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España España · Las Palmas
Críticas de Chano Aleman
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
1
20 de junio de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si me molesto realizar una critica de Casi 300, es porque esta me servirá de cliché para futuras astracanadas como esta. Cuando se estrenen parodias del estilo de Scary Movie, tan solo tendré que publicar esto cambiando nombres y situaciones, Esta película, como su propio nombre indica, es una parodia de 300, donde el mal gusto, lo escatológico y lo sexista se une a los chistes mas obvios del siglo, Ni uno solo de los millones de gags que trufan esta película merece el mas mínimo comentario. No me considero un espectador difícil para las comedias, pero que en una hora y pico que dura el film (al menos es corta, aunque se haga larga), no me halla hecho brotar ni una mueca de sonrisa es significativo. No es mas que un sucesión de noticias cinéfilas, televisivas y del corazón, esbozadas una tras otras con la mas mínima argucia argumental. Así se logra un cocktail tan indigesto como los originales a los que se imita (Britney Spears, Paris Hilton, American Idol, Shrek, Transformers, Lindsay Logan, y un largísimo etc.). Lo único honesto de esta producción es que el publico potencial es muy definido, devorador de palomitas compulsivo con poca vocación cinéfila y risa fácil, por no decir autómata.
No sé si se ha notado Casi 300 ni similares no son santo de mi devoción, aunque reconozco que el que paga por verla (no fue mi caso, no pague), ya sabe a lo que se expone.
Chano Aleman
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6
14 de enero de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque sea punto común en todas sus entrevistas y el lo niegue de manera tajante, The Lovely Bones, sigue la estela mágica marcada por esa maravilla llamada criaturas celestiales. Peter Jackson hace un paréntesis en sus grandes epopeyas para volver a centrarse en una historia menor, donde los sentimientos predominan por encima de las espadas.
The Lovely Bones es deudora de títulos muy cercanos como Adiós pequeña, adiós o Mystic River. Donde Affleck y Eastwood triunfaron, este demuestra que las pequeñas historias muchas veces están reñidas con ese estilo etéreo que impregna todo el metraje. Jackson sabe que un guión tan endeble como el de este film, donde todas las tramas parecen secundarias y nunca se decanta por ninguna en particular, no se sostendría sin ese tono de autor más propio de un Tim Burton en horas bajas que de él mismo.

The Lovely Bones son dos películas bien diferenciadas. Por un lado el típico Thriller americano que, en mayor medida funciona, gracias a la correcta labor de Stanley Tucci . Y por otro una historia fantástica sobre el transito a una vida mejor y la liberación de las ataduras terrenales. Cada vez que una de estas dos líneas argumentales comienza a coger cuerpo es interrumpida por la otra.


Todos los personajes, de un modo u otro, están lastrados por una carga. La niña protagonista por lo que pudo haber sido y no fue. El padre (un cada vez mas perdido Mark Wahlberg) por lo que fue y será. La madre (una Rachel Weisz que no coge el tono a la obra) por lo que ha sido. Y la abuela (una desatinada Susan Sarandon) por lo que fue y no volverá.

Además, para mas INRI, Jackson aboga por un final nada arriesgado. Borda el ridículo y prefiere dejar en manos del destino lo que podría haber sido una decisión moralmente ambigua, pero desde luego mucho mas valiente.

El director neozelandés se empeña en esta ocasión en vendernos humo a precio de oro. Pero esta vez el humo cegó mis ojos…




