y a continuación la semblanza de esos bravucones tipos y demás fauna que acoge la sala, queda uno fascinado por el poderío de esas imágenes (congelas la imagen en las escenas del río y te parece estar disfrutando de un buen cuadro impresionista) y con la magnífica semblanza que con tan solo 4 esbozos nos sitúan en costumbres y actividades a las que se dedican los hampones de marras, cosa que inmediatamente es superada en cuanto a poderío cinematográfico con las escenas en las que vemos el primer encuentro entre Marie y Manda, impresionante Simone Signoret, impresionante los planos con los que Jacques Becker sigue el vals que estos bailan, e impresionante la certeza que el espectador adquiere de estamos ante una atracción fatal de "amor fou", con mas pinta de acabar mal, que bien.

Todo ello en apenas 12 minutos de metraje, a partir de aquí tenemos una muy entretenida, a veces brutal (el duelo a navaja entre Manda y el chulo de Marie, reglas del mismo, y ejecución, es de órdago a la grande) y siempre veraz (aunque el final de los hechos reales no fueron como aquí se nos cuentan, bien pudieran haber sucedido así), y absorbente, retrato de una pasión turbulenta y del mundo del hampa de la época (códigos de honor en inquebrantables amistades, y cobardes traiciones bragueteras), cuya magnifica fotografía, banda sonora y dirección, convierten en uno de los mejores exponentes de lo que se dio en llamar "realismo poético" (denominación que confieso desconocía, he descubierto escarbando por la red, y me parece sembrada y sumamente acertada para calificar esta joyita), además de a día de hoy uno de las mejores películas con hampones y mujeres de rompe y rasga de por medio, que se puede uno encontrar, rebosante de la mejor atmósfera vista en el mejor cine negro, con un casting encabezado por una rutilante Simone Signoret a la que Becker ha sacado más guapa que nunca (fascinantes algunos primeros planos), y seguido por un conjunto de buenos actores que bien pudieran pasar por los personajes que interpretan.

Por último, insistir de nuevo en la impresionante fotografía, tanto de interiores como de los impresionantes e impresionistas (Renoir obliga) exteriores en el campo, como de una Paris que bien pudiera ser la retratada en sus escritos por Zola o Víctor Hugo (en las escenas en las que vemos a Marie a bordo de una calesa en busca de su primer encuentro con Manda, tras el accidentado con el que se separaron el día que se conocieron, vemos los adoquines de una calle de Montmartre, y una breve visión de fondo de Paris desde lo elevado de su situación, tal como lucen hoy en día), y en la magnífica banda sonora en la que viene envuelta.

La historia arranca con Olvido Montal (una guapa madurita Lynn Endersson, habitual de Jess Franco y una de las musas del destape), una juez de primera instancia que recibe en su casa de la playa el pecho cortado de una mujer, por lo cual llama al inspector Méndez (José Luis López Vázquez), le lleva a una lujosa mansión vacía de la familia Bassegoda y le muestra un cuadro en el que se puede ver un retrato de la difunta mujer del recientemente finado Bassegoda, con un pecho desnudo y ausencia del otro; Méndez barrunta algo oscuro en esa familia (mas que nada por la herencia que hay por medio), y tras visitar a Clara (Assumpta Serna), una de las herederas que está siendo acosada por un violento marido que quiere perder de vista, la propone ser protegida por un ex boxeador (Lorenzo Santamaría) recién salido de la cárcel que cuenta con su confianza; ella acepta y Méndez además de hacer un favor a señora y ex presidiario, se garantiza oídos y ojos en esa familia.


Buen argumento de cine negro adaptando una buena novela, y el valor mitómano a que es encumbrada por su rareza (ya saben, primera adaptación de una obra de Ledesma y por ende única incursión en una pantalla de Méndez), lamentablemente, lo mitómano –para mí - expuesto en los 2 primeros párrafos, el acostumbrado buen hacer de José Luis López Vázquez (vive Dios, que se marca un muy buen Méndez) y los abundantes exteriores de aquella Barcelona preolímpica es lo que me hacen calificarla tan solo como interesante, ya que Rovira Beleta no hace ni mucho menos honor a la calidad de sus mimbres y se saca de la manga una función difícil de ser juzgada como mas allá de pasable (con reparos) por todo aquel que desconozca su pedigrí (supongo), en la que a pesar del digno trabajo de los demás componentes del casting, sobrevuela sobre los personajes una desasosegante sensación de ser todo muy impostado y sin alma.