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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
9
18 de octubre de 2010
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bernard Lawrence, es “un hombre notable y un verdadero cúmulo de energía”: es apuesto, trabaja como corresponsal, en París, para International Press; tiene un atractivo apartamento de soltero... y cada semana intercambia su lecho con tres atractivas azafatas de diferentes nacionalidades. Las chicas: Vicky (inglesa), Lise (alemana) y Jacqueline (francesa) trabajan para, British United, Lufthansa y Air France, respectivamente, y cada que aterrizan en la capital francesa, buscan a su prometido convencidas, cada una, de que tienen para sí al más fiel de los enamorados.

Bernard, tiene una ama de llaves –la encantadora, Thelma Ritter- que se encarga de acomodar el apartamento para que cada chica piense siempre que es, Su apartamento: cambia el porta-retratos, coloca en la cómoda la ropa interior de la que está en turno, y prepara la comida típica que a cada una le atrae… Además, Bertha le sale adelante a cada escollo cuasi-delator que surge en los intercambios.

Y después entrará en escena, Robert Reed, otro corresponsal de prensa que llega a París por un par de días... y, a la caza de nuevas emociones, se encuentra con su viejo amigo, el apresurado Bernard. Con este equipo, representado con gran soltura por todos sus intérpretes, tiene lugar una de las más divertidas comedias que se hayan hecho en los años 60’ y que ahora, 45 años después, se preserva tan fresca como entonces. Colmada de jocosas y originales situaciones; con diálogos muy efectivos donde abunda el tono mordaz, la picardía, el doble sentido y la salida astuta; y con un sartal de enredos que deben sortearse con la mayor rapidez mental, <<BOEING BOEING>>, resplandece como una historia alegre y encantadora con la que se pasa de maravilla.

Tony Curtis, en toda su salsa, da lo mejor de sí como comediante; y Jerry Lewis, le hace un par pletórico de gracia, bien dispuesto a tomar parte de sus preciosos trofeos. El director, John Rich, de gran trayectoria en la pantalla chica, sale triunfante con una comedia que tiene mucha, pero mucha altura, y que divierte a toda clase de público con su desenvoltura y su comicidad.

El guion de Edward Anhalt, está basado en la farsa teatral del escritor francés, Marc Camoletti, la cual estuvo en escena, en el Teatro Duchess de Londres, durante ¡siete años! contínuos... y, en 1991, entró en el Libro de los Record Guinness como la obra francesa más representada alrededor del mundo.

¡Que se diviertan!
Luis Guillermo Cardona
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7
21 de enero de 2011
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de haber convivido durante un par de años, mi mujer y yo decidimos casarnos para complacer a nuestras familias. Además, ya estábamos pensando en tener un hijo y ella sentía el deseo de brindarle un hogar cierto, genuino y verdadero… es decir, legítimo, y aunque yo soy de los que piensan que, el amor es lo único que legitima una relación, quise complacerla; y al pensar dónde y con quién casarnos, sólo me sentí cómodo cuando vino a mi mente, Francesco d'Assissi (Francisco de Asís), y con él los franciscanos. Los elegimos a ellos, no por su práctica de las enseñanzas del monje italiano -que no las siguen… con alguna posible excepción- sino porque, es el único sendero que, por desviado que ahora se encuentre, viene desde aquel “loco pequeñuelo” que vivió una rara utopía llena de sufrimiento y decepciones, pero que, contra cualquier imposible, desbordaba amor por toda la creación.

Francisco, fue un hombre bueno y ejemplar. Pasó de la trivialidad existencial (derroche, vanidad, juerga…) a asumir un compromiso indeclinable con los desposeídos y, más que nadie, procuró seguir el destino que un día asumiera el maestro, Jesús, en su paso por la tierra. Tíldese de locura, absurdo, fanatismo o como se quiera, pero en lo suyo había Amor, ¡puro y, quizás, desmedido Amor!

Se necesitan cojones –o locura, si así les parece-, para que, alguien que vive en la mayor abundancia, se anime a vivir con principios como estos:
1. Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme.
2. No llevéis nada para el camino, ni báculo, ni bolsa, ni bastimento, ni dinero.
3. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

Giovanni di Pietro Bernardone (este era su nombre de pila), lo hizo a costa del rechazo de su padre; a pesar de que significaba alejar cualquier sentimiento pasional por Chiara Scifi (luego, la santa Clara de Asís); y contra el escarnio y menosprecio de muchos de sus coterráneos. Pero, él supo hacer de esto su fortaleza... y así lo representa el director, Michael Curtiz, en éste, su último filme rodado en Europa, para el cual buscó la mayor autenticidad posible: Rodó en los lugares históricos (Asís, Perugia, Bevagna, Oristano y Roma); contó con la presencia de verdaderos monjes franciscanos; y los extras fueron gente de Asís que, gustosa, aceptó los sets que reconstruían el pueblo medieval.

