Ni con el prisma irisado típico del año en que fue filmada soy capaz de ver un atisbo de arte cinematográfico en esta soporífera cinta de Visconti. La acción no gira en torno a nada porque, sencillamente no gira. Es una película absolutamente estática en la que los flashback no aportan nada al hilo narrativo, salvo histriónicos soliloquios en pretendidos debates, más bien “antisesudos”, sobre el concepto de la belleza. Concepto que, al parecer, es el núcleo de la película y que no soy capaz de reconocer salvo en dos aspectos: los fotogramas finales de la película donde el efébico amor platónico del protagonista se mete lentamente en el mar, mientras el sol se pone cuando, curiosamente y según el guion de la película, no ha llegado aún la hora del almuerzo. El otro aspecto positivo es la pieza de Mahler que acompaña casi toda la película pero que, a base de repetirla hasta la saciedad, acaba siendo otro desacierto más.
La actuación de Dirk Bogarde…incalificable. Incalificable por no decir esperpéntica. De principio a fin. Desde su apabullantemente errónea puesta en escena, simulando una cojera causada por la senectud en lugar del paso errático de un depresivo, que es lo que en realidad debiera ser, hasta el patetismo final del tinte derramándose por sus mejillas.
Odiosa. Consejo: dedique su tiempo, que sin duda es oro, a visionar OTROS muchos clásicos maravillosos de la historia del cine. Los 130 minutacos de “Muerte en Venecia”, con apenas 15 de diálogos, NO lo merecen.

O al menos Paul Thomas Anderson lo ha ocultado a mis ojos en esta cinta…larga…larga. Una vez más nos metemos en metrajes con poco sentido llenos de silencios que en muchas, muchas escenas, no dicen nada. Y claro, cuando los silencios no dicen nada, nos queda el talento gestual de los actores principales, muy conseguido por no decir lo mejor del filme y con la banda sonora: agradable y embaucadora al principio, para pasar a envolvente y casi asfixiante conforme transcurre la película.
Entiendo que para parte del público resulte interesante pero en mi humilde opinión aporta poco al séptimo arte. Para entretener, encandilar, hacer llorar, empatizar… o cualquier otra emoción que el cine es capaz de transmitir… tiene demasiadas competidoras, incluso quedándonos en el género de “Drama romántico” ¿?.

En las tertulias domésticas se pronuncia con frecuencia "parece mentira que pasen estas cosas". En el caso del crimen de Isabel Carrasco la frase cambia a "parece raro que no pasen más cosas de estas".
Para todos los que por conocimiento de la ciudad, de alguno de los protagonistas o de ambas, nos toca, aunque sea tangencialmente, esta historia, nos resulta aterradoramente necesario desentrañarla, hasta donde se pueda o hasta donde nos dejen. Que todos los protagonistas de la historia aparezcan en el trance de un modo tan real, y hablando en el español que todos hablamos en nuestras casas, la hace estremecedoramente nuestra. Desde el punto de vista "argumental" es una trama inquietante, digna de cualquier joya del cine negro. Quizás el tempo del documental pueda ser a la vez el mayor acierto y el mayor fallo, pero hasta en él reconozco a la ciudad de León y a sus habitantes. (Es curioso que el realizador inglés haya dado en el clavo, quizás sin saberlo).
Son tantos los elementos umbríos y tantas las variables implicadas que no he podido evitar acordarme de Oliver Stone y de su JFK. Salvando las distancias, y olvidándolos de lo que los americanos podrían hacer con una historia como esta, hay que darse cuenta de que, guardando las proporciones, también hay que ser valiente para exponer el caso en los términos en que Justin Weber lo hace. Añadiría otra sensación que rezuma durante toda la serie pero sobremanera al término de la misma y es que... pobre de aquel que se siente en el banquillo. Podrá haber juicios mediáticos paralelos pero la justicia, justa o injusta, se imparte en el juzgado. Es impartida por hombres y mujeres que pueden ser avezados o ignorantes, benévolos o crueles, pero... en última instancia falibles.

Existe una frase famosa que dice "la democracia no es más que la dictadura escogida por el pueblo". También hay otra frase famosa que dice "pobre de aquel que se crea libre, porque no conoce el tamaño de su jaula". Ambas frases me parece que encajan perfectamente como epílogo de esta maravillosa serie.
IMPRESCINDIBLE.

Quizás el gran número de versiones de la misma historia perjudique a esta versión que, desde un planteamiento simplista y conservador en lo que a cinematografía se refiere, resulta reiterativo tanto en las virtudes como en los defectos de sus predecesoras. Prueba de ello es que sus nominaciones a los Premios Globos de Oro o a los Oscar se reducen al maquillaje, nominaciones que ya habían logrado otras versiones pero a las que se añadían nominaciones de sus protagonistas, caso de la versión del 71 protagonizada por dos leyendas de la interpretación como Glenda Jackson y Vanessa Redgrave. Muy cercana a la versión del 36 de John Ford, sustituye el toque escocés de las gaitas de aquella versión con los parajes yermos de las lowlands que, supuestamente dieron la bienvenida a una reina poco querida por su pueblo.
Bajo mi punto de vista personal esta versión, junto con otras, no remarca lo suficiente lo que fueron 18 años de cautiverio, que se dice pronto, con los que una prima obsequió a la otra, disfrazándolos de protección para anunciarle su final con un año de antelación.
Max Richter desapercibido. El principio de la cinta no engancha. El desarrollo no atrapa. El final no deslumbra. Floja.

Resulta un esfuerzo encomiable el retomar una película hecha hace 33 años y que no parezca una pantomima, máxime cuando haces que sus principales protagonistas aparezcan en ella después de semejante "viaje en el tiempo". La cinta recoge no sólo el testigo argumental sino el espíritu de la saga original, "años - luz" mejor de lo que, posiblemente, tratase de hacer el Episodio I, y si me apuran el II y el III, que parecen videojuegos para prepúberes sin capacidad de sonrojarse.
Daisy Ridley está a la altura de las circunstancias pero, lo de John ...es de juzgado de guardia. A la directora del casting por favor....que le apliquen la "guindilla - picanta" de TOP SECRET. Me uno a las voces que imploran que el chaval...no salga en el Episodio VIII.
Muy recomendable y palomitera 100%.