El documental es interesantísimo, dinámico y ofrece un montón de información, y de opinión. Además posee, puntos de vista inéditos, junto con la buena música de Girl Talk (que no lo conocía).
Es ineludible su necesidad, y no sólo por los derechos de autor.
Recuerdo, que lo vi en un festival, y que cada vez que discutía con alguien, a favor de los derechos de autor y de la SGAE, (Si, tiene que haber de todo en la viña...) sacaba este documental de ejemplo.
El caso es, que después de ser tan pesado, mi amigo defensor de la SGAE, cambió de opinión. (Me imagino, que no dependió sólo de la brasa que le di).

Decir algo novedoso será difícil; casi todo lo que he leido antes, acierta de pleno.
Sólo puedo añadir, que al acabar la película, quedas con la boca abierta, como si tu estuvieras ahí arriba, sobre los hombros de Philippe, noqueado por el viento.
Tal vez, a mi también me hubiera convencido de ayudarlo. De hecho, creo que es tal el enganche a la película, que casí agradeces que acabe; no por defectos ni nada parecido, sino para soñar y recordar lo que acabas de ver.
Es grandiosa, como la propia personalidad del funambulista, bordeando el sabor de las nubes con la música y el entusiasmo de sus palabras.

Se incia con aires de "comunidad".
Continua con trazos gore y estilo western. Salpimentado con humor negro y una meritoria interpretación de todo el reparto, -Con Federico Lupi, es innecesaria la mención-.
Violencia en la ciencia ficción, y con esta crisis,no nos queda nada...!(Bienvenidos al nuevo orden mundial)
Resaltar, por último, la excelente banda sonora y el montaje.

Aunque ya hace tiempo que la vi, nunca me olvidé de esta película.
La vi en el festival internacional de Ourense, y recuerdo, la intesidad y violencia que destilaban los diálogos, el sudor y adrenalina de un grupo de antidisturbios, que recorren Belgrado, en los días de la caida del imperio yugoslavo.
La represión de las manisfestaciones es apenas mostrada, y la verdadera acción corresponde a la vida de unos hombres dentro de un autobús policial, caminando a una lado y otro de la ciudad, mientrás huelen a sangre, a miedo y a odio.
Pura fuerza teatral, fascinamente interpretada por un cuadro de actores soberbio.

Aunque Mario Iglesias, posee buenos trabajos audiovisuales, incluso en el terreno del videoclip, ésta es la recreación de una historia con poco interés desde el principio.
La utilización de la técnica de cámara en mano, - filmada al estilo Dogma- tampoco ayuda a serenar el relato. La sensación general, es quiero contar algo, pero tengo una resaca, y no sé por donde empezar. Quizás, para el título de la película, sea un ejercicio de estilo, lo malo es que no sorprende, y con ello te entran ganas de mirar el reloj (o de tomarte una caña en otro bar).