Clásico en un glorioso blanco y negro con la estrella infantil del momento, guión de Graham Greene y unas interpretaciones más que notables. Triángulo amoroso en el marco de la embajada francesa en Londres, con el argumento vertebrador de los "secretos" de adultos dejados en manos de un niño. Todo en la película rezuma simpleza pero con ese toque que desprende el cine irrepetible. Brillante.

Bajo una estructura de película de terror, el director nos presenta el drama que supone la llegada de emigrantes desde México a Estados Unidos. Con el desierto del título como un personaje más de la historia, el film no propone nada que no hayamos visto ya, pero está rodada con solvencia y brío que hace que te la calces del tirón.
No es obvio después de su visionado, pero uno piensa como será el grado de desesperación de la gente que se juega todo por alcanzar el objetivo de llevar una vida estable, arrostrando innumerables peligros y superando decenas de miedos.
Un director a seguir.

Traslación absolutamente fallida de este personaje no tan conocido de la Marvel, emblema del ecologismo que, aquí, no se aprecia por sitio alguno. A medida que avanza el metraje, todo se va oscureciendo y "empantanando" de tal forma que el único deseo que albergas es que todo termine cuanto antes. En fin, que si tu aspiración es disfrutar de un ratito de "horror" pues nada, te pones esta peliculita y tus sueños se verán colmados. Espantosa.

Sólida y brillante plasmación fílmica dentro del cine de ciencia ficción y enmarcado en el "subgénero" de "viajes en el tiempo. Con una original premisa (nada fácil de trasladar a la pantalla sin causar confusión), un desarrollo sin fisuras y un final de los que permanecen en la memoria, la propuesta constituye un sano ejercicio para ocupar positivamente algo menos de dos horas de tu vida.
Un robusto guion y una ágil dirección, que no flojea, completan esta estimulante entrega cinematográfica muy recomendable. Con el paso de los años quizás devenga en un clásico del género. Seca, cortante y sin concesiones.

Típica producción en la que la mezcla de géneros es su seña de identidad, fagocitando títulos de películas emblemáticas (aquí es evidente "Mad max" y, aún más, "Terminator") conformando un pastiche de acción para jóvenes contado en forma de distopía futurista próxima al tiempo de su estreno (1989).
Una abracadabrante trama, una puesta en escena más bien pobre con escenarios mil veces vistos (los pocos que aparecen, claro), unas interpretaciones de subsuelo y una más que rutinaria dirección devienen en esta "Curso 1999".
Ahora, eso sí, si no eres muy exigente y te pilla en un días de esos en las neuronas se han declarado en huelga, puede ser una propuesta digerible. Flojita.