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Críticas de Melón tajá en mano
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Críticas 113
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
4 de abril de 2012
81 de 140 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro años después de estrenar su primer largometraje (‘Shotgun Stories’), Jeff Nichols regresa para embarcarnos en un viaje al centro de la esquizofrenia paranoide con ‘Take shelter’, película premiada por la crítica en la pasada edición del Festival de Cannes.

Protagonizada por un actor en alza como Michael Shannon, interpretando en esta ocasión a un humilde trabajador que vive en el campo junto a su mujer y su hija y que sufre terribles pesadillas en las que se ve atacado por elementos o personas que le rodean. Y sin embargo no es él quién brilla en la cinta (de hecho le vemos con ciertos problemas para abordar un perfil demasiado complejo o no muy bien escrito) sino una Jessica Chanstain que con menos escenas destila bastante más credibilidad que su pareja de ficción.

Merece la pena rescatar la escena en que el personaje se sincera con su mujer acerca de sus problemas. Los tiempos y diálogos están cuidados y se acierta plenamente en la elección del búnker como símbolo metafórico del aislamiento al que se ven sometidos quienes padecen problemas esquizofrénicos.

Lo peor de ‘Take shelter’ no es que se desinfle sino que jamás llegue a tomar el aire suficiente para formar algo definido. Pese a lograr con creces la atmósfera de la enfermedad y respirar holgadamente en ella durante los minutos siguientes al descubrimiento de la verdadera psique del protagonista, el file se hace aburrido y difícil de asimilar. El resultado no es tan sólido como se espera al principio.

Además de estar repleta de pésimos encuadres, la nueva película del director de Arkansas posee un ritmo cansino y un conflicto que esconde menos misterio de los que sugiere. Pasando por alto algunas pequeñas e insignificantes trampas narrativas del guion, la película derrocha energía en su tramo final, cuando ya es demasiado tarde para un espectador que toca fondo antes que el protagonista y que muy probablemente lleve un buen rato pensando en otros asuntos que le provoquen menos dolores de cabeza.
Melón tajá en mano
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9
30 de marzo de 2012
57 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sabemos si por aquello de ser valenciano, Paco Plaza domina el difícil arte de la paella. Desde luego, si domina tanto de cocina como de nuevos lenguajes del cine contemporáneo lo más probable es que, con los ingredientes necesarios y un buen estudio previo de la materia, el resultado sea para chuparse los dedos.

Plaza está pegado a la realidad, a la gente y al idioma que se habla en la calle. Así lo demuestra desde el primer hasta el último minuto de la fascinante, contagiosa, mayúscula y notabilísima ‘[REC]³ Génesis’, una de las películas más osadas, acertadas y plausibles que ha parido nuestro cine en muchísimos años. Y a lo mejor me quedo corto.

La tercera entrega de la niña Medeiros (que en realidad es la primera, narrativamente hablando) nos presenta una boda que acontece de forma casi paralela a los hechos de la primera entrega. La cinta comienza con una larguísima secuencia de introducción que trasmite más verdad, naturalidad y cercanía que filmografías completas de otros directores. La típica escena del ‘sí, quiero’ que en la mayoría de películas queda tan falsa, aquí funciona de maravilla. Es imposible no sonreír ante semejante ejercicio de proximidad.

Plaza, que esta vez no ha podido contar con el otro cincuenta por ciento de [REC] (Jaume Balagueró) porque andaba metido en otros proyectos, juega hábilmente a combinar los distintos formatos digitales que conviven en el presente tecnológico más inmediato. Incluso apuesta definitivamente por romper con la cámara en mano y adoptar formas visuales más convencionales. Pero no solo de cambios técnicos vive el buen cine: tras una segunda parte desesperanzadora, la saga [REC] ha conseguido remontar el partido incrementando el tono cómico y logrando mezclarse con la dosis correcta del terror más zombi, canalla y sanguinolento.

Esta tercera entrega no solo es infinitamente superior a la segunda sino que, en algunos aspectos, también lo es a la primera. Son demasiados los aciertos: el sonido, el montaje y los efectos visuales son una auténtica maravilla, la tensión está bien mantenida y el director juega correctamente con el factor de lo previsible. No conviene pasar por alto a la pareja protagonista: tanto Leticia Dolera a lo novia ensangrentada de ‘Kill Bill 2’ como Diego Martín están en su salsa, se nota que lo disfrutan porque trasmiten entusiasmo en cada escena. Bravo por ellos y por el modo en que están dirigidos.

Sin lugar a dudas la virtud más destacable de ‘[REC]³ Génesis’ es que entretiene y divierte a lo grande. Sin miramientos ni pretensiones inalcanzables. Sin lujos ni complejos. Sin más artificio que la propia fiesta de la ficción. Un producto grandioso en todos los sentidos. Pocas veces tenemos la oportunidad de compartir aplausos y carcajadas cómplices en una sala de cine. Hay que aprovechar la ocasión y saborear el arroz de una película que no está ni crudo ni pasado. Todo está en su punto exacto de cocción. Cinema verité del de verdad (valga la rec-dundancia).
Melón tajá en mano
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3
17 de marzo de 2012
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nombres como Matt Dillon, Liam Neeson, Gwyneth Paltrow, Geoffrey Rush, Colin Firth, John Hurt, Christian Bale, Anthony Hopkins, Jake Gyllenhaal, Joseph Gordon-Levitt o Helen Mirren engrosan la lista de buenísimos actores que han sido engañados por el director británico John Madden. No sé cómo hace para convencerles. O es muy buena persona, o paga muy bien, o ambas cosas. Aunque teniendo un Oscar (por 'Shakespeare in love') no habrá muchos actores que se atrevan a rechazarle un papel.

