Como policíaco es un fraude, pero como tragicomedia es muy grande. No quiero desdeñar sus cualidades, pero un policíaco no puede funcionar por casualidades (ver spoiler). Como tragicomedia es una gran obra, inteligente y emotiva a partes iguales.

La historia, no por menos predecible, termina siendo impactante.
El contexto de la crisis capitalista griega y la lucha entre el hedonismo y la soledad colman de sentido los tópicos que vemos.
Excelentes interpretaciones.
Un director y una actriz a los que habrá que seguir.

El mal, el recuerdo, la culpa y la carne son los ejes argumentales de esta película difícil, extremadamente sensible y que no elude el conflicto moral. Su ritmo lento intensifica la emotividad, subrayada por el director no en exceso, pues lo que cuenta es terrible, no es liviano y no se puede despachar en 90 minutos a ritmo de vídeo clip.
El proceso de culpa por distintos motivos que embargan a los protagonistas los hace rehenes de sí mismos. Este es el discurso interior. Hay otro, el político, el social, que afectó a la sociedad alemana y que es expresado de forma devastadora en esa aula de derecho.
La caja de música de Costa-Gavras, siendo una buena película, queda en mantillas tras el discurso político-emotivo de El lector sobre la culpa personal y colectiva.
La interpretación de Kate Winslet es absolutamente asombrosa

Narración desapasionada y dispersa, discurso contradictorio y a veces peligroso, pues justifica la violencia o el maltrato.
En todo caso, no hay reivindicación feminista, ni de clase ni de color, pues con su discurso descontrolado el único resultado es que vuelve románticas las vivencias del lumpen.
Una decepción

Junto con La marcha sobre Roma y El caso Mateotti, Años difíciles compone el triunvirato de los mejores filmes sobre el fascismo en Italia. Además, son obras maestras en sí mismas.
Es una pena que Zampa, el director, esté olvidado, pues es uno de los grandes genios de cine italiano de postguerra.
En este caso, la tragicomedia es el género elegido para contar el desarrollo y el final del fascismo en un pueblo de Sicilia, como símbolo de la Italia profunda.
Todos los elementos del film son impecables y posee una coherencia y una fuerza dramática envidiables.
El desesperanzado final no es más que el resultado de haber sido un pasivo ante la barbarie.