Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Críticas de manulynk
Críticas 1.155
Críticas ordenadas por utilidad
6
24 de febrero de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
Desde el estreno de "Crimen Ferpecto" hasta este film han pasado 6 años en los que el realizador Alex de la Iglesia apenas nos ha ofrecido algunos cortos y un inciso con un film de encargo en el 2008 con "Los crímenes de Oxford", experiencia de la que no parece que quedara muy contento que digamos. El film era bastante correcto, aunque difícilmente reconocemos a De La Iglesia en él. En este largometraje no hay ninguna duda sobre la mano que lo ha filmado.

La historia comienza en los últimos momentos de la Guerra Civil, en la que el padre de uno de los protagonistas (interpretado por Santiago Segura), es un payaso que se ve obligado a pelear junto con un pelotón de republicanos (comandados por Fernando Guillen Cuervo), motivo por el que acaba encarcelado y termina sus días en la faraónica obra del Valle de los Caídos. Ya de mayor, cuando el régimen franquista está ya agonizando, Javier (Carlos Areces) acaba en un circo ejerciendo de payaso triste, junto a Sergio (Javier de la Torre) el payaso principal y que ejerce un dominio sobre todos los integrantes del circo, incluyendo a la bella trapecista Natalia (Carolina Bang), la cual pese a los maltratos sufridos por su novio, le sigue aguantando pese a que parece sentirse atraída por el silencioso Javier.

Como todo triángulo, las cosas no terminarán bien del todo. Pero el realizador no pretende ofrecernos un drama al uso, sino que utiliza todo este material para establecer una curiosa (y compleja) metáfora. Javier es el máximo exponente de la depuesta República, ingenuo e idealista. Por su parte Sergio es la mano dura y en ocasiones brutal que representa el régimen franquista, que pese a ser capaz de entretener y hacer reír a los niños, es capaz de apalizar sin contemplaciones a quien le lleva la contraria. En medio de ambos, Natalia (España??¡¡) se debate entre la mano dura de Sergio, y la mano tierna de Javier, con cierta preferencia al primero. Sin embargo, el segundo no se conformará con estar recibiendo siempre y se rebelará contra su destino (y su ADN).

Hasta aquí lo que parece que Alex de la Iglesia quiere explicar. El principal problema del film es su forma de explicarlo. Hay que reconocerle al realizador que arranca bien. Con una introducción que nos pone en situación, y posteriormente con los primeros compases que ilustran la llegada de Javier al circo. A partir de aquí, la película entra en una especie de "tunel del exceso" en el que las situaciones que plantea rozan el absurdo cuando no lo grotesto y que derivan en un "grand finale" tan apoteósico como excesivo con el Valle de los Caídos como telón de fondo. Da la impresión que el realizador ha querido ajustar cuentas con la historia muy a su manera, pero se ha dejado llevar demasiado por la mala leche que tenía acumulada.

Y es que el film contiene un cuidado y potente despliegue visual en todo su metraje, tanto en sus compases iniciales con la guerra civil, como el retrato de la España de los 70, e incluso coloca a sus personajes en determinados momentos de nuestra historia no tan reciente ya. De La Iglesia se luce en el apartado estético. Además cuenta con un reparto sólido en el que además de los mencionados intervienen Manuel Tejada, Manuel Tallafé, Sancho Gracia, Terele Pávez, José Manuel Cervino, Luís Varla, Joaquin Climent, y algún que otro cameo como el de Raúl Arévalo o el de Fran Perea.

Entre lo que hubiera podido ser un film más convencional y el exceso en el que deviene quizás se hubiera agradecido algo más equilibrado, sin perder la mordiente y con algún toque de sentido del humor, o, por lo menos de una mayor ironía algo de lo que sabemos que el realizador no carece. Ya que la verdad es que cuesta ver el famoso humor negro de que ha hecho gala en su filmografía (la frase que se menciona en el film "Si no se ríen, acojónolados" resulta de lo más apropiada para resumir el film). Pero, quizás porque esta vez no ha habido nadie que le acompañe al realizar el guion, al final se le acaba escapando de las manos, convirtiendo lo que quiere contarnos en algo más bien visceral, en el que queda muy clara la postura del realizador, tan clara como un puñetazo en el estómago con lo que, a mi entender no termina de lograr sus objetivos.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
4 de febrero de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
Jim Jarmusch es un cineasta extraño dentro del mundo del cine. Sus proyectos se han movido siempre por los márgenes del "establishment", y pese a que sus films no han pasado del todo desapercibidos dentro de los circuitos comerciales, no ha sucumbido a los cantos de sirena del cine comercial, manteniendo casi intacta su peculiar forma de entender y hacer cine. Esto no quiere decir que desde su primera película ("Permanent Vacation", 1980) su estilo no haya evolucionado.

