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España España · bilbao
Críticas de ernesto
Críticas 1.034
Críticas ordenadas por utilidad
8
25 de abril de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo último que se podía esperar después de ver sus dos primeras películas es que John Cameron Mitchell dirigiera una película como Rabbit Hole. Una película en la que la contención, la serenidad, la elegancia y una melancólica tristeza se apoderan de la función.
Hemos visto en muchas ocasiones dramas en los que la muerte de un hijo lleva a sus padres a un pozo sin fondo del que les resulta imposible salir. Son historias que siempre duelen aunque no siempre encuentran la mejor de las resoluciones en su paso a la pantalla. En este caso, en cambio, el inesperado director de la película ha encontrado el tono perfecto para que la película encoja el corazón del espectador, sin martirizarlo con todo tipo de despropósitos dramáticos.
La historia se centra en la vida familiar de un matrimonio que unos meses antes ha perdido, en un desafortunado accidente, a su único hijo de cuatro años. Se siguen queriendo, pero la distancia que les separa desde entonces sigue siendo abismal, y la forma de aceptar y enfrentarse a la muerte del niño es completamente diferente. Él intentando seguir adelante, pero manteniendo siempre vivo el recuerdo de su hijo. Ella todo lo contrario, intentando deshacerse de cualquier cosa que le recuerde a él, pero sin avanzar en su dolor.
Para redondear la historia hay otros personajes que aportan una bocanada de aire a la dramática situación, como son la madre de ella, que conoce perfectamente el sufrimiento de su hija, y el adolescente que atropelló al niño, cuya relación con la protagonista se convierte en el gran hallazgo de la historia.
El guionista David Lindsay-Abaire adapta su propia obra de teatro, que ya triunfó en Broadway, consiguiendo una historia que fluye con total naturalidad, en la que nada parece forzado, donde el drama se presenta sin estridencias, y donde los personajes actúan con absoluta honestidad. El director John Cameron Mitchell se encarga de que nada de todo esto se pierda en su puesta en imágenes. Posiblemente su trabajo sea el más invisible de todos, pero precisamente por eso, en este caso, es bastante meritorio.
Mención aparte merece el excelente reparto, en el que brilla Nicole Kidman. Sin excesos y con mucha delicadeza consigue hacer cercano al personaje más difícil de toda la película. Aaron Eckhart y Dianne Wiest están a su altura, pero a quien me gustaría destacar es al adolescente Miles Teller que en sus dúos con Nicole Kidman está realmente conmovedor.
Para terminar señalar que siendo Rabbit Hole una de las películas más interesantes que optaron a los pasados Oscar, pese a su única candidatura, sigue estando inédita en los cines españoles.
ernesto
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7
21 de marzo de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Invictus se confirmó, incluso para los incondicionales de Clint Eastwood, como la más débil de sus películas importantes. Es cierto que a lo largo de su carrera ha podido dirigir películas peores, pero esta, siendo más que aceptable, seguramente es la que más lejos se queda de las expectativas puestas en ella. Ahora se estrena Mas allá de la vida, su siguiente película, y algunos de los incondicionales que he mencionado antes la han recibido como su nueva obra maestra. Creo que en esa opinión pesan más las ganas que cierto sector de público y crítica tenían de volver a ver una gran película del director, que el verdadero resultado final.
Y es que diga lo que se diga, el guión de Más allá de la vida vuelve a ser más propio de una película de Ron Howard (y ya van dos seguidas, Clint). Por fortuna Clint Eastwood consigue hacerlo suyo y lo reconduce de tal forma que al final nos olvidamos de sus muchas debilidades para quedarnos con el trasfondo de una historia que no siempre encuentra el tono adecuado.
La historia comienza en una costa paradisíaca. Allí pasa unos días una periodista francesa con su pareja. Pero un tsunami arrasa el lugar y en el trance la mujer vive una experiencia que no alcanza a comprender. Intentar dar sentido a lo que vivió bajo las aguas será su nuevo objetivo en la vida. Entre tanto en Londres un niño deberá hacer frente a un gran drama. Además de la muerte en accidente de su hermano gemelo será separado de su madre drogadicta. En otro lugar del planeta, en Estados Unidos, un hombre tiene que convivir con su capacidad para comunicarse con los muertos. Una circunstancia que le impide llevar una vida normal, como a él le gustaría.
Son tres historias relacionadas con la muerte de diferente forma, pero con un punto en común, la existencia de un más allá después de la muerte. La película viene condicionada por un guión de Peter Morgan, muy alejado de la sutileza demostrada por el guionista en anteriores trabajos como The Queen. Solo en la historia del médium que interpreta Matt Damon se ve una clara intención de llegar al espectador de forma directa, utilizando la elegancia y la contención como mejor camino. Mientras que en la resolución de la película, cuando las tres historias confluyen, el resultado se mueve entre lo obvio y lo vulgar, narrativamente hablando.
Afortunadamente este guión ha caído en manos de Clint Eastwood, y si la película consigue mantener el vuelo es gracias a él. Y es que desde el primer momento consigue que su economía narrativa, su contención emocional y su estilizado clasicismo se impongan en una historia que, desgraciadamente se deja en el camino la más interesante de sus tramas (el médium y su amiga), para culminar en un final impropio del director.
