más virtuoso echaba un borrón de vez en cuando, ponía los cuernos a su pareja oficial o se cargaba a alguien en un momento de enajenación mental.

Según el mito, Hércules encarnó muchas virtudes, especialmente la fuerza, la convicción y el orgullo, pero tenía dificultades para controlarse y no tardó en dejar unos cuantos cadáveres a su paso. Según tenemos entendido, Hércules se cargó a su mujer y sus hijos tras una estratagema de Hera, que nunca tragó del todo al retoño de su marido y Alcmena. A partir de ahí comienzan los 12 trabajos, entre los que se incluye el León de Nemea.

En la película Hércules: el origen de la leyenda simplifican demasiado la leyenda, valga la redundancia. Hércules asume un papel plano, de héroe bondadoso y enamorado. Y el mito no decía (solo) eso. Además existen todo tipo de licencias sobre su hermano, Hera, Hebe, etc.

Conclusión, además de una copia estética de 300 y narrativa de Gladiator o Espartaco en varios momentos, Hércules: el origen de la leyenda no es una adaptación mínimamente fiel del mito, aunque solo se ocupe de su juventud. ¿Por qué simplifica la historia del héroe? Por una cuestión comercial, claro está. Asume que los espectadores quieren buenos y malos, enamoramientos y amor de madre y deja al margen los matices del mito original. No vaya a ser que le compliquemos la cosa demasiado al espectador. Eso, lo último.

El director de Hércules: el origen de la leyenda no es ningún amateur en el cine comercial. Renny Harlin fue el artífice de La Jungla 2, Las aventuras de Ford Farlaine, Máximo Riesgo, Cazadores de mentes, Deep Blue See, etc. Pero tampoco podemos achacarle mucho con respecto a Hércules. Cumple con lo que tiene estipulado y cobra el cheque. Eso sí, en ningún instante apreciamos la mano de un director con una mínima pretensión artística o, cuando menos, un poco de orgullo. La podía haber dirigido Harlin o Perico de los Palotes. Tal vez a no tardar estos proyectos los acometerá un HAL 9000 como en una cadena de montaje de coches.

(...)

Lo Mejor: Dura poco, alguna pelea.

Lo Peor: Este no es Hércules. Impudicia a la hora de copiar estilos, escenas y recursos ajenos.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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4
14 de septiembre de 2013
43 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Tenemos a una niña ondeando una bandera, parece que quiere decirnos algo, abortamos la misión”, dice un piloto a lomos de un avión supersónico. “Sé que le gusta la paz y esas cosas, pero tiene que disparar ese cacharro”, le dicen al presidente. Asalto al poder es así. Puro cachondeo. A Roland Emmerich todos los conocemos. Es un director alemán acogido en Estados Unidos que no ha dudado en devolver esta hospitalidad con películas cargadas de mensajes inequívocamente imperialistas y chauvinistas: Soldado universal, Independence Day, 2012, etc. Subió un poco el nivel en la interesante cinta de aventuras y ciencia ficción Stargate o El patriota.

Pero tal vez cometemos un error centrando críticas de esto tipo en el director. El cine estadounidense puramente comercial no aspira a ser considerado una manifestación artística. Nada más lejos. Es un producto diseñado para el consumo. Sin más. Emmerich es un peón que se encarga de dar al aspecto final a una producción diseñada en los despachos de las corporaciones de Hollywood. Emmerich no es un director-autor. Es un vendedor, un comercial. Así es Hollywood. Todos los sabemos.

¿Conocéis alguien que sueñe con hacer la Ruta 66 a bordo de un Mustang rojo descapotable? Seguro que sí. El cine ha logrado que todos seamos un poco estadounidenses. Podemos criticarlos o despreciarlos, pero han clavado su banderita en nuestro cerebro. Como hizo Kubrick en la Luna. Y el cine es un instrumento fundamental para exportar su modo de vida, sus valores y sus tribulaciones. Y esto significa pasta. Que de eso se trata al fin y al cabo. De ganar dinero.