Recomendada para: Amantes de los videoclips de Enya.
Chano Aleman
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7
20 de junio de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay géneros en el mundo del cine que están denostados por saturación. El género vampirico ha sido explotado hasta la saciedad en las ultimas décadas: En los últimos años obras como los guardianes de la noche o los revivals de Drácula (a excepción del de Coppola) no han sido nada reseñables.
Solo un director tan personal como David Slade, autor de la esplendida Hard Candy (otra obra vampirica y absorbente, aunque no lo crean) podía ofrecer una nueva vida a los no muertos. La película nace de la genial idea del asedio de una tribu de vampiros a un pequeño pueblo de Alaska que goza de 30 días de noche cada año y que por tal motivo se aísla del mundo durante ese periodo. La premisa es tan magnifica como el impresionante prologo del caminante sobre el blanco hielo, mas tarde teñido de rojo.
El film combina los tópicos de tal manera que lo manido nos resulta nuevo y los clichés refrescantes. El ritmo y el aspecto comicquero de la película es impecable y, aunque sobra ciertos elementos superfluos e irrelevantes como algunos personajes florero (véase el acolito humano de los vampiros) el conjunto global nos envuelve en una aventura que se asemeja en muchos aspectos con la reciente “Soy leyenda”, sobre todo en las facetas de heroísmo y sacrificio. Secuencias como la devastación del pueblo, en plano aéreo y con la sangre tiñendo la nieve, engrandecen una serie A, con espíritu de serie B. Por ultimo destacar la interpretación de Danny Huston como líder de los Vampiros, papel iconoclasta donde los haya y que marcara estilo. Recomendable, muy recomendable con un buen combo de palomitas.
Chano Aleman
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9
20 de junio de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien puede ser definido como un cineasta kamikaze, ese es Julian Schnabel, autor inclasificable que aporta magia y poderío a cada proyecto que acoge, por vació que este, a priori, resulte. La escafandra y la mariposa es una obra personalísima, basada en una historia real, la de Jean-Dominique Bauby, redactor jefe de la revista Elle, que sufrió una embolia masiva a los 43 años que le dejó en coma durante tres semanas y que al despertar se dio cuenta de que estaba paralizado de la cabeza a los pies, salvo uno de sus ojos, del que aún conservaba su movimiento y con el que podía parpadear. A partir de ahí, en el hospital de Berk-Sur-Mer pensaron en ofrecerle una manera de comunicarse. Ordenaron el alfabeto con las letras más utilizadas y mientras las enfermeras le iban dictando las letras, él parpadeaba una vez cuando llegaba la letra que le interesaba y así podía llegar a formar una frase. Lo curioso es que con este método, el señor Bauby empezó a escribir un libro, el de La escafandra y la mariposa.
Ante la aparente dificultad de la plasmación en imágenes de esta claustrofóbica historia, Schnabel recrea un universo personal, donde la realidad y la vigilia se entremezclan en un relato, a ratos surrealista, que nos embulle en una obra que nos cautiva, como la enfermedad cautiva a un hombre en la metáfora de la escafandra y nos hace volar cual mariposa, por el universo onírico y personal del protagonista, un sensacional Mathieu Amalric inmensamente expresivo en su aparentemente inerte interpretación. La culpa la tiene la constante voz en off, irremediablemente embriagadora y poética, y momentos inconmensurablemente brillantes, como la primera visita de los hijos al hospital, la historia del cambio de avión, inequívocamente metafórica o todas y cada una de las escenas de un impresionante Max Von Sydow (que hace del padre del protagonista). La película tiene dos partes claramente demarcadas. Una primera, donde la cámara subjetiva es protagonista absoluta (para mi la más brillante) y un segundo acto donde el protagonista “cobra vida” y comienza a relacionarse con su entorno.
La escafandra y la mariposa es una obra redonda, sobre los deseos perdidos, las tareas inacabadas, los sueños inalcanzables, lo banal de la vida y la importancia que cobran los detalles cuando son lo único que tenemos, pero también una gran reflexión sobre lo fútil de la existencia. En palabras del protagonista: Hoy siento que toda mi existencia es una cadena de pequeños errores. Mujeres que no fui capaz de amar, oportunidades que no pude aprovechar, momentos de felicidad que deje escapar. Una carrera cuyo resultado me era conocido de antemano, pero en la que he sido incapaz de apostar al ganador. ¿Estaba ciego o sordo? ¿O necesitaba una desgracia para ver mi verdadero ser?
Chano Aleman
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6
17 de abril de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de Tim Burton (como hablar de Hitchcock o David Lynch) es hablar de un sello especial. Durante toda su carrera se ha forjado un estilo inconfundible que le cataloga como uno de los pocos creadores de la meca del cine. Podríamos incluir en el grupo a Terry Gillian pero con desiguales resultados. En Alicia, Burton demuestra que detrás de un presupuesto megamillonario y un Blockbuster puede coexistir un atisbo de genialidad y arte.

Nada nuevo bajo el sol. La historia sigue siendo básicamente la misma, la perdida de la inocencia y el tomar las riendas de tu propia vida sin que los demás manejen tu destino. Sin embargo, el director siempre se reinventa en unos paisajes y unos mundos particulares, casi rozando el surrealismo de Dalí, en muchas secuencias, que hacen del film una obra de arte visual y aún más con la atmosfera envolvente y subyugante que transmite 3D.

Sin embargo, el cruce Burton-Disney ha creado unos personajes excesivamente infantiles y planos en el que segundas lecturas son imposibles. Disney ha blanqueado a Burton, lo ha descafeinado y ha eliminado por completo la complejidad y la oscuridad de algunos personajes que lo exigían. Hasta un personaje tan a priori Bombón como el Sombrerero Loco se diluye en este cuento infantil (en la peor de las acepciones lo de cuento).

En cuanto a la caracterización de los personajes se me antoja innecesaria, como Helena Bonhan Carter o el artificioso Crispin Glover. Tanta estilización no aporta nada en absoluto a sus personajes y, una vez mas, invita a la desdramatización de estos en pro de la simple anécdota.

En definitiva, una obra visualmente magnifica pero tremendamente plana y sin alma. Lo que Burton logró superar con Charlie y la fábrica de chocolate no es conseguido aquí. Y es que no es lo mismo Warner que Disney.
Chano Aleman
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