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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Críticas de Maldito Bastardo
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Críticas 2.181
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
1
27 de diciembre de 2013
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerada uno de los mayores abortos fílmicos del 2012 y uno de los peores slashers de la historia del cine, “Smiley” podría esconder entre líneas una película culta, trascendente e incluso festivalera. Y es que tras ese empacho de estúpidos sustos en primer plano, con gente que grita a la cara de otra con música atronadora que impacta hasta el esfínter, se oculta un interesante discurso entre toneladas de bobería y defecación fílmica. La leyenda urbana de ‘Smiley’ consiste en que alguien en un videochat te diga «Lo hice para perturbarte» (I Did It for the Lulz) tres veces para que aparezca el hijo de Ortega Cano o un tipo con los ojos cosidos y una sonrisa sádica para rebanarte con su cuchillo o recitarte la discografía de Leonardo Dantés. WTF!? ¿Cómo puede una sola persona aparecerse detrás de la gente de todo Internet? ¿Cómo puede tener una película actuaciones tan patéticas y ridículas? ¿Cómo puede tener la típica scream queen una compañera de piso que se llama Proxy y tiene un novio hacker y no salir gritando en binario? La experiencia universitaria de Ashley (a Caitlin Gerard se le olvidó todo aquello que le enseñaron en las escuelas de interpretación) pasa por irse de fiestas para drogarse y emborracharse, conocer a tipos raros, charlar con su extraño profesor de ‘declaraciones equivalentes’ y, por supuesto, investigar la leyenda urbana de ‘Smiley’ tras ‘asesinar’ junto a su amiga Proxy a un tipo de un videochat con los tres «Lo hice para perturbarte». Sí, GRITEMOS.

Ante tanta idiotez sobreactuada, sustos patéticos, marihuana del Metadona y el discurso de «Puedo hacer lo que quiero», llega la auto-definida intersección de lo extraño y lo retardado. Las claves de la lógica y la razón que va a encontrar el espectador entre lo real y lo falso, pasan por una tortura cinematográfica de 90 minutos. ¿Realmente la película quiere entablar un discurso metaficcional con el famoso «Lo hice para perturbarte» (I Did It for the Lulz) y ser el mayor trolleo cinematográfico del Siglo XXI? ¿Y si algo imposible pasara? ¿Y si “Smiley” fuera una buena película? Pudiera pasar siempre y cuando sacrificara ser un slasher con sus sustos cutres cada cinco minutos provocando vergüenza ajena y pasara a ser una cinta austriaca o de terror japonés con sólo diálogos y planos fijos; con gente divagando tras un discurso fomentado en «lo peor que puede pasar en el mundo es que esté dominado por personas que estén seguras de tener la razón y les da permiso para hacer cualquier cosa sólo porque pueden hacerlo». En definitiva, la versión gafapasta de la película sería tremendamente intelectual y sesuda y digno material masturbatorio en un festival.

Smiley es real cuando la gente lo hace real y está película no es BODRIO porque la gente la haya convertido y catalogado en una de las bazofias del 2012 y del subgénero. ¡Es que es mala de lulzones! Tan torpe como letal a nivel cerebral, “Smiley” no puede evitar ser la mayor tontada del año pasado intentando conjugar “Pesadilla en Elm Street” y “Candyman, el dominio de la mente” para la generación youtube. Caras grotescas y aburrimiento sádico de pesadilla, completan la ‘Ética y la Razón’ del cine cutre donde los detectives de policías (cameo de Keith David) se descojonan del todo el despropósito argumental y de la propia protagonista. La leyenda urbana, desde luego, debería ser esta película, el mayor disparate hecho obra cinematográfica aunque nos desvela una ¿perturbante? moraleja: los trolls activistas dominarán internet y pasarán por la piedra (o navaja de los chinos) a sus sufridas víctimas.
Maldito Bastardo
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5
27 de diciembre de 2013
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué vergüenza! ¡Ya no saben adaptar nada! Lo dicho: ¡qué vergüenza! Cualquier amante de la ciencia ficción se sentirá ofendido con esta adaptación de la obra maestra del género por excelencia. Menos mal que la película está siendo un fiasco en taquilla y no volverán a tocar durante mucho tiempo a ninguna obra emblemática del sci-fi. Cualquier persona con dedos de frente sabe que gracias al universo de ‘Angry Birds Star Wars’ se pudieron idear y concebir obras capitales de la ciencia-ficción moderna como “2001: A Bird Odyssey”, “Bird Runner”, “Birdtropolis”, “The Day the Birds Stood Angry” o “BadPigalien”. Habíamos esperando tanto su adaptación como una revisión de “La historia interminable” con Nicki Minaj cantando el tema de Limahl e interpretando todos los papeles, incluido ese dragón con cabeza de cocker spaniel.

