Martín Scorsese, para un servidor representa el ideal de realizador que mejor sabe plantear la puesta en escena y mover la cámara, siempre prodigiosamente, para enfatizar dicha escena con una economía de planos de manual, de cine clásico, por supuesto. Aún así, aunque lleve décadas en este oficio, no deja de ser un autor contemporáneo.
Con un registro único y magistral.
Una vez hecha la pelota, hablando de su uso de la cámara como seña de identidad, en el Lobo de Wall Street, realiza las puestas en escena más delirantes y vertiginosas, además de divertidas, de toda su carrera. Una obra hecha sin prejuicios ni complejos y con la 5 marcha metida al servicio de un Leonardo DiCaprio salvaje y espectacular. Una especie de Trainspotting, pero en el mundo de la bolsa y las finanzas.Y con otra moraleja.
Todo resulta excesivamente excesivo en el film, desde el ritmo hasta la representación de los personajes. Histriónicos es quedarse corto, pero es ahí donde reside la virtud de la peli. Ese microcosmos existe y es real.
El mundo, su mundo, el que representa DiCaprio y compañía, está completamente desquiciado, alimentado por una pulsión obsesiva y enfermiza hacia las drogas, el sexo y como no, al éxito y la posición social. Dicho de otro modo, la cocaína y el triunfo profesional en EEUU, son primas hermanas. Y esto no lo inventa Scorsese, si no que transcribe visualmente la biografía de un ex broker de la banca americana. Y lo hace creíble a través de la caricatura, del delirio, del sin sentido más absoluto, al menos para aquellos que piensan que los hombres de corbata son gente decente y honesta. Yo no.
Sin moralizar ni un momento, a través de la comedia y el humor negro la película no deja de ser creíble, no para los ingenuos, y maneja siempre un transfondo patético, que aunque te lleve a la carcajada, no deja de invitarte a una profunda reflexión acerca de los valores que priman en cada uno de nosotros y como así, conformamos nuestras propias circunstancias y vivencias. En lo que creemos es en lo que optamos por vivir y Jordán, el protagonista de la peli, sólo cree en el éxito profesional, las drogas y las mujeres que viven como putas de lujo. Todo un modelo a seguir, vaya.
De esta forma, a todo trapo y rodeado de unos actores en estado de gracia, Scorsese firma su película más informal y quizás arriesgada de toda su carrera.
Y dar gracias porque este maestro, con la edad, nos siga regalando piezas de gran interés y talento. Me encantaría que a Ridley Scott, le pasará lo mismo, pero va a ser que no. Desgraciadamente.

Si nos fijamos en la carátula del DVD de Foxcatcher, puede generar reticencias su postdata..."Una gran historia americana ".

Pasando de los prejuicios, Foxcatcher resulta una gran historia llena de infinidad de lecturas y capas, donde el tema de la lucha a cuerpo resulta una metáfora de la batalla de tres seres humanos que, compartiendo la misma pasión por un deporte de contacto, terminan estrellando sus destinos a través del mecenazgo de un poderoso, acomplejado, atormentado y de pulsiones homosexuales, miembro de una familia tremendamente elitista y rica de los EEUU.

Lo narrado se cuece a fuego lento, dejando poso de cine clásico en su ritmo, pero contemplando unas relaciones y una trama contemporánea donde los detalles, matices y evolución de sus personajes retratan un marco con telas de arañas donde cada uno de ellos queda atrapado en circunstancias trágicas de las cuales la interrelación de cada uno de sus personajes llevará a la deriva la conclusión del éxito deportivo.

No es un film sobre la lucha libre, es un film sobre la condición humana dentro del marco del deporte de elite, donde se dibuja con maestría las miserias y frustraciones, el éxito y su alto precio, y las consecuencias que pagamos por desarrollar un talento dentro del cobijo de los grandes mecenas que como verdaderos " vampiros " se apoderan de vidas ajenas para así suplir sus vacios con medallas y la succión del alma de aquel al que financian hasta el éxito total.

En Foxcatcher son las sutiles sugerencias, lo que no es evidente, pero palpable, lo que convierte a este film en algo fascinante y verdaderamente duro y complejo.
De múltiples lecturas, detras del motor de la historia, su excusa, nos encontraremos con la historia vampírica de tres seres que se necesitan, se admiran, se odian, se apollan, y bajo una pasión en común, encuentran el abismo.....
Buenisimo relato de interpretaciones excelentes, donde fuera de la moda digital que llena nuestras pantallas, encontramos una peli Americana que ahonda en los huecos oscuros de algunos seres humanos.

