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Críticas de Koyaanisqatsi
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Críticas 113
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
8 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de la película parece que hace apología, más que al tiempo de embarazo, al tiempo que tarda en salir una buena película, o sin más, una película en mayúsculas, lo que viene llamándose en el mundo del arte 'cine', y pongo 'cine' entre comillas porque no es lo mismo una 'película' -como esta sobre la cual escribo-, que uno de esos productos hechos en Hollywood con presupuestos de 400 millones de dólares, donde el 90% se rueda en una pared verde, con hombres y mujeres que creen hacerse llamar 'actores' y donde lo vacuo, lo superficial y el efectismo es lo único que pueden ofrecer.

'4 meses, 3 semanas, 2 días' es el culmen de lo que supuso el 'boom' del cine rumano, la última nueva ola o movimiento cinematográfico que se puso de moda en los circuitos cinéfilos y gafapásticos. Si hace unos años lo que se destilaba era el cine iraní, nórdico o surcoreano, ahora lo que está de moda es el cine rumano. Parece como si de la noche a la mañana, a raíz de una sola película, haya surgido tanto interés -tanto en crítica como en espectadores- por un tipo de cine que lleva desde que empezamos el nuevo milenio derrochando un talento como pocos quedan actualmente en el mundo del cine. Esa es una gran noticia, lo malo es que haya tenido que ser a través de una estúpida moda neo-moderna para que se haya podido dar a conocer a nivel mundial.

La obra de Cristian Mungiu ha generado opiniones de todo tipo, pero lo que es innegable -independientemente de los gustos de cada uno- es que el cineasta rumano ha creado -en opinión de quien escribe esto- la que posiblemente sea una de las mejores películas de lo que llevamos de siglo, una obra completamente austera, un producto 100% artesanal, una hostia emocional que remueve los sentidos y que sienta como un jarro de agua fría. Podría escribir una extensa lista enumerando todos las sensaciones y efectos que es capaz de transmitir esta película, pero lo dejaré en lo ya escrito pues cada uno debe experimentar por sí mismo las impresiones que sienta de forma individual.

De entre las diferentes prohibiciones o delitos que imperaban en Rumania en los años ochenta durante la dictadura Ceausescu -así como en todos los regímenes comunistas de Europa-, el tema del aborto es sin duda uno de los más morbosos, pero también de los menos retratados en el cine, al menos no de una manera tan comprometida y realista como acontece en la presente cinta, mostrando los miedos, riesgos, métodos y consecuencias que supone dicha decisión, todo representado de tal modo que no dejará indiferente a nadie.

Las interpretaciones de todo el reparto son tan reales que uno se pregunta si en algún momento nos han metido un chip en la cabeza y estamos viviendo en tiempo un real una historia que se nos quiere mostrar y en la que nosotros somos un personaje más, un fantasma que lo ve y siente todo cuanto ocurre, siguiendo los pasos de Otilia (Anamaria Marinca), Gabita (Laura Vasiliu), y sintiendo temor por el Sr. Bebe (Vlad Ivanov). Sin palabras.

Cristian Mungiu en su segundo largometraje hace un uso magistral de la cámara, como si conociera el lenguaje cinematográfico a la perfección y llevara haciendo películas toda la vida, llegando a sorprender tanto al espectador más curioso como al más escéptico. A destacar el admirable uso de las elipsis y los numerosos planos secuencia, algunos de gran duración, con un ritmo perfectamente equilibrado. Mungiu incluso se ocupa de dar vida a la banda sonora del film: el silencio, el maravilloso e infravalorado silencio. Hacer del silencio la música de una película es sin duda una de las tareas más arduas y espinosas con las que puede enfrentarse un director, y casi siempre le saldrá mal, pues no todos tienen el don o el talento necesario para ello. Y así con toda una serie de enigmas que muchos directores -noveles o experimentados- jamás se aventurarían. Mungiu se atreve, lo hace, sabe hacerlo, él gana.
Koyaanisqatsi
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10
30 de marzo de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Before the Rain es, sin lugar a dudas, una de las mejores películas de la historia del cine, una poderosa cinta de la mano de uno de los realizadores europeos más infravalorados. Tal vez no sea una obra con un modelo a imitar o seguir por futuros directores -debido a su peculiar y compleja estilística poética-, pero lo que sí está claro es la pasión y finura con la que se nos presenta un cuento tan trágico como real.