Y eso que, a priori, hacer una película de vampiros se podría considerar como un intento de atraer a las masas con un tema que nunca ha terminado de perder vigencia, ni en el cine, ni en la televisión. Sin embargo, los vampiros que nos presenta Jarmusch, tampoco son corrientes. Adam (Tom Hiddleston) vive en Detroit, donde vive semioculto acumulando grandes guitarras y haciendo una música que no quiere nadie escuche. Eve (Tilda Swinton) vive en Tánger donde pasa el tiempo acumulando saber a través de los múltiples libros que lee y comparte un "te" con otro amigo vampiro que es ni más ni menos que Christopher Marlowe (el que según algunos especialistas, incluyendo al parecer al propio director, es el verdadero escritor de las obras atribuidas a Shakespeare), interpretado por el siempre eficiente John Hurt. Estos dos vampiros, que no por casualidad llevan el mismo nombre que la bíblica primera pareja que pisó el mundo, son dos personas con altas inquietudes culturales en la que se mezclan prácticamente todas las disciplinas del saber y del arte.

Jarmusch nos dibuja el retrato de dos "snobs" que pasan su tiempo (eterno) acumulando sabiduría. Quizás por eso, no son dos fieras instintivas (como si lo es la hermana de Eve, Ava, interpretada por Mia Wasikowska, que tiene sus fugaces quince minutos de fama en el film), que persigue a la gente corriente para saciar su sed de sangre. En realidad ambos son snobs hasta para eso. Temerosos de la poca pureza de la sangre de los humanos, prefieren acudir a hospitales o a clandestinos circuitos para conseguir un producto de calidad (del grupo 0 negativo), que degustan en la intimidad, y deleitarse como si fuera un buen vino o una droga.

El realizador sitúa la acción en dos escenarios bien diferentes. Por un lado un Tánger atemporal, el de siempre, con sus retorcidas callejuelas, poco iluminadas por las noches, que no dejan de ser peligrosas para los forasteros y por el otro Detroit actual, antaño una de las ciudades más dinámicas de los Estados Unidos pero que la crisis ha dejado convertida en una especie de ruinas que los protagonistas recorren en una de las mejores secuencias de la película, en la que repasan el esplendor perdido, casi como si estuvieran hablando de las ruinas de Roma, o de alguna antigua ciudad griega.

Pese a la presencia de actores conocidos en el reparto (sin llegar al estatus de estrella), no cabe ninguna duda que Jarmusch se mantiene dentro de los parámetros marcados por su propio cine, con una historia que pese a protagonizarla dos vampiros, son dos vampiros más sedientos de cultura y de conocimiento que de sangre. Por ello, las referencias musicales, literarias y de otros ámbitos están a la orden del día, y desde luego las andanzas de esta pareja no distan demasiado de las de otras retratadas por el propio realizador. Aunque hay que reconocer que para este film, Jarmusch ha creado una atmósfera sombría muy especial que rezuma decadencia por los cuatro costados.

Aunque no se le pueden negar aspectos referenciales e incluso auto-referenciales que salpican la trama del film, sería injusto decir que se trata de una película más de Jarmusch. Tampoco me atrevería a decir que es la mejor, pese a su indudable calidad. Lo que es indiscutible es que Jarmusch demuestra que su estilo ha alcanzado una espléndida madurez sin que por ello haya perdido por el camino las coordenadas básicas que marcan su cine en favor de conseguir sentar a algún espectador más en la sala. Probablemente, el cineasta nunca llegue a obtener un gran reconocimiento en forma de oscars, globos de oro, etc, pero también da la sensación que ni parece importarle, ni parece necesitarlo para seguir ofreciéndonos pequeñas joyas con las que deleitarnos.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
3 de febrero de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
El realizador francés Luc Besson fue uno de los primeros en atreverse a disputar la hegemonía norteamerica en cine de acción. Y ello pese a que la inspiración le viene más de oriente que de occidente. Aunque ha sabido mantener un equilibrio entre la contundencia y la pausa del cine oriental y la espectacularidad del cine de acción "made in Hollywood". Pese a que en los últimos años se ha volcado más en su faceta de productora través su propio sello (EuropaCorp), de vez en cuando vuelve retoma la cámara para realizar algún que otro film.

