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España España · Castelló
Críticas de DJ_Theo
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
1980
Documental
España2013
6,9
185
Documental
9
9 de abril de 2015
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía razón el sabio alemán: el tiempo es relativo. No hace mucho tiempo del año descrito en 1980. Sin embargo, parece que media no sólo una eternidad, sino una enorme distancia física, como si describieran las calles de otro país. Me cuesta reconocer en este documental las calles del País Vasco, pareciera que pertenecen a un universo paralelo de Historia distinta. Pero esas calles son las mismas que caminamos hoy, aunque ya no existan algunos de sus edificios. Son las mismas plazas, rotondas, caminos, campas y montes. Y no hace mucho de ellas como las describe el filme. Tan sólo 35 años. Una persona de 35 años es juvenilmente madura, o maduramente joven.

1980 nos descubre una historia casi increíble: durante aquel año, la banda terrorista ETA ejerció tanta violencia, de manera tan inserta e incardinada en la sociedad, de la que se desprendía, que casi estuvo a punto de subvertir el orden social, de convertir el País Vasco en el escenario de una guerra o guerrilla formal. Los muertos se sucedían, como en el México de hoy o en la Colombia de los años 80. ¿Exagero? No para un territorio tan pequeño, en el que el terrorismo no fue desacreditado a tiempo por una sociedad que mientras ETA mataba sumariamente se emocionaba con la épica de La Fuga de Segovia. Así fue: la sociedad vasca también es responsable, y por poco no la "cagó" definitivamente. Faltaban años para que un tímido movimiento ciudadano se opusiera a la violencia terrorista. Euskadi era un páramo ético.

Nos resulta difícil de creer esta realidad; la hemos olvidado, la hemos querido olvidar, hemos necesitado olvidarla. El humor de Vaya Semanita fue un lenitivo mental que nos purgó de ese lastre mental. Como si se hubiera abierto una presa, una enorme carga de agua se vació de la mente colectiva en Euskadi. Tras el fin de ETA, de un día para otro, una eternidad relativa medió entre aquella noche y la siguiente mañana. Pero las víctimas siguen ahí, siguen ahí los muertos. Y no hace tanto tiempo de ello.

Algunos querrían que la historia real, que ese País Vasco de atentados y asesinatos continuos, que demasiados aplaudieron, muchos relativizaron y casi todos ignoramos, fuera oculta. Si no, ¿cómo podríamos haber vivido en una sociedad así sin volvernos locos? Alex de la Iglesia, en su novela Payasos en la Lavadora, describe la escena de unos niños que saltan por encima de un charco de sangre de un asesinado para entrar en una tienda de golosinas. En ese entorno nos criamos los niños que nacimos en los 70 y 80. Nos ha marcado, de alguno u otro modo.

Por eso, para evitar esa desmemoria involuntaria (la de quienes quieren seguir con su vida y respiran aliviados por vivir en un país un "poco" más normal) y esa desmemoria voluntaria (la de quienes quieren esconder, manipular o tapar lo ocurrido) 1980 y los demás documentales de Iñaki Arteta son tan necesarios. Me parecen un milagro... muy trabajado. Son un milagro porque es milagroso que un autor pueda tener esta línea en una sociedad determinada a pasar página o a escribir en ella una mentira.

Y por ello también es tan necesario que 1980 sea mimada por las autoridades, emitida por las TVs públicas, premiada en los Goya y cuantos premios existan, tomada como referencia imprescindible de lo sucedido. Para que no se olvide. Para que no olvidemos.

Por favor, cuidemos a Iñaki Arteta y su obra. Es una flor en el desierto.
DJ_Theo
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El infierno vasco
Documental
España2008
6,1
290
Documental
9
21 de junio de 2010
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un extraño síndrome de Estocolmo en el país vasco. Durante décadas, se ha señalado a las víctimas de ETA como responsables de su desgracia. "Algo habrá hecho", se solía decir. " A cuántos ha matado ETA con menos delito", se decía con sorna en ocasiones. Era aquélla (los años 80 y 90) una época en la que el terrorismo de ETA era apoyado por los afines a HB, condenado por los nacionalistas moderados, aunque condenaran moralmente también a los asesinados, y sencillamente ignorado por los no nacionalistas, para no meterse en problemas.

Hoy, a aquellos que tuvieron que huir del país vasco por ser familiares de víctimas de ETA -esto es, víctimas del desprecio sufrido por ser familiares de víctimas de ETA- se les acusa de no ser vascos "puros" ideológicamente, de haberse puesto del lado de un enemigo común llamado España, de no merecer los parabienes de la pertenencia mitológica a un pueblo elegido divinamente para vivir en la orilla del mar cantábrico.

Por eso documentales como éste de Arteta (expulsado de su puesto en la diputación de Vizcaya por no ser "puramente" vasco, despreciado por no adherirse al discurso oficial, imperante y políticamente correcto) son tan necesarios. Son la voz de los sin voz. Son la voz de Machado huyendo de España durante la guerra. Son la voz de Einstein dejando Alemania. Son la voz de los que pierden, por perder a un familiar, y vuelven a perder, por tener que dejar su patria. O simplemente la voz de aquellos que dejan Euskadi para no ser objeto de amenazas, pintadas, insultos...