El marco de fondo vuelve a ser una vez más un tema que siempre es tratado de manera generalizada y sin profundizar en su correspondiente análisis. En este caso, el fundamentalismo étnico-religioso, imperante en zonas arraigadas y conservadoras, es el desencadenante de todos los hechos que suceden, entrecruzándose las tres historias de los tres protagonistas.

Situada y rodada en Londres y Macedonia en plena guerra de los Balcanes -en 1993, años antes de que en 2001 el conflicto llegara a su apogeo en dicho país-, la película intenta reflejar el completo sinsentido de la violencia a través de Aleksander cuando este regresa a su lugar de origen después de haber estado 16 años trabajando como fotógrafo cubriendo distintos conflictos. No importa de dónde seas y quienes sean tus amigos. En determinadas comunidades donde las tradiciones -incluyo la religión y las supersticiones- continúan prevaleciendo sobre los verdaderos valores humanos siempre es peligroso tropezar con la persona equivocada, más si son la inmensa mayoría de una inmensa minoría. Desgraciadamente, la "limpieza étnica" es uno de los principales motivos por los que un gobierno puede alentar a la población para comenzar una guerra. Ocurrió durante toda una década en los países balcánicos, y siempre será una razón para que la raza humana acabe exterminándose.

Para la primera parte me atrevería a decir que ciertos aspectos en la caracterización del joven sacerdote Kiril están inspirados en el personaje literario de Aleksey Karamazov -de la novela del Dostoyevski "Los hermanos Karamazov"-, un joven que se guía sirviéndose de sus instintos y con la intención de obrar bien, y si para ello cree que debe arriesgarse a ser expulsado del monasterio por salvar una vida, lo hará.

El trío actoral protagonista -Grégoire Colin en la primera parte, la malograda Katrin Cartlidge en la segunda y Rade Šerbedžija en la tercera- es impecable, se hace difícil pensar en otros tres actores para la ocasión. La verdad es que el trabajo de todos los miembros del reparto es sencillamente impoluto, desde los tres actores ya mencionados hasta actuaciones más secundarias, destacando el entrañable personaje de Zamira -interpretada por Labina Mitevska-, la enigmática Hana o el afectuoso Padre Marko. Pero si tuviera que destacar uno en especial sería el actor serbo-croata Rade Šerbedžija, uno de los grandes actores europeos -con relativa fama en USA- más infravalorados que recuerdo. Con su sola presencia es capaz de acaparar la pantalla, su lacónica mirada manifiesta un humanismo que en este caso se ve reflejado en su personaje, alguien que se siente destruido y perdido por lo vivido en sus últimos años, culpándose de haber 'matado' a un inocente con su cámara.

Milcho Manchevski se sirve de sus dotes de fotógrafo con la ayuda del director de fotografía Manuel Teran para retratar de una manera preciosa y especial la vida rural del pueblo de mala muerte donde se desarrolla la acción principal, mostrando a través de imágenes belleza donde en la realidad solo hay maldad. Con una nostálgica música a cargo del grupo nacional Anastasia, se acrecientan más si cabe los torrentes de sentimientos que fluyen en las imágenes.

Before the Rain no es solo un film que quedará grabado en la memoria de todo el que lo vea, sino también en el alma, el espíritu y el corazón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Koyaanisqatsi
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10
16 de febrero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, el cine taiwanés ha demostrado que es uno de los grandes estandartes del panorama asiático oriental. Con una temática ya tratada -la amistad y el amor adolescente en el instituto seguido de sus consecuencias años más tarde- por innumerables cineastas a lo largo de todo el mundo y casi siempre fracasando estrepitosamente en el intento; el escritor y director Giddens Ko ha creado una verdadera obra de arte contemporánea, una película tremendamente personal -basada en su propia novela de carácter semi-autobiográfico- donde consigue plasmar y transmitir todo aquello que desea a la perfección, dotando a la película de un carácter muy especial, cuidando minuciosamente al detalle todos y cada uno de los apartados que componen el film en general.

