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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de junio de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los jóvenes, de cualquier generación, nunca consiguen tener una vida aparte. Para bien (y para mal) están sujetos al mundo de los adultos, los cuales cuando son padres, juegan a su sostenimiento económico, a darles una educación acorde con la experiencia alcanzada… y a veces, a amargar sus días cuando, anclados en su momento histórico, confrontan y despotrican de todo lo que los chicos asumen como su estilo generacional; y de otro lado, los adultos estarán siempre en busca de los jóvenes, algunos, para defender sus derechos, para mejorar su calidad de vida, y ayudarles a comprender la existencia. Pero, muchos más, les buscarán para explotarlos, para sacar beneficios egoístas, o quizás, para recuperar un poco de olvidada ternura o de sexo denegado, aunque para ello tengan que pagarles.

Aikó (Akiko en el caprichoso sistema de traslación japonés-romance), es una bella joven estudiante de sociología, convertida en “relacionista” para pagarse sus estudios, y en este sensible filme del director iraní, Abbas Kiarostami, los adultos serán el eje central de su existencia.

El primer adulto, es quien le consigue sus nuevas relaciones, mientras hace las veces de consejero para alejarla de su celoso novio. El segundo adulto, es su abuela, la dulce mujer que viene a Tokio con ansias de verla, quizás porque presiente que su nieta no anda por buen camino (con ella se dará una de las más conmovedoras secuencias que podemos ver en, <<COMO ALGUIEN ENAMORADO>>). El conductor del taxi que la lleva a su nuevo compromiso, será el tercer adulto que entre en su vida y actuará de forma respetuosa y condescendiente, guardándose cualquier pensamiento solamente para él; y finalmente, el cuarto adulto será el profesor Watanabe, escritor y traductor, viudo y con una nieta. Es a él a quien la chica servirá para aflorar su adormecido romanticismo, su capacidad de dar afecto, y su incontenible deseo de volver a sentirse joven y como un ser enamorado (like someone in love).

Kiarostami, delinea su filme con sutileza, logrando que todo resulte sugerido y que, el espectador, se vea empujado a sacar sus propias conclusiones. Hasta el abrupto final, sólo veremos a seres humanos que buscan recibir y dar afecto… y la última respuesta nos tomará por sorpresa, sin lograr acogerla por más comprensible que resulte, porque la anécdota se desenvolvía sin juicios, aunque un temor oculto venía tomando forma desde la escena en la universidad.

Por enésima vez, Kiarostami corrobora que, la búsqueda que le interesa es más interna que exterior, aunque no deja de conjugar el mundo que va y viene en torno de cada ser humano. También, en ese tono casi documental, característico de la totalidad de su obra, el director nos hace volver a creer que la humanidad es una sola y que los corazones sienten lo mismo aquí que en Constantinopla.

En lo que a mí respecta, la sensibilidad de, Rin Takanashi (Aikó), se me ha metido bien hondo en el corazón y, Tadashi Okuno, como el profesor Takashi Watanabe, me hace sentir que no es nada fácil juzgar las debilidades humanas.
Luis Guillermo Cardona
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7
12 de junio de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una religión mal entendida, sustentada en libros arcaicos escritos por hombres, algunos bastante –y otros menos- brillantes, pero, en ambos casos atribuidos a Dios para garantizar la sumisión incondicional a ellos, y que se niega a evolucionar precisamente por consagrarlos a un Dios –para sus líderes- inamovible e incapaz de evolucionar; y una política manejada por hombres obtusos, machistas recalcitrantes, y en muchos casos manipulados por las iglesias, es la causa de que, en Irán, como en otros países del mundo árabe, la mujer sea víctima de un absurdo sometimiento que, no sólo la considera inferior como ser humano, sino que la obliga a una serie de convenciones que vulneran desde sus más sencillos hasta sus más esenciales derechos.

Pesan las contundentes palabras que expresa la protagonista, Mania Akbari, en este filme de particular estructura minimalista, que por su carácter decididamente crítico, le significó el tener que marcharse del país. Dice Mania: “Las leyes podridas de este país (Irán) no otorgan ningún derecho a la mujer. Una mujer tiene que decir que su marido le pega o que es adicto a las drogas (para poder separarse de él). Una mujer aquí no tiene derecho a vivir”.

<<DIEZ>>, es prácticamente un documental filmado en términos de road movie, donde la pintora profesional, cinematografista, asistente en documentales, y directora de cine desde el año 2003 (“Crystal”, “10+4”, secuela de, “10”, “20 Dedos”, “De Teherán a Londres”…), Mania Akbari, se presta junto a su hijo Amin Maher, su hermana Roya, y cuatro mujeres más, a confesar aspectos íntimos de su vida, con los que nos ayuda a entender el secundario y atropellado rol que, a su manera de ver, desempeña la mujer en la sociedad iraní.

