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Críticas de Juan Ignacio
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Críticas 414
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de agosto de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Mario Benedetti.

Martín Santomé, un hombre de 49 años, con tres hijos ya mayores, que solo vive para su trabajo gris de oficinista. Una persona que se siente cómoda en su rutina diaria de la que no cree que necesite salir, ni tan siquiera lo quiere.

Sin embargo la llegada de una nueva empleada a su oficina, la única mujer que hay en ella, le cambiará la vida. Sin entenderlo muy bien, él le dobla la edad a ella, se termina enamorando. La chica le acepta y comienzan una relación en la que ambos se sienten plenamente felices.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Ignacio
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5
19 de octubre de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raquel, una mujer de mediana edad, acude a una sucursal bancaria a solicitar un crédito de 35000 € (70 'binladens') arguyendo que le urgen para sobornar a un funcionario y de esa manera evitar que su hija pase a la tutela de los servicios sociales. El director de la agencia le concede el préstamo y cuando se está tramitando la sucursal es atracada por dos personas.

Película española del, podría denominarse, subgénero de atracos a sucursales bancarias que nos hace recordar a las muchas de este tipo llegadas de EEUU. Si bien esta tiene un buen toque costumbrista de Bilbao, en concreto del barrio de Santutxu. Koldo Serra es su director, pero no guionista, el guion está escrito por Javier Félix Echániz, Asier Guerricaechevarría y Juan Antonio Gil Bengoa.

Film por tanto de intriga y acción que cumple sus objetivos más que aceptablemente en ese aspecto cuando todo se desarrolla en el interior del banco atracado, Serra se muestra ducho a la hora de mantener la tensión; sin embargo no se consigue el mismo resultado, más por culpa del guion que por la labor de dirección, una vez que los rehenes salen de él y se da paso a la resolución de la historia y a la de los dos personajes protagonistas; aquí se peca de simpleza por un lado y de cierta confusión por otro. En cuanto a lo relativo al humor, que recae principalmente en situaciones propiciadas por los dos atracadores, no termina de encajar bien en el conjunto del relato. Otros hechos que van surgiendo sobre la marcha carecen de sentido, añaden poco al asunto o descubren finalmente que son meras trampas para el espectador. Hay críticas a la usura de la banca y a la corrupción en la administración pública, claras y escuetas.

Lo mejor, junto a la ya apuntada meritoria labor del director a la hora de reflejar lo que se vive en pleno asalto, sin duda, son las interpretaciones de Emma Suárez y Nathalie Poza.
Juan Ignacio
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Una voz silenciosa
Japón2016
7,2
5.976
Animación
6
20 de octubre de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shoko Nishimiya es una adolescente sordomuda que llega a su nuevo instituto una vez que el curso ya ha comenzado. Como es normal causa extrañeza entre sus compañeros, pero lo peor hacia ella es la actitud que toma uno de ellos, Shoya Ishida, de acoso absoluto y cruel. Shoko, tras mucho sufrimiento tendrá que cambiar de instituto. Años después, abandonado por quienes en un principio le toleraban sus malas acciones hacia Shoko, y lleno de culpa, Shoya se plantea la idea del suicidio, algo que finalmente no lleva a cabo; a cambio se acerca de nuevo a Shoko con objeto de pedirle perdón.

Película adaptada del capítulo final de la serie de un manga de gran éxito, éxito que revalidó este filme en las taquillas japonesas.

Compleja historia de relación juvenil entre un chico y una chica con el prefacio dramático de la enfrentada adolescencia de ambos en la que el joven agrede repetidamente, de forma brutal, más psíquica que físicamente, a la muchacha. Narración del sentimiento de culpa y remordimiento de Shoya por su actitud pasada ante Shoko y sus ganas de redención. Pero a este estado del joven se enfrenta el no menos convulso interior de la propia Shoko, que no solo le perdona, sino que se siente atraída por él. En Shoko pesa más el dolor que ve padecer a Shoya que el propio que a ella le ha infringido él. Ambos, Shoko y Shoya, tienen reducidas familias, compuestas solo por mujeres, y en ambas falta la figura paterna. El grupo de amigos, es escaso, prácticamente inexistente, aunque Shoya cuenta con uno incondicional al que le hace poco caso. Hasta ese punto del planteamiento y desarrollo del filme éste resulta triste y bello al mismo tiempo, con una delicada y elegante factura; lo malo es que la narración entra en bucle y se hace repetitiva y carente de agilidad, no deja de mostrar las ganas que la pareja tiene de salir de tal situación y las dificultades, al parecer insalvables, para conseguirlo, sin que la situación avance hacia derrotero alguno; da la impresión de que con la reiteración de las situaciones se trata de conseguir lo que, por falta de peso y hondura mayores, el guion no alcanza. El desenlace final, por otra parte nada sorprendente, de rápida ejecución, tarda en llegar y se hace esperar.
Juan Ignacio
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6
10 de septiembre de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thomas trabaja como repostero en una cafetería berlinesa. Allí llegará un día como cliente Oren, un ingeniero israelí, residente en Jerusalén, casado, con un hijo, y que acude a Berlín debido a su trabajo una vez al mes, con una estancia de dos o tres días en cada ocasión. De inmediato se iniciará un romance entre estos dos hombres. Después de un año de relación Oren muere en Jerusalén por causa de un accidente de tráfico, aunque a Thomas no le llegará más que la información de la muerte. Sin más, sin que sepamos la verdadera razón, el joven repostero decide irse a Jerusalén y presentarse en el café regentado por Anat, la viuda de Oren.