No se trata de la típica película pastelosa y chiclosa hecha por niñatos -y para niñatos- adolescentes que tanto estamos acostumbrados a ver en producciones de Estados Unidos y Españistán. En Asia -Taiwán, Japón, Corea del Sur, Vietnam, etc..- siguen demostrando al resto de los humanos, que son capaces de cristalizar sus emociones interiores y experiencias personales de un modo único, como no se ha visto más allá de Oriente, revelándonos a los occidentales, que no siempre tenemos que razonar y narrar nuestras vidas -ya sea desde cualquier punto cronológico- utilizando recursos facilones y nefastos para que luego el resultado final sea una ñoñería sosa y apestosa.

'Na xie nian, wo men yi qi zhui de nv hai' tiene todos los ingredientes para pertenecer a este selecto grupo de "obras muy especiales que lamentablemente muy poca gente sabrá apreciar y valorar como es debido". Un verdadero ejemplo de tragicomedia romántica llena de frescura, atrevimiento, naturalidad y sencillez.

Ko-teng (Ko Chen-tung) es el personaje principal de esta entrañable historia -personaje que deduzco se trata del propio Giddens Ko, o al menos está basado en él- quien al mismo tiempo nos va narrando cómo transcurre su vida desde un día normal y corriente en el instituto hasta el final de la película, relatando siempre todo lo que ocurre y rodea su vida; sus amigos, su futuro y la niña de sus ojos. Giddens Ko utiliza sabiamente su talento narrativo tanto a la hora de contarnos las experiencias del día a día de Ko-teng -mediante la voz en off- como de un cuidadoso ritmo constante -con un montaje muy dinámico y ameno-.

Shen Chia-yi (Michelle Chen) es la princesa de este cuento; aunque a primera vista parezca la típica chica guapa e inteligente de la clase por la que todos los chicos están colados, detrás de su personalidad se esconden otros sentimientos que no se corresponden con lo que aparenta. A pesar de estar rodeada de varios amigos -y siempre acompañada de su mejor amiga Hu Chia-wei-, se siente atraída por Ko-teng y será este con quien comparta su amor. Igualmente inolvidables son el resto de la panda de Ko-teng: el gordito A-he, el chuleras Lao Tsao, el "mago" Liao Ying-hung, "Empalme", o sus extravagantes compañeros de habitación en la residencia.

En el apartado musical, nos encontramos con una banda sonora conmovedora y sensacional -con contribuciones líricas y vocales de los propios Giddens Ko y Michelle Chen respectivamente- que acentúan aún más si caben las emocionantes interpretaciones de los jóvenes actores en sus aventuras y desventuras.

No sé si este film se quedará como la única obra de un autor con un talento enorme o si por el contrario -y como espero que así sea- continuará haciendo creaciones tan magníficas como esta maravillosa película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Koyaanisqatsi
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7
5 de noviembre de 2013
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que esta película acaparara tanta polémica -no solo por el comportamiento de sus personajes, sino también por esas escenas explícitas de sexo- me choca que llegue a sorprender a críticos y espectadores por igual en nuestros días con la cantidad de películas que hay tratando todo tipo de temas, creo que a estas alturas de la vida ya hemos visto demasiado como para asombrarnos y que haya gente que tache o califique a un film como este de 'inmoral' -como he leído por ahí-, teniendo en cuenta que lo que se muestra en la película no es ni más ni menos que la realidad pura y dura como la vida misma, mostrando incluso las escenas de sexo sin trampa ni cartón con esos primeros planos de las escenas de las felaciones.

