La obra más artística y estética de Ingmar Bergman. El cuidado de la imagen es vital para comprender la proyección de la película, así como la esencia de sus personajes y de su argumento. Asimismo, las reflexiones más profundas del director desembocan en una narrativa única, bañada de un espíritu lírico y filosófico, en la que las dos protagonistas descubren las verdades de su vida. No hace falta diálogos, los monólogos son el alma de esta cinta.

Un largometraje cruel, desgarrador, sin filtros. Alejandro González Iñárritu describe tres historias diferentes, unidas por un fatal accidente. El director se sirve de la narrativa de Roberto Bolaño, marcada por un realismo sublime, y con un trabajo espectacular en la puesta en escena. Amores Perros es una película dura, muy dura; pero oculta un mensaje que es difícil de describir. Vale la pena de ver para comprobarlo.

Woody Allen es capaz de lograr verdaderas obras de arte, pero, en ocasiones, su talento no es siempre tan brillante. La Rosa Púrpura del Cairo es un ejemplo del segundo caso. Más allá de tener algunas pinceladas de genialidad, en ningún momento se siente que sea una película de Allen. Es entretenida, sí; pero siempre se espera algo diferente de uno de los mejores directores y guionistas del cine moderno.

John Cassavetes siempre ha puesto en el punto de mira las tragedias y la realidad de la cultura cuotidiana. Gena Rowlands, de nuevo imperiosa (A Woman Under Influence), protagoniza un título imprescindible en la trayectoria del director. Su magia para hilar sus miedos y sus fantasmas sobre el escenario es digna de mención. Cassavetes es un genio de la crítica pasiva y Rowlands es su portavoz. Tiene tramos sumamente complejos y densos.

Noventa minutos de entretenimiento basados en una dirección magistral de Stanley Kubrick. El planteamiento es absorbente, y la construcción del argumento y de los hechos es francamente buena. Tal vez no tenga el guion más brillante, pero a finales de la década de los cincuenta Kubrick ya había demostrado la capacidad para explicar una historia con una perspectiva única y eficaz. Los últimos veinte minutos son esenciales para comprender la genialidad del director.