La película sigue un guión original y perfectamente construido, y teniendo en cuenta que el director es al mismo tiempo el guionista, lo tiene muy fácil para expresar en buenas imágenes lo que quiere: tratar con cariño la relación entre un joven homosexual y su amigo heterosexual. No hay morbo porque predomina la sensibilidad y el toque erótico está en su justa medida correspondiente al tema. Tiene una forma fílmica que engancha, pues los planos van creando la tensión necesaria dentro de cada escena; y por si fuera poco, el sonido está muy trabajado y ayuda a la progresión de la historia y al aumento del drama. La interpretación es tan natural, y buena, que parece que estás al lado de los dos protagonistas principales compartiendo su tensión. Hasta los títulos de crédito puestos al final están muy trabajados y presentan cierta originalidad dentro de su sencillez. La música, diegética o no, tiene su perfecto lugar para acompañar la historia y no afectarla más que en lo que al aspecto dramático, o cómico, sea necesario.

El mito de la sirena y el pescador llevado a la ensoñación homosexual de un joven. En tan poco espacio de tiempo es difícil establecer el cúmulo de sentimientos que puede producir un encuentro de dos mundos distintos. Pocas imágenes, y en este caso buenas, pero muy mal enlazadas, de manera que se recurre a unos larguísimos fundidos en negro sin demasiado sentido. No hay ninguna interpretación interesante y todo queda en la naturalidad amateur y la buena voluntad. Atractivos los planos de desnudos.

En 15 minutos el director pretende presentarnos el drama de un muchacho joven cuya vida se desdobla en sus acciones. Pero el director utiliza una forma narrativa que para sus amigos puede ser muy atrevida y pretendidamente innovadora, pero para mi es un fraude total. No hay unidad de narración pues no sabemos el tiempo y el lugar de cada escena en relación a la anterior y a la posterior. Puedo imaginar lo que quiere contar y desde luego lo entiendo, pero no es mi obligación componer el puzzle del muchacho, es la del director que podría olvidarse de buscar imágenes impactantes y buscarlas más significativas. En cuanto a la interpretación, se debe a sus amigos y falta convicción dramática. No por ser de temática homosexual ya lo tiene todo dicho el director. Se trata de hacer cine.

En apenas una hora que dura la película no llegas a enterarte de lo que pretende el director. Eso sí, mucha música disco y gente bailando, que con los efectos de intermitencia producidos por las luces, la pantalla gustará unos momentos. Pero esos efectos ya son pasados de moda y como no hay interés en la trama, tampoco se puede decir que surtan efecto los numeritos musicales. Bueno, y el efecto calidoscopio es para salir corriendo. Hay un elemento muy importante en el cine que es la iluminación, y si es verdad que hay un buen momento en el primer diálogo entre los dos amigos al salir de la discoteca, el resto es de una vulgaridad asombrosa y particularmente la iluminación es vulgar en todos los planos de la discoteca por no hablar de la falta de iluminación en casi todo el resto de la película. ¿Dónde ha aprendido Héléna Klotz a dirigir películas? Pero si buscas frases que puedas decir para quedar muy bien ante tus amigos culturetas, aquí vas a encontrar un montón. ¿Por qué será que siempre me encuentro estos discursos pseudofilosóficos en películas francesas? Me aburren. Hay una palabra muy francesa que se aplica perfectamente a este cine: “boutade”

Las buenas e intrigantes imágenes del muchacho en la granja abandonada despiertan no solo el interés del agente de la inmobiliaria, sino del espectador. Ese interés se mantiene y se acrecienta durante la media hora que dura la película, con los hechos y las imágenes con que se relatan los hechos. Cada cosa que ocurre es inesperada y se llega al final de la misma manera. Pero son las imágenes, para mi, lo que le da toda la fuerza a este corto de intriga y terror. La cámara está siempre en los mejores sitios para captar la acción, y los dos protagonistas, jóvenes ellos consiguen así mismo intrigar a la cámara con su físico, arrancándole planos muy buenos. La música acompaña y subraya muy bien lo que acontece.