No creo que haya ni un minuto sin una fardada, ni rastro de humildad, la cabeza bien alta y sin complejos, porque para mirarse al ombligo y gritar a los cuatro vientos lo que molas, uno tiene que quererse mucho a sí mismo. Si todo el mundo tuviera así de inflado el ego el planeta reventaría, si el amor propio fuera igual que el de este hombre (director, personaje protagonista, ambos), el planeta no giraría y la humanidad no avanzaría.

Me chivan que a Morretti (lo escribo mal a propósito, con dos ´r´) lo llaman el Allen europeo, es decir, por lo visto tiene un séquito de aduladores que lo empujan a creerse el mejor, y eso es algo malo, muy malo, que probablemente acabó con todo rastro de humanidad. Espera, que pillo el teléfono y llamo a Martin (Scorsese) para que nos explique la evolución de la metáfora de la violencia en su obra, en el cine en general y que lo relacione con la religión y la existencia de la materia...

Muy prescindible, que se lo queden para ellos sus seguidores...

Algo de gracia tienen los personajes comunistas que quieren y no pueden defender la masacre de los húngaros...

Va, y la hija y su noviete...

Pero en general es una castaña prescindible...

Para pasarlo bien aquí, sin complejos, con acción original, violencia, sangre, mil maneras de morir y de sobrevivir, tienes que subirte al norte, allá en Laponia, un lugar en el que tiene que hacer un frío del carajo todo el año, casi sin árboles, tan desértico que "Sisu" parece un western y con un personaje que está lejos de ser un piquito de oro porque apenas vamos a escucharle decirle ni mu. Ni falta que hace, quien compare esta peli finlandesa con Tarantino no se ha enterado ni de la mitad.

El caso es que hay público para todo tipo de productos, y yo entiendo a quien le gusta mirar por el agujero de una aguja por ejemplo y verificar si por ahí cabe o no la punta de un hilo. Hay casos extremos de abanderados de la verosimilitud y de la credibilidad de las imágenes en la pantalla, allá cada uno, en todo caso de aquí deberían salir corriendo y si se quedan, pueden acabar arrancándose los ojos.

¿Cuántas veces y de qué distintas maneras puede morir nuestro protagonista?; ¿cuántas fardadas por minuto?; ¿cuántas licencias y cuánta improbabilidad?; vamos a ver, en el primer capítulo introductorio nuestro hombre se encuentra una veta de oro que ya es tan improbable como lo siguiente, lo que pasa es que encontrar por azar kilos y kilos de oro no tiene nada que ver con la muerte, los disparos y la violencia. Es una oda al exceso y a la acción, a la violencia y lo desmesurado. No soy un seguidor del subgénero de flipados de la acción, pero ver algo así, tan entretenido, tan bien filmado (aunque todo sea improbable e irreal) tiene su mérito y yo lo defiendo y elogio los esfuerzos...

Y me quedo a gusto confesando que lo he pasado bien...

Hacer spoiler de cada una de las veces que la película se salta la lógica, desde el perro, el oro a ... todo... sería un spoiler tan largo como la misma película, imposible...

Pocas veces una etiqueta funciona tan bien como la de "Plan siniestro", thriller psicológico, son sólo palabras, pero si realmente nos centramos en lo que vemos esa definición es muy precisa. Esto va de dos seres lamentables, ella es una enferma peligrosa, para que la encierren en un frenopático sin mucho examen, y él, tal para cual, un muñeco manipulable que, aun siendo capaz de diferenciar entre lo que está mal y lo que está bien, actúa de forma que lo que se merece es que lo encierren tras los barrotes y que tiren la llave al Támesis.

Da grima, los dos juntos, con sus discusiones, con sus brillantes interpretaciones, producen un enorme desasosiego y una inquietud que tiene que estar por encima de los gustos. Se trata de un trabajo bien hecho, aunque no nos guste lo que hacen, sus inclinaciones y sus motivaciones, aunque nos desagrade el thriller psicológico, las cosas están bien hechas y no se puede decir lo contrario. Son elogios desde la distancia, porque en cuanto a filias y a gustos, prefiero ver otro tipo de cine. Pero las cosas son como son, y esta pareja son un ejemplo de que la magia del cine funciona a menudo, tal vez su director tenga la (buena) culpa de que funcione tan bien. Esta vez es de culto de forma indiscutible...