Quizás, <<FRANCISCO DE ASÍS>>, no guste a algunos por considerarlo la biografía de un fracaso. Probablemente, pudo haber otro actor mejor que, Bradford Dillman, para representar a Francisco, pero con todo, siento que hay aquí un filme honesto y ajustado a los hechos como los cuenta la historia; no exento de cuestionamientos necesarios a las cruzadas y a las decisiones de la iglesia católica con respecto a los votos de pobreza; y sobre todo, valoro que da cuenta de un personaje digno de conocerse y al cual aprecio profundamente. Las lágrimas que derramé cuando Francisco se despedía de este mundo, fue porque sentí que es poco, muy poco lo que hemos aprendido de tantos hombres buenos que nos han servido con su nobilísimo ejemplo.
Luis Guillermo Cardona
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9
5 de febrero de 2010
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo que con frecuencia ocurre en nuestra querida -y muy sufrida- Latinoamérica, es que surge un modesto empresario lleno de ilusiones y aspiraciones en un nuevo proyecto; invierte todo lo que tiene en su nuevo negocio... y, de repente, las cosas no brillan como él esperaba con alma, vida y sombrero. Entonces, entran en escena los oportunistas, los embaucadores, los avariciosos sin escrúpulos… y si nuestro amigo no está bien despierto, termina involucrado en un mal manejo, colgado del anzuelo, y convertido en otro manchado arribista de nuestra malhadada sociedad.

Con una historia ágil y fluida, escrita por Jorge Goldenberg y Héctor Olivera, con la mordacidad y el cinismo que se avienen con estos casos, y atinando siempre con precisos detalles y situaciones objetivamente tomadas de la vida cotidiana, aunque parezca ficción, <<PLATA DULCE>>, se luce en su recreación del mundo financiero donde las mañas y la corruptela son el pan nuestro de cada día.

Fernando Ayala, la dirige con alta eficacia, y ha escogido, con muy buen ojo, los personajes tipo que se mueven en este medio donde se rinde culto al dinero: En el bando familiar: El ambicioso empresario, fácilmente impresionable; la esposa frívola y aburguesada para quien, la apariencia lo es todo; la suegra locuaz y avariciosa; el hijo apocado que se limita a seguir sumisamente a su padre; la chica inteligente, pero, sin carácter para huirle a la corriente… y el conforme, precavido y con un alto sentido de la honradez, quien es algo así como el ángel a quien nadie escucha. En el otro bando, el financiero: Aparece el economista astuto, experto en el tacto y en las sutilezas de efecto seguro; y con él, el asistente mañoso, un verdadero "profesional" como relacionista. Aquellos son los incautos y, éstos, se sienten iluminados... y quizás nunca lleguen a comprender, lo oscuros que realmente son.

Ayala, que sabe harto del humor, lo enmarca todo en un cuadro corrosivo, agridulce, donde mucha gente quizás se sienta vergonzosamente retratada; y las mascaradas de la vida quedan plasmadas con una visión clara y de hondo sentido sociológico.

Latinoamérica queda muy bien representada con esta película que es clara muestra de arte calificado y adulto, claramente crítico y decididamente comprometido con el clamor popular.

Partiendo de las archiconocidas artimañas estatales como el conseguir que Argentina sea la sede del mundial de fútbol -que, no “entiendo” porqué siguen dando resultado ¿se le ocurre a usted algo?-, la historia se asienta, luego, sobre la idiosincrasia de la gente común: La unidad familiar en crisis por los intereses individualistas, la amistad y sus peligros de disociación ante el escalafón clasista... y el dinero asumido como “dios todocorrompoderoso” de esta tierra, la fuerza aniquiladora de un destino colmado de equivocaciones…

Con todo, <<PLATA DULCE>, es cine social y político. Una denuncia totalmente franca que apunta al blanco... ¡y le atina!
Luis Guillermo Cardona
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10
26 de abril de 2009
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una absurda herencia del feudalismo, seguía latente en los Estados Unidos de Norteamérica del siglo XIX: Los hombres de una familia mataban a los de otra por una única razón... sus padres, sus abuelos, y sus bisabuelos… habían hecho lo mismo. El estigma lo heredaba cada nueva de-generación, y el que pudiera matar al otro, dejaba sembrada la venganza en aquellos que sobrevivieran. Eran los tiempos de una moral primitiva y burda de la que, felizmente, ya no se oye… ¿o sí?

Lo que vemos aquí, es la rivalidad que, los Canfield, sostienen con los McKay. La historia comienza, en 1810, cuando John McKay, recién casado y con un pequeño retoño, se ve obligado a enfrentarse con uno de los hijos de Joseph Canfield. Ambos mueren en el cruce de disparos, y entonces, huyendo de la maldición, la madre lleva a su hijo, Willie, a donde una tía en New York, la cual, a su muerte, se ocupará de criarlo hasta los 20 años cuando, hecho ya un hombre, recibe la noticia de que puede reclamar la herencia de su padre… que, él imagina, ¡será una enorme casona!

