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Estados Unidos Estados Unidos · Manchester-by-the-Sea
Críticas de Laura
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Críticas 8
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
13 de julio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es cierto que Conducta cuenta una historia que podemos considerar trillada, manida, resobada. Todo ya nos lo han contado antes: niños provenientes de los entornos más marginales posibles, un ambiente familiar hostil y difuso, y “algo” o “alguien” que aparece en ese mar de incertidumbre como bote salvavidas cuando ya todo parecía perdido.
Me parecen sorprendentes las similitudes (no solo ya en el cartel) entre el Billy Casper de Kes (Ken Loach, 1969) y el protagonista de Conducta (maravillosamente interpretado por Armando Valdés Freire).

Conducta nos habla de la importancia de la educación (que sabemos es uno de los grandes emblemas de la revolución castrista) y del hastío de un pueblo asfixiado por un sistema que les impide avanzar; porque recordemos que la cinta es un retrato de la Habana Vieja, la Habana más pobre, esa que forma parte de la hermosa isla caribeña de calles sin asfaltar y coches de otra época, en la que un niño de once años llamado Chala tiene que lidiar con una madre toxicómana, un padre ausente y una vida familiar escasa, por no decir nula. Evidentemente, la escuela de conducta (eufemismo utilizado para referirse al reformatorio de toda la vida) es la mejor opción. Pero ¿para quién? Esa es la gran pregunta que plantea Carmela (extraordinaria actuación de Alina Rodríguez), la veterana maestra de nuestro niño protagonista que se opondrá a su ingreso aún a riesgo de jugarse el puesto. Y es que Chala se merece una oportunidad como todo hijo de vecino. Es una víctima de las circunstancias, ella lo sabe y nos lo repite hasta la saciedad, a nosotros y a quien se le ponga por delante.

La película es fiel reflejo de esa realidad cubana presa de una legislación arbitraria y restrictiva que se ampara en un socialismo equivocado repleto de prohibiciones y tabúes. Interesante invitación a la reflexión la escena en la que Yeni, compañera y primer amor de Chala, coloca una estampita religiosa en el mural político del aula provocando un tremendo tira y afloja entre nuestra querida Carmela y los demás burócratas rastreros, que la invitan (obligan) a quitarla, respondiendo ella fielmente a sus principios revolucionarios cual china en el zapato: “lo que pasa es que [la estampita] tiene que irse con la misma naturalidad con la que llegó”. ¡Dejen de forzarlo todo y hacer difícil lo fácil, señores! Las cosas entran y salen mejor sin presión (leo entre líneas).

Con todo, Conducta es una película atrevida, dura, inspiradora, que bebe de ese cine social que revolucionó la cinematografía cubana en los noventa [Fresa y Chocolate (Tomás G. Alea & Juan Carlos Tabío, 1993)] y que llena el vacío que deja la propaganda oficial. Muy recomendable. Y sí, en todas partes hacen falta muchas Carmelas.


Laura Montesinos.
Crítica para 12criticossinpiedad.blogspot.com.es
Laura
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7
5 de junio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una reunión de antiguos ex compañeros de clase le sirve de premisa a la sueca Anna Odell para dar rienda suelta a su particular venganza personal contra un terrible pasado de acoso escolar con sobrados tintes autobiográficos. De esta guisa comienza la cinta.

Pongámonos ahora en antecedentes. Anna Odell es más conocida en Suecia por ser una polémica artista cuyo proyecto de fin de carrera, allá por el año 2009, consistió en fingir un estado psicótico en plena calle para que la ingresaran en un hospital psiquiátrico, donde la ataron a la cama y la sedaron con psicofármacos. La finalidad de la performance, según cuenta ella misma, consistía en debatir cuánto se pueden forzar los límites de lo ético en nombre del arte. Conseguida o no la finalidad, trascendencia pública tuvo el numerito en Suecia.

The Reunion (Suecia, 2013) su debut cinematográfico y que ella misma escribe, dirige y protagoniza, sigue plagado de polémica. Dividida erróneamente en dos mitades (os invito a adivinar por qué), el trabajo de la sueca explora la idiosincrasia del comportamiento humano y la forma en que determinados actos cristalizan en dinámicas de poder destructivas.