No sabemos si con Asalto al poder recuperarán la inversión. También por el hecho de que recientemente se ha estrenado Objetivo: La Casa Blanca, una película muy similar a esta. Y con ver una ya está bien, suponemos. La que nos ocupa hoy es la cinta protagonizada por Channing Tatum, el extraviado Jamie Foxx, y Maggie Gyllenhaal (Secretary). Pero a nivel actoral lo más interesante es la presencia del incombustible James Woods o Jason Clarke (La noche más oscura).

¿Qué ofrece Asalto al poder? Una especie de Jungla de cristal reloaded en la Casa Blanca. Tenemos un héroe solitario y anónimo, un familiar en el edificio (en este caso una niña), un grupo de asalto con un Hans (Woods), un Karl, el rubio de La jungla, (Clarke) y un friki de los ordenadores desquiciado de ironía afilada, el negro que entraba en el edificio Nakatomi cantando una jugada de los Lakers. La Jungla funcionó a las mil maravillas, ¿por qué no vamos a copiar punto por punto aquella película? Y si lo notan las espectadores, qué cojones nos importa… Eso significa que ya han pagado. Y punto.

La diferencia es que Asalto al poder introduce más elementos: el presidente Obama con otro nombre, conflicto en Oriente Medio, misiles nucleares, etc. Un pastiche que irá complicándose a medida que avanza la película. Y muchas más escenas de acción. Si en la Jungla explotaba un helicóptero, ¿por qué no explotamos tres? Y de paso metemos tanques, aviones supersónicos y carreras de coches por el jardín de la White House. Lo dicho, puro cachondeo.

Y es que lo original de esta película es que no se toma en serio a sí misma. Los golpes de humor de casi todos los personajes nos anuncian, de alguna manera, que los creadores son conscientes de que lo que cuentan no aspira a ser creíble. Intenta entretener y en algún momento lo logra.

Tatum no es McClane, claro. Jamie Foxx es ridículo como presidente. Parece más bien el Secretario de Agricultura. Pero tiene algunos chascarrillos de interés. La niña es repelente, más dura que el titanio de Robocop. Pero el loco del grupo de asalto entretiene y el guía de la Casa Blanca tiene su aquel.

Así que si os apetece acudir a la sala de cine bajo los efectos de alguna sustancia psicotrópica, o ese día estáis con ganas de cachondeo, Asalto al poder ofrece un par de horas de algarabía made in Hollywood.

Lo Mejor: No se toma en serio a sí misma.

Lo Peor: Si hilamos fino para desentrañar el mensaje de esta clase de películas podemos enfadarnos. Así que dejaros el equipo de costura en casa. Flagrante falta de originalidad.
david
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6
14 de diciembre de 2013
30 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de lanzarnos a valorar 12 años de esclavitud conviene aclarar el siguiente punto: una película que trata sobre un suceso vergonzante para la historia de la humanidad no se convierte automáticamente en un producto artístico de calidad. Una película sobre el Holocausto en la que se muestren de forma hiperrealista las torturas y asesinatos de judíos puede funcionar como documento histórico, pero es posible que no sea una buena película. Aunque luego gane 12 millones de Oscars.

(...)

Y si tan solo nos atenemos al guión, 12 años de esclavitud no pasa de ser una cinta convencional, de desarrollo lineal, con flashbacks made in Hollywood, y con algunos diálogos intrascendentes y poco verosímiles. Por suerte, este proyecto recayó en manos de McQueen, si esto lo hace un heredero de la manera spielbergiana, por poner un ejemplo, la cinta hubiese sido un nuevo fiasco moralizante.

McQueen suple las carencias y la falta de osadía del guión ofreciendo una película formalmente notable, con picos magistrales. Solomon se nos presenta como un músico respetado que vive en el estado de Nueva York junto a su familia. Su vida da un giro brusco al ser secuestrado por unos negreros. Y viaja al “infierno” del Sur. (¿Qué opinarán los sureños de estas películas…?).

A pesar de que ya conocemos al dedillo la historia que nos van a contar, McQueen logra alterar el “cómo”, ya que el “qué” es, obviamente, inalterable. El viaje de Salomon en el barco de vapor o la venta ante su primer amo logran desperezarnos y darnos cuenta de que estamos ante algo más que otra historia sobre la esclavitud en el siglo XIX norteamericano. McQueen opta por aplicar grandes dosis de frialdad y realismo a la historia.

