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Uruguay Uruguay · Montevideo
Críticas de Juan C
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
9
22 de diciembre de 2008
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces en el paisaje actual del cine asistimos a una entrega de este tipo.
El aura, segunda película del director argentino Fabián Bielinsky, es sin duda un film peculiar, probablemente no desde su narrativa ya que por momentos es un ejercicio de estilo (existen innumerables elementos del policial clásico, hay un tratamiento lineal de las secuencias, etc.) sino que hay algo más, algo que penetra los sentidos del espectador, que subyace bajo el hermetismo del universo creado por el director, y es allí donde el film comienza a construirse como un ejemplo de lo que el cine (a mi entender) debe buscar y debe ser. La historia existe porque transcurre allí, los personajes lo mismo, no hay otra posibilidad, así como no existen otras posibilidades psicológicas para sus formas de actuar (Es imposible que el taxidermista no transcurra en la pantalla y en la historia como lo hace). Pero fundamentalmente mencionar al director y guionista de esta cinta, Bielinsky logra plasmar en la pantalla un universo vivo, opresivo, a veces desconcertante, por momentos atravesado de un misterio natural y primitivo, donde el ser interior se desconoce o se oculta bajo una realidad difusa y onírica.
Juan C
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9
26 de diciembre de 2008
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último recorrido de david Lynch es quizás el más certero y contundente ensayo del concepto narrativo que el director viene experimentando desde sus inicios.

Comenzaré con unas citas de Federico Soriano a propósito del espacio fluctuante y las manipulaciones topológicas de la arquitectura y la desintegración del espacio moderno : "El espacio desarrollado ya no es extensión horizontal o vertical o diagonal sino que salta entre ellas, palpita inestablemente vibrando también en las escalas usadas" "El resultado es que producimos espacios continuos en sus conexiones pero discontinuos en su forma y escala. Continuidades sobre puntos muy alejados y diversidades sobre puntos contiguos. Dotamos de dimensión temporal sin la necesidad de recorridos narrativos .."
La transformación topológica del espacio supone que mientras este varía o fluctúa mediante determinadas manipulaciones, mantiene intactas sus cualidades intrínsecas,( no existe fracturación, si deformabilidad) de modo que el objeto o su forma llega a un punto de equilibrio inestable, en un determinado proceso de devenir.
De alguna, forma Inland Empire es el producto de ciertas transformaciones topológicas de la narrativa cinematográfica clásica, aplicada a una o varias anécdotas-historias, donde TODO ES PROCESO; y el resultado, la forma o el objeto se fluidifica sujeto a ciertas contingencias, azar, etc .
Así nos adentramos en un camino de múltiples bifurcaciones, donde temporalidad, espacialidad y materia se pervierten en favor de una hiperrealidad contenedora, un universo dilatado y caprichoso del cual se filtran variados residuos, fragmentos, tiempos muertos, temporalidades alternativas (historias que derivan de historias que ya habían mutado con anterioridad).
Esta geografía de continuidad conectiva y discontinuidad espacio-temporal es característica de la narrativa (si es que es un término aplicable) lynchiana, pero en Inland Empire es llevada al límite, la dispersión es absoluta, ya no hay indicios, todo es deformabilidad, el plano topológico se pliega sobre sí mismo infinitas veces.

OBRA FUNDAMENTAL
Juan C
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9
19 de diciembre de 2008
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haneke vuelve como siempre indagador, indiscreto, agudo y sutil; vuelve para revolver bien hondo en los hábitos y modelos occidentales contemporáneos; desacreditándolos, a veces por engañosos y conformistas, así como por la violencia implícita de sus métodos de reproducción.

Le toca a la clase intelectual francesa dejar ver tras su sofisticación e instrucción, sus intrínsecas estrategias de consolidación y proyección, así como las fisuras que amenazan sus preceptos y sus estilos de vida.

Pero Haneke nos desafía, nos posiciona en una complicidad incómoda respecto a los personajes; en ese sitio costumbrista y poco reflexivo donde alojamos nuestras miserias, observando apáticos lo que queremos o culturalmente habituamos ver, ocultando lo supuestamente inaudible o invisible que arraigan nuestras prácticas.