Una obra de diabólico trasfondo social con personajes bien perfilados en sus roles de manipuladores y manipulados, que ahonda sobre hechos que suceden a diario y que la mayoría preferimos obviar, o al menos no hablar de ello, porque nos desagradan demasiado. Un retrato afilado sobre la hipocresía social y los traumas que se ocultan bajo la superficie de la piel, que logra violentar al espectador y revolver su conciencia a golpe de discurso.

Es de destacar la impresionante escena inicial en la que Anna saca a relucir mediante una estudiada e incisiva parrafada que dejaría sin aliento al propio Haneke, todos los trapos sucios de su etapa escolar ante la perplejidad de los asistentes a la fiesta, repartiendo a diestro y siniestro puñaladas de realidad de la manera más cívica y aterradora posible, y provocando una especie de amnesia colectiva en la que ninguno quiere aceptar ni recordar lo que hizo. Un derechazo tras otro de crueldad marca Solondz (Welcome to the Dollhouse, Happiness, Storytelling) con olor a chamusquina, filmado con pulso firme y que necesariamente evoca el Festen de Vinterberg, aunque en clave amateur.

La cinta funciona como una imparable máquina engrasada los primeros cuarenta minutos pese a la artificiosidad de algunos diálogos. Después, coincidiendo con la segunda mitad, pierde toda esencia.


Laura Montesinos.
Crítica para 12criticossinpiedad.blogspot.com.es
Laura
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9
3 de junio de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de que su ópera prima (J'ai tué ma mère) estableciera una declaración de principios de lo que iba a ser su posterior cine, con Mommy (Canadá, 2014), Dolan ha conseguido canalizar toda esa frustración post-adolescente de su primer largometraje y madurar el tema más recurrente en su filmografía: la figura materna, la cual le obsesiona y fascina a partes iguales.

De este modo, y con una solemnidad casi bíblica, realiza un estudio pormenorizado de la relación de dos seres humanos (madre e hijo/Die y Steve) inestables emocionalmente y que chocan con una terrible pasión y virulencia que pone al espectador los pelos de punta. Y luego, de la misma manera que abre la caja de pandora de las emociones más profundas, consigue desplegar todo un muestrario de buenas intenciones que nos hace empatizar con los personajes, nos engaña, nos hace amarlos, llorar y reír con ellos al son de un curioso soundtrack que hilvana la película de principio a fin.

Y es en ese preciso instante cuando aparece en escena Kyla, la misteriosa vecina que observa desde su ventana a modo de espectador externo a la trama la extraña relación madre-hijo, sin censura, rayando en ocasiones lo incestuoso, y se engancha a ellos como lo hacemos nosotros. Porque Die y Steve tienen ese poder magnético que únicamente tienen algunas fuertes personalidades. Y cuando nos damos cuenta de todo esto ya es demasiado tarde: hemos caído en la trampa anímica del director. Y nos importa bien poco el encuadre claustrofóbico en que está rodado el filme. Y sin quererlo (o queriendo), entramos en el juego de la vida, de las relaciones humanas, de los sentimientos contrapuestos, de las tardes en bicicleta por las calles de Quebec, de las risas cómplices de sus protagonistas; y descubrimos, a fin de cuentas, que seguimos vivos.

Y junto a Kyla, nos vamos de viaje con ellos, aceptamos sus normas y dejamos atrás, aunque por unas horas, una vida que, en su caso, lo único que le provoca es un acentuado tartamudeo. Y la pantalla vuelve a hacerse grande y se respira libertad. Y corremos. Y jugamos. Y vemos el mar. Y es todo lo que se puede decir de tres personas que, a modo de ménage à trois, exploran sus más primarios instintos, equilibrándose y complementándose de la manera más extraordinaria. Pero, como en cualquier historia de excesos, ese extraño y frenético equilibrio terminará cayendo si cae alguna de sus partes, como si ante un frágil castillo de naipes nos encontrásemos. Y es ahora cuando les toca a ustedes decidir si aceptan o no el reto. Pasen y vean.


Laura Montesinos.
Crítica para 12criticossinpiedad.blogspot.com.es
Laura
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