Y digan lo que digan, el tsunami que rueda Eastwood no es la mejor secuencia catastrofista de la historia, más bien al contrario. Está claro que ni los efectos especiales ni las secuencias deportivas le sientan bien al director.
ernesto
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8
6 de marzo de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valorar un episodio piloto siempre es complicado, porque en realidad solo es un apunte de lo que será la serie posteriormente. Puede que las expectativas creadas se vean superadas o al contrario, que después de un notable capítulo inicial todo se vaya al garete. Y esto mismo es extensible a las diferentes temporadas de las series.
Así que me limitare a decir que el episodio piloto de The Walking Dead cumple a la perfección con lo que se espera de él, que es crear adicción y ganas de seguir viendo el resto de capítulos.
Puede que la premisa con la que parte el capítulo sea un poco difícil de digerir. Eso de un hombre que se despierta de un coma como si nada, y se encuentre un mundo arrasado por un desastre (la llegada de los zombis en este caso), es un recurso bastante fácil para empezar a plantear una historia como esta.
Afortunadamente la energía con la que Frank Darabont nos cuenta todo esto, y sobre todo los derroteros por los que transcurre la acción posteriormente, hacen que nos olvidemos de los recursos fáciles, para dejarnos sorprender e impactar por una historia que promete emociones fuertes.
A falta de terminar de ver esta primera temporada, y las que vengan después, puedo decir que The Walking Dead tiene uno de los arranques más potentes que he visto, y sobre todo infinidad de posibilidades de sorprender a la audiencia.
ernesto
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8
22 de febrero de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La monarquía inglesa ha dado lugar a infinidad de películas y de historias, realizadas siempre con el talento y la elegancia habituales del cine británico. Y con la colaboración de sus impecables actores. Si hace pocos años era la actual reina Isabel II la que acaparaba los titulares cinematográficos, este año le toca el turno a su padre, el rey Jorge VI, que de la mano de Colin Firth y, por qué no decirlo, del productor Harvey Weinstein ha conseguido llegar a lo mas alto en cuanto a empatía con el público, que en líneas generales sale encantado de la película.
El discurso del rey es una película con la marca de la casa de su productor, el señor Weinstein, que es un especialista en hacer películas brillantes, accesibles, comerciales y con unos equipos técnicos y artísticos de primera fila. Son películas que conectan muy fácil con el gran público aunque a veces quede la sensación de que todo responde una fórmula prefabricada.
En este caso El discurso del rey se acerca a la figura del rey Jorge VI, una persona que vivió en su entorno profundos cambios históricos, siempre condicionado por un pequeño problema personal. Su tartamudez tuvo que convivir con la muerte de su padre, con la abdicación de su hermano, y con la entrada de su país en la II Guerra Mundial. Con la ayuda de un peculiar logopeda, y el apoyo incondicional de su mujer, el rey Jorge VI tuvo que hacer frente a todas estas circunstancias.
El guión acierta plenamente en el aspecto íntimo de la historia, en la descripción de la frustración del futuro monarca frente a su tartamudez, y, sobre todo, resulta espléndido en como afronta la relación entre el rey y su logopeda. Juntos conforman un dúo inolvidable y vibrante, repleto de ingenio, donde Colin Firth y el genial Geoffrey Rush bordan dos interpretaciones dignas de ganar los Oscar a los que aspiran. En segundo plano destaca sencilla y sutil presencia de Helena Bonham Carter.
Donde la película se muestra menos profunda, y sí bastante superficial, es en los grandes asuntos que trata. La relación de Eduardo VIII y Wallis Simpson, y su posterior abdicación, y la entrada del Reino Unido en la II Guerra Mundial son hechos lo suficientemente importantes como para no ser tratados como simples, y secundarios, marcos históricos.
El director Tom Hooper ha realizado brillantes producciones para televisión como John Adams, Longford o Elizabeth I. Aquí, en su empeño por hacerse notar, pone la cámara en los ángulos más rebuscados, consiguiendo momentos estéticamente dudosos. Con un poco más de humildad, y dejando el peso de la película en el guión y los actores, el resultado hubiera sido mucho más redondo.
En cualquier caso, El discurso del rey llega al final con uno de esos brillantes clímax, que no por previsible deja de ser eficaz, en el que a uno le entran ganas de aplaudir, y que deja en el espectador un inmejorable sabor de boca.
ernesto
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8
27 de noviembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que David Fincher debutara como director de cine, hace ya dieciocho años, con la sombría tercera entrega de la saga Alien, su talento no ha hecho más que crecer con cada película. Incluso sus dos títulos más comerciales, The Game y La habitación del pánico, resultan mucho más brillantes de lo habitual. Llegados a este punto, y tras Zodiac y El curioso caso de Benjamin Button, solo cabe esperar cada nuevo estreno de Fincher como uno de los grandes acontecimientos cinematográficos del año. Y, desde luego, con La red social ha cumplido a la perfección con esa expectativa.
Cuando La red social se anuncio como proyecto la cosa no podía parecer menos interesante. Una película sobre la creación del Facebook interpretada por una cuadrilla de niñatos entre los que se encontraba Justin Timberlake. Solo el nombre del director le daba cierto carácter a la futura película. Y no ha sido hasta que la película finalmente se ha estrenado cuando ha centrado toda la atención mediática, cosechando las mejores críticas del año.
(continua en spolier pero sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ernesto
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