Antes de que haga el viaje de regreso a aquel agreste pueblo, la tía decide advertirle sobre la rivalidad del pasado… y justamente, en la diligencia que, Willie, ocupa, a su lado se acomoda Virginia Canfield, la hija de sus acérrimos enemigos… pero, él no lo sabe y por eso no tarda en ofrecerle sus galanteos y caballerosidad, creando así, con ella, un lazo de atracción mutua.

El viaje, se realiza en una novedosa diligencia de dos vagones (curioso anticipo de lo que sería el tren) impulsada, en vez de caballos, por una pequeña locomotora montada sobre los más singulares y surreales rieles. Esta, para mi gusto, es la más bella e ingeniosa secuencia de ferrocarril que haya visto en mi vida. Esos rieles que pasan por encima de todos los obstáculos que hay en el trayecto, ese desplazamiento manual de estos cuando un asno se cruza en el camino, en vez de mover al asno, ese túnel asentado sobre una mina de carbón que deja negros recuerdos… dan cuenta de una poesía y de una vena humorística, que llevaron al cine a las cumbres del arte por excelencia.

Seguidamente, se avendrá una serie de coincidencias que darán cuenta de que, ciertos destinos son ineludibles, porque, todo lo que sucede llevará al aparentemente indefenso, Willie, a entrar en la peligrosa 'cueva de los lobos' que andan ávidos de devorarlo.

El genial, Buster Keaton y su co-director, John G. Blystone, resuelven este filme con un enorme talento narrativo y con unos encantadores toques de tragicomedia surreal, que hacen que la película no decline, ¡ni por un segundo!, en su efectividad como gran clásico de la comedia.

Y aun surge una tercera y poderosa secuencia, la del río, donde Keaton, para salvar a la novia que pretendía salvarlo (su esposa en la vida real, Natalie Talmadge), dará prueba de su virtuosismo acrobático hasta llevarnos a una escena cumbre de enorme impacto... y de esas que permanecen grandes con el paso de los años.

Con, <<LA LEY DE LA HOSPITALIDAD>>, Buster Keaton, ha alcanzado la cima. ¡Bien que se merece la gloria!
Luis Guillermo Cardona
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9
26 de enero de 2011
39 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es uno de los filmes más sorprendentes que haya podido hacerse en los Estados Unidos de Norteamérica. Primero, porque fue producido por uno de los más poderosos Estudios de aquellos tiempos: Warner Bros. Segundo, porque se hizo, en 1943 (en plena II Guerra Mundial), con el beneplácito del gobierno de Roosevelt y como un fuerte filme de propaganda; y tercero, porque su propósito es rectificar -de la manera más objetiva que podía hacerse- la imagen de la Unión Soviética, y demostrar su relevante e imprescindible presencia durante la lucha contra el fascismo.

Todo se inicia con la publicación del libro, “Mission to Moscow”, cuyo autor, Joseph E. Davies, fue embajador norteamericano en la URSS (1936-1938) y vivió siempre por encima de toda sospecha de que tuviera interés alguno en el comunismo ya que, como empresario, tenía una indeclinable fe en el capitalismo; creía en la libre empresa; y era acérrimo defensor del individualismo... y fueron, precisamente estas posiciones, las que animaron al presidente, Roosevelt, a llamarlo para ejercer dicho cargo diplomático, además de que sabía también de una cualidad indeclinable en Davies: Era objetivo y diría, exactamente la verdad de lo que viera y oyera en su misión.

Y así, entre los informes que trae Mr. Davies, y que el filme presenta con relevancia y claridad, queda sentado que: La Unión Soviética era una nación que buscaba “el máximo de bienes para el máximo de gente”; abogaba decididamente por la paz del mundo; y, sin ella no hubiera sido posible enfrentar con éxito al fascismo.

Michael Curtiz, el director asignado para esta singular empresa fílmica, consigue un cuidadoso y sorprendentemente bien filmado documento histórico, el cual es presentado, en las primeras imágenes, por el propio embajador Davies, dando así cuenta de que aprueba, sin objeciones, todo lo que veremos.

Entre los muchos aportes de este gran filme, se revela mediante una representación casi fidedigna del verdadero juicio, lo que la prensa de derecha llamó, “purgas stalinistas”, que no fue más que un juicio objetivo e imparcial contra verdaderos traidores al régimen. También –para acallar a los detractores del comunismo- se ilustra el sustantivo progreso industrial que se venía dando en la URSS, en aquellos años. Se deja en claro que, quizás, ningún líder de una nación ha sido nunca tan mal juzgado como Iósif Stalin... y se muestra la cordialidad y el respeto con que se trataban los cuestionamientos de los visitantes extranjeros.

Pero, había alguien que no deseaba que se difundieran profusamente verdades tan contundentes... y entonces, el filme fue llevado ante la infame Comisión de Actividades Antiestadounidenses (HUAC), donde no tardó en ser acusado de antidemocrático… y el notable guionista, Howard Koch, ¡fue puesto en la lista negra!

<<MISIÓN EN MOSCÚ>>, es un material imprescindible para políticos, historiadores y el público en general.
Luis Guillermo Cardona
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