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Israel Israel · santiago
Críticas de korzowei
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Críticas 21
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
5 de enero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la máxima de “menos es más” por bandera, un comienzo trepidante y sin rodeos, y actuaciones de nivelón (de Tosar uno ya se lo espera, pero sorprende que los niños cumplan tan bien), El Desconocido, rodada íntegramente en A Coruña, es un puñetazo en la mesa por parte de un género como el thriller, que últimamente tan buenos resultados está dando en el estado español, al punto de recoger la buena tradición hollywoodiense que parece perdida entre efectos especiales y secuelas allí en los USA.

Con un punto de salida que puede recordarnos a Enterrado, por aquello del móvil y el chantaje, el filme sabe jugar con el suspense, siendo consciente en todo momento de sus virtudes y limitaciones, jamás siendo tramposo (cosa de agradecer) y guardando coherencia, que al fin y al cabo, es lo que sostiene un relato, y no los giros argumentales inverosímiles o la cantidad de explosiones que aparecen en pantalla.

Pero además El Desconocido basa esta coherencia en un contexto actual y no recurre a la cuestión de la venganza de forma accesoria. El drama que supuso el timo de las preferentes, por las cuales en Galicia cientos de personas perdieron todo lo que tenían, se emplea aquí para preguntarnos que pasaría si alguien de aquellos que acabaron desesperados por el engaño y la pérdida, se decidiera a devolver a los responsables un poco del sufrimiento que acarrearon sus acciones. La premisa es buena porque, aunque la óptica del relato es la del banquero que causa el perjuicio, se nos permite empatizar con todos los implicados, teniendo cada uno sus luces y sombras, sus excusas y sus demonios, y aceptando, finalmente, que no hay acción inocua, y que eludir las responsabilidades de nuestras decisiones no debería ser algo permitido, aunque ello alumbre un escenario tan terrorífico como el que vemos en la película. Dándole la vuelta al foco, la víctima se convierte en vindicadora y el responsable se ve por primera vez en su vida, a todos los niveles (emocional, laboral, de integridad física), enfrentando las consecuencias de lo que él llamaba “hacer su trabajo”.

Que el desarrollo y desenlace sean convencionales no le resta importancia ni impacto: esto es cine comercial. Pero que además se atreve a abrir debate sobre las violencias ejercidas y aquellos que la padecen sin poder responder, es una victoria temática y formal. Si además de entretenernos, hace que nos removamos en nuestro asiento... qué más se le puede pedir?
korzowei
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8
13 de agosto de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que te guste el cine de terror puede llegar a ser un suplicio. Puedes buscar durante meses o años y no encontrar jamás una puta buena película. Las comedias, las de acción, las románticas, están sobreexplotadas, sí. Las históricas suelen ser tendenciosas y falsas. Pero no hay nada peor que las miles de películas de género que salen cada semana desaprovechando un sentimiento humano al que se le puede sacar mucho partido para contar historias: el miedo.

El miedo no es sólo un sentimiento irracional ante lo desconocido. El miedo es un reflejo del mundo que nos rodea y de cómo nos relacionamos con él. En la literatura, el género de horror ha servido desde Poe a Lovecraft, desde las novelas pulp a Stephen King, para metaforizar conflictos sociales o psicológicos. En el cine, esto no ha dejado de pasar (desde La invasión de los Ultracuerpos a Martyrs), pero la repetición del esquema “psicópata porquesí asesina adolescentes uno tras uno sin motivo justificado” ha provocado que el cine de terror se considere pobre en sus perspectivas y logros.

No es el caso en Babadook. De hecho, volviendo con lo anterior, veo mucho de “El Resplandor” y el señor King en este relato, que básicamente parte de la plantilla de “algo sobrenatural que saca a la luz conflictos ocultos”. Pero el mayor terror en el filme, que magistralmente juega al despiste, no es lo sobrenatural, sino lo estrictamente real, las angustias por los traumas pasados, los roles sociales no deseados, las inseguridades y las dependencias emocionales, las angustias y desconfianzas en el ambiente que nos rodea, desde el entorno familiar y afectivo hasta el social y ciudadano (policía, médicos, etc.). Es la sociedad lo que nos infunde desconfianza. Son los fantasmas de nuestro interior los que nos atemorizan.

