No es una película de masas (éramos tres en la sala), aunque podría serlo porque trata de un tema tan universal como el amor, la tentación, la emoción y la elección. Estéticamente muy bella y con unas interpretaciones muy sólidas, a mi entender. Aunque pueda resultar algo agotador, me gustó visualizar el "lo que podría ser y no fue" en varias ocasiones a lo largo de la película. Refleja muy bien la emoción del encuentro, de lo desconocido, la emoción del recuerdo de lo que ya se vivió alguna vez, y la emoción de la elección. Por otra parte, sentí que se daba un tratamiento nuevo al tema de la infidelidad amorosa, al presentar a una pareja sin grandes fisuras, aún enamorada, aún divirtiéndose que, a pesar de todo, puede verse alterada por una emoción o una ilusión de uno de ellos. Más típico ha sido siempre ver en el cine parejas infelices por cuyas grietas se colaban nuevos amores. Aquí no había grietas, si acaso el deseo de recuperar emociones ya vividas pero que no pueden reeditarse con la misma persona con la que se vivieron, porque falta el descubrimiento de lo desconocido. El protagonista (fantástico Cluzet) intuye que ahí radica la cuestión y toma su decisión con una sonrisa en la cara.

Sé que no es un peliculón. Lo bueno es que tampoco lo pretende. Es una locura divertida, rozando a veces los límites del buen gusto, pero sin traspasarlo, porque enseguida caes en que estás viendo un vodevil y decides disfrutar sin más. Si lo que se quiere es pasar un rato divertido, sin sensación de haber tirado tu tiempo, la recomiendo.

Los primeros cinco minutos me las prometía muy felices pensando que había encontrado una serie interesante y digna. La decepción no se hizo esperar. Ni el guión, ni el dibujo de los personajes, ni las interpretaciones me parecieron mínimamente creíbles. Por supuesto hay excepciones, Francesc Orella es un gran intérprete y se ve en todo momento.
Hay momentos que rozan la (no pretendida) hilaridad: personajes extranjeros hablando con un acento tipo Doña Croqueta (los màs jóvenes no sabrán quien es), padre e hija protagonistas casi de la misma edad o (este me pareció brutal) referencia a una madre fallecida hacía más de 70 años cuando el hijo no parece llegar a los 60 en la actualidad.
Interpretaciones planas en ocasiones y sobreactuadas en otras, diálogos pueriles, personajes planos y tontorrones, guión errático.
He visto un capítulo y creo que ahí acabará todo.
Algo bueno: la ambientación.
Me voy a desintoxicar rescatando la Plaza del Diamante o Los Gozos y las Sombras.

Ojo, no digo que el planteamiento de la película sea mala, o que el guión o la dirección lo sean, pero la actuación de los dos protagonistas es escalofriantemente pésima. No ví la peli en su momento, y aproveché que no hace mucho la ponían en TV. No podía dejar de mirar. Me parecian una broma de cámara oculta. Botto y, sobre todo, Cruz, me parecían actores escolares en comparación con Pávez, MOllá, Verdú, Novo, Peña. Si no hubiera sido por esos dos actores, la peli habría sido correcta. Sentí bochorno por si se había visto fuera de nuestro país. Luego me alivié: el doblaje lo arregla casi todo.

Quería que me gustara porque me cae bien De la Iglesia y porque quiero que el cine español me convenza de nuevo. Los primeros treinta minutos pensé que lo había conseguido, los siguientes treinta decidí hacer la vista gorda y dejarme llevar, los que restan pensé que debería haber dedicado el rato a cualquier otra cosa. Me dejó hasta mal sabor de boca. ¿Por qué la película tiene que que ser grotesta, macabra, extraña y esperpéntica?. Hacer pelis bonitas no es pecado. No todo tiene que ser cutre. Lo siento por las interpretaciones de los actores. Magnífica Pávez, Maura y divertidísimos Silva, Casas, Ordóñez. Lo seguiré intentando.