Para mí, prácticamente a la altura de las mejores de Eastwood. Quizás sea porque me interesa más de lo normal el cine que habla de cómo se hace el propio cine, pero incluso gustará a los que esto les da igual.

La música acompaña perfectamente, la fotografía es más oscura de lo que podría esperarse para una historia ambientada en África y el Eastwood actor cambia sorprendentemente de registro para meterse en la piel de un John Huston (bueno, aquí le han cambiado los apellidos a todos los protagonistas, supongo que para evitar problemas con los derechos) gamberro, ocurrente, obsesivo... bordeando la locura.

Una de las mejores películas de John Huston. Después de unas pocas decepciones con su cine ("Evasión o victoria", "Casino Royale", "Dublineses", "El honor de los Prizzi" -aunque ésta última sí me gustó, no resultó la obra maestra que esperaba-, etc.) jamás habría pensado que pudiera gustarme tanto una película de este director. Al visionado de ésta por mi parte le seguirían unas cuantas "sorpresas" agradables más: "El halcón maltés", "La noche de la iguana", "El hombre que pudo reinar", "La jungla de asfalto"...

Ya está todo dicho sobre el argumento y la química entre los actores. Sólo me queda recomendarla como un clásico IMPRESCINDIBLE a los que todavía no la hayan visto.

Podría incluso reconocer que es bastante entretenidilla hasta que nuestros dos intrépidos protagonistas, uno porque quiere venganza y el otro porque es un puto desequilibrado, deciden tomarse cierta misión por su cuenta. Parece que en esa parte optan más por reflejar el ambientillo de camaradería tosca (burlas al novato, un compañero incógnito que va excretando por los despachos y se hace llamar "fantasma cagón", permisos empleados en visitar burdeles y armar camorra, superior virulento que abronca hasta a los geranios, etc.), e incluso por criticar el concepto de la guerra con todo lo que rodea a la muerte del copiloto. Reconózcolo. Pero ya me extrañaba a mí que tanto portaviones y tanto bombardero les hubieran salido gratis. Cuando el presupuesto no sale enteramente de tu bolsillo y negocias con el ejército para poder rodar tu película, normalmente te ves obligado a relajar tus pretensiones críticas (si es que las tenías) hasta tal punto que todo termina, como ha pasado aquí, convirtiéndose en una exaltación gratuita del heroísmo patriótico-fraternal que entra en un sprint final totalmente absurdo e inverosímil. ¡Joder, si es que termina la película de una manera que todavía parece que los yanquis ganaron esa guerra!

Bueno, me quedo con ese comienzo, un reparto bastante bueno (como protagonistas, un Dafoe serio pero con matices, un Glover cascarrabias que camufla bien la sobreactuación y un aprovechado Brad Jonson, y como secundarios: Rosanna Arquette, Tom Sizemore, Ving Rhames, David Schwimmer...) y unos efectos especiales interesantes, aunque mal respaldados por un sonido que no está a la altura (no sé cómo sonarán las balas procedentes de las ametralladoras escuchadas desde un avión de esas características, pero me da en la nariz que no como aquí).

Me gustó, cómo no, el nuevo paso adelante que han dado en la fotografía de alta definición. A este director siempre le ha fascinado la noche, pero es que en esta película ¡el 80% de la acción transcurre en ella! Están llegando al límite; por momentos parecía la imagen que capta el ojo humano: las nubes iluminadas por la luz artificial de la ciudad, los rayos de la tormenta, los fortísimos contrastes en el mar...
El tiroteo es tan realista como cabía esperar.
Los actores cumplen. No es que hagan unos papelones, pero están muy decentes.
La película, por lo que sea, me entretuvo.

Ahora viene lo malo: en ningún momento me creo que Sonny y Rico sean humanos, son más bien una especie de héroes americanos que van sobradísimos –cuando en plena reunión con los traficantes Sonny saca la granada y le quita la anilla, me dieron ganas de pirarme; y además me sorprendió que no apareciera ni un poli corrupto–; en realidad la historia tiene muy poquita miga, y la relación entre Sonny e Isabela no tiene suficiente interés como para otorgarle tantísimos minutos; el director vuelve a abusar de la música pop comercial.

En realidad, salvo por el presupuesto y la fotografía, no se aleja demasiado de la adaptación que uno podía esperar: lujo, tiroteos, tensiones sexuales que se liberan en cuanto Sonny guiña un ojo...

Existen dos formas de contar los asesinatos en el cine: una es manteniendo en secreto la identidad del asesino hasta el final –momento en que el detective de turno (o la escritora o la vieja aficionadas a la investigación) nos descubrirá con pelos y señales quién es y cómo lo planeó todo–, y otra es la que solía emplear Hitchcock y que consistía en darle al espectador más información de la que tenían los propios personajes. Ésta última es la empleada, y doy fe de que el resultado de mezclarlo con un personaje tan cómico como Colombo es entretenidísimo: ¡no me perdía un episodio!

No sé por qué, pero siempre me han gustado especialmente las historias de misterio.
Recuerdo cómo en las tardes de invierno mis amigos y yo organizábamos en nuestras casas asesinatos (¿te acuerdas, Albertillo?). Uno era el asesino, y dejaba pistas deliberadamente para que otro de nosotros, el detective, intentara descubrirle. ¿Que hacía falta un coche?, pues cogíamos uno de juguete; ¿que se necesitaba un poco de sangre?, pues la pintábamos; ¿que había una mujer involucrada?... bueno, aquí había pelea por ver a quién le tocaba ponerse la peluca y la falda: ¡todos nos la queríamos pedir! (es broma, je, je).
Es una serie que me marcó mucho. Cuando en el pueblo mi abuelo adoptó un perrito y se organizó la típica votación familiar para ponerle un nombre, mi propuesta fue llamarle "Perro".

Todavía la veo cuando la reponen.