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España España · Zaragoza
Críticas de JRC
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Críticas 59
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
17 de diciembre de 2013
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Silente testigo de historias, congojos, decepciones. Tras las cortinas y a plena luz. La huida buscando las raíces. Se puede oler, se oye. Vidas nocturnas, pasos en la oscuridad, la nada. Roma o la muerte. Piedras que hablan, fedataria de la Historia. La ciudad mujer. Ramona.


Una música atronadora y bella ( la más bella) nos lleva de la mano y acaricia. Con los ojos cerrados, Jeppino retorna al faro. La belleza que no vuelve. La emoción de aquel joven. Sus pies descalzos, la blusa blanca, su nariz. Ella, Roma. La Gran Belleza.


La obra cumbre de Sorrentino; el culmen del cine italiano desde la Mejor juventud. Una paseo de dolor, luz, decepcion y esperanza. No puede haber mayor declaración de amor que ésta.
JRC
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2
9 de noviembre de 2013
127 de 227 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro escenas y apenas veinte segundos bastan para comprobar cómo el quinto de los Trueba ha captado muy bien el estilo Garci. Se describe la España franquista (cómo no) y debemos estar en los sesenta. Todo muy cutre, muy sucio, muy de España profunda, pero que, oh milagro, en el cine resulta que refulge. Abrigos de corte perfecto, tweeds ingleses, colores berenjena, cartelería hiperfashion. Esos personajes tan oprimidos por esa España profunda (profundísima) resulta que van ataviados con ropajes de la última colección vintage de Ralph Lauren. Ni una motita de polvo. Ese recoleto coche en el que viajan nuestros tres ángeles, brilla como el sol. Ni la tierra del camino se le pega. Y qué pasarela de modelos la de la protagonista femenina. Oye, que en una maleta le cabe un vestido para cada día. Como el peor Garci, el del alcanfor, el barniz, la pátina y la irrealidad. Todo perfecto, ni una arruga, ni un botón desabrochado, ni un Guardia Civil con mancha en su uniforme... A años luz de lo que debían ser las vidas de esas gentes en esa España que David Trueba no conoció.

En cuanto al popurri de clichés, hay munición de la buena: el padre policía franquista que pega al hijo; la que intenta abortar saltando de una silla; el salido manoseador de jovencitas; el pobre profesor que se calienta la sopa en la plancha; el andalú de recepción al que no le entienden al hablar; los montes con el nombre del Caudillo como decoración; los niños mendigos que piden dinero; y, por supuesto, para no decepcionar a la parroquia, el cura que suelta mandobles... Y en la tele Fraga va Fraga viene. Ovación de la hinchada, con Marías y Millás a la cabeza. Qué España, dirán los propios. Como toca, sí señor.

Menos mal que David Trueba, que no conoció ni vio lo que describe, nos recuerda lo mierdas que eran todos los que habitaban aquella España. Sobre todo los andaluces. Ni uno bueno sale. Salvo los tres ángeles, el Catalán y la madre del muchacho, natural de Gerona, todo lo demás es ganado de tienta. Al larguero, David, casi nos la cuelas. Qué cool lo de el pan con tomate, lástima que lo inventara un aragonés. Y lo de clavarle al Catalán gafitas de pasta no está nada mal. Sutil diría yo. Y esa trompeta. El único ser sensible entre tanto salvajismo dictatorial. Menos sutil el tema de los acentos ¿El acento malagueño de la coprotagonista va y viene por algo o es que le daba la tos? ¿Es normal que el chaval, que se supone es de Madrid, tenga acento de Lérida (hoy Lleida, no se ofenda el respetable)? Ariadna, tan moderna ella con su autodeterminismo de nuevo cuño, hace de madre gerundense, pero parece más bien del mismo Valladolid. ¿Y de la dirección de actores qué? Aparte de la tendencia a la declamación de Jorge Sanz y Ariadna, el acento catalán del chavea madrileño y el amateurismo del resto del plantel, es cargante la retaíla de caidas de ojos, miradas furtivísimas e insinuaciones constantes de ella hacia el pobre Cámara. Joder, no me extraña que el bueno de Javier hasta le pida matrimonio.

Y, para que no falte de nada, como buena película española, una par de buenas... Qué escena más gloriosa la del manubrio. David, baja más la cámara. Muy de Pajares y Esteso. Qué bien estaba la chica. De vergüenza, como todo lo que no tiene que ver con la historia real de este profesor, amante de la música de los Beatles, cuya aventura sí mereció la pena, pero que David, con su obsesión por el sermón caducado y el pellizco de monja, aderezado con el almibar, el polil y el punteo del piano, convierte en un aborto de cine.

Si no fuera por Javier Cámara, que sostiene él solito la película, por lo que quiere contar y no sabe y por la última escena, con Strawberry fields forever sonando, le habría dado un uno.

Bona nit, Good night, buenas noschesss...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JRC
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8
10 de octubre de 2012
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Pero salían strippers? Yo lo único que vi fue una muy buena historia, bien contada. ¿Algún problema? Qué cansino el sesudo análisis del Soderbergh comercial o el Steven indie. Qué plomos los críticos de lugares comunes.

Me hizo gracia pensar en la frustración de los tres mirlos de juvenil plumaje y ropaje -que a la postre resultaron tener cuarenta primaveras- que al acabar de ver la película, sólo se quedaron con el macguffin (o la falta de ellos) Miel y boca del asno.

Mereció mucho la pena esperar ese plano final.
JRC
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1
4 de marzo de 2011
61 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heredera del peor cine de los últimos años y muy digna sucesora de artefactos como Tiro en la cabeza, Un conejo sin orejas, Que se mueran los feos o Todos estamos invitados, este artesanal bodrio se pone a la cabeza del cine basura y tiene como carta de presentación la actuación más sonrojante desde el repulsivo Sergi López de Mapa de los sonidos de Tokio. El protagonista de este desatino es Quim Gutiérrez y su fiel escudero el chico que hace de primo tonto y del que deberían existir dudas razonables sobre si es actor.

No entiendo nada de lo que ha querido hacer el director. No entiendo por qué Raúl Arévalo, nuestro amago de Sean Penn patrio, imita a Jesús Bonilla y a Antonio Molero (Los Serrano) para componer su personaje. Todavía no entiendo si lo que hace Gutiérrez es una parodia de algo o lo está haciendo en serio. Llora de repente poniendo caras muy raras, recita y declama el texto artificiosamente, y dice cosas sin sentido. La peor actuación que he visto nunca. El anticlimax.

¿Y el director? Bien, gracias.
Dirigida y escrita por Daniel Sánchez Arévalo.
Y encima lo dice.
JRC
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8
18 de julio de 2010
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De qué otro modo pude cerrar cinco años de mi vida. Aquella mañana a las 8.15 sentí que algo ya no volvería. No se puede ser igual cuando las decisiones que tomas te obligan a asumir que ha de quedar atrás, que debes olvidar hasta el punto de convencerte de que hubiera sido mejor que no existiera.

Cinco años en los que aprendí que ayudar a los demás debería ser nuestra naturaleza. Cinco años que me deberían servir para los 50 siguientes. Cinco años que utilicé para entender que así debe ser, que lo hecho, hecho está.

Una noche cerca del aeropuerto.

Un hombre arrojándose de un helicóptero.

Un cielo azul atravesado por un avión.

Un 24 de mayo inolvidable.

Una mañana única en una vida.

Una sensación irrepetible.

What's done it's done.
JRC
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