Y auquellos que digan que la película es excesiva que pretende mostrar una realidad distorsionada que no existe en el mundo, no tienen más que salir cualquier sábado por la noche para que lo comprueben por ellos mismos. En el momento que escribo estas líneas, decir que estamos en 2013, no en el siglo XX. Así es como son las fiestas, así es como funcionan las cosas a día de hoy entre la muchachada.

La indiferencia y tedio que siente Jasna, la protagonista, hacia su familia causa una mezcla de asco y repugnancia, especialmente a medida que vamos conociéndola, esperando encontrar otros rasgos en su bakala-personalidad que demuestren que nos equivocamos y que bajo esa apariencia de choni poligonera se encuentra una chica responsable, dulce y cariñosa... pero qué ciegos estábamos... Jasna es Jasna, es decir, no va a cambiar, -sin entrar en las circunstancias de por qué es como es, si porque su vida pasada está vacía o porque tiene nula comunicación con su familia...- Jasna es muy guapa, está muy buena, ignora a su padre enfermo terminal, pasa olímpicamente de su familia, se lo pasa teta con sus kinki-amigas -AKA... la Yessi, la Vane, la Vero y la Jenny serbias- y se encapricha o enamora -¿amor sádico-enfermizo o el desvarío de una zorra malcriada?- de un cani deficiente que podríamos denominar como el típico chico chulo fuerte de la clase con un coeficiente intelectual de -120 pero por el que todas las chicas están locas.

Jana fue interpretada por la joven actiz Isidora Simijonovic con, atención, sólo 14 años -con más razón todavía para servir la polémica que atañe toda la película teniendo en cuenta su comportamiento o todo lo concerniente al apartado 'erótico' de la película-, no hay que olvidar que la chica que vemos en pantalla -aunque las apariencias engañen- es una mocosa de catorce años.

Es cierto que cada vez que Jasna sale con sus ropejas o poniendo posturitas cuando se graba con su cámara del móvil nos excita sobremanera y nos pone verracos -hablo como hombre-, y más cuando sale con su cara lasciva succionándole el miembro a su querido Djole y cómo éste se corre encima de ella o la penetra analmente sin tapujos, pero no nos equivoquemos... no nos hagamos pajas mentales de cómo es o podría ser Jasna… sabemos cómo es ella… Jasna es una calientapollas sin cerebro a la que solo le importa satisfacer sexualmente a su Djole, aunque al final éste la menosprecie y la golpee brutalmente, y aun así, ella siga arrastrándose y degradándose por él... Jasna es un estimulante, nada más.

A todo esto, 'Klip' es una película muy interesante -fundamentalmente para todos aquellos que sepan poco o nada de cómo se vive actualmente en los países balcánicos- en una línea que puede recordar a otras cintas juvenial cargadas de controversia como 'Kids' de Larry Clark o la serie inglesa 'Skins'. Una película muy recomendable y que no dejará indiferente a nadie. Ya veremos si de aquí a unos años la directora Maja Milos se anima a realizar películas igual de arriesgadas como ésta, su ópera prima.
Koyaanisqatsi
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9
1 de octubre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ojalá Dios no hubiera creado nunca a las mujeres...". Así es la manera en la que sentencia la madre de Osama la situación actual de las mujeres en Afganistán, posiblemente el peor país donde pueda nacer, vivir y morir una mujer.

Siddiq Barmak logra con 'Osama' dar a conocer al resto del mundo una de las primeras películas en la triste historia reciente del país -en pleno apogeo de los talibanes-, la imagen de una tierra que ha sido inmortalizada por los "mass media" -especialmente por los yanquis a raíz de la guerra que ellos comenzaron- como el mayor infierno que hay ahora mismo en el planeta, pero no nos engañemos, existen en este maravilloso y bello mundo nuestro numerosos países que también pueden ser catalogados como "infiernos", pero centrándonos en lo referente a las mujeres -el tema y la cuestión principal de la película- sí es cierto que en estos momentos, Afganistán -ese país que hasta 1979 era un lugar apacible y en pleno desarrollo de modernidad- esté entre los tres peores del mundo y el más peligroso para la mujer.

