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Críticas de antonio lopez herraiz
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Críticas 1.293
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
30 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El calor pegajoso, personajes, masculinos y femeninos, tan propensos al superavit testosterónico como a hablar mal, sudar (sin oler mal) hasta para dar los buenos días y escapar de una explosión detrás de otra. Tal vez las razones que recientemente vi aducir para calificar como cutre a 'Anaconda' sean justo, gusten o no, las señas de identidad de un Luís Llosa que cuando rueda en climas tropicales se siente tan dichoso como McGyver trabajando en una ferretería. Yo le digo SÍ al peruano. Aunque a estas alturas es tan incierto colocar 'El Especialista' entre lo mejor de sus protagonistas como negar que lo primero que suelo recordar de ella es a Sylvester Stallone y Sharon Stone enganchándose en la ducha, y que en su banda sonora se colaba "El Amor" de AZÚCAR MORENO compuesto por Emilio Estefán Jr. Flamenco, sexo, miami y acción.
Horterismo noir, horterismo sexual, horterismo implícito a la década en la que se estrenaba. 'El especialista' (1994, Luís Llosa) es un artefacto ruidoso, explosivo y rumboso que cambia las escenas de entrenamiento de Rocky por meditaciones y catas de Sly en una habitación monocromática (o casi) donde ni está ni se aguarda al aire acondicionado. El erotismo vaporoso que imponen por separado -la mayor parte del tiempo- o juntos Stallone y Stone se interponen sobre los tímidos amagos de dar a la cosa a un aire de noir en Florida al que habría sacado más petróleo David Fincher -deseado por Stallone, pero descartado por los estudios tras las inciertas garantías de futuro con las que cargaba injustamente (durante no demasiado tiempo) tras el fracaso de 'Alien 3'.
Pues oye, es lo que te esperas en una de Sylvester Stallone y Sharon Stone en 1994, como ollas express al punto de cocción en Miami, protegiéndola de James Woods cobrando el cheque, Rod Steiger cobrando el cheque y Eric Roberts haciendo otra de Eric Roberts mientras otros mueren tecleando contraseñas que un lector de parking de tipografía electrónica responde con un "bye, bye".
Vaya si sé a lo que voy. Hasta lo de Sharon Stone siendo una niña cuando el personaje de Eric Roberts ya es un matón adulto puedo pasarlo por alto.
antonio lopez herraiz
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9
27 de agosto de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento, pero Bastian ('The Neverending Story') me parecía insufrible y repelente, y puestos a partir de un chavalín que descubre la pasión por la lectura -de las antologías de terror en comics, claro está-, que sea con la recopilación de relatos escritos por el padre del mozo, un tal Stephen King, en los que Romero no reivindica, por una vez, otra cosa que no sean el horror y la fantasía empleadas como simples herramientas de escapismo. ¿Y qué puede ser más premonitorio a que el chaval al que Tom Atkins -ser severo le queda como un guante- amedrenta castigándolo sea el propio Joe Hill cuando era un renacuajo que todavía anteponía el apellido de su padre??
El responsable de la franquicia de los muertos vivientes tenía a bien descubrirnos o recordarnos dos cosas: la inagotable vena cómica de Stephen King, otra vez interpretando a un pasadísimo de rosca y cartoonizado paletazo de tomo y lomo, sacándole punta al gag de Cantinflas y el niño al que le crecía una planta en la oreja (compararlo con lo de la escultura del pervertido ese que perseguía a una chorba encantada y que inventó la moda de dar abrazos a los árboles sonaría más erudito, pero bueno).
El otro hallazgo, o reivindicación según se mire, si tenemos en cuenta el resto de su filmografía pre hermanos Zucker, surge al descubrir lo aterrador, mucho más que cualquier monstruo alienígena o de ultratumba, que puede ser un resentidillo Leslie Nielsen, especialmente si te pasas de listo con su mujer y eres Ted Danson enterrado de cuello para abajo en primerísima línea de playa.
Vudú, cucarachas, objetos que caen del cielo, zombis que prefieren comer tartas antes que cerebros, Ed Harris bailando -eso da yuyu también- o Adrienne Barbeau sujetando a Hal Holbrook con correa a través de las páginas de un comic arrojado a la basura macabramente divertido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
antonio lopez herraiz
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8
26 de agosto de 2024
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Que Bud rehusase una pelea con un corte de mangas en su anterior "super" trifulca conjunta con el rubio ya te dejaba con la mosca detrás de la oreja para sospechar que el tiempo empezaba a correr. Así que tampoco era plan de que la acción ocupase en igual proporción el grueso del argumento, lo que a su vez jugaba a favor de Hill y Spencer permitiéndoles jugar con sus identidades y demostrar su versatilidad en una comedia de gemelos que no son gemelos sino dobles en un vodevil "fostiador" de suplantaciones. Hablando en plata, a las dos estrellas de la función se les da la oportunidad de interpretar un papel opuesto al propio, al de los demás personajes intercambiables de su FRANQUICIA, solo que ahora ambos retoman el rol de tontaina bromista y cínico antipático adjudicado a la inversa a Spencer y Hill cuando se conocieron. La nota de hedonismo y coquetería cae sobre la dorada testa de una requetepija y ambigua April Clough -la policía rubiales de 'T. J. Hooker' que no era Heather Locklear-. Nello Pazzafini es la risión -y entendiéndolo como virtud- convertido en un gangster de imposible acento argentino (genial doblaje del grandísimo Rafael de Penagos).
