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España España · asturias
Críticas de javieritos
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Críticas 962
Críticas ordenadas por utilidad
9
16 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin he tenido acceso a la ansiada última peli de los Butcher, a los que admiro y sigo, y la verdad es que no hay lugar para la decepción en absoluto. Dirigida por Mitchell Altieri en solitario pero con el respaldo de los BB, en poco más de hora y cuarto nos monta un peliculón al que ya ven qué notaza le casco, con un reparto de casi desconocidos y actores iniciando sus carreras más que estupendo y cumplidor y que guarda una sorpresita.
A pesar del título, no se trata de una cinta de licántropos, sino de un found footage, en el que unos jovencitos consiguen una furgoneta y deciden viajar a un lugar que en la leyenda ha llegado a ser algo así como el Rancho Spahn, donde la Familia Manson se reunía cuando no estaban matando a gente para fumarse unos canutos, beberse unas cervezacas bien fresquitas y gozarla a tope. En la leyenda que sirve de base a la historia, múltiples asesinatos y terribles torturas previas fueron cometidos en esta granja hoy abandonada, por una secta hippy liderada por un tal Ernest.
El motivo por el que deciden ir hasta allí es porque son unos locos del monopatín y los rumores que corren sobre la granja afirman la existencia de una gran piscina vacía ideal para patinar, y que casualmente amigos, aparece en decenas de videos de youtube (sí, soy muy freaky y lo he buscado). El caso es que suena todo demasiado bueno como para dejarlo pasar.
Pero al poco de llegar allí, y tras disfrutar de la piscina, extraños sucesos comienzan a acontecer y la locura de nuestros protas ya no va a ser sólo por el patín...
La granja en la que se encuentra la famoseja piscina era propiedad del tal Ernest, un notas bastante loco que dirigía una secta en plena reserva indígena local. La peli hace un flashback y vemos cómo en el 73, Ernest proclamado que tenía la capacidad de ver demonios en la gente, (habilidad ya llevada al cine por ejemplo en “Escalofrío”) y que hizo una lista y ordenó a sus seguidores cargarse uno por uno a los componentes de la misma. Como suele suceder con estas sectas a lo largo de la historia, las luchas de poder se suceden en plan “yo la tengo más larga, no yo, no, yo más” y algunos de los miembros del culto empezaron también a proclamar que tenían la capacidad de hablar con Dios, de ver los diablos y llevan al grupo a una masacre en el rancho en la que la palmaron casi todos los miembros.
El primer flash malrollero lo encontramos en plena piscina, cuando los machos alfa se pelean por quién se lo monta mejor con el skate cuando uno de los chavales, el cámara, graba por un segundo a una especie de fantasma que desaparece de inmediato. ¿Podría tratarse del fantasma de Ernest?, ¿Será todo una pareidolia como diría el matrimonio Jiménez-Porter?... El caso es que el grupo está a punto de descubrir, a medida que exploran el siniestro rancho y sus habitaciones, que se están involucrando en una serie de eventos desafortunados que les meten de lleno en apariciones fantasmales y posesiones, y que podría acabar con sus vidas.
El mayor problema con la película, independientemente de que el trabajo de cámara en mano descuidada podría ser mejorado, es que la mayoría de los personajes son bastante desagradables. Y claro, puestos a ver una masacre en toda regla, suele molar haber empatizado previamente al menos un poquito con alguna de las víctimas a las que se va a desangrar... Y no pensar “te lo merecías, imbécil” cuando a un pobre muchacho que no tiene otro problema que el de ser un estúpido tocapelotas insultante, le pegan hachazos hasta en el ojete.
La película, como todo lo que tocan mis admirados Butcher Bros, pero esta vez en mayor medida, es una pura gozada, cine salvaje, todo lo real que cabe, sin tonterías y directo al estómago. Puede que en algunos momentos el guión se diluya en conversaciones estúpidas, pero es que es un fiel retrato de un grupete un poco tolay, y hay situaciones que cansan como ese intento de huída en círculos, pero básicamente “Raised by wolves” es una lección de buen cine de terror, y de cómo aprovechar al máximo unos recursos irrisorios. Ya en “Los Hamilton” y su consiguiente “Los Thompsons” exploraron el miedo fácil con un presupuesto ajustado, pero sin duda ésta es su mejor cinta hasta la fecha, un found footage en condiciones, estupendamente resuelto, aún mejor que planteado, lleno de buenos y grandes aciertos, desconcertante, escalofriante a ratos y sobre todo dedicados a los amantes del género. A mí me llegó directamente al corazón, y ahí se ha quedado una temporada.