El punto de partida es el mito sobre el cual el ser humano sólo utiliza el 10 % de su capacidad cerebral, algo que según la comunidad científica no es cierto, pese a que algunos se empeñen en demostrar lo contrario con sus actos. La protagonista del film es Lucy (Scarlett Johansson) una joven estudiante en Tailandia, que por accidente se termina viendo con un paquete de un tipo de nueva droga sintética en su estómago que termina explotando en su interior despertando esas aparentes capacidades dormidas. Asustada buscará orientación en el profesor Norman (Morgan Freeman) uno de los principales especialistas en el tema, mientras ajustará cuentas con los mafiosos propietarios de la droga.

La trama argumental (obra también de Besson) apenas sostiene, no tanto por lo fantasiosa como por varias incongruencias a lo largo del film, pero el realizador francés apenas le da importancia a la misma. Contando con la presencia de la escultural Johansson que sigue estando de muy buen ver, y el empaque de un siempre eficiente Morgan Freeman, lo demás se resume en un conjunto de escenas de acción, persecuciones, tiroteos y algo de efectos especiales tipo ciencia ficción. Los escasos 90 minutos que duran el metraje hacen que la película pase como un suspiro sin darnos mucho tiempo a ni a cuestionar determinados pasajes muy inconsistentes en la trama. Incluso la inexpresividad de Johansson le beneficia en su composición de una persona que a medida que aumenta su actividad cerebral parece perder su parte más humana.

Lo mejor del film es que su responsable es plenamente consciente que lo que quiere ofrecer al espectador es un film de acción, pura y dura y no entretenerse en un amplio debate sobre la base científica del uso del cerebro. Desde luego no es el propósito del realizador ponerse trascendental con estos temas, sino más bien utilizarlos para construir una película de acción aderezada con algunos toques fantásticos. Sin negar que cumple su función de film de evasión, también hay que reconocer que en su corta filmografía Luc Besson ha hecho películas mucho mejores.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
3 de febrero de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
Hace dos años, cuando Paco León, más conocido como "el Luisma de Aida", presentaba "Carmina o revienta", un film rodado con pocos medios en las que la protagonista principal era su madre, Carmina, y contaba con la presencia de su hermana María, muy pocos se lo tomaron en serio, seguramente pensando que "el Luisma" quería aprovechar el tirón de "Aida" con una película parecida, llena de astracanadas y chistes de dudoso gusto. Sin embargo, lo que se encontraron los primeros espectadores fue a un verdadero animal cinematográfico, Carmina Barrios, capaz de llenar la pantalla (en todos los sentidos).

Paco León ha dejado pasar el tiempo de forma prudencial, lo que le ha servido para darle unas cuantas vueltas a lo que tenía entre manos y tratar de ofrecernos algo más. Pero ese "algo más" no significa un film con muchos más medios y muchas más pretensiones, destinado a aprovechar el tirón de forma descarada. En realidad, se trata de un film más completo. En esta ocasión se puede decir que hay algo más de guión, planteando una situación en la que la súbita muerte del marido de Carmina, es ocultada por un par de días con la finalidad de poder cobrar una paga. Así, prácticamente toda la acción transcurre en el piso de Carmina, por el que pasan diversas vecinas, amigas y su hija, mientras su marido se queda en el sofá echándose una "siesta eterna", sin que nadie lo advierta.

La trama podría haber encajado perfectamente en la primera entrega, ya que la protagonista, Carmina Barrios no trata de mostrar más de lo que ya vimos en "Carmina o revienta". Es exactamente el mismo personaje, el cual trata de sobrevivir gracias a su ingenio y mala leche en un mundo complejo, en ocasiones hostil en el que sólo sobreviven los que saben buscarse la vida. León desarrolla mucho más el costumbrismo que ya estaba presente en la primera película, consiguiendo dar una visón más de conjunto, no sólo con una, una vez más, descomunal Carmina Barrios, bien secundada por su hija, María León, que le da el contrapunto a su madre de forma natural.

Pero tampoco hay que olvidar al vecindario que visita a Carmina (en el que reconocemos a Yolanda Ramos que dispone de sus cinco minutos para lucirse, Estefanía de los Santos, Mari Paz Sayago) con el que completa un cuadro muy realista de situaciones cotidianas y muy actuales, que van de la situación económica, a la situación social, tocando, sin hablar de ellos directamente, temas como la ley de dependencia, la edad de jubilación, la situación laboral (por no decir el paro), y diversas situaciones sociales que muestran una sociedad deteriorada. Quizás por eso, cuando uno de los personajes del film menciona que la monarquía ha tenido un "annus horribilis", no podemos por menos que sonreir (cuando no reirnos a carcajadas por no llorar) visto el panorama que tienen que soportar las conocidas como "personas de a pie".