Hay una línea básica en todo el relato: ni madre ni hijo encajan en el papel que les ha tocado. En este momento es cuando te das cuenta de que el filme está dirigido por una mujer, Jennifer Kent, y todo cuadra. La visión cercana a los personajes y sus dramas internos y no la obsesión con un monstruo acechante. Es una película inteligente, inmersiva. Racionalizada. El terror es importante, no sólo por la tensión imprimida a los momentos puramente terroríficos, si no por cómo poco a poco se muestran los entresijos de las relaciones personales no satisfactorias, no buscadas, como el rencor se apodera de “la necesidad” o “el deber”, necesidad de cuidar lo que no pediste, deber de mantenerte en una posición que rechazas. El tabú del infanticidio, la opresión del rol obligado de maternidad, las mentiras de los cuentos de hadas (qué certero que todo comience con un “inocente” cuento! Alpha y omega de todos los engaños que les contamos a nuestros hijos sobre un futuro idealizado, deformador e imperativo que nunca se corresponde con la cruda realidad). Babadook es un filme valiente, con voz propia y con algo que contar. Características que, por desgracia, no suelen estar presentes en las películas de este tipo. Un hurra por su directora, que nos muestra el enorme potencial desperdiciado que guarda el género para contarnos historias con mensaje.

Mención aparte de las actuaciones (especialmente la del chaval, vaya, vaya!), que se toman a si mismas en serio y no se limitan a gritar si no que desarrollan personajes con conflicto interno y evolución.

No le perdamos el ojo a esta mujer, Jennifer Kent. La voz propia del horror más interesante desde Pascal Lagier.

Y además, coño! El bicho en serio da miedo!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
korzowei
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10
1 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película con la temática política más atrevida que posiblemente ha salido en décadas de los USA: la lucha del ser humano contra los condicionamientos naturales y los condicionamientos sociales, aquellos que producen determinadas estructuras politicas y economicas. Aquellos que producen “sistemas”: trenes que nos llevan por los raíles del planeta, firmes, seguros, pero a la vez inexorables, inmutables, salvación y condena al mismo tiempo.

La película comienza narrandonos una revolución. Incluso dentro de una revolución, todos ocupan su lugar predeterminado: el héroe, el secundario, el viejo maestro, el retratista que plasma los hechos, la masa, etc. Incluso ello está perfectamente medido. Lo revolucionario, nos comunicarán en adelante, es la ruptura del ciclo, la apertura de una puerta, “esa puta puerta” (la más importante de todas) que acaba convirtiéndose en un muro, una barrera, más mental que física, más social que natural, más metafórica que real.

Porque obviamente en la película todo funciona a nivel metafórico, simbólico. No puede ser de otra forma, ya que el más mínimo análisis en la coherencia del espacio-tiempo o las leyes de la física y la química demuestran que a los creadores les importaba muy poco la verosimilitud, sino únicamente el mensaje. La película funciona, pues, a nivel mitológico: “The train is the world, we the humanity”. Solo de este modo podemos entrar en su juego y aceptar los hechos que dentro de este tren, de este “mundo” con lógica interna propia, suceden.

No es difícil esto tampoco porque, pese a ser una producción mainstream estadounidense, se nota el buen hacer koreano en suficientes momentos (fotografía comiquera, escenas de acción líricas, etc.) como para elevar la película muy por encima del montón de scy-fy de pompa y circunstancia con la que se nos bombardea ultimamente desde los USA. Bong Joo Hoo ha tenido problemas (que raro...!) para finalizar y distribuir su filme, por desaveniencias con parte de los productores. Se ve que el director no quiso renunciar a nada, ni a llevarse a su actor preferido (Song Kan Ho, que nuevamente vuelve a partir la pantalla cada vez que sale), ni a las dosis de violencia gráfica e implícita, ni a un mensaje completamente “antisistema” en el que héroe y villano son parte de la misma moneda, pero al contrario de lo que puede suceder en otros casos recientes similares (pienso en Joker y Batman), el héroe, por mucho que luche por redimir sus pecados, no tiene salvación posible en este tren. Porque no hay salvación dentro de los vagones...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
korzowei
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Se levanta el viento
Japón2013
7,2
15.355
Animación
4
8 de mayo de 2014
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque, respetable, esto ya no es una película de Ghibli. Ni siquiera es una película de Miyazaki para el mundo. Esto ni siquiera es una película. Son los últimos sentimientos del maestro Hayao antes de desvanecerse en el tiempo. Y claro, para la gente a la que le gusta el cine del creador de tantas obras maestras icónicas, resulta casi insoportable de ver.

No me parece que en ningún momento pudiera haber aqui una intención de distribuir un material como éste. Desengañémonos, no es que sea un film plano, aburrido, alargado en exceso, en el que no sucede absolutamente nada o en el que los personajes están alarmantemente faltos de carisma. Tampoco es que se trate de la peli menos fantasiosa y más anclada en la realidad de todas las realizadas por Miyazaki. No es que sea una película “muy personal”, o “biográfica” (casi autobiográfica, se puede decir).

Es que esto no es una película, a secas.