Sigo en SPOILER por falta de sitio... MUCHO MÁS EN NIDODECUERVOS
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
javieritos
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The Darkside
Documental
Australia2013
4,8
23
Documental
7
31 de diciembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me considero un fan absoluto de todo el terror que con cuentagotas nos va llegando de las antípodas, así que The Darkside era para mí una cita ineludible en este festival de Sitges.
Al principio la palabra “Documental” me echó un pelín atrás. Me he acostumbrado a ver esa palabra ligada al adjetivo “Falso” precediéndola en ese auténtico subgénero que a día de hoy nos peta las cabezas que es el Found Footage, que odiaba a muerte y del que con el tiempo me he convertido en un degustador bastante indulgente y satisfecho.
Bueno, el caso es que el director, Warwick Thornton, pretendía en un principio hacer una película basada en historias reales de fantasmas, para lo que fue realizando una serie de entrevistas con actores y gente de fuera del mundillo del cine, pero lo que realmente estos le acababan narrando tenía mucho más que ver con el encuentro con entidades que no eran sino sus seres queridos desaparecidos ya, por lo que la pretendida película acabó adoptando esa forma externa de documental en el que se entremezcla el terror, el dolor y el drama que los contactos con el Más Allá acababa provocando en sus entrevistados a través de una narración hermosa y potente, y con un resultado prácticamente brillante. Así, a partir de 150 historias “reales” recibidas, y tras una selección de las más efectivas, que fueron elegidas, y usando a reputados actores como narradores con el objetivo de recrear la entrevista original, nace “The Darkside” como una colección de cuentos fantasmales que inciden sobre la conexión indígena con "el otro lado" filmada en Sydney.
Warwick Thornton había rodado Sansón y Dalila, todos un clásico ya del cine de Australia. Pero esta cinta, este documental, esta fiera es bien diferente a todo lo que antes había hecho.
Los aborígenes australianos viven inmersos en el umbral de dos mundos bien diferentes, el de la realidad cotidiana cada vez más presente y el de los espíritus, demonios y demás entidades, al igual que en el resto del mundo ha ocurrido y aún sigue ocurriendo.
Pueden vivir la vida ordinaria teniendo bien presentes a los ancestros muertos y a los demonios, en lo que consideran una lucha de todos compitiendo por el espacio. Así The Darkside se convierte en una colección de cuentos de fantasmas conmovedores, tristes, divertidos y absurdos de toda Australia en la que los actores más emblemáticos de Australia ejercen como narradores.
Es extraño leer por ahí que esta película es un caso de promesas exageradas incumplidas, cuando en realidad se trata de un concepto quizás algo fuera de lugar para el cine actual que tiene viejas glorias que deberían ser reconocidos como tales desde el principio y sus pretensiones no son otras que documentar una realidad/irrealidad, objetivo más que cumplido.
El estilo de narración, una sucesión de historias cortas contadas a cámara por actores basándose en los testimonios reales de los narradores originales, lejos de hacerse aburrido, resulta fascinante, como si estuviéramos en una de esas fogatas de campamento a la luz de la luna contando historias de terror en la infancia.
Algunas de las historias resultan en sí mismas bastante inofensivas y simplonas, mientras que otras logran poner los vellos de punta, fundamentalmente cuando se trata de personas que han tenido que buscar el descanso de sus seres queridos, muchas veces movidos por la culpa.
Hay historias absurdas, terroríficas (la del bebé muerto y la abuela), originales y trilladas, como la de la señora que explica que su familia entera está maldita tras el uso de la Ouija. Historias e historias al fin y al cabo, pero que hacen que la película, el documental, sea mucho más que la suma de ellas. Y como no quiero ponerme aristotélico, recomiendo, si es que algún día estos experimentos se estrenan en nuestro país en lugar de patrañas tipo “Ouija” su visionado como casi obligatorio, para comprender el acervo cultural de terror de la otra punta del mundo.