Mientras Salomon llega a la mansión de Benedict Cumbertbatch empezamos a contener el aliento. Y la canción que entona el siempre subyugante Paul Dano (Pozos de Ambición, Prisoners) nos inquieta. 12 años de esclavitud va en serio. Pero nuevamente, aparecen algunas lagunas en el guión. La progresión dramática sufre algunos desplomes, tal vez por los innecesarios flashbacks o por algunas escenas intrascendentes.

Por suerte, el personaje de Michael Fassbender aparece en escena. Y no todo el mérito es el de gran actor alemán, sino de lo bien dibujado que está, esta vez sí, gracias al guión de John Ridley. Edwin Epps es el personaje más verosímil y complejo de la cinta, un tipo consumido por el alcohol, su altiva mujer y, sobre todo, su deseo hacia una de sus esclavas.

Epps es el personaje que nos permite reflexionar y llegar a la conclusión de que la esclavitud nunca ha sido una historia de blancos, negros o indios, de buenos y malos, sino de poderosos y parias. O como diría el otro: “hay dos clases de hombres, los que tienen la pistola cargada y los que cavan“. (Pero la pistola y la pala, puntualizamos, cambia muchas veces de mano a lo largo de la historia).Y si alguien al salir del cine piensa en lo mal que estábamos antes y lo avanzadísimos socialmente que estamos ahora conviene recordar que la esclavitud sigue y seguirá presente en la sociedad humana, pero con otros procedimientos más sutiles.

Dos momentos destacan en esta película por encima de todos: el ahorcamiento y el canto de los negros tras la muerte de un compañero. El primero nos recuerda a los mejores momentos de Hunger, y el segundo logra, sin una palabra, emocionarnos ante la toma de conciencia del protagonista, ante la toma de conciencia de toda una raza frente al opresor. Eso es cine.

¿La mejor película del año? Para responder a esa pregunta habría que haber visto todas y cada una de las cintas que se han estrenado en 2013, incluso las facturadas en Mongolia o Guinea-Conacry. Pero más allá de eslóganes pre-Oscars, 12 años de esclavitud es una buena película.

Lo Mejor: la música, el aspecto formal, el personaje de Fassbender y las dos escenas mencionadas.

Lo Peor: Buena parte de los diálogos, la historia pierde fuelle en algunos momentos.

[crítica extraída de alucine.es]
david
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4
30 de octubre de 2014
33 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Filth comienza como una travesura para poligoneros. La rutina de sexo sórdido, alcohol, cocaína y diálogos esquizofrénicos nos pone en guardia. No sabemos muy de qué va todo esto, al parecer pretende estimular nuestro sentido del humor amparándose en el clásico detective corrupto, drogadicto y pasado de vueltas que se dedica a humillar al que se interpone en su camino. No sé si es que no entiendo muy bien el humor escocés o es que el guión no tiene mucha gracia, pero a los 20 minutos ya estamos saturados de tanta raya y gestos de loco.

Filth está basada en la novela de Irvine Welsh (Trainspotting) y su estilo es fácilmente reconocible en el guión de Jon S. Baird. Pero si buena parte de los personajes de Trainspotting despertaban simpatía, Bruce (James McAvoy) resulta bastante cansino. ¿Por qué? Durante el inicio de la película no encontramos ni una sola faceta original en él. Tan solo es otro poli trastornado por las drogas y por un pasado oscuro.

(...)

De esta forma, Filth apuesta por combinar humor negro con tragedia confiando en que el empaste sea efectivo y dote de mayor enjundia a la película. Pero tampoco funciona muy bien. La trama avanza a empellones sin encontrar un tono coherente en ningún momento. Tan pronto pretende hacernos reír como asustarnos. Una paja por aquí y un niño muerto por allá.