No entiendo por qué Ender Wiggins (Asa Butterfield) no se parece a un pollo… Al menos a un gorrión… digo yo. “El juego de Ender” trata sobre el adiestramiento de un pajarraco para combatir a unos alienígenas llamados insectores que son como insectos cuando debieran ser cerdos. Tampoco comprendo cómo Hollywood es capaz de hacer una adaptación tan poco fiel y donde cuando aparece Ben Kingsley con esa cara tatuada a base de dos cajas de Phoskitos crees que le va a dar a ‘Hugo’ una llave o donde esperas que Ender se reencuentre con el niño del pijama de rayas en las duchas para enjabonarse la espalda el uno al otro.

Aunque se han dejado un pastizal para recrear los escenarios espaciales de ‘Angry Birds’ y los lanzamientos de las avecillas de corral enfadadas, la recreación digital al final pasa por un cruce de “Matrix Revolutions”, “La chaqueta metálica”, “Johnny Mnemonic” y “Starship Troopers” con personajes de cartón y con poca pluma. Ender al final es un trepa atrapado en un guión improvisado y condesado que gana adeptos por misteriosas casualidades del libreto. ¿Aquel que resuelva el misterio del carisma de Ender que le den un huevo de regalo? Bueno, al final de la película se lo dan a él pero nadie entiende que los cerdos pongan huevos y sean tan reinonas… Entre las lagunas que imposibilitan entender la sucesión de acontecimientos en cuadrupedia, salvo que fueran fases de un videojuego, y tanta generación nini-consolera, es cierto que el mensaje de paz y HAMOR final sobre la guerra preventiva, la manipulación informativa y que los polluelos salvarán al mundo es acertado. También que Han Solo adiestre al pollo elegido es muy hábil y consecuente, aunque esto es una adaptación de ‘Angry Birds Star Wars’ y al menos han tenido algo de dignidad en la adaptación. Eso sí, llena de tópicos, clichés y malos de final de fase y con una gran pregunta final: no sabía que hubiera tanto drama, seudo-filosofía y transcendencia con los ‘Angry Birds’ y en el arte de lanzar pollos enfadados sobre cerdos y que matarlos fuera genocidio. ¿Comer jamón serrano te convierte en un genocida? ¡Por favor! Gavin Hood ha adaptado pésimamente el espíritu de la obra aunque lo mismo el mensaje final era convertirnos a nosotros los espectadores en Angry Birds que deseamos lanzarnos enfadados sobre los cerdos responsables de todo esto.
Maldito Bastardo
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7
27 de diciembre de 2013
57 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
[AVISO: si has visto el trailer NO vayas a ver la película esperando una de Zhang Yimou en plan "Hero" o una similar a la de Wilson Yip... porque NO lo es]