Ver a los fratellis -perdón, los primos Coimbra de la Coronilla- adoptando gestos amanerados es casi tan hilarante -se me ha pegado de la forma de hablar de sus dobles aristócratas- como novedoso es observarlos y recrearse cuando se transforman en mindundis blandengues, cursis y emocionalmente esmirriados que se asustan hasta de una mosca.
Más cancha para la comedia -más aún que de costumbre, que es bastante, no siendo para menos en el enclave carnavalesco de Río de Janeiro: impagables los diálogos con Spencer y las nalgas de las bailarinas (¡que aprenda Ace Ventura!).
antonio lopez herraiz
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9
25 de agosto de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si un par de años atrás es en su principal fetiche genérico, el western, en 1982 Hill se bautizaba en la buddy movie policial -porque por otras vías, de forma encubierta, las tendría con Bronson y Coburn, Carradine y Boothe o varios pares de hermanos a caballo-. No puede decirse que al guión le acompañen mancos en el género, el tiempo lo diría: Steven S. de Souza y Roger Spottiswoode ('Turner & Hooche') partiendo del argumento del propio Lawrence Gordon, que llevaba años cocinando con Hill un proyecto del que, afortunadamente, se descartó pronto a un inapropiado Clint Eastwood... y no, no en el papel de Nolte.
La ex estrella del culebrón 'Hombre rico, Hombre pobre' Nick Nolte y el cómico de SNL y debutante Eddie Murphy -en reemplazo de la ocupada estrella Richard Pryor- radicalizan hasta el extremo el concepto del yin y el yang con el poli duro parco en palabras y un presidiario que parece que ha comido lengua suficiente tanto para no dejar de usarla como para emplearla prendiendo la mecha o liando a la pajarita que le dé tiempo a agenciarse en ya sabes cuánto tiempo antes de regresar al talego.
Al lado de estos dos, Danny Glover y Mel Gibson parece que fuesen amigos desde la guardería en la primera mitad de la primera entrega de Arma Letal con la que compartirían productor, el inabarcable totem palomitero, Joel Silver, artífice futuro de las Die Hard, Commando, Lethal Weapon, Action Jackson, Road House... y no voy más allá de los ochenta porque repasar a Silver merecería su propia publicación.
Paramount quería más humor. Lawrence Gordon y Walter Hill más violencia. Ni para ti ni para mí. Una comedia de acción para sentar las bases de la buddy movie moderna -no la televisiva-.
Para que no asome la infundada sensación de que 'Limite 48 Horas' es un encargo, a Hill lo arropan en lides de sórdidos criminales y pandilleros una buena zupia de secundarios marca de su casa -warriors o no- desde David Patrick Kelly, Sonny Landham o James Remar (al que se le reserva un pedazo de persecución contra Nolte digna del Hill de 'The Driver' con cadillac contra autobús).
Annette O'Toole es la venus de botticelli junto a la que Nolte tiene la suerte de despertar cada mañana, y Frank McRae tiene la vena hinchada porque es el comisario de Nolte, Brion James haciendo de buen tipo (¡!) y Jonathan Banks ('Breaking Bad') pasándose un rato para presumir de pelo -no mucho, pero pelo- y disparar lo que le dejan.
No son compañeros. No son hermanos. Ni son amigos -tampoco fuera de la pantalla-. Pero son necesarios para entender el cine de acción de una década que casi acababa de nacer... como su continuación iba a ver nacer a la siguiente.
antonio lopez herraiz
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10
23 de agosto de 2024
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie en su granja, en algún lugar perdido y seco en el sur de los Estados Unidos, sabía quién era aquella "legionaria tan audaz y temeraria" que al estrellato se alistó.
Nadie que no se haya recreado en su historia contada en tres slashers rebozados en sexo, violencia gratuita y planos hipnóticos de Goth -quédate con su nombre, otra vez- sabrá su historia, y eso que se perderá, mas sus devotos de la casquería suponemos que un gran dolor, que estaba marcado por la obsesión de triunfar, "la muerde como un lobo el corazón".
Mas, si alguno quién era le preguntaba, con dolor y rudeza -en el mejor de los casos, si no te despedaza con mirada psicótica y pecosa marca Goth-, le contestaba: " soy la puta Maxine Minx, y soy una puta estrella de cine".
La antiheroína de culto del género de Mia Goth y Ti West -a sus espaldas, marcando el ritmo- no es el tipo de mujer "a quien la suerte hiere con zarpa de fiera"; es de las que te hieren con zarpa de fiera (o lo que pille) si la suerte primero la hiere a ella. De las que se unen en lazo fuerte a una compañera tras renacer a través del tiempo.
Cuando más rudo es el fuego, el de la capital del snuff, el cine para adultos, la droga y el espectáculo -no son conceptos incompatibles-, la legionaria avanza sin temer al empuje de enemigos exaltados: si Miércoles Addams o Superman no pudieron con ella, imagínate, con espectadores como Elizabeth Debicki, Michelle Monahan, Bobby Cannavale, Lily Collins, Halsey o Giancarlo Esposito, lo que supondrán para ella aspirantes eunucos a Eric Binford, un monumento al horror edípico o un Kevin Bacon autoconsciente de su rastrero patetismo interponiéndose frente a su único límite, que es mirar arriba.
No pensé que llegaría el día en que entonaría parte escrita de un cuplé militarista para redactar la crítica del punto y final de una trilogía de terror, pero es que en estos tres últimos años, por ir al cine para ver a Mia Goth con la sonrisa congelada antes de deshacerse de las víctimas que se le interponen, siento que, al igual que Maxine, Pearl o cualquiera de sus encarnaciones, me he hecho novio de la muerte, la estrecho con lazo fuerte, y su "amor" es mi bandera.
antonio lopez herraiz
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