Thornton, consciente quizás de lo difícil de sacar adelante el proyecto, recurre a algunos actores icónicos para regresar al cine por un momento para contar las historias cosechadas en la búsqueda de contenido de la película. A pesar de que las actuaciones son excelentes, no se puede evitar la sensación de desconexión; Los actores, narradores excelentes (Sacha Horler, Claudia Karvan, Aaron Pedersen, Shari Sebbens o Charles Bryan Brown) están en realidad repitiendo lo que le pasó a otra persona, lo que puede resultar una directa contradicción con la regla del cineasta que sólo quería conocer de primera mano las historias y experiencias.
Y es precisamente este aspecto el único realmente tachable de la cinta, porque acaba debilitando el resultado final, que habría sido mucho más fresco de mano y boca de los verdaderos protagonistas.
Pero es de valorar que con nuestras salas de cine llenas de terror cliché Hollywoodiense, se nos ofrezca un planteamiento distinto, sin esos típicos sustos absurdos pero resultando igualmente espeluznante e inquietante.
Quizás la apasionante historia de Naomi Hicks sea la mejor de las 12, interpretada por Shari Sebbens se centra en un mensaje que la tal Naomi recibió de su abuela muerta prediciendo el fallecimiento de la recién nacida sobrina de Naomi.
Es cierto que tras las dos primeras historias, y debido a la ausencia de incidentes y sustos que eleven la tensión, el documental, de casi hora y media se puede hacer aburrido para algunos, una vez esfumado el primer interés, pero habrá, muchos también, a quienes el ejercicio simplista, equivocado o no, satisfaga.
Lo mejor: Su ingenuidad. El elenco, de los insuperables.
Lo peor: El baile de Claudia Karvan.
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javieritos
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5
31 de diciembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me metí a ver esta película sin saber nada en absoluto sobre su director, Onur Tukel, sus intérpretes ni su argumento y he de reconocer que una vez vista me pica el gusanillo de la curiosidad sobre si el tipo es un buen director o no, porque realmente Summer of Blood es un intento regulero, no mediocre pero sí cutrecillo de fusionar el humor con el subgénero vampírico a años luz de lo que este año ha logrado “What we do in the shadows”.
La cinta, independiente y de muy bajo presupuesto se centra en Eric Sparrow, un hombre neoyorkino que lejos de asumir su edad sigue teniendo pánico al compromiso y a las responsabilidades que de un tipo de sus años y trayectoria se esperan, que toca fondo cuando su novia Jody, ( Anna Margaret Hollyman), con la que ha convivido durante años y que es ya casi más una compañera de piso/asistenta, le deja en un restaurante tras ser rechazada como esposa con todas las excusas propias de un tipo con fobia al compromiso, hasta que esa misma noche, en medio de un callejón, y estando especialmente vulnerable por el abandono, es mordido por un vampiro, Gavin, que le convierte en un no muerto sin ataduras, con el don de la eterna juventud y la única adicción de la sangre, humana, entiéndase, iniciando un nuevo viaje hacia el Eric más iluminado.
A lo largo de la cinta se van sucediendo situaciones surrealistas que realmente arrancan carcajadas, y aunque un poco decepcionado, pues por el título me esperaba un sangriento slasher vampírico y me encontré con una comedieta que toca de fondo el género, he de reconocer que sus puntazos graciosos los tiene, sobre todo cuando la hipocondría del genio Woody Allen empapa al personaje central, que arrancó algún que otro aplauso en la sala.
La cinta tiene su punto de original y el director y guionista escribe con un estilo muy propio y característico, dotándola de una estructura inteligente y resultona. Se rodea de un elenco bastante poco conocido, lo que beneficia sin duda a la peli, destacando entre todos el personaje principal, el recién convertido Eric Sparrow, que pasa de ser un tipo gris emocionalmente básico a convertirse en un tipo ingenioso, con confianza en sí mismo, ancantador y dotado de un tremendo atractivo sexual, como buen vampiro, todo bajo el pegajoso y sofocante calor de la noche neoyorkina en la que se desarrolla esta pequeña película mezcla de géneros.
Y es que es cada vez más complicado destacar en ciertos subgéneros, como el vampiro o zombie, que están absolutamente sobresaturados, máxime cuando en un mismo festival concurren dos pelis de igual planteamiento aunque con muy diferente forma y evidentemente, resultados.