Me parece curioso que únicamente en Hong Kong el título en inglés fuera “The Grandmasters” y en el resto del planeta se negara el plural de la obra… porque he aquí el plural de toda cimentación escondida en el mérito del héroe, de cada piedra que va colocando en su camino para construir un legado y con cada canto con el que debe tropezar. El cine de artes marciales siempre ha girado sobre saber quién era más fuerte o la venganza, pero Wong Kar-Wai quiere establecer un tratado sobre el testamento de un maestro y una historia de amor oculta e imposible. En este punto es inevitable no hablar de “Ip Man” y del cambio de manuscrito y orientación en las películas del director de “Deseando amar” y Wilson Yip, que daría continuidad (comercial) en “Ip Man II” (2010). La palabra con distingue y singular apellido fue en aquel entonces el gancho y la negación del plural; la frase «Fue maestro y mentor de Bruce Lee» estableció el marketing necesario. Es evidente que Kar-Wai desea establecer, al igual que Yip, otra vida y milagros del protagonista total más allá de la anécdota. Pero he aquí de nuevo la negación del plural en el título; “The Grandmaster(s)” no solamente quiere centrarse en la figura de Ip Man sino en la de los otros grandes maestros que perecieron en la memoria, junto a su arte, en la invasión de los japoneses…

Kar-Wai se ha topado con los mismos problemas narrativos que la cinta de Wilson Yip: la historia de Ip Man es tan amplia que el uso de elipsis y necesarios textos explicativos, que fueron el subtítulo al contexto histórico, pudieran dispersar el poder dramático. El director de “Fallen Angels” ha estructurado la obra en un cuento de cuatro estaciones pero sin orden cronológico, pese a marcar el comienzo del ciclo esa primavera que marca su vida antes de los cuarenta años cuando los maestros de las marciales de China competían entre Norte y Sur por el honor y respeto a sus respectivas familias y clanes. El Invierno llegaría antes del verano con la llegada de los japoneses y su invasión. Era momento de sobrevivir… mediante la imposibilidad moral de utilizar su arte marcial: «Las espadas tienen vainas porque su único propósito no es matar sino permanecer oculta». Las coreografías para alcanzar un trozo de pan… y dejar de ser un gorrión serán el nuevo orden, el honor como linterna… y luz para iluminar al pueblo. Los pequeños detalles, la cámara lenta y el folclore como organigrama de que la vida es como una obra de teatro, pero “The Grandmaster” deja en los espectadores la identificación del verano y otoño de la vida de Ip Man dentro de la épica y la historia incontable (e intangible) de amor entre la estática de la leyenda.

Dos décadas son suficientes para que ese maestro nos muestre la evolución desde una pelea en un callejón oscuro y lluvioso hacia esa lección de vital como testamento de su obra... aunque en el filme de Wong Kar-Wai las artes marciales son muchas veces cortejos reducidos a una gran exhibición de seducción y el cineasta se decanta por la historia de amor entre sombras de Ip Man y Er Gong, la única rival que pudo vencerlo… en distintos campos. El protagonismo de Gong aporta ese plural que el mercado internacional se ha decantando por ignorar. No es la historia de un gran maestro, sino la de dos que optaron por diferentes sendas (y completamente opuestas) en la herencia de su arte. La melancolía y la compasión se difuminan con el sentido del espectáculo en ese anhelo final sobre los lamentos por los actos pasados. Er Gong nos recuerda el sentido de las artes marciales y sus tres etapas: conocerse a sí mismo, conocer el mundo, conocer todas las cosas vivientes. Aparte del propósito de enmienda también habita una moraleja de la historia: «¿Recuerdas cuando te dije que no hay nada de que lamentarse en la vida? Todo eso es mentira. Si la vida no tuviera remordimientos sería realmente aburrida». Porque todo se reduce a la poesía de la desaparición, como una gran y mayestática coreografía cinematográfica de artes marciales; aunque repitas el movimiento, el tiempo habrá pasado.
Maldito Bastardo
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¡Qué bonito es ser un hombre!
Documental
Estados Unidos2012
4,6
134
Documental, Intervenciones de: Morgan Spurlock
4
27 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no eres un hombre eres un niño… parece ser la línea de defensa que marca la masculinidad del documental del director de “Super Size Me”. Se dicen muchas tonterías, se compara el culturismo con el crecimiento de barba y sus ¿honorables? competiciones internacionales y se lidian con los traumas infantiles por la pérdida del mustacho paternal como complemento a la premisa, pero realmente a “¡Qué bonito es ser un hombre!” le crecieron otros enanos corporales al ser considerada una de las peores películas del 2012 para público y crítica. Podríamos escudarnos en que el batiburrillo no es lo suficientemente friki, pese a contar con Zach Galifianakis y la parafernalia peluda de World Wrestling Federation y ese desfile de luchadores que parecen modelos y se cuidan como tal. Tampoco es suficientemente ingeniosa pese a contar con perlas de John Waters y tener una trama troncal con el tratamiento de belleza y pasada por el ‘spa’ de Will Arnett y Jason Bateman. Falta algo en esa lucha entre lo macho y la vertiente metrosexual del hombre contemporáneo, está claro. ¿Tal vez está todo demasiado improvisado y no había mucho más para el montaje final?