Primer largometraje como director del también montador y guionista israelí, Ofir Raul Graizer, autor, igualmente, del guion. Coproducción germano-israelí de bajo presupuesto, rodada en las dos ciudades anteriormente citadas en tan sólo dos semanas y media. En sí estamos ante una película israelí; como alemana tiene que de ese país llegó la mayor parte del dinero para producirla, lo que resultó bastante dificultoso; pero en Alemania no ha sido estrenada ni su director cree que vaya a serlo, lo que achaca a problemas sociales y morales del país europeo con dos de los tres temas principales que toca mayormente este film, aspectos políticos y de la sexualidad del protagonista.

La historia que se nos cuenta, al analizarla como conjunto, resulta poco factible, algo forzada, pues se mezclan una serie de factores que por separado se pueden dar, pero como totalidad hacen surgir dudas. Como dije anteriormente en esta cinta hay tres elementos (sexual, religioso y político) que entran en juego. La homosexualidad o bisexualidad de Thomas y Oren, ello en un mundo judío ultraortodoxo en el cual vive Anat, ella no es religiosa, pero su cuñado Moti, hermano de su fallecido marido, que parece ejercer la tutela sobre su cuñada y sobrino, sí lo es; además su negocio, para que funcione debidamente, necesita ser certificado como Kosher, es decir, que la mayor parte de su clientela es religiosa. Por último, el hecho de la nacionalidad de Thomas tampoco ayuda a la integración de éste en ese mundo bastante cerrado.

Con todo lo anterior, y a pesar de las dificultades que a simple vista destacan que entraña, Graizer consigue crear una obra de gran belleza intimista, en que cada una de las partes que la componen, y el ambiente creado, parecen terminar resaltando más que el argumento. Ambiente en el que el centro reside en la repostería, y a ver a quién le amarga un dulce. El director, apasionado cocinero y, en especial, repostero, que hasta ha editado libros de recetas, nos presenta la creación de dulces de una delicada manera, por la que se hacen irresistibles; y con el resto de su obra, gracias a su buen hacer de artesano, sucede casi lo mismo. Drama romántico duro presentado con delicadeza, sensibilidad y mucho tacto, valiéndose de una cuidada fotografía, de Omri Aloni, de planos muy largos que definen de forma precisa cada secuencia, con la suave música de Dominique Charpentier interpretada con el piano como instrumento principal, y una cadencia de tiempo precisa, sosegada y grata. Total, que estamos ante una obra en la que resaltan más las formas que el fondo.

En el aspecto interpretativo quiero destacar el gran trabajo de Sarah Adler (actriz francesa, residente en Israel desde los diez años) en el papel de Anat; tanto ella como Zohar Shtrauss (Moti) y Sandra Sade (Hanna, madre de Oren) son prestigiosos intérpretes en Israel.
Juan Ignacio
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7
27 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Viguier resulta acusado y juzgado por el asesinato de su mujer, Suzy, quien desapareció, nunca se sabría más de ella, el 27 de Febrero de 2000. Viguier fue acusado en 2007 como autor del asesinato de su esposa y juzgado en 2010, siendo absuelto por el jurado. Pero su alegría duró poco, pues tan solo cinco días después de ser absuelto el fiscal solicitó, a instancias de Olivier Durandet, amante de Suzanne Viguier en el momento de su desaparición, y también por la presión popular, un nuevo juicio que se celebraría un año después del primero. Nora, una mujer que participó como miembro del jurado en el primer juicio y quien tiene contratada a Clemence, 20 años, la hija mayor de los tres que tiene Viguier, como profesora particular de su hijo de 11 años, cree firmemente en la inocencia del nuevamente acusado, y contactará con el prestigioso abogado Dupond-Moretti quien aceptará hacerse cargo de la defensa de Viguier.

Antoine Raimbault eligió este conocido y muy mediático caso judicial en su país (en el que llegó a implicarse personalmente, él fue quien contactó realmente con el abogado Eric Dupond-Moretti) para dirigir su primer largometraje. Estamos entonces ante una película basada en hechos reales (prácticamente todo es real, lo que no lo es se aclara al espectador mediante un rótulo a la conclusión del largometraje) que se puede encuadrar en el subgénero de juicios, si bien contiene igualmente bastante suspense.

El joven director da a su trabajo un excelente ritmo que consigue mantener la tensión en todo momento; a destacar, por tanto, la excelente labor de montaje de Jean-Baptiste Beaudoin, a quien ayudaron en su trabajo Simon Burdet y Jérôme Tanguy.

Película de intriga; de exposición de la lucha de una mujer, Nora, por conseguir que no se cometa una injusticia condenando a un hombre al que cree absolutamente inocente del crimen que se le acusa; pero que va más allá, ya que este film contiene una dura crítica a los juicios paralelos del circo mediático de la prensa, que pueden llegar a influir en el fallo del jurado e incluso en el desarrollo de la vista; así como el ataque a la presunción de inocencia que siempre se debería de mantener.

Por último, destacar las grandes interpretaciones de los reconocidos en su país, así como en otros de lengua francesa, Marina Foïs, como Nora y de Olivier Gourmet, como el abogado Eric Dupond-Moretti.
Juan Ignacio
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