Si a lo que cuenta se le hubiera añadido una buena dosis de humor grueso y algo de chavacanerismo a cuenta de todo lo que se mueve y desentona, hubiera podido ser perfectamente un argumento de la serie que ha hecho famoso a Paco León, ya que su película bebe de un costumbrismo muy similar. Sin embargo, la diferencia principal la encontramos en un tono que sin llegar a ser excesivamente trascendente, si que es los suficientemente serio como para realzar el realismo y la cotidianeidad que son los principales valores de la película. Además de la presencia de su madre, una vez más inconmesurable. El tiempo dirá si Paco León es un cineasta que pueda decir más cosas sin la presencia de Carmina ya que parece que ya ha dicho todo lo que tenía que decir y sería una lástima estirarla en exceso.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
15 de octubre de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
George Clooney, sigue alternando la interpretación con la dirección. El motivo de su película se resume con la frase que dice su personaje al comienzo de la misma: " Pueden exterminar a toda una generación, arrasar sus casas y, aún así, el pueblo se repondría. Pero si destruyen su cultura es como si nunca hubiera existido". En esta ocasión, su proyecto cinematográfico nos lleva a un hecho real poco conocido de la II Guerra Mundial: un grupo de expertos en arte, comandado por el teniente Stokes, los cuales a medida que se iba liberando Europa del yugo nazi, se dedicaban a recuperar las obras expoliadas por éstos y cuyo destino parecía ser un monumental museo en austria a la mayor gloria de Hitler.

Clooney interpreta a Frank Stokes que fue designado directamente por el presidente de los Estados Unidos Truman para recuperar las obras de arte en poder de los nazis, tarea nada sencilla ya que los alemanes tienen intención de vender cara su derrota. Además por el lado de los soviéticos también hay una unidad realizando la misma tarea. El film empieza de una forma un tanto desenfadada mientras narra el reclutamiento de los expertos en arte, pero que no destacan precisamente por ser combatientes de élite. El grupo lo componen el Teniente James Granger (Matt Damon), el sargento Walter Garlfield (John Goodman), el teniente Jean-Claude Clermont (Jean Dujardin), el teniente Donald Jeffries (Hugh Boneville). el sargento Richard Campbell (Bill Murray) y el cabo Preston Savitz (Bob Balaban), ayudados por la valiosa información que posee la francesa Claire Simon (Cate Blanchett). Durante los primeros compases el film adquiere un tono que recuerda en buena manera a "Los violentos de Kelly", "Los siete magníficos" o incluso "Los doce del patíbulo" el que parece su mayor referente con la salvedad que no se trata de condenados a muerte, aunque comparten cierto tono irónico que Clooney se encarga de acentuar por la escasa formación militar de tan peculiar grupo.

Clooney, con acierto evita ilustrar el avance de los aliados por Europa a base de grandes batallas, situando la acción justo por detrás de la línea del frente, mostrando las difultades con que se encontraban a la hora de intentar proteger los monumentos históricos ante la poca colaboración de los altos mandos en liza. Sobre todo si dicha protección implicaba el sacrificio de vidas humanas. Aspecto que no tuvieron muy en cuenta en el desembarco de Normandía o en otras acciones en las que la estrategia sí lo justificaba.

A medida que avanza el metraje el tono de film se va volviendo más serio, no sólo por determinadas acciones en las que se ven implicados algunos miembros del grupo, sino por los descubrimientos que van haciendo a medida que avanzan hacia Berlín. Es interesante como mientras señala en primer plano los esfuerzos de los nazis por acarrear con diversas joyas artísticas a medida que se van retiando, en un segundo plano se muestra, el expolio sufrido por parte de los judios y su fatal destino a manos de las autoridades nazis. Y esto lo hace sin mencionarlo explícitamente, aunque con habilidad la cámara se detiene en determinados momentos, bien escogidos, para que seamos testigos de la cantidad de objetos de valor sustraídos. No necesita mucho más. La imaginación del espectador completa el resto. Tampoco se está de hacer una crítica velada hacia unos mandos poco colaboradores a la hora de evitar estragos en el patrimonio cultura, pero que no pierden la ocasión de salir en la foto cuando se realiza un hallazgo de grandes dimensiones. Pero tampoco puede evitar introducir la bandera norteamericana en determinados momentos.

Clooney suma un nuevo registro a su faceta de realizador. No llega en esta ocasión al excelente nivel mostrado en su primera película, pero consigue mantener la línea de ofrecer un cine que quizás no se considere de autor pero en el que encontramos cierto compromiso. Tampoco desmerece en el panorama actual la historia que nos cuenta, bien apoyado además por un buen reparto (en el que Goodman y Murray saben destacar los pocos momentos de que disponen) que ayuda a mantener la película en los momentos en los que el ritmo decae.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow