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España España · Sevilla
Críticas de ferperavi
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Críticas 83
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
9 de marzo de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa película de intrigas políticas y corruptelas de todo tipo en la más alta política. Tempestad sobre Washington retrata la ambición desmesurada, la corrupción, el llegar a un objetivo cueste lo que cueste sin importar que queden unos cuantos cadáveres (figurados y reales) por el camino, los continuos pasteleos en el Congreso y las puñaladas traperas que se dan unos a otros para lograr un objetivo. Todos tienen algo que ocultar, todos esconden algo, nadie está a salvo de que el rival le saque un muerto del armario, hablando figuradamente.

La película arranca con el nombramiento de Henry Fonda como secretario de Estado. Es un hombre que coqueteó con el comunismo, que está a favor de la paz y de un acercamiento de posturas con el rival soviético. Es un tipo elegante, moderado, capaz de llevar un país como EEUU y de ser el sucesor de un presidente que se encuentra enfermo.

Pero el nombramiento no es bien recibido por todos. Se inicia una lucha en el Congreso por aprobar o rechazar el cargo que derivará en más de dos horas de intrigas, enredos, chantajes y artimañas por unos y otros. Los diálogos son excelentes, cargados de ironía y de autocrítica hacia la mayor democracia del mundo. Y los actores están enormes, tanto Laughton como Fonda mantienen un duelo en el Senado en el que éste último recuerda al de Doce hombres sin piedad. Y a medida que avanza la cinta Fonda deja paso a Pidgeon para que sea éste quien se bata con Laughton.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ferperavi
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6
7 de marzo de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para hacer una película sobre el Watergate 36 años después había que hacer algo distinto porque para contar otra vez lo mismo basta con revisionar "Todos los hombres del presidente". Así que la película apuesta por contar una historia sobre el periodismo y sobre la televisión en general tomando como percha la entrevista que David Frost le hizo a Richard Nixon cuatro años después de su dimisión.

La apuesta no sale mal. La cinta es muy entretenida, tiene ritmo y, como dice alguno de los críticos casi se convierte en un thriller por ver quién de los dos gana el duelo, si el entrevistador o el entrevistado. O sea, que lo que podría ser un pestiño --porque volver a contar el mayor escándalo de la política norteamericana otra vez sólo podría convertirse en eso-- termina siendo una buena película.

Buena parte de culpa del éxito la tiene el protagonista, Frank Langella, justamente nominado a mejor actor. Sobre él se sostiene la cinta, él es la clave de todo, es quién apuesta su dinero por entrevistar a Nixon y quién hace todo lo posible por sacarle una confesión. Ahora bien, la entrevista deja de ser eso para convertirse en una batalla. Pienso que una entrevista debe ser un género periodístico en la que un periodista pregunte y un personaje responda, y no un combate de boxeo con la audiencia como árbitro.

Y no me gusta Nixon. Ni el personaje real ni el actor que lo interpreta ni el tratamiento que se le da en la película. Parece un buen tipo que una vez cometió un error cuando ha sido, junto con el gran George W. Bush, uno de los peores presidentes de la historia de EEUU. Aparte del Watergate que le costó el puesto, ordenó invadir Camboya y mandar más tropas a Vietnam para que ahora nos lo pinten como un tipo cercano y humano. No, por ahí no paso.
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ferperavi
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9
7 de marzo de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginen a Harry el sucio de mayor, ya retirado de la Policía (posiblemente expulsado) y viudo, con hijos de los que pasa tres kilos, con nietos que lo único que quieren es sacarle todo lo que puedan, cascarrabias como siempre, igual de duro que en sus años mozos, capaz de disparar a un chavalín que intentaba robarle el coche. Si Harry Callahan hubiera envejecido, se parecería muchísimo a Walt Kowalski, este veterano de la guerra de Corea que guarda con extremado celo un Gran Torino de 1972 en su garaje y protagonista de una cinta que vuelve a dejar al espectador con el cuerpo cortado.

Eastwood tiene una facilidad asombrosa para hacer que salga uno del cine con un escalofrío, para atrapar al espectador con la historia que te cuenta, ya sea del oeste, de astronautas, de boxeadoras o de madres a las que le han cambiado su hijo por otro. Quizás lo consiga porque hace un cine muy honesto, muy de verdad, muy cercano. Sin ser su mejor film, Gran Torino es una muy buena película porque afronta casi todos los temas del cine de Eastwood mirándolos a la cara con la misma sinceridad y decencia que lo hizo siempre.

En la relación entre Kowalski y sus vecinos hay lealtad, amistad, racismo, dignidad, violencia y, por supuesto, venganza. Harry el viejo ha dejado su San Franciso para quedarse en un barrio que empieza a ser controlado por bandas de chinos y mexicanos. Odia a sus vecinos amarillos, no soporta a sus hijos y menos a sus nietos y hasta se encara con el cura que dio el sermón en la muerte de su mujer. No desvelo nada porque esto ocurre en los primeros tres minutos. A partir de aquí, se entabla una más que curiosa relación entre Eastwood y sus vecinos chinos.
ferperavi
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7
3 de marzo de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La duda es un perfecto estudio de las relaciones entre tres personas, dos de ellas antagonistas por completo, el padre Flynn y la hermana Aloisius, y una tercera que va dando bandazos entre uno y otro, la hermana James. Flynn es un cura progresista, por llamarlo de alguna manera, que se relaciona con los alumnos de la escuela, que bromea con sus compañeros, que suelta comentarios irónicos hasta en sus sermones. Aloisius es, en cambio, una monja chapada a la antigua, anclada en la Edad Media, que dirige la escuela del Bronx en la que transcurre la historia con mano de hierro, que llega a ser racista, que se monta su propia película en la cabeza con tal de imponerse a su rival. Y entre medio de los dos está la joven Sister James, que delata al padre Flynn pero que está mucho más cerca de éste que de su jefa y que se pasa toda la película debatiéndose sobre qué actitud tomar.

La película tiene una carga importante de tensión, sobre todo entre los personajes principales pero también en los secundarios. Las clases están cargadas de esta tensión, al igual que las propias relaciones entre los alumnos. Y hay escenas en las que la tensión parece desbordarse, aunque nunca termina estallando y siempre hay algo que hace que se rebaje un poco y nunca haya una explosión.

Quizás esto termine cansando al espectador, al que puede llegar a resultarle un poco pesado tanta carga en los diálogos sin que llegue a pasar nada importante, sin que haya cambios bruscos o puntos de inflexión en la película. Quizás por eso también la película tiene un final confuso que la perjudica y deja a uno intentando saber qué ha pasado pero sin la información suficiente para decantarse por nada, sin saber si ha ganado el cura o la monja, Philip Seymour Hoffman o Meryl Streep. Quizás por eso se llame la Duda.

En el terreno interpretativo están enormes los dos, sostienen la película de principio a fin, pero aquí me decanto por Meryl. Lo siento, Philip, pero tú tienes pinta de bonachón y ella tiene una cara de bruja que no puede con ella y provoca no sólo tensión, sino verdadero miedo cada vez que aparece.
ferperavi
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9
24 de febrero de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mickey Rourke es la viva imagen del fracaso. Lo lleva pintado en la cara, en esas melenas rubias de bote, en esos tatuajes, en esas mallas verdes, en esas manazas y hasta en esos andares cansinos. Cada paso que da y que nos muestra esa cámara que le sigue durante buena parte de la película huele a derrota. Es un tipo acabado, que tiene que dormir en un coche, que ni se acuerda de que tiene una hija, que trata de llevar una vida normal con un trabajo normal y no puede, que se enfrenta a una sociedad que lo adoró y ahora ya lo mira con lástima, que guarda los recortes de prensa de su época de gloria, que busca más amistad que consuelo entre las putas...

Cada fotograma de esta película rezuma honestidad. Es una cinta sincera, veraz, que atrapa y sorprende a quien se espera otra cosa, a quien creía que iba a ser algo así como la historia del Pressing Catch pero sin Héctor del Mar. Pero la película no va de la lucha libre sino de la vida misma. Es la historia de un fracasado más, pero es tan buena que se atraganta, que tiene a uno en tensión casi dos horas, utilizando para ello desde las escenas sadomasos en el ring hasta los reveses con los que la vida castiga a aquel gran luchador conocido como El Carnero y del que hoy en día sólo quedan unos músculos y una cara picada.

Todo en la película refuerza el mensaje de la derrota. Cada plano es un tratado, cada secuencia está encaminada a explicar quién es Randy el Carnero y por qué está pasando sus peores momentos, cada nota musical es un peldaño más en la caída. La cámara sigue a Rourke y éste se come la pantalla, literalmente, con la ayuda de la señora Tomei, todo sea dicho. El resultado es esta magnífica película.
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ferperavi
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