"Summer of Blood" se acaba convirtiendo en una sucesión de chistes, la mayoría de dudosa gracia, y por mucho que lo intenta no acaba encontrando nuestra yugular para acabar mordiéndola bien mordida, si bien tiene momentos más o menos brillantes, como el enfrentamiento de eric con un compañero de oficina (Alex Karpovsky), desplegando todo su cinismo y el orgullo de ser el peor vendedor del mes, pegado en un post it en su escritorio.
Por otro lado, el más interesante, también reflexiona, una vez que el personaje central es mordido, sobre temas como la responsabilidad y la muerte o la existencia de Dios, que aunque desencadenada esta reflexión por un suceso sobrenatural que sirve de giro no ya a la vida de eric sino a toda la peli, tiene un componente más que humano.
La cinta llega un momento en que para lograr su finalidad redentora nos cuela toda una letanía de comportamientos y reacciones equivocadas que harán reflexionar al prota, que sigue siendo igual de patético en el fondo que como humano y se enfrenta a situaciones hilarantes, en mi opinión quizás demasiado exageradas. Eric se ha convertido en una verdadera máquina de sexo, que le facilita el contacto extremo con tres mujeres sexualmente desinhibidas, e incluso adquiere la capacidad mental de convencer al propietario de su apartamento de que ya ha pagado el alquiler.
Pero como dije, poco a poco, Eric comprende que esa vida no le satisface del todo, y como si de una producción Disney se tratara, los buenos sentimientos e intenciones empiezan a aflorar.
Se da cuenta de que quiere formar una familia estable, tener hijos, cuidar de los demás sentando cabeza ahora que parece demasiado tarde... En definitiva, la película, con mejores intenciones que resultados, acaba resultando ambigua en exceso y es muy difícil acabar tomándosela en serio, por simplista, vacía y aunque razonablemente fresca, muy manida.
Lo mejor: Su planteamiento
Lo peor: Su desarrollo
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javieritos
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4
10 de octubre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El curtido director de cine de Hong Kong Dante Lam (Lam Chiu-yin) llega a Sitges con una densa película, oscura y sesuda en la que nos cuenta la historia de Dave Wong (Daniel Wu), que parece ser un policía honrado, aunque en ocasiones con métodos que no lo son tanto, que vive por y para su trabajo, distanciado del de sus compañeros, por lo que tiene pocos amigos en el cuerpo y ha sido trasladado de destino en varias ocasiones por su terquedad y mutismo. Para él, ser policía significa todo en la vida, y eligió el uniforme porque era la única forma de sentirse seguro en un mundo corrupto dominado por las mafias y los violentos. Cuando no está trabajando, dedica su tiempo a aislarse aún más, lejos del mundo que le rodea, en su apartamento, limitando su contacto humano significativo y esencial a las visitas de su abuela (Fung So-bor).
Sin embargo, y conociendo el trabajo previo de Lam sabemos que la tranquilidad durará poco y la película no fluirá por los lentos caudales del retrato intimista. Tras un espectacular tiroteo con víctimas, en el que se ve implicado grupo terrorista, los “Gang from Hell”, nuestro protagonista decide donar sangre para salvar a uno de los heridos. Lo que desconoce es que su sangre ha servido para salvar a Hon Kong (Nick Cheung), un asesino frío que ha participado recientemente en un robo de diamantes por valor de 80 millones de dólares con la banda. Wong no tarda en experimentar unos sentimientos abrumadores de culpabilidad cuando Kong, recuperado gracias a su transfusión, se evade y escapa del hospital. Entonces Wong decide de motu propio devolver a Kong a la justicia por cualquier medio necesario, enfrentando sus propios miedos y deficiencias sociales. Resulta que el tal Kong (también conocido como el Rey Demonio) acababa de escapar tras ser capturado por la policía en su apartamento. Wong se verá ahora presionado además por su jefe, el Inspector Superior Mok (Dominic Lam), empeñado en poner a Hon y su banda entre rejas antes de su inminente jubilación. Así, un acto benévolo al azar pone en serios aprietos a Dave, que con el tiempo, acaba obsesionándose por completo con la caza de Hon, despertando un pasado oscuro que tenía prácticamente olvidado y que vuelve para perseguirle de nuevo y dañar a su frágil psique. Poco a poco esa obsesión con Hon roza el delirio y le hace tener visiones de los dos fusionados como una sola persona, y de Hon en la representación visual del Rey Demonio (con un rostro en llamas) que le incitan a ceder a sus instintos más salvajes y ocultos.
