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España España · Madrid
Críticas de kikujiro
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Críticas 78
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
2
21 de septiembre de 2007
26 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema fundamental que tiene esta película es que le falta verdad. Pero mucha. No basta con documentarse y vivir de cerca en una residencia con enfermos. Después hay que saber trasladar todo eso a la pantalla. Y lo que vemos es la recreación, falsa y postiza, que hace el director de lo que ha vivido. Por mucho que haya situaciones tomadas directamente de su experiencia personal, no consigue hacerlas reales para nosotros.

Las buenas intenciones están ahí, desde luego. El mensaje, bien clarito: El alzheimer es algo que puede afectar a cualquiera, la sociedad actual es egoísta y trata a los ancianos como objetos obsoletos...aunque siempre queda un poquito de esperanza. En este caso, encarnada en la nieta; personaje desinteresado, lleno de amor, y que está dispuesta a renunciar a todo por su abuelo. Todo esto, aderezado con las que son, según el mismo director, las tres piedras fundamentales de cualquier trabajo suyo: humor, amor y dolor; que se encuentran repartidos por toda la película,

Bien, hablemos del humor. Ese que nos remite a la peor tradición de la comedia ibérica de antaño; la burda escatología, los chistes fáciles (o directamente sin ninguna gracia), o los contrapuntos en forma de personajes, supuestamente, cómicos. Da pena ver a un mito como José Luis López Vázquez en un papel tan lamentable como alguno de los que interpretaba 40 años atrás, pero con el agravante que supone el esperpéntico anacronismo. Del otro rol destinado a ser gracioso, el de la cuidadora, mejor ni hablamos

Pero también podemos hablar del amor. Aunque pocas ganas le quedan a uno de, ni siquiera, mencionar la historia romántica metida con calzador. Ningún desperdicio tiene el personaje del improbable doctor que interpreta Monti Castiñeiras (Los aires difíciles).

Bueno, a ver, intentemos hablar del dolor. Siempre en un plano muy secundario, no vaya a ser que el público se vaya a deprimir demasiado. Y cuando no queda más remedio que abordarlo, la falta de naturalidad con la que se trata es escandalosa.

Esa naturalidad que, de alguna forma, sí se consiguió en Planta 4ª, y que hacía de ella una película con cierta simpatía, a pesar de sus muchos vicios. En el caso que nos ocupa, ni se llega a oler algo parecido a esa naturalidad o frescura. Un guión lamentable, unos diálogos que, las más de las veces, provocan vergüenza ajena y unas situaciones que desprenden un sospechoso aroma a rancio; convierten este bienintencionado trabajo en algo muy cercano al despropósito. A Mercero parece que se le ha olvidado completamente su lado más cáustico y amargo. Ese que a veces se hace necesario para tratar determinados temas. Definitivamente (aunque ya lleva años así) opta por el camino de la blandura. Lo malo es cuando ni en ese terreno que suele dominar a la perfección, se consigue mover con comodidad.
kikujiro
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6
20 de septiembre de 2007
35 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión está basado en la novela autobiográfica de Henri Cueco. Aunque para la adaptación a la gran pantalla, Becker ha desarrollado mucho más el personaje del pintor, que en el libro actúa como mero comparsa. Auteuil logra darle cierta dimensión a este personaje, al que es difícil sacar del cliché de artista que vuelve a sus raíces para recuperar la sencillez que perdió en el camino. Sus aventuras amorosas, su rol de padre que demuestra escasa empatía con su hija, la relación con su separada esposa...son aspectos que sirven para poco más que para dar los necesarios respiros a lo verdaderamente importante: las conversaciones con su jardinero. Ahí es donde notamos crecer al personaje del pintor, y donde el intérprete consigue hacerlo auténtico y cercano. Si bien es el jardinero el que provoca los cambios en él, desde el principio de la película podemos observar como el pintor se muestra completamente abierto y dispuesto a escuchar y aprender. Un detalle del guión que me gustaría destacar es el hecho de que no se fuerce ningún conflicto entre los dos amigos. Es uso habitual, en el cine que habla de relaciones humanas; meter alguna crisis que haga más, supuestamente, interesante la historia. En este caso, se podría haber caído fácilmente en utilizar este recurso, pero el guionista tiene el buen gusto de optar por la naturalidad y la sencillez, sin sobresaltar gratuitamente la relación.