Por otro lado, lo interesante es que el film funciona en un nivel de excelencia como policial así como en el resto de sus lecturas, capas o pliegues, que lo trascienden y lo realzan.
Con una impecable sencillez se construye una historia que progresivamente va ahondando en la psicología del espectador; presentando secuencias que alternan momentos de calma con otros de tensión opresiva y nerviosa, instantes de violencia encapsulada y manifiesta, conformando un conjunto que va incrementando momento a momento su carácter impredecible.
Lo cuál coloca en primer plano lo que no vemos, lo que la historia pide reconstruir en el devenir de la misma y las posibles preguntas posteriores: ¿son las cintan las que desarticulan la “normalidad” de la familia? o es su modo de vida, las supuestas infidelidades, la incomunicación, el desentendimiento y desinterés que subyace bajo una seguridad que no es tal.
¿son las cintas las que ofician de disparador de un conflicto pasado? O es el sentimiento de culpa, que despierta abrupto para interferir en nuestro “sueño” de sensatez y buenas costumbres. De ser así ¿por qué volver a actuar de modo similar?

Dando pasos en la dirección (no siempre provechosa) de buscar una interpretación a la cámara panóptica de Haneke, parece ser un mecanismo de “justicia” simbólica que el director aplica para hacer salir del letargo al personaje de Georges, así como para dar a Majid lugar para su única forma de “reivindicación”.

A su vez encierra una fuerte crítica a los medios globales de comunicación por su falsedad en el retrato de hechos y realidades, potenciando además un sentido ficticio y desaprendido de la violencia cotidiana, sumado a un fracaso absoluto en la dialéctica comunicacional entre imagen-espectador.
A esto se le opone una imagen cercana a la estética documental, quieta y sin ediciones, pero con la temible fuerza de la autenticidad. A esta última le es indiferente presenciar durante minutos la fachada de una casa, un suicidio, o el exterior de una escuela; dejando enfrentados sin enmascaramientos el ojo de espectador y lo contingente de los hechos.
Juan C
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9
23 de mayo de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienza una carrera en el largometraje, un tal Lynch propone un inicio hermético, vemos un paisaje fabril en desuso y un hombre con un peinado raro; parece que nos hablará del desencanto y la alienación post industrial de los setenta……. Minutos después la cámara se va hacia un radiador y ahí comienza todo…... un escenario…... Dentro de él una estrambótica bailarina……desde ahí y hasta Inland Empire; la realidad será una sustancia imprecisa y distorsionada por nuestras pulsiones; la escena será intersticio y pliegue a la vez; la narrativa será una topografía de símbolos ominosos; el cine sinónimo de enigma……....no hay vuelta atrás; como nos propuso Noé explícitamente en su Enter the Void, los ojos girarán hacia nuestra cavidad craneana y mirarán hacia dentro.

Sea que nos cuenten una paternidad no deseada; el derrotero de un esposo homicida o la frustración por la falta de talento de una chica linda.

Los maestros son así
Juan C
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9
26 de marzo de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable film. Como pocos, Mendes logra un film de una profundidad inusitada.
Su ritmo paciente, su cámara sutil y atenta, su excelente libreto; logran dotar de una dimensión a los personajes poco habitual en el cine contemporáneo.

Los silencios, la tensión contenida, los desbordes, lo subrepticio, lo explícito; todo se dirige suavemente hacia la tragedia. Por momentos uno siente el mismo vaciamiento que los personajes, una especie de angustia sin levante; la “nada” misma que se desprende de los ojos de Winslet, la impotencia y desazón de la mirada de Di Caprio.

El film es un durísimo retrato del devenir de una pareja, un severo miramiento del peso de la cotidianeidad en el espíritu del ser humano, una implacable crítica social que apunta directo a las bases que sustentaron el “american way of life”.

En “belleza americana” Mendes nos mostraba la decadencia del modelo, la imagen crepuscular del sueño, pero dotado de elevadas dosis de ironía y cinismo; el trago era menos amargo y también mucho menos profundo.
Aquí no hay sarcasmo, ni un atisbo, todo viene en serio, de a poco, hacia un desenlace áspero e inevitable.
Juan C
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