¿Ser hombre pasa desde el vello corporal a la barba como marca nuestra tradición machuna o transformarse con el cambio de los tiempos y desprenderse del pasado y pelo para redefinir el término ‘masculino’ en el Siglo XXI? Que Spurlock quede en segundo plano posiblemente sea uno de los motivos por los que el documental fuera despedazado si compasión. Se afeita su característica perilla-bigote para trollear a su hijo y poco más… Una ausencia que apenas notamos pero que resulta traumática para su retoño. ¿Se reduce ahí precisamente la propuesta? ¿El público necesitaba escrutar más en las investigaciones superficiales del cineasta? ¿Sentir el pelo y el humor de un documental que se queda sin ideas y nada interesante que contar?

Todos los intentos e invitados (Judd Apatow, Adam Carolla, Paul Rudd o Scott Ian) tratan de aportar algo a un conjunto muy irregular que da cierta impresión de pivotar sobre otro concepto. Personalmente creo que Spurlock quería hacer un documental sobre el ‘bearding’, sus títulos, campeonatos, convenciones y parafernalia con el seguimiento a Jack Passion. Es más, pienso que la idea es que el director de “La historia más grande jamás vendida” iba a dejarse crecer la barba e incluso competir en ese mundo de velludo narcisismo facial. Evidentemente no había tanto pelo donde escarbar y para eso IFC apostó con reality titulado “Whisker Wars” que tuvo un par de temporadas. Realmente sobre esas aventuras peludas funciona “¡Qué bonito es ser un hombre!” y desconozco si Spurlock se quedó sin material previo o simplemente ni se le ocurrió el potencial de su propuesta hasta que estuvo en la sala de montaje. Poco más anda correctamente aparte de ese metrosexual que tiene estar siempre perfecto y afeitado y precisamente el choque de esos personajes debería generar suficiente potencial. Pero evidentemente la cinta se queda muy corta al respecto y lo paga con una depilación de epidermis. No me parece tan fecal como esa crítica norteamericana que la quitó el vello de golpe despojándola de su propia piel de manera violenta. Eso sí, el título a candidata de documental fallido de 2012 y de la carrera del propio Spurlock no se lo quita nadie.
Maldito Bastardo
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1
22 de diciembre de 2013
31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jason Friedberg y Aaron Seltzer lo han vuelto a conseguir. Son unos grandes y unos cracks de la comedia. ¡Los mejores! No se fíen de esas notas y críticas tan descalificativas ni que vaya a ser nombrada LA PEOR PELÍCULA DE 2013 PARA PÚBLICO Y CRÍTICA porque son unos genios en hacer reír violentamente a la gente. Si usted no disfruta o se ríe con sus películas es que no tiene sentido del humor, que conste. Después de las divertidísimas “Date Movie” [premio Razzie a la peor secundaria, Carmen Electra], “Epic Movie” [3 nominaciones a los Razzies y en el Bottom 100 de Imdb], “Disaster Movie” [6 nominaciones a los Razzies, una de las Peores Películas del Siglo XXI y en el top 10 del Bottom 100 de Imdb], “Casi 300” [5 nominaciones a los premios Razzies] y, para rematarnos de las carcajadas, “Híncame el diente (Vampires Suck)” [4 nominaciones a los premios Razzie y una de las Peores Películas del 2010 para público y crítica]. No les ha ido tan mal, ¿verdad? Después de ser acusados de provocar la muerte cerebral de millones de personas, recibir cientos de miles de demandas y conseguir superar por un miembro al club de fans de Jar Jar Binks, siguen extrañamente vivos y han decidido parodiar “Los Juegos del Hambre” y todo el universo pop desde 2010. ¡Estamos de enhorabuena para este 2013 en el que se ha visto tan poco buen cine y donde el público necesitaba un incentivo para mover sus piernas compulsivamente y no parar hasta morir! A eso yo le llamo cine social y lo demás es tontería.

