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España España · Santander
Críticas de Juan Pini
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Críticas 44
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
7 de octubre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Cenicienta (o la de "Pretty Woman" si no queremos irnos tan lejos, o "Cómo está el servicio" si queremos ponernos castizos)… sólo que contando lo que no se contaba en ellas: la imposibilidad de que entre dos personas de clases sociales muy distintas fructifique una relación sólida; algo que más que mostrarse en la pantalla, se verbaliza en dos momentos que elevan muy mucho el tono de una película que por otro lado transcurre por terrenos previsibles; dos diálogos en los que quedan bien claros los escollos insalvables a los que una relación así tendría que enfrentarse. Para cargar más las tintas, el contexto hindú en el que se inserta la trama deja aún más patentes esos escollos, aun a riesgo de bordear cierta visión etnocentrista del tema y sugerir la falsa impresión de que esas diferencias están superadas en occidente.
Juan Pini
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3
16 de septiembre de 2019
16 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
El punto de partida no entusiasma demasiado: en estos tiempos en que levantamos muros para repeler a quienes están sufriendo el hambre, la guerra y la persecución política, parece frívolo y extemporáneo construir una epopeya sobre un episodio de la guerra fría (cuyo final ya conocemos, para más inri). Lo que vamos viendo en pantalla tampoco ayuda: los supuestos héroes dicen sentirse muy perseguidos y rodeados de carencias, pero habitan una casa unifamiliar con garaje, tienen un coche que usan continuamente, toman cerveza y refrescos a todas horas y se alojan en buenos hoteles. En cuanto a la temible Stasi no deja de ser paradójico que sus acciones más violentas estén sólo en la imaginación del protagonista principal, mientras en la realidad sus miembros se muestran incapaces de desbaratar unos planes de huida bastante burdos e indisimulados. Los personajes son planos y vacíos: los buenos se pasan la película soltando ñoñerías de libro de autoayuda –lo de luchar por los sueños y tal– y los malos pues eso, malos y sobre todo ineptos. Sólo el teniente coronel de la Stasi que comanda las investigaciones parece tener algo de chicha al principio, pero pronto se diluye en el magma generalizado de insustancialidad que contamina toda la cinta. Por no haber, ni siquiera hay una crítica mínimamente elaborada al régimen socialista, de tal modo que la idea de huir acaba pareciendo un capricho que en ningún momento despierta la comprensión del espectador, quedando muy en segundo plano tanto la tragedia de los que murieron buscando una vida mejor como el arrojo de los que lo lograron.
Juan Pini
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4
5 de junio de 2019
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia podía haber tenido su miga, pero al final se queda en nada. Una divorciada en la cincuentena, interpretada por una Binoche estupenda como siempre, se inventa en Facebook el perfil de una joven de veintipocos y se liga al compañero de piso de su amante ocasional; todo es tan maravilloso como ficticio hasta que el chico empieza a ponerse pesadito con querer conocerla en persona. Con estos mimbres los guionistas se montan una historia de tintes psicodramáticos que se queda en tierra de nadie, con algún giro tramposo, perpetrado además sin ninguna habilidad, y unos diálogos de aburrida pretenciosidad. Las presuntas reflexiones sobre la verdad y la impostura, sobre las redes sociales o sobre la situación de las mujeres cuando los hijos vuelan (y a veces los maridos también) las dejaremos para otra película. Flojilla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Pini
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9
14 de diciembre de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
…y del siglo XXI, porque aunque esta película esté ambientada en la California de 1979, las cuestiones que toca son universales y traspasan las barreras temporales y geográficas, al menos en lo que llamamos "Occidente". Puede que a finales de los 70 existiera un abismo cultural y sociológico entre España y los EE UU (probablemente la “familia” de Dorothea/Annette Bening nos hubieran parecido marcianos) pero en la actualidad lo que vemos en la pantalla sería perfectamente extrapolable a nuestro país, nuestro tiempo y nuestras vidas. Quizá por ello esa ambientación quede un tanto desleída, máxime cuando las referencias —sobre todo musicales— que aparecen son de grupos que en España debieron de tener un seguimiento muy minoritario (salvo la cita de Talking Heads y alguna imagen de Ramones, poco más, y conste que soy coetáneo del adolescente Jamie). Lo mismo puede decirse de la caracterización de los personajes e incluso de los coches —modelos que en aquella época ya eran antiguallas—, como si se buscase deliberadamente la atemporalidad, y la ubicación de la historia en los 70 sólo fuera una herramienta para abordarla desde un futuro en el que ya se sabe cómo acabará todo, cómo pasará la vida sobre los personajes y sobre todos nosotros: bodas, hijos, divorcios, el fin del punk, la revolución conservadora, el sida, internet… y finalmente la muerte.

Estamos ante una excelente película que toma como punto de partida los problemas de comunicación entre una madre y su hijo adolescente (es imposible que no nos reconozcamos en cada escena los que hayamos sufrido tan “bonita” etapa) y acaba tocando las vidas de los personajes que como satélites orbitan alrededor de ambos: la artista que se aloja en la casa, la vecina que todas las noches se cuela en la habitación del hijo pero sólo lo quiere como amigo; el “compañero” de la madre, un ex hippie que convive con ella pero no parece implicarse en nada que no sea el bricolaje (la casa está en permanente reforma)… A medida que se profundiza en sus vidas se van poniendo sobre el tapete la maternidad, la adolescencia, la sexualidad (especialmente la femenina) y la liberación de la mujer; pero también la familia, el amor, la rebeldía, la insatisfacción vital en las sociedades opulentas, la incomunicación, el sentido de la vida… que surgen con naturalidad y un acertado uso del humor, sin intensidades impostadas ni profundidades de manual de autoayuda. A ello hay que añadir la interpretación de la protagonista, una Annette Bening que carga con gran parte de la película, del mismo modo que su personaje lo hace con las vidas de los que la rodean.

Y en cuanto a la factura formal, pulcritud y solvencia absolutas, con un manejo de la cámara como sólo los yanquis saben hacer, lo que no implica renunciar a ciertos elementos que se salen de la ortodoxia pero sin provocar dolor de cabeza en el espectador. Muy buena.
Juan Pini
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5
29 de octubre de 2018
12 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la independencia angoleña en 1975 se desató una guerra civil alentada por las dos grandes potencias que querían vía libre para hacerse con las materias primas del país (nada nuevo en la historia reciente de África). La película narra el seguimiento que de dicho conflicto hizo el reportero Ryszard Kapuściński, en una mezcla de “ficción” en dibujos animados y documental que incluye declaraciones actuales de algunos de los excombatientes del bando socialista. El problema es que la visión que da se centra excesivamente en la figura del reportero. Ni se profundiza en las raíces del conflicto, ni se hurga en los horrores y la brutalidad de la guerra; o quizá sí se hace, pero el formato de animación deja estos aspectos en un segundo plano. Al final salimos del cine con la impresión de haber asistido a un comic animado sobre las hazañas bélicas de Kapuściński y poco más.
Juan Pini
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