Todos los manuales de cine repiten una y otra vez que al público hay que cautivarlo en los 10 primeros minutos de metraje. Algunos dicen 7, otros 15... pero hay que convencerlo pronto. Y aun así hay algunos "rebeldes" que creen que pueden saltarse las normas a su antojo.
No dudo que quizá a los 20 minutos se pusiera interesante, a lo mejor sí, pero yo no aguanto tanto. Y no es que sea un "palomitero" precisamente porque de normal disfruto películas de ritmo lento como las de Ingmar Bergman, Woody Allen, Anthony Minghella o David Lynch.
Lo que pasa es que esta película no tiene ni los diálogos extremadamente realistas de Bergman, ni la gracia inteligente de Allen, ni la puesta en escena y actuaciones que consigue Minghella y ni tan siquiera el misterio de Lynch que es lo mínimo que se le puede pedir a una película tan lenta.
Es la primera película que no soporto más allá de quince minutos (que se me hicieron 60) y es porque en ese tiempo no me ha aportado nada en absoluto que me indique que va a merecer la pena perder el tiempo en ella, es más, he sufrido esos 15 minutos.
He visto cortometrajes de jovencitos mucho mejores.
La peor película que he visto.