Hay que beber lenta y cuidadosamente cada palabra, hay que apreciar cada frase con el oído del psicólogo, para entender enseguida que las mujeres iraníes claman desesperadamente por ser oídas, valoradas y respetadas, porque ya la nueva generación -representada aquí por el pequeño Amin-, amenaza con repetir los mismos paradigmas de subestimación y desconocimiento que se vienen repitiendo desde hartos siglos atrás.

Abbas Kiarostami, hace, en ésta película, lo que suelen hacer los directores despiertos y de mente clara: Se compromete con aquella fracción de sociedad en desventaja; se convierte en gestor de cambio, y pone el arte cinematográfico al servicio de esa toma de conciencia que, es lo único, que podrá asegurar el devenir del mundo.

Sirvan estas palabras de la propia, Mania Akbari: “Tal vez el viaje más próximo y más común lo hagamos a la luna, pero tenemos que aprender a viajar más adentro de nosotros mismos, si realmente queremos saber quiénes somos y dónde estamos”.

Título para Latinoamérica: <<10>>
Luis Guillermo Cardona
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7
7 de febrero de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una historia sobre la constancia de una niña que, después de tenerlo todo y vivir como una princesita, de repente parece necesario que vea la otra cara de la vida, para poder fortalecerla como ser humano… y quizás, por haber vivido en La India, aprendió lo suficiente sobre la resistencia, la fe y el amor, porque con éstos potenciales habrá de enfrentarse a los reveses que truncarán su armonía. Entonces, Sara Crewe, demostrará que, cuando hay constancia se mantiene viva la esperanza que nos alienta; cuando se tiene fe, sustentada en la guía de la intuición, hay muchísimas probabilidades de que estemos en lo correcto; y cuando se tiene Amor, el universo atraerá a las personas que servirán de apoyo para que podamos seguir adelante.

Junto a, “Little Lord Fauntleroy” y “The Secret Garden”, <<LA PEQUEÑA PRINCESA>>, conforma la brillante trilogía infantil con que la escritora anglo-americana, Frances Hodgson Burnett (1849-1924), brindó a los jóvenes del mundo un acervo de experiencias que ejemplarizan los valores que hacen posible enfrentarse a las vicisitudes a las que quizás, un día, nos veremos abocados. Sus historias están llenas de sabia percepción, de acogimiento con valor, y la suficiente entereza para que sepamos hacer uso de las herramientas positivas naturales con las que, poderosamente, hemos sido dotados.

El capitán, Reginald Crewe, debe marchar a la guerra, pero quiere asegurarse de que su “princesita”, huérfana de madre, quede en buenas manos hasta su regreso. Con plena confianza y dispuesto a pagar lo que sea necesario, la deja entonces en el internado de Miss Minchin, en Londres… pero jamás pasa por su pensamiento que la vida podría dar un extraño giro y, su Princesita, quizás no lo sea para siempre.

Miss Minchin, es ejemplo de la hipocresía y el oportunismo que flota alrededor del mundo, y es todo bondades mientras luzca la abundancia; pero su lado oscuro sale fácilmente a flote cuando entiende que hay carencia en su entorno. Al contrario, y por fortuna, su hermano Bertie es todo corazón… y quizás sirva de aliento a la pequeña Sara, quien no se resiste a perder a su padre aunque todos dijesen que se encuentra muerto.

Walter Lang, un director por el que empiezo a sentir que necesita redescubrirse (sus películas posteriores, “Sitting Pretty” y “Desk Set”, me han resultado encantadoras), logra con, <<LA PEQUEÑA PRINCESA>>, un filme de gran atractivo visual, y aunque soy de los que sienten que Shirley Temple nunca tuvo suficientes dotes como actriz (pónganla al lado de, Margaret O´Brien, y se apagará por completo), creo que tiene aquí uno de sus más afortunados momentos, gracias a la pericia y la paciencia de, Walter Lang, en la dirección de actores.

Mucho más agradable me resulta la presencia del veterano, Arthur Treacher, quien, como Bertie Minchin, logra un carácter simpatiquísimo y lleno de bondad. Con él, el filme adquiere soltura, el drama se ameniza, y la Temple logra una empatía que le permite mostrarse desenvuelta y simpática. No por nada, a Treacher lo tendría a su lado en varias de sus películas (“Heidi”, “Stowaway”) y otras actrices juveniles (Deanna Durbin, Elizabeth Taylor…) también se complacerían de tenerlo en alguna de sus películas.

Destinada a repetir, para el cine sonoro, varios de los grandes éxitos de la “novia de América”, Mary Pickford, creo que, con ésta película, Shirley Temple logró imponer un poco de dignidad a su maltrecha experiencia actoral. La película es muy recomendable para niños y adultos.

Título para Latinoamérica: SUEÑO DE HADAS
Luis Guillermo Cardona
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9
11 de enero de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una frase escrita en una valla, podemos leerla varias veces al comienzo de esta película. Dice: “Lo mejor del oeste es lo mejor del mundo”. Desde entonces, lo comprenderemos luego, queda planteada la profunda temática de “MUERDE LA BALA”, un filme hecho por un veterano que ya había hecho westerns (“La última cacería”, “Los profesionales”), quien se propuso aquí romper convencionalismos y salirse de los clichés de un género venido a menos, para darnos una preciosa metáfora de los significativos senderos que recorremos en la vida, cada cual a su manera y cada quien cosechando lo que siembra.