Sin duda, es la arrolladora, a la vez que sencilla, personalidad del jardinero interpretado por Darroussin la baza fundamental que juega la película. Inspirado en un personaje real, resulta deslumbrante escucharlo hablar, verlo actuar. Un hombre que reúne ingenuidad y sabiduría en grandes (y equivalentes) dosis. Una filosofía vital extremadamente simple, pero llena de verdad. Alguien que sabe lo que quiere, quien es y como ser feliz. Aunque al pintor (y a nosotros) le pueda parecer aburrido y monótono su estilo de vida, tampoco puede evitar sentirse fascinado (al igual que nosotros) por alguien que lo tiene toda tan claro, y que no se complica la vida de forma innecesaria.

Pero aparte del trabajo actoral, poco más podemos destacar en una película muy convencional, previsible, y que no asume ningún riesgo. El director lo deja todo en manos de sus dos intérpretes, para que saquen adelante esta bonita historia de amistad. Y sí, el propósito está logrado. El filme es agradable de ver, gustará, y llevará a las pantallas una cantidad respetable de público, deseoso siempre de ver este tipo de cine sensible. Pero se echa de menos la mano de un director que vaya un poco más allá, alguien que apriete un poco las tuercas, y que se arriesgue de alguna forma para que no acabemos con la peligrosa sensación de déjà vu fílmico. Si a eso, le unimos algún momento mediocre de guión (incluidos un par de gags bastante torpes), tenemos el resultado de un producto correcto y amable; pero que no dejará satisfechos a aquellos que busquen ese algo más.
kikujiro
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7
20 de septiembre de 2007
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de "La inglesa y el duque", y "Triple Agente", Rohmer regresa con una propuesta aun más insólita, si cabe. La adaptación de la novela "L’Astrée" escrita por Honoré d’Urfé en el siglo XVII, aunque ambientada en el siglo V.

En palabras del veterano director francés, para alguien que no haya profundizado en la lectura de esta obra: “parece pesada, absurda, poco realista e ingenua”. Y cuando uno ve la película, no puede evitar tener esa sensación. Para un espectador del siglo XXI es complicado soportar el visionado de "El romance de Astrea y Celadón" sin llegar a caer en la desesperación, a causa de su extremo candor. Pero ahí radica, precisamente, el valor de este trabajo. Rohmer no introduce ni un solo elemento que actualice la historia, y que la haga más asequible al público contemporáneo. Se respeta de forma escrupulosa el espíritu de la novela y la película consigue que hagamos un mágico viaje en el tiempo. El director demuestra una asombrosa capacidad para hacer cine de una forma tan pura e inocente, que incluso es capaz de transportarnos a la época en la que se escribió el libro.

Pero Rohmer también defiende la rabiosa actualidad del texto. Si bien es cierto que la forma nos puede resultar chocante, el fondo no nos debe sonar tan extraño, aunque hayan pasado cuatro siglos. La fidelidad en el amor, un tema que ya consideramos universal, es el epicentro del relato, y parece ser que fue lo que más llamó la atención del director a la hora de embarcarse en este proyecto. No olvidemos que la fidelidad es un tema muy presente a lo largo de su filmografía, especialmente en sus “Cuentos morales”.

Sí, a veces resulta un tanto tedioso todo este mundo lleno de druidas, ninfas y pastorcillos. Y, sí, toda la trama está llena de equívocos infantiles y de una irritante ingenuidad que puede llegar a exasperar. Pero, en este caso, no importa tanto lo que se nos cuenta. Lo trascendente es el fabuloso ejercicio restrospectivo realizado por el realizador francés. Aunque dentro del desinterés general que provoca esta historieta de amor, no me gustaría olvidar un par de detalles: el personaje del pastor hedonista, una lección magistral e hilarante de sobreactuación; y el giro final, con esa deliciosa ambigüedad, y un toque de ligero erotismo, que nos remite inmediatamente a Rubens. Y es que la pintura posee también una importancia vital en esta película. No en vano, está rodada en un formato casi cuadrado, para conseguir esa dimensión pictórica.