Osama -cuyo nombre de chica no se desvela en todo el film- se ve obligada a pasarse por chico para intentar llevar una vida mejor para ella misma y para su familia -su madre y abuela-, ya que los hombres tienen menos dificultades para vivir y encontrar trabajo para ganar lo justo para comer y sobrevivir. Pero incluso los niños corren peligro, pues los talibanes campan por allí a sus anchas, sembrando el caos por doquier y reclutando toda clase de niños -desde los miles de huérfanos que pordiosean por las calles hasta los que tienen familia propia- para convertirles desde bien pequeños en auténticos terroristas, o más bien en verdaderos demonios -esos de los que hablaba Dostoievski en su novela-, lavándoles el cerebro para que sean instruidos militar y religiosamente en las leyes del más dañino fundamentalismo islámico, incluido está el saberse el Corán de memoria, pero sin necesidad de entenderlo -como se muestra en la película de Mohsen Makhmalbaf, 'El alfabeto afgano, (2002)', donde el propio Mohsen, cámara en mano, va haciendo preguntas a un montón de niños, tales como; "¿qué es Dios?" o "¿quién es Dios?", a lo que ninguno sabe responderle, y es que no se puede taladrar en el cerebro de un niño algo por lo que va a matar, pero que no comprende, no se puede lobotomizar de esa manera a la población infantil de un estado, ya que lo único que logras es crear monstruos, nuevos demonios que antes fueron ángeles al servicio del Mal en la Tierra. Dios no existe, lo creamos nosotros. El infierno no existe después de la muerte, lo observamos y sufrimos durante la vida-.

Osama solo intenta sobrevivir en un mundo en el que ella no eligió vivir, hay que tener mucha suerte al nacer para hacerlo en el lugar adecuado, y Osama intenta vivir en ese infierno como puede y como lo hacen cientos de miles de mujeres y niños cada día de esta vida.

Marina Golbahari interpreta de manera magistral a su personaje -que bien podría interpretarse a ella misma, o a una parte de ella-, tiene una belleza muy peculiar, de rasgos indefinidos y andróginos, podría decirse que tiene el rostro de una ninfa. Es realmente impresionante cómo Marina afronta todas aquellas situaciones en las que corre peligro -ante el incesante acoso de los talibanes, o más adelante de los niños en la "escuela de terroristas"-, es imposible no estremecerse ante esos llantos sobrecogedores que se clavan como puñales en el alma, ante esa llamada de socorro a su amigo Espandi -su único amigo- y cómo éste sufre cuando los demás niños han descubierto que Osama es una chica y rompe a llorar, impotente, implorando en su interior para que no le hagan nada.

Para sorpresa de muchos, tanto la película como Marina Golbahari recibieron una ovación unánime por parte de la prensa especializada y cosecharon diversos premios a nivel internacional -desde Cannes hasta los Golden Globes-, en especial su director, Siddiq Barmak, quien volvió a trabajar con Marina Golbahari cinco años después en "Opium War (2008)". Una lástima que Siddiq Barmak no haya hecho más películas, otro triste caso más de talento desperdiciado.

No quiero meterme a analizar trivialidades y curiosidades varias que seguramente ya hayan sido vistas en las muchas críticas que se han hecho de esta película, eso sí, merece la pena y mucho conocer todos los detalles que acontecieron al rodaje del film y todas las consecuencias que acaecieron a continuación, fundamentalmente todo lo que atañe a la vida de Marina Golbahari, quien por lo visto y para fortuna de todos, ha seguido actuando en más películas de nacionalidad afgana -cinco más en total, y una de ellas, "KhakoMarjan" realizada este año-, por lo que no sería descabellado -y ojalá ocurra- ver a esta enigmática y descomunal actriz actuando dentro de unos años en películas europeas o incluso en Norteamérica -en un caso como el de la actriz iraní Golshifteh Farahani-, el tiempo lo dirá.
Koyaanisqatsi
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