La motivación para recorrer este trayecto, es una carrera de caballos que ha propuesto un periódico ofreciendo dos mil dólares al ganador. Son 700 millas de camino hasta la meta y los jinetes deberán atravesar montañas, valles, desierto, páramos… al tiempo que deberán superar los peligros que acechan y los rigores de la naturaleza.

Entre los que participan están, Luke Mathews (James Coburn), un veterano pistolero que sabe ya bastante sobre el autocontrol y los retos; una atractiva rubia (Candice Bergen) de quien, en principio, solo sabemos que se hace llamar Miss Jones y que parece dispuesta a competir con los hombres de tú a tú, en este difícil reto; Carbo (Jan-Michael Vincent), un joven osado y jactancioso, convencido de que el dinero de la apuesta será únicamente suyo; el hombre “sin nombre”, deseoso de un nombre y de un digno reconocimiento; el mexicano del terrible dolor de muela, quien sabrá por fin que también una bala puede servir para recuperar la salud… y en el último momento, se inscribirá Sam Clayton (Gene Hackman), un pistolero de inmenso corazón, que odia ver como los hombres sacrifican a los caballos para salirse con sus caprichos.

Son ellos quienes recorrerán este sendero de la vida, y en el trayecto, habrá ocasión para prestar un servicio… para ser solidario o egoísta… para servir a los demás o para defender solo los propios intereses… para cuidar del caballo que te sirve o para abusar de él… para ser amigo o para convertirse en enemigo… para matar a un hombre o para salvarle la vida… y por supuesto, para ganarle a los demás o compartir el triunfo.

El director, Richard Brooks, también autor del guión, va trazando este recorrido con cálidas anécdotas, con situaciones donde emana casi siempre lo mejor de los hombres, y dejando que sea la ley de causa y efecto la que vaya determinando las consecuencias de cada acto y el aprendizaje que cada quien necesita para su propia vida.

Para quien sepa ver, este filme le acariciará el espíritu, pues con un profundo conocimiento de la vida, Brooks ha aflorado un halo de luz que podría iluminar algunos corazones. Entonces es cuando entendemos que el mensaje de la valla es una verdad rotunda: “Lo mejor del oeste es lo mejor del mundo”.
Luis Guillermo Cardona
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8
8 de diciembre de 2011
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En cada ser humano existe indefectiblemente un lado de luz y otro de sombra. El amor y el odio, la serenidad y la ira, el perdón y el resentimiento… están, en cada uno de nosotros, dispuestos a aflorar ante determinadas situaciones o conductas. Tan fácil podemos hacer un favor, como podemos dañar a otro. De la misma manera que estamos en capacidad de engendrar una vida, podemos quitarla en un sólo momento de debilidad.

Norah Larkin, tiene un buen motivo para sentirse triste. El enamorado al que tanto esperaba, le ha enviado una carta el mismo día de su cumpleaños, para decirle que se ha enamorado de otra chica que ha conocido en el oriente donde ahora se encuentra. Entonces, Norah busca afanosamente donde asirse para no caer en la depresión y en la angustia… y el bastón lo encuentra, muy pronto, en Harry Prebble, un corpulento dibujante de chicas y portadas quien, con las mejores argucias, termina emborrachándola y llevándola a su apartamento. En ese momento, ocurre un imprevisto cuando la chica procura defender su honor, y al día siguiente, Norah se entera de que está siendo buscada por asesinato.

Un bar llamado, “La Gardenia Azul” … Una flor de esta clase que le ha regalado su fugaz pretendiente… Una canción con este nombre interpretada en persona por Nat King Cole… El disco en el equipo… y la misma Norah llamada Gardenia Azul por el periodista del Chronicle que se ha propuesto encontrar a la asesina, son elementos con los que se construye esta atractiva historia que, Fritz Lang, sostiene con firmeza y que, Anne Baxter, protagoniza regalándonos otra de sus brillantes interpretaciones… y por su parte, el guion de Charles Hoffman, partiendo de otra historia de Vera Caspary, tiene suficientes matices y elementos de intriga como para mantenernos bien atrapados.

Queda, una vez más, plasmada la torpeza masculina que, con tantísima frecuencia, consigue arruinar la vida de magníficas mujeres, y queda también provechosamente reflejada la vitalidad de las damas para sobreponerse a los peores tropiezos de la vida... y como es común en su filmografía, Lang nos invita a ser tolerantes y compasivos, pues, es bastante fácil que podamos equivocarnos.

Nota superior para la música de Raoul Kraushaar, quien consigue ascender, con gran eficacia, el tono emocional de las mejores situaciones.

<<GARDENIA AZUL>>, es otro buen momento en la filmografía de Fritz Lang.

Título para Latinoamérica: <<LA GARDENIA AZUL>>
Luis Guillermo Cardona
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