Un preciso y precioso homenaje a la naturaleza, a una obra literaria casi desconocida, al barroco, a la sencillez a la hora de rodar (sonido directo, iluminación natural...), y a el amor en estado puro. Sólo nos queda pedir que ésta no sea la última muestra del descomunal talento de uno de los autores más importantes que ha visto el cine en su historia.
kikujiro
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4
7 de septiembre de 2007
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El punto de partida es la muerte de Gabriel (Claude Brasseur), dueño de un histórico, añejo y decadente cabaret. A través de su sorpresiva herencia, pretende reunir a su famila, e incluso, influir en sus vidas con decisiones y legados aparentemente irracionales. Esto, bien podía ser el punto de partida de la soberbia "A dos metros bajo tierra", sólo hay que cambiar cabaret por funeraria. Incluso yendo un poco más allá, el director se atreve a mostrar como algún que otro personaje mantiene más de un diálogo con el fantasma de Gabriel, de forma calcada a como sucede en la magistral serie ideada por Ball.

Pero ahí acaban las similitudes del invento. Que el talento es algo que se reparte con cuentagotas. Por supuesto, siempre he sentido un gran respeto por la gente que trabaja con entusiasmo, honestidad y pasión. Se nota que a Klifa le sobra de todo esto. Lo que no le sobra es lo otro, es decir, el talento. No voy a ser yo el que discuta las buenas intenciones de esta obra; que, sin embargo, peca de demasiadas cosas. Por ejemplo, de previsible. Ni su desarrollo, ni su puesta en escena, ni sus personajes, nos deparan nada novedoso o sorprendente. Por no sorprender, ni tan siquiera lo hacen los supuestos golpes de efectos. Y también peca de blanda. A pesar de esforzarse, al principio, por mostrarnos los defectos de esta peculiar familia, la cosa acaba siendo tan edulcorada, que echa por tierra esos timoratos intentos iniciales. Unos retratos que no dejan de ser un estereotipo detrás de otro.

Una película más de secretos familiares, recuperación de lazos, descubrimientos afectivos, reencuentros con uno mismo y con los demás... aunque olvídense de encontrar algo especial que la haga destacar por encima de la media.
kikujiro
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8
6 de agosto de 2007
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su primera incursión en el cine, el debutante Ivan Vyrypaev (prestigioso dramaturgo ruso) ha elegido como escenario la impresionante estepa rusa. Pero el paisaje se convierte en mucho más que un simple marco donde desarrollar la acción. Los personajes actúan profundamente marcados por la vastedad que los rodea, y por el aislamiento al que se ven abocados. Entre ellos, Vera (arrebatadora Polina Agureyeva), una mujer atrapada en la inmensidad, y que notamos minúscula e insignificante. Casada, con una niña, y sin más compañía que su familia, y una pareja de ancianos vecinos. Alrededor sólo una enorme extensión de tierra. Pero surge la pequeña chispa que hará cambiar su vida. Una chispa encendida por Pavel, al que conoció en una boda (sólo mediante miradas), y que se aferra a Vera como su única oportunidad para escapar de su (intuimos) opresiva vida.

La historia de amor que se desencadena es apasionante y apasionada. Algo incontrolable, espontáneo, irracional... Dos personas que no han sentido en su vida nada remotamente parecido a lo que están viviendo. Por supuesto, no tienen ni idea de cómo enfrentarse a ello. La única opción es seguir sus instintos, moverse por impulsos, empujados hacia el abismo por la perentoria necesidad de escapar, de amar, de sentir, de estar vivos. Arrastrados a una huida hacia delante, mágica y trágica, a la vez.

(sigue abajo, sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kikujiro
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