Los 60 primeros minutos de esta película son como para quitarse el sombrero. Un prodigio de tensión y dramatismo que parece profetizar (nunca mejor dicho) una obra maestra absoluta, un punto de inflexión en el género carcelario que marcará un antes y después. Se ha comparado esta película con "El Padrino", se han dicho de ella maravillas y se la ha encumbrado en numerosos festivales. Tras estre tremendísimo hype me disponía yo tan contento a asistir al visionado de una obra capital del cine francés de los últimos años.

La pregunta es: ¿Por qué le doy un 6 entonces?

Por varias razones:

1. Un exceso de metraje acusadísimo. La película no es lenta pero a base de repetir situaciones se vuelve espesa y demasiado reiterativa. Sinceramente creo que a la cinta le sobran, como mínimo, 30 minutos para que hubiera resultado más digerible. Es un síntoma malísimo estar viendo una película y a la vez preguntarte constantemente cúando va a acabar. Esto me ha pasado con "Un profeta" durante buena parte de los últimos 30-45 minutos. Repito que no es que se me hiciera lenta sino que la sensación que tenía era algo parecido a que la historia no evolucionaba y que, por tanto, se volvía una y otra vez a los mismos lugares comunes.

2. Más que repetitiva, reiterativa. Como ya he comentado en el punto 1, creo que otro de los fallos de la película es no haber sabido rentabilizar su arranque demoledor y recurrir a la reiteración de estructuras similares. De la mitad hacia el final, Audiard recurre constantemente a la reiteración de situaciones y diálogos. La historia pierde tensión y garra para irse por otros fueros prescindibles como las "visiones o sueños" del protagonista.

3. El tercer fallo es haber querido hacer dos películas en una. Jacques Audiard arranca con un drama carcelario, evoluciona hacia el mundo de la mafia y consagra la conclusión de la película al lenguaje propio del cine de acción. La clave está en las salidas del protagonista para hacer los encargos del jefe de la mafia corsa. Aquí es en mi opinión cuando Audiard decide hacer otra película. Deja de lado el mundo entre rejas y se centra en tensionar al espectador con artificios de la acción y el thriller policíaco.

Un claro ejemplo de la dificultad de finiquitar una obra maestra, "Un profeta" es una curva de aprendizaje en el arte de la supervivencia que peca de excesiva (en el metraje), reiterativa (en las situaciones) y dual (dentro-fuera) pero que aun así merece un visionado tras un café bien cargado y una larga siesta.

Siempre me ha interesado muchísimo el tema de los viajes en el tiempo y tenía pendiente de visionado esta película desde hace bastante. Ahora que por fin la he visto puedo decir a modo de resumen que se queda tan sólo en una declaración de buenas intenciones. Hasta que aparece Ashton Kutcher la película desarrolla muy bien la intriga de la historia y cada vez va atrapando más al espectador. Pero cuando aparece el Evan universitario es cuando todo se empieza a volver repetitivo y cansino. Parece como si los directores hubieran dicho: "Vale, tenemos esta historia que funciona hasta este punto. Como no sabemos como seguir vamos a empezar a repetir todo". Y encima, el hecho de no explicar que es exactamente lo que le pasa al protagonista le resta muchos enteros en cuanto a credibilidad. La historia insiste y vuelve a insistir siempre en los mismos problemas infantiles sin profundizar ni ir un poco más allá. Y todo ello, lamentablemente, da como resultado que la película adquiera una estructura cíclica sin salida.

Un buen intento pero nada más. De ésta temática hay dos películas en mi opinión mucho mejores: la inolvidable "Atrapado en el tiempo" y la bizarra "Donnie Darko". Aun así recomiendo su visionado, aunque sólo sea para asistir a como cuando la creatividad está por los suelos, se llega a estropear un buen comienzo y una buena idea.

Como si me acabara de despertar de un sueño extraño y confuso es lo que he sentido tras terminar de ver esta película. Durante todo el tiempo he tenido la sensación de estar perdido en una historia que no terminaba de comprender. Y ciertamente hay aspectos que generan confusión y que hacen que el espectador se desconcierte un poco con el rumbo que toman determinados acontecimientos.

En realidad, Chunking Express son dos películas en una. La primera historia entre el jóven policía y la misteriosa mujer es un prodigio de dinamismo e intriga. La atmósfera está realmente conseguida, sobre todo el universo de las tiendas y los bajos fondos de la ciudad. La iluminación y la dirección de fotografía son realmente soberbias. Hasta aquí una película sobresaliente en casi todos sus aspectos. De repente se produce un cambio brusco y la trama pasa a ser otra completamente distinta. Aquí es donde yo creo ver el principal problema de la película, la falta de una relación coherente entre historias. Ya nos habíamos metido de lleno en la película y saltamos a otra historia que deja confuso y perdido. La segunda historia pierde dinamismo y misterio a favor de una mayor carga sentimental. Aquí el espectador se puede situar mejor en una sencilla y pequeña historia de amor. Se hace especial hincapié en el detalle y en la cotidianeidad y aunque, notablemente resuelta, la película queda algo coja tras terminar de verla.

Un ejercicio de estilo sin escatimar el fondo. La soledad como motor de nuevas experiencias y como punto de encuentro de almas sin destino. Chungking Express es bellamente extraña y profundamente inquietante. El único pero es la falta de una coherencia interna a la hora de relacionar historias, personajes y situaciones, que de haberla tenido la hubiera hecho mucho más accesible.

Bajo el durísimo relato de supervivencia que muestra esta película se esconde una historia que trata fundamentalmente de la amistad llevada hasta sus últimas consecuencias. Es también el retrato desgarrado y auténtico de la odisea por la conquista de las libertades individuales en un régimen autoritario y decadente como el de Ceaucescu.

El director Cristian Mungiu ha logrado crear una pequeña joya del cine europeo apelando a la sensatez y a la amplitud de miras en un tema tan controvertido y difícil como es el aborto. Y si lo ha conseguido es gracias a una serie de elementos y circunstancias mezclados con maestría, a saber:

- Ausencia total de interés por el dramatismo.
- Lógica interna sin concesiones.
- Manejo perfecto del fuera de campo y de la elipsis temporal.
- Excelente uso de los silencios y de la expresividad de las miradas.
- Un guión consecuente y sólido.
- Inmejorable crítica subyacente e indirecta al contexto social de Rumanía.
- Notable capacidad de aislar personajes en la circunstancia de la escena.

A todo ello hay que añadir unas interpretaciones magníficas, en especial la del actor Vlad Ivanov que logra crear uno de los personajes más perversos que ha dado el cine en los últimos años.

No hay que valorar a "4 meses, 3 semanas y 2 días" desde la perspectiva sombría de la tragedia que narra sino más bien desde una óptica de libertad creativa libre de prejuicios y sin ningún tipo de concesión. La película interpela al espectador y le invita a unirse a las vivencias de sus protagnistas y buena prueba de ello es la inquietante mirada final a cámara de la protagonista de esta historia de amistad sin condiciones.

Sorprendentemente, "This is It" es un documental a la altura que muestra a un Michael Jackson en constante lucha contra sí mismo en algo así como un latigazo final de autoafirmación con el que el músico intenta convencerse y convencer a los demás de que el alma es superior a la carne y que bajo ese aspecto mutante e indefinible latía en sus últimos días los eternos ecos de un genio imperecedero. Eso es todo.

"Lo que más nos aproxima a una persona es esa despedida, cuando acabamos separándonos, porque el sentimiento y el juicio no quieren ya marchar juntos; y aporreamos con violencia el muro que la naturaleza ha alzado entre ella y nosotros." (Friedrich Nietzsche)