Es entonces cuando nos damos cuenta de que no todo es cómo parece, y aunque la apariencia del prota es la de un hombre reservado pero justo, resulta más bien un hombre solitario a la fuerza y propenso a desquiciados ataques de intensa ira y paranoia que se refugiaba en su uniforme para encontrar una cierta apariencia de estabilidad en su vida, un punto de seguridad bajo el que esconder sus alucinaciones, impulsos y episodios ocasionales incluso de auto-flagelación como forma de superar sus fuertes crisis de ira. Nosotros, como espectadores acompañaremos desde ahora a Dave en su oscuro y retorcido descenso a los infiernos de la crisis mental y de los bajos fondos y las viviendas miserables de la ciudad de Kowloon y Sai Ying Pun, en un tono oscuro más que premeditado.
Más que en ninguna de sus películas, Lam explora, como bien claro deja el título, el mal latente que existe dentro de cada individuo. Es claramente evidente en el personaje de Hon, pero mucho más complejo en el protagonista, cuyos problemas de personalidad van saliendo a la luz con cuentagotas en las sesiones de hinopsis con Stephanie (Astrid Chan), revelando su infancia traumática con un padre sádico y estricto.
Es evidente que Lam siente devoción por sus personajes, aunque en esta ocasión no los trata de la manera más adecuada. La película, de título muy poco sutil y bastante revelador, sitúa la obra en dos niveles, un estudio del personaje protagonista que se va desvelando mucho más claro conforme evoluciona la cinta, con la extraña sugerencia de que ha sido poseído por el espíritu maligno de Kong y su comportamiento se vuelve cada vez más errático hasta finalmente llegar a extremos maquiavélicos, pero también un retrato que es impulsado por su propio trauma personal y no superado, reprimido en la infancia y que no se explica por completo hasta justo antes de los créditos finales.
Wu, un actor comercial que en raras ocasiones se ha llevado al límite dramático, nos brinda una interpretación sobresaliente de mayor profundidad y totalmente creíble a pesar de las constantes idas de olla del director, empeñado en hacer una obra demasiado especial que se le escapa en ocasiones de las manos. Cheung, actor fetiche del director, en su papel de adversario es sin embargo un personaje muy plano, desagradable, con lo que el pretendido efecto “Yin/Yang” de ambas personalidades y la sensación de intensidad y fascinación envolviendo en un drama psicológico su thriller de acción pura y dura no se logra plenamente en ningún momento y se puede ver como un intento fracasado por desgracia.
La reputación de Lam como elegante y comercial cineasta autor de cine negro en un país absolutamente diferente al resto, se ha ido cimentando gracias a éxitos de taquilla como The Sniper (2009), The stool pigeon(2010), Fire of conscience(2010), The viral Factor (2012) y la estupenda Unbeatable (2013), que supuso un inteligente y estupendo cambio de ritmo en su carrera. Sin embargo, con esta That Demon Within hace un esfuerzo, difícil, pero no acertado del todo por fusionar el género policiaco con el terror sobrenatural, lo que la convierte en su obra más madura, quizás, pero en una de las menos intensas y convincentes hasta la fecha, a pesar, recalco, de ser un interesante esfuerzo por hacer algo distinto. SIGO EN SPOILER.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
javieritos
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3
13 de septiembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aprovechando-otra más-el tirón de "Expediente Warren", que remueve los cimientos de Amityville de forma extraordinaria, surge este bodrio mal planteado, peor interpretado y fatalmente resuelto que se quiere subir al carro con un póster chulo y un título denunciable.
Chica mona y sobrecualificada hace entrevista con director de psiquiátrico siniestro. Le estornuda en la cara por lo que piensa que no la pillan ni de coña. Pero como no es España y no hay 5 millones de parados, esa misma noche la llaman para contratarla. La ponen a limpiar en el turno de noche con un compañero raruno y pronto las cosas se van un pelín de madre.
Es que ella, fíjate, a pesar de estar sobrecualificada, no sabía que el edificio se construyó encima de las cenizas de la casa de Amityville, que con todo este ronroneo volvía a ponerse a la venta esta semana por 4 millones de dólares más de lo que vale... Así todos ganamos... Menos el espectador medianamente exigente, ya no digo inteligente.
Lo mejor: Sophia Del Pizzo. Con ese nombre parece un retrato de Raffael. Mona, discreta y la mejor del reparto.
Lo peor: El resto.
javieritos
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