Amargo, muy amargo el relato de algunas personas, especialmente de aquellas que guardan rencor a la tierra que les vio nacer. Pero necesario, muy necesario. Ojalá pronto puedan volver. Muchos esperamos que así pueda ser pronto.
DJ_Theo
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8
14 de febrero de 2023
23 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me cabe duda de que gentes doctas en el noble arte del cine, esencia de muchas artes, harán una justa crítica de Irati, en el convencimiento de que como producto audiovisual se trata de una gran película: entretenida, dinámica y resultado del esforzado y experimentado trabajo de un gran grupo de profesionales.

Yo más bien quiero pedir una crítica desde el punto de vista de la historia de la literatura vasca, fuente de la que bebe Irati para crear esta revisitación en el siglo XXI de los mitos vascos idealizados en el romanticismo decimonónico de autores como Augustin Xaho, Francisco Navarro Villoslada (autor de Amaya o los vascos del siglo VIII), Antonio Fernández o incluso Pío Baroja, que en su Leyenda de Jaun de Alzate imaginó la desaparición de los viejos mitos paganos vascos en beneficio de un cristianismo invasivo. En efecto, Irati bebe de ese movimiento romántico que idealizó un olimpo de deidades vascónicas en la tradición del romanticismo europeo, las mezcló con eventos que pululan entre lo histórico y lo legendario (la batalla de Roncesvalles, equivalente de la batalla de Padura, de Jaun Zuria o de la batalla de Covadonga, mito fundacional del nacionalismo contemporáneo español) y dio así espacio al fermento sentimental de un nacionalismo político vasco que nacería poco después en la mente de los hermanos Luis y Sabino Arana.

Digo todo esto porque oigo algunas entrevistas de intérpretes de la película ofreciendo una versión política o semipolítica de la diosa Mari, de la batalla de Roncesvalles o de otros elementos usados durante cien años por el nacionalismo, y me temo que esta película pueda ser usada por algunos como elemento de confrontación política (al igual que lo fue Braveheart para el nacionalismo escocés), cuando lo cierto es que estos mitos son una mixtificación del siglo XIX que no se pueden tomar como la mitología de un pueblo irredento, o similares ideas. Respetemos la labor de intelectuales que con sus errores pero una gran capacidad de trabajo hicieron cimientos de una verdadera ciencia en los campos de la arqueología, la lingüística o la antropología. Por cierto, de muy distintos extractos ideológicos y épocas: Koldo Mitxelena, el padre José Miguel de Barandiarán, el padre Resurrección María de Azkue, Julio Caro Baroja o Jon Juaristi, entre otros. Particularmente, recomiendo la obra de Jon Juaristi sobre la fundación de la moderna mitología vasca. Me gustaría ver una crítica suya sobre la película.

Por todo ello, es muy necesario ver esta entretenida película como un fantástico ejercicio audiovisual y no, como algunos parecen desear, como la presentación de un verdadero sustrato mitológico que demuestra la particularidad identitaria de un pueblo supuestamente milenario.
DJ_Theo
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9
14 de marzo de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil aunar en una obra como ésta todas las virtudes que requiere un relato, sea escrito, de cine, televisión o teatro. El Asfalto lo consigue: aúna la sencillez de una historia asequible para todos con la calidad de una gran obra. La alegoría de la persona que necesita ayuda, pero no la consigue, es una crítica atemporal a la indiferencia por el dolor ajeno y el sufrimiento. Conmueve por ello, y por ello no envejece ni envejecerá. La interpretación de Narciso Ibáñez Menta, magnífico en su papel de paseante atrapado en El Asfalto, borda el guión y dirección de su propio hijo, Narciso Ibáñez Serrador.

Llama la atención la extrema originalidad e innovación de la TV de aquellos años. Trabajos como El Asfalto no eran raros en la TVE de la dictadura, que unía en una misma época la abyección de la propaganda al régimen con la estupenda labor artística de gente como Ibáñez Serrador, Lazarov, Mercero, Mingote y tantos otros profesionales de talento y experiencia. Hoy, en comparación, la TV es un vertedero de idiotez y vacuidad. Hemos retrocedido mucho en ese sentido.

¿Quién sabe? Quizá algún día la TV vuelva a tener algo de la calidad de aquellos tiempos. Por si eso no ocurriera, cosa bastante probable dados los tiempos en que vivimos, queda el registro de aquellos programas maravillosos. Recomiendo a cualquiera que vea El Asfalto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
DJ_Theo
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9
13 de noviembre de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aitor Arregi y Jon Garaño vuelven a acertar plenamente tras las estupendas 80 Egunean y Loreak con un esquema sencillo de entender, pero complejo de aplicar: a partir de una historia muy pegada a la cultura y la idiosincrasia vascas, exponen un amplio rango de emociones capaces de seducir a cualquiera, con independencia de su origen o cultura.

Me impresiona primero el magnífico nivel técnico alcanzado para realizar una película de época, con el añadido de un "gigante" creado a partir de juegos de cámara y luz. El frío omnipresente en la película, propio de aquella época preindustrial más fría que la actual, es igualmente un recurso de fotografía y trucos de cine que contribuye a presentar el tono emocional de los personajes. En segundo lugar, me agrada mucho el nivel literario de la película, plena de universales sentimientos y reflexiones filosóficas que gustarán a todos. Los personajes, a través de la peripecia de Miguel Joaquín Eleicegui, están perfectamente definidos y evolucionan con total sentido.

Así pues, imbricados perfectamente la calidad técnica con la literaria, los autores del filme demuestran a la vez una gran pericia técnica y una sensibilidad literaria enorme. Con su trayectoria ascendente, Garaño y Arregi muestran un gran potencial a desarrollar.
DJ_Theo
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