Sí es cierto que chirría un poco que ese patán sea capaz de hacer las cosas que vemos (spoiler), no obstante para la memoria quedará esa vela que encendida y con una luz tan tenue es capaz de hacernos transportar, a través de una medium, al más allá, a la zona inaccesible para la mayoría de mortales, comunicarnos con lo que sea y quienes sean que están al otro lado... Buff, qué pavor...

El personaje de la nieta es un desastre. Quiero empezar tecleando sobre esa losa, que entiendo que para según quien puede perjudicar de forma grave a la película, pero nunca a la historia que verdaderamente nos interesa.

El pasado, ese profesor enamorado de su trabajo que va a caer en un pueblucho de la España profunda, es con lo que nos quedamos, y no me da la gana que el presente desde el que se mira para atrás (en la película y, tal vez, en la actualidad) impida la máxima nota que se le puede dar a una película.

Cuando las ideas y el corazón caminan juntos, lo mismo para ese inolvidable profesor hace tantos años como para el presente en el que nos encontramos, la realidad y el futuro no pueden ser mejores. Me explico: la voluntad de ese profesor es mejorar el presente y el futuro, arreglarlo todo si puede, es un idealista y un romántico, un loco también, un temerario teniendo en cuenta quiénes lo rodean, cree en la posibilidad de una sociedad mejor si educa a los niños sin golpes, de forma laica, sin crucifijos ni mala leche, con una imprenta y con libertad, eso es, con libertad y con sonrisas. Se enfrenta a quien haga falta, cree en su sistema y es imposible que no caiga bien. Y se hace inolvidable. Que nadie lo olvide.

Le doy vueltas al enorme error de presentar a un personaje tan erróneo como el de la nieta, algo imperdonable. Y no me da la gana que por algo así el profesor quede relegado. Antoni está por encima de ese error. Mi diez es un homenaje a tanta gente que queda en las fosas, un homenaje a quienes todavía hoy luchan por desenterrar los restos de los desaparecidos, un homenaje a las lágrimas y al dolor, porque ver a Antoni cómo se lleva a esos niños de excursión y se ponen a bailar, los abrazos que recibe y mis lágrimas, también mis lágrimas... He llorado por ellos, por tantos caminos truncados por los de siempre, los malos.

Y pese a ello, no se hace una fotografía como en otras películas de los malos, ellos mismos quedan retratados, el cura, el alcalde y los fachas, no hace falta señalarlos tan poco y tan bien, de forma suficiente.

Lo importante es la voluntad de Antoni, querer llevarlos al mar aquel verano, que por una vez lo vieran con sus ojos, no era un juego, no era sólo imaginar, Antoni los quería llevar a ver el mar. Y eso, eso es tan precioso, es tan emotivo, que lo que aquel verano truncó no impide que recordemos la belleza de sus intenciones.

Un diez inapelable. Y que los fachas revienten...

Si el título de una película coincide con lo que ves, al menos por su incuestionable coherencia, deberíamos aceptar que merece todo nuestro respeto. Suena rimbombante, pero es cierto. Un cocodrilo que es asesino, ¿qué sorpresas pueden haber?, llegas, te sientas en el sofá, la ves, y ¿qué encuentras?; exactamente eso: un bicho que además no tardamos el noventa por ciento de la duración de la película en verlo, las muertes, el gore, el cocodrilo lo vamos a ver una y otra vez dese el principio, debajo del agua, atacando de mil maneras y nos guste o no, ahí lo tenemos.

Mi juicio de valor es el que es porque me ha entretenido y con eso a veces basta. Pero además hay unos ecologistas defensores de la vida del más ínfimo ser vivo que son el epicentro de la historia y a cuyo alrededor va girando ese animal. ¿Asesina porque tiene hambre?; ¿asesina porque le gusta matar?; ¿asesina porque es atómico?; qué más dará!!! Funciona, vuelvo a repetirlo, y no me cuesta nada defender una película que va en la línea exploitation que tanto nos suena por tantas partes, a la zaga del tiburón de Spielberg, es italiana y buscaban rendimiento inmediato y fácil.

Y la vemos hoy quienes no tenemos complejos y la defendemos porque vale la pena, pese a los mil defectos que tiene, con actores lamentables y actitudes asombrosas. Hay mucha muerte, ese bicho es la reostia!!

No se me caen los anillos si confieso que la vi y me gustó mucho...