Los viajes en el tiempo son un recurso frecuente de la ciencia ficción pero en general se presentan como un oportunidad; aunque luego genere sus inconvenientes. En este caso se trata de un inconveniente desde el primer momento. Un idea novedosa e interesante aunque resuelta con una desbordante fantasia que a algunos podría resultar desmedida. Desmerece la cuestionable credibilidad de las interpretaciones asi como el exceso de metraje. Ambos aspectos asumibles si lo contemplamos como la miniserie de TV que en realidad es. Resumiría mi crítica como una idea interesante, mal resuelta para el cine pero bien como producción televisiva.

Bueno pues es una más de monstruos, por supuesto. Aunque no destaca por nada, se mantiene por los pelos dentro de los mínimos para acabar sin muy mal sabor de boca. Las he visto, de este género, muchísimo peores.
Lo mejor: un par de buenos momento de tensión. lo peor: los malos que además de malos parecen tontos. En fin recomendable para aficionados al género que no sepan qué hacer con hora y media sobrante.

Bueno, bien está que los diálogos sean de tercera, que el montaje parezca fruto de una noche festiva bien regada por los efluvios del dios Baco y que el guión, de raquítico sea pura anorexia argumental...pero... es que... al monstruo casi se le ven las ruedas.
Una cosa es la serie B donde cabe asumir los escasos recursos materiales y otra la falta de recursos artisticos en todas y cada una de las facetas de la realización.
Lo dicho, malos de chiste -que no simpáticos- héroe de los que no se despeinan -de puro inexpresivo- chica mala arrepentida -que no llega a mala ni sabe arrepentirse- y por supuesto, monstruo de cartón piedra que sale de no se sabe dónde -aparece por las buenas cual boy scout extraviado-

Vaya por delante que no pretendo incluir esta película en la lista de los top ten cinematográficos. Pero dicho esto, sí afirmo que me parece magnífica en su sencillez. Pocas veces el tópico es tan cierto: real como la vida misma; bebiendo realidad hasta en su propia caricatura exagerada. Maravilloso cóctel de crudeza, ingenuidad, bondad y desapego, genial homenaje a la tragi-comedia más genuina del cine español. Espléndidas interpretaciones, salvando ciertos momentos de sobreactuación. Si debo incluir algún aspecto negativo, diré que a mi entender sobraban los últimos 15 minutos o tal vez podrían haberse resuelto de una forma más natural

Que una película de SF con más de 50 años pueda verse hasta el final sin risas o lágrimas es ya un hecho a reseñar. Y este es el caso de La Tierra contra los platillos volantes. La ingenuidad, el primitivismo y la simpleza de los extraterrestres no alcanzan el ridiculo tan frecuente en su género y época. Y por eso no nos despierta la carcajada correspondiente. El guión y, me atrevería a decir, las pinceladas de pseudociencia que la adornan, mantienen aunque sea por los pelos una dignidad que nos evita la lástima frecuente en tantas otras ocasiones. Y por eso no lloramos.
Debe ser por todo ello que esta abuela de la SF es un clásico incontestable, aunque a algunos les duela.