Hayao ha creado “Se Levanta el Viento” única y exclusivamente para sí mismo, y para nadie más, y si la han distribuido en salas comerciales es sólo para poder recuperar lo invertido económicamente en ella, porque, seamos francos, a quien coño le importa la vida de Jiro y su bobalicón y simplísimo romance? A quien le importan todos esos tecnicismos de ingeniería? Esos laaaaargos planos de nubes y aviones que cubren la mitad del metraje con técnica y formalidad animada completamente vacía? Solo a él. Es una película hecha por y para Miyazaki. Nadie más en el mundo encontrará la gracia.

Es que además esto se acentúa cuando vemos que no hay desarrollo alguno en ninguno de los conflictos del filme, sólo momentos individuales avanzando a trompicones, nunca una evolución coherente. Por qué se enamoran los protagonistas? Porque así fue. Cómo llegan los japoneses a alcanzar la tecnología aeronaútica alemana de metal? Porque así fue.

No se explica nada, a Miyazaky no le interesa la explicación ni el desarrollo. Todo lo que vemos aqui es el maestro hablándose en un espejo, compartiendo sus sentimientos no con el mundo, si no consigo mismo. Es una decepción esto? Bueno, es lo esperable después de tantos años. El mejor animador de la Historia se lo merece y no seré yo quien se lo reproche. Pero tampoco le reiré la gracia.

No veo la polémica que suscitó en Japón. Para ser un antimilitarista y feminista convencido como él, no toma posicionamiento en ningún momento, no manda ninguna puñalada directa (a excepción, quizá, de señalar con nombre propio a Mitsubishi como creadores de máquinas de matar, aunque tampoco es nada que no se sepa, vamos), más bien se encuentra, por primera vez, sin respuestas, solo, enfrentando sus pasiones con sus consecuencias, como Jiro. No aprovecha la ocasión para situar muchos puntos sobre las íes, y más en un momento político tan delicado como el que está viviendo su país, con el resurgir del militarismo más agresivo y el negacionismo de los crímenes de guerra más flagrantes. Al final, el maestro se encuentra sin respuesta para escoger entre sus ideas y sus pasiones. Y no, no nos lo pregunta a nosotros, se lo pregunta a Jiro, a Caproni, a trasuntos de su propio yo desdoblado en esta película-espejo. No entiendo como nadie puede identificarse o emocionarse con una película que, más que ninguna otra que haya podido ver, trata sobre las reflexiones y dudas de una persona consigo misma.

Las pirámides, como casi todo lo bello creado por el ser humano, pueden ser hermosas, pero fueron levantadas sobre la sangre de millones. Puede Miyazaki justificar la belleza sobre la tragedia? Podemos nosotros?
korzowei
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10
25 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
...y eso es lo que supone esta película. Los mitos románticos de la pareja perfecta, los príncipes azules de Disney, y todos esos carteles con un chico y una chica de sonrisas irónicas con letras rosa y celeste sobre fondo blanco y títulos que atentan contra la dignidad humana nos han bombardeado desde Hollywood sin descanso desde la creación de la industria cinematográfica yankee, idiotizando medio planeta, desesperando al otro medio, y llenándose los bolsillos a base de crear traumas e inseguridades a aquellos incautos que crecen bajo la esfera de influencia cultural norteamericana.

Pero llegó un filme como éste y puso las cartas boca arriba de nuevo. No existen príncipes azules en caballos blancos ni doncellas sumisas cuya única virtud es un buen par de tetas y cara de muñeca Barbie. No existe el amor para toda la vida, la relación “perfecta” (que palabra más peligrosa) ni el comieron perdices. Que fácil fue acabar el cuento de la Cenicienta justo después de la boda! Pero me la juego que si hurgáramos en la historia un poquito más y pudieramos ver lo que pasa años después, posiblemente veríamos a la pobre princesa gorda, vieja, y desesperada encerrada en su casa cuidando de unos críos diagnosticados con SDA, y un principe gordo y viejo y aburrido gritándole animaladas a “su” mujer delante del televisor con una birra del Mercadona sin gas viendo el enésimo Barça-Madrid de la temporada a modo de único estímulo vital en meses.

Ésta es una de las pocas películas de amor que conozco. De amor humano, de amor real, con todas sus maravillosas imperfecciones, sus verdades ocultas y sus verdades verdades. Es una película de ciencia-ficción que, como toda la buena ciencia-ficción, nos habla de la realidad. No es una narración sobre el amor perfecto, es una narración sobre el amor “real”. Y la realidad, es real, y la perfección no.

Que existan películas como ésta en un mundo de superficialidad y vanidad como es el del cine romántico es un milagro. Pero es real, y lo milagros no lo son. Y eso es lo más emocionante. La madurez de aceptar lo que existe, y no la infantilidad de refugiarnos en falsedades, de negarnos lo que de verdad sabemos. Puede existir una idea más genial mejor llevada a cabo que el borrado de la memoria para ejemplificar la necesidad de aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos?
korzowei
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