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España España · Valencia
Críticas de Hemispheres
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Críticas 68
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién determina qué es lo moral o inmoral?, ¿qué actos son morales o inmorales?, ¿cómo se debe actuar ante lo que consideramos inmoral? Muchas de estas preguntas se suscitan en la última película de Woody Allen, desde un prisma absolutamente filosófico, quizás la película más filosófica del genio neoyorquino, obviando en ésta los componentes psicoanalíticos que abundan en el resto de su filmografía. Las inquietudes de Kant, Kierkegaard, Heidegger... emergen a lo largo del film, y Allen nos plantea de manera subliminal en su trama qué es moral o inmoral, qué hacer como seres humanos ante un hecho que nos parece moralmente reprobable, y si la decisión que tomamos respecto a ella nos hace sentir mejor al considerar que hemos hecho lo que creemos justo... Pero al mismo tiempo, ¿qué autoridad tenemos nosotros para saber qué es lo moral o inmoral?, ¿por qué nuestra decisión tiene que ser justa?... ¿Debe ser Dios quien tome esa decisión?... Pero, ¿Dios existe...?
Hemispheres
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8
18 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice un refrán muy castizo que "la letra con sangre entra", lo bien cierto es que Andrés Newman para ser el mejor batería de jazz cumple al dictado este refrán, casi convertido en axioma. No siempre el éxito tiene que estar acompañado del sacrificio, ni tan siquiera del talento... Y la música es un claro ejemplo... (Y aquí no quiero personalizar, porque las comparaciones son odiosas...) A esto, quiero añadir como melómano, y ferviente admirador del jazz, que el jazz además de sutileza, melancolía, nostalgia... también es pasión, adrenalina y energía descomunal... Para ello, solo hay que dejarse llevar por un solo de saxo aguerrido del irrepetible John Coltrane.
Pero sin embargo, para aquellos que estamos reñidos con la Diosa Fortuna y de alguna forma pretendemos " triunfar" en la vida no nos queda otra que hacer la de Andrew: sudar sangre a través de todos los poros de nuestro cuerpo para suplir la suerte con el tesón desmesurado para ser "algo" o "alguien", porque queridos amigos, la destreza no es la única aptitud necesaria para alcanzar la áurea cima de eso que entendemos por éxito, y que, dicho sea de paso, no es lo primordial en la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hemispheres
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7
14 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por no ser santo de la devoción de alguien entiende el vulgo que una persona no es de nuestro agrado. Pues bien, algo de esto se respira en esta singular película, con un Bill Murray en un papel hecho a su medida, interpretando a un personaje que no es santo de la devoción de nadie, pero que realmente a priori, nadie conoce, nadie sabe nada de su vida y de todo aquellos avatares y viacrucis que el inhóspito destino le ha deparado. Es cómodo criticar lo que se ignora, es fácil desprestigiar a aquellos seres humanos "diferentes" de los que desconocemos su íntima idiosincrasia, y estas creencias forjadas que la masa irreverente tiene por absolutas caen en la parajoda de que en ocasiones las personas no son lo que aparentan ser. El ejemplo lo tenemos en Vincent, que no era santo de la devoción de nadie, que fue tildado de "hereje" por no adaptarse a los cánones de lo socialmente impuesto y acabó siendo santificado.
Moraleja: La apariencia de alguien no deja de ser más que un tapujo, un velo, una superficie por descubrir, nada más. Conocer a alguien es ahondar en su alma, es sumergirse en su psique, es adentrarse en su maraña, es explorar sus recónditas cavidades... Una vez más, asocio el legado de esta película a un poema, a un poema infantil de José Agustín Goytisolo que tantas veces escuché en mi infancia, que musicó Paco Ibáñez y que decía:
"Erase una vez un lobito bueno
Al que maltrataban todos los corderos,
Y había también un príncipe malo,
Una bruja hermosa,
Y un pirata honrado.
Todas estas cosas había una vez
Cuando yo soñaba un mundo al revés".
Hemispheres
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8
10 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mario descubre en sus pláticas con Pablo Neruda la belleza del verbo encantado, el hechizo onírico del poema, el ensueño de la pluma de amor clavada en el costado, como rezaba León Felipe en una de sus maravillosas poesías, así conoce la fuerza mítica del verso y el poder esotérico de la metáfora.
Mario ostenta una inmensa sensibilidad literaria que permanece latente y pusilánime en el interior de su alma, hasta que el advenimiento arrebatador de la poesía la libera con una fuerza inusitada, y con la pasión desbocada de la palabra bendecida embelesa a la musa de sus ojos, cual Quijote en ciernes conquista a la doncella presa de sus pensamientos, a su Dulcinea tabernera, a su Beatrice ventera. Neruda le muestra la magia y fantasía en la metáfora a través de su entorno, de su terruño, de la fragancia del salitre que emana de la arena de su playa... y Mario se embriaga de las enseñanzas del maestro, aflorando el poeta visceral que vive en sus adentros...
Mario se convierte en el poeta-heraldo de su isla, captando la belleza de su tierra en las redes "tristes" de los pescadores, en el soliloquio de las campanadas, en el eco de las olas y en el sollozo de los mares... Mario fue como un "alter ego" de Miguel Hernández (curiosamente Neruda también conoció a Miguel Hernández trabando una intensa amistad con el poeta de Orihuela), fue viento del pueblo, hombre marcado por las tres heridas, y tuvo "la lengua en corazón bañada" de caudalosa integridad y de desinteresada nobleza.
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7
23 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida a través de la música o, tal vez, la música a través de la vida... Lo bien cierto, es que los protagonistas de esta película no conciben la una sin la otra y viceversa.
Todos los que amamos la música de Beethoven nos hemos emocionado con la escucha del Opus 131. Por ello, podemos entender, aún siendo auténticos neófitos (como es mi caso) en el lenguaje musical, la búsqueda en la perfección de la interpretación, siempre el intérprete intenta que su ejecución sea más pulcra e impoluta que la vez anterior, en un continuo esfuerzo de superación para consigo mismo.
Cada uno de los componentes de La Fuga, padece diversos avatares durante el transcurso del film de diferente origen: afectos, dudas, enfermedades, pasiones, anhelos... Al fin y al cabo, sufren esas tres heridas de las que hablaba Miguel Hernández: amor, vida y muerte, esas heridas que siempre están presentes en algún momento de nuestro destino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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