Parece que al señor Scott le ha entrado la nostalgia y pretende, aunque ya tarde, ser el maestro de la Ciencia Ficción como lo fue hace más de tres décadas.
Con Prometheus pretendía devolver los galones a una saga que el comenzó y que término como el Rosario de la Aurora con Alíen 4.
Y en breve nos llega otra de Alíen y la precuela o secuela de Blade Runner, aunque parece ser que no la realizará el...

Con Marte, me quedé Marciano observando como un astronauta se queda aislado en un planeta sin vida, y lo único que le falta a Matt Damon, es hacerse una barbacoa para celebrar su aislamiento.
Resulta lícito recurrir al humor en situaciones drásticas, pero en Marte, su protagonista, plano, sin fisuras, adolece de una evolución creíble que ponga de manifiesto la gravedad de la situación y así el espectador nos podremos tomar en serio la película, por muchos guiños cachondetes que rebajen una tensión inexistente.

La sensación de ver esta peli es que te toman el pelo o Ridley Scott se ríe del género sin más.
Todo lo que hace el prota para salvar su vida lo vimos ya en innumerables cintas de supervivencia, como género menor que es, pero esta vez en el espacio y sin mayores agobios.

Es Crusoe pero más listo y en vez de una isla, pues un planeta. Para mi, nada más.

Sería injusto no destacar la espectacular y realista dirección artística, los efectos, el 3D, la realización en su conjunto de un maestro venido a menos.

Decepcionante y entretenida.

Es una delicia encontrar entre tanta peli pretenciosa y opulenta de efectos dar con algo tan bello y delicado como Kauwboy.
La relación de un niño y un grajo y como esta funciona como el universo apaciguado que salva a Jojo, el prota, de la más cruel soledad.
Una madre ausente cuya foto supone la única referencia de su existencia, un padre frustrado, sólo, embrutecido, totalmente desconectado de su hijo. No hay ternura, no hay cariño. Y Jojo, un niño perdido y solitario que encontrará en el cuidado de un pájaro, una motivación para no morir en vida, como su padre.
Contada con una sencillez sin artificios, el director huye del drama y se centra en la evolución de la trama con el alma de un principiante honesto.
Su uso de la cámara es testimonial, dejando que la propia historia vaya cogiendo consistencia a medida que se desarrollan los hechos.

La ternura y consideración hacia su pájaro adoptado entrara en conflicto con la desesperanza de un padre derrotado y es ahí donde reside la crudeza de la cinta. Ambos mundos, padre e hijo comparten el mismo desarraigo, pero sólo Jojo opta por sentir esperanza y se esfuerza por una vida, la del grajo, que da sentido a la suya.

La cruel realidad los termina separando de manera traumática y es así como padre e hijo se encuentran, se comprenden y quizás formen de nuevo un círculo donde habitar en el cariño y la empatia.

Bajo un meticuloso estudio de cinco traficantes de armas, se elaboró el personaje de Cage para dar vida a un oportunista hombre de negocios que descubre como las armas no entienden de ideologías y lo lucrativo que resulta traficar con ellas.
El sueño Americano se hace realidad a costa de las vidas humanas que sus balas van sesgando por todos los conflictos bélicos del planeta.
La muerte si tiene un precio y el diablo viste de Armani, lucrándose de un negocio que no entiende de banderas ni de etnias, si no de dólares bañados en sangre.

El film retrata con realismo las aventuras y el meteórico ascenso de un hombre común, que poco a poco se va rodeando y prestando sus servicios a todo dictador y gobierno interesado en establecer una guerra para hacerse con el poder del estado.
Con una apariencia amable y comedida, el remordimiento y la empatia sólo habitan en su devoción hacia su hermano. Ser atormentado y auto destructivo, que funciona como contrapunto de lo que el horror y la tragedia generan en el ser humano. El es el reflejo de todo ello.

La película más que dramatizar juega con el humor y lo liviano. La cinta contiene todos los elementos comerciales de un thriller de acción, convirtiéndola así en una película para las masas. Y el durísimo transfondo que persigue reflejar queda minimizado por el continuó interés en el espectáculo visual. Algo muy logrado.

El infierno de la guerra se relativiza a través del personaje de Cage y se ensalza en la progresiva degradación de su hermano, el personaje más interesante y complejo del film.

Dura crítica antibelicista que pone de manifiesto la impunidad con la que cuentan estos traficantes de cara a la justicia. Y de como el propio estado protege y alienta a estos seres en los que se apoya para sus oscuros intereses.

Buena película de acción que refleja a la perfección todo el entramado vital de un traficante cuyo máximo objetivo es que sus balas circulen por todos los conflictos existentes. Tan real como la vida misma. Tan cruel como el infierno que engendramos.