Apenas hace medio año estrenaba el remake fallido de 'The debt' y ahora estrena 'THE BEST EXOTIC MARIGOLD HOTEL' ('EL EXÓTICO HOTEL MARIGOLD'), otra vez con un excelentísimo reparto y una idea un tanto singular y llamativa: la de un grupo de ancianos que se jubilan y huyen a un cochambroso hotel de Bangalore (India) con la esperanza puesta en encontrar una vida distinta a la que tenían en Reino Unido.

Entre el numeroso elenco protagonista conviene resaltar a Judi Dench y Bill Nighy. Ambos forman una pareja brillante que se muestra pletórica ante la cámara y que rezuma autenticidad y categoría en cada plano que habita. Es un lujo verlos dialogar a través de unos personajes llenos de intensidad que, sin embargo, están enmarcados en una historia muy poco cocida, algo sosa y bastante desapasionada.

Con el buen propósito de dar una visión más correcta de un lugar marcado por los tópicos de nuestro inculto occidente, John Madden peca excesivamente de idealista. Sí acierta en cambio a tensar, al menos durante la primera hora, la cuerda con que ata sonrisas y nostalgias. Conviene reconocer que nada más empezar la segunda hora se hace fácil desconectar y se echa en falta un mando a distancia para luego ya volver "si eso".

Tiene buenos golpes secos y certeros en algunos diálogos, pero las acciones que mueven la narración no causan demasiado interés. Aunque la nueva cinta de Madden pueda ayudar a destruir ciertos mitos con pequeñas dosis ácidas del mejor humor inglés, la historia se hace tremendamente pesada y se convierte en un rollo que queda bastante lejos del nivel de sofisticación que aspira lograr.

Al segundo acto le falta ritmo y el tercero es decadente. Es lógico que Madden sucumba a la tentación de reunir grandes actores, pero esta batallita es de esas que te echan a perder la hora del té.
Melón tajá en mano
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3
16 de marzo de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces (o ninguna) se da el caso de un deportista que, una vez retirado, decide implicarse directamente en asuntos cinematográficos. Philippe Guillard, jugador de rugby en el Racing Club de Francia durante nueve temporadas en las décadas de los ochenta y los noventa, se lanza ahora a otro deporte también respetado en su país: la dirección de cine.

'LE FILS À JO' (traducida a boleo como 'MI HIJO Y YO') es una comedia de pequeñas dimensiones y pretensiones sobre la figura ficticia de Jo Cannavaro, un exjugador de rugby que vive en continuo combate para asegurar el futuro de su hijo como jugador. Si Philippe Guillard quería estrenarse en el cine con una temática tenía que ser con esta, por honestidad y sobre todo limitación propia.

La película de Guillard es demasiado simplona pero está bien contada. Como comedia es de lo más socarrona y sus aspiraciones tragicómicas no nos llevan a ningún lugar desconocido. 'Le fils à Jo' tendría muchas virtudes como relato corto, pero no logra sostenerse como largometraje. Su aspecto amable no puede esconder sus excesivas fragilidades narrativas.

Y aunque tiene buenísimas intenciones y va de menos a más, deja que el drama le gane demasiado terreno a la comedia. Teniendo en cuenta que ninguno de los tonos llega a funcionar por completo, el resultado global de la cinta deja bastante que desear. Sus ligeros guiños costumbristas quedan anulados por el ramalazo de machito que desprenden algunas escenas y personajes.

Gérard Lanvin, actor principal que da vida al señor Canavaro, parece no moverse con demasiada soltura en un papel cómico que viene con demasiados defectos de fábrica. Para durar solo noventa minutos, el partido se hace bastante cuesta arriba y el espectador pide la hora más de una y de dos veces.
Melón tajá en mano
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2
15 de marzo de 2012
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emilio Martínez Lázaro todavía no se ha recuperado de aquel pelotazo llamado ‘El otro lado de la cama’. Solo eso puede explicar el camino errático que ha tomado su filmografía desde entonces. Cinco años ha tardado el director madrileño en sacar material nuevo desde ‘Las trece rosas’. El regreso ha sido terrible: ‘La montaña rusa’ saca lo peor del cine español más tópico, descerebrado y casposo. Si diez minutos de toneladas de carnaza y mal gusto son suficientes para decir basta, imagínate casi dos horas.

Lo vertiginoso de esta montaña rusa no son las subidas sino las continuas bajadas. Esta aburrida comedia cae en picado de principio a fin. Cada escena sexual está forzada hasta el extremo. El humor es parvulario y aunque los actores ponen todo su esfuerzo y talento, no logran salvar uno de los textos más flojos de los últimos tiempos.

La puesta en escena es repetitiva y tontorrona. La voz en off no funciona como recurso narrativo y de reconocerle algún mérito, este sería el haberse sabido aprovechar de la química existente entre Verónica Sánchez y Ernesto Alterio en las escenas más tórridas. También las ensoñaciones de sus personajes y el monólogo de Alberto San Juan sobre la fidelidad funcionan correctamente. Por cierto: Alterio es capaz de mostrar lo mejor y lo peor de si mismo en una misma película.

Un aire cutre sobrevuela esta montaña rusa que descarrila y cuyo derroche sexual provoca más mareos que sensualidad, erotismo o apetito. Martínez Lázaro toma muy malas decisiones como director, seguramente consecuencia de un mal trabajo previo en el guion. Cine petardo, en definitiva, que aumenta la lista de películas hechas con más tetas que cabeza.
Melón tajá en mano
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