¿Nos podemos reír con Filth? Bueno, cada espectador tiene sus preferencias. En mi opinión, el humor soez es tan respetable como cualquier otro. No soy de los que defiende el humor inteligente, una de las mayores gilipolleces que se suele escuchar cuando se atacan los chistes sobre pedos y vómitos. Una chanza sobre Nietzsche puede ser mucho menos inteligente que un chascarrillo sobre fotocopias de penes. El humor inteligente es aquel que hace reír evitando lugares comunes y soluciones de trazo grueso. Un pene puede ser muy inteligente si se utiliza de forma adecuada… En un contexto humorístico, me refiero…

El humor de Filth, en general, no es inteligente no porque trate sobre llamadas obscenas y colocones estratosféricos, sino porque no hace mucha gracia. Eso sí, hay ciertos momentos graciosos, aunque ahora, sinceramente, no me acuerdo de ninguno, pero lo hay… Quizás la actitud mezquina de Bruce con respecto a sus compañeros, liándolos a todos para conseguir su objetivo tenga su punto…

Al final nos tenemos que quedar con la interpretación de James McAvoy como mayor atractivo de la película. Xavier cuelga los hábitos de pastor de mutantes y se entrega en cuerpo y alma a su papel. Sus movimientos y gestos nos muestran que sabe de lo que habla o que es muy buen observador, pero tal vez exagera un poco su actuación, arrastrado por un personaje al filo del esperpento. No obstante, el final sorprende, y nos entrega una imagen más compleja del personaje.

Filth no aburre, se pasa rápido y en algún momento llegas a sonreír, pero su mezcla de tono, entre el drama y la comedia gamberrilla, patina. Al final, ni una cosa ni otra.

Lo Mejor: James McAvoy sorprenderá a sus fans.

Lo Peor: Muy rutinaria en su sentido del humor. La mezcla de géneros no funciona.

[crítica de david rubio para alucine.es]
david
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Se levanta el viento
Japón2013
7,2
15.333
Animación
6
6 de mayo de 2014
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

Pero Miyazaki pasa de puntillas por las cuestiones políticas y bélicas que se ocultan en el trasfondo de su relato y decide concentrarse en la historia individual de Jiro: sus fracasos y éxitos laborales, su determinación, sus anhelos, y su amor por Nahoko. De esta forma, la melancolía va creciendo en la película, mientras el espectador deja de soñar y se da de bruces con uno de los sucesos más dramáticos de la historia de la humanidad, que los japoneses vivieron muy de cerca… Demasiado cerca.

Miyazakai no justifica la actuación de su país en los años previos al estallido de la guerra… Pero tampoco hay una condena directa. Jiro y otros personajes de la cinta son conscientes de que su país se dirige al abismo, pero siguen viviendo… Y trabajando. Trabajando en aviones de guerra que tendrán una importancia capital en el desarrollo de la guerra.

Al no tomar partido y centrarse en la historia personal de su protagonista, la película acusa una cierta falta de profundidad que perjudica el resultado final. Es cierto que estamos ante la trama más compleja, tal vez más clásica, desde el punto de vista narrativo, en una película de Miyazaki. Pero creemos que El viento se levanta podría haber sido un poco más ambiciosa. Pero ¿quiénes somos nosotros para decirle a Miyazaki como debe plantear sus historias?

Tal vez sea la propia tristeza de despedirse de un genio como él la que nos lleva a buscar defectos donde tal vez no los haya. Un genio que ha creado un universo estético y narrativo único. Mi vecino Totoro, Porco Rosso, La Princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro… Es difícil encontrar películas en las que un espectador se sienta tan a gusto. Siendo niños vivimos experiencias inolvidables acompañando a sus personajes. Cuando volvimos a ellos, años más tarde, la emoción seguía ahí. No es nostalgia, es cine con mayúsculas.

A nivel estético, El viento se levanta es una obra majestuosa, en la línea de sus mejores proyectos. Seguimos vibrando como el primer día, surcando los cielos, soñando sus sueños, creyendo que un día, al fin, la vida será como una película de Miyazaki. Pero El viento se levanta, presenta la otra cara de la moneda. La otra realidad, la dramática, la trágica y la violenta. Y debemos despertar del sueño. Miyazaki se va, como el viento. Pero hay que intentar vivir…

Lo Mejor: Estéticamente maravillosa, como siempre.

Lo Peor: El guión no vuela tan alto como nos gustaría.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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