La gran pericia de Jason Friedberg y Aaron Seltzer es indiscutible, hilvanando “Oz, un mundo de fantasía”, “Sherlock Holmes: Juego de sombras”, “Avatar” o “El Hobbit”, con referencias a Angry Birds, Fruit Ninja, LMFAO, Double Rainbow, Taylor Swift, Psy, Harry Potter, Siri, Los Mercenarios o Los Vengadores y explotando el grado escatológico de toda la historia de Kantmiss Evershot (transformación chistosa de Katniss Everdeen, JA-JA… ¡qué bueno! Me parto… HA-HA… ja), la publicidad bigotuda implícita de Seleca que no Seneca (JA-JA… ¡qué bueno! Me parto… HA-HA… ja) o la maldad del Presidente Snowballs (Snow en su versión original, JA-JA… ¡qué bueno! Me parto… HA-HA… ja). Pues eso, JA-JA… ¡qué bueno! Me parto… HA-HA… ja. La calidad de los chistes es indiscutible en el recital cómico con joyas como «Su único amigo en Facebook es Mel Gibson» o que narren el fracaso de la democracia y la elección de Lady Gaga y Nicki Minaj como Presidenta y Vicepresidenta de EEUU para explicar el vestuario de “Los juegos del hambre”. JA-JA… ¡qué bueno! Me parto… HA-HA… ja. Lo dicho: JA-JA… ¡qué bueno! Me parto… HA-HA… ja. Que el saludo sea una peineta como un acto de respeto a un ser querido es tan consecuente como la hilaridad de todo el asunto. JA-JA… ¡qué bueno! Me parto… HA-HA… ja. “Los muertos del hambre” es una grandísima comedia que puede resultar demasiado enrevesada y conceptual para un público con escaso intelecto y con una vida disfuncional y depresiva a todos los niveles, o eso debe decir el club de fans de Jason Friedberg y Aaron Seltzer... compuesto por 3 personas, claro.

Lamentablemente y pese a parecerme la mejor comedia del Siglo XXI y una de las tres de la historia del séptimo arte, debo ser honesto y bajar diez puntos (de diez posibles) a la película porque contiene un terrible e imperdonable FAIL. ¡El doble de Chuck Norris no se le parece en nada! ¡Imperdonable FAIL! ¡Imperdonable! Esperemos que tengan más cuidado en el casting con su inminente parodia de la Saga de "A Todo Gas" porque su capacidad para convulsionar con fuertes sacudidas al mundo entero y hacerles emitir peculiares sonidos inarticulados del tipo (FUCK YOU!) es incuestionable.

¡Os HAMAMOS Jason Friedberg y Aaron Seltzer!

¡Qué HARTE que tenéis!

¡Qué HARTE!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maldito Bastardo
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