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España España · Granada
Críticas de Kikivall
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Críticas 2.038
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
20 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tensa y áspera película con una excelente dirección de Kathryn Bigelow (Oscar), peli que conseguiría cinco Oscar más en 2009.

La directora y su guionista Mark Boal dejan de lado las razones por las cuales los soldados han ido a la guerra de Irak (al fin van “mandados” por los políticos), concentrándose en la tensión y la esfera física de los artificieros protagonistas.

Tensión, adrenalina, gran puesta en escena, estupendo dominio de los aspectos formales y vértigo, tensión y subidón de adrenalina, en una unidad de élite antibombas metidos de hoz y coz en una caótica ciudad donde les pueden disparar desde cualquier ángulo y lugar.

El jefe del grupo muere en el transcurso de la misión, lo cual que es reemplazado por el temerario sargento William James (Jeremy Renner). Cuando falta poco para que la brigada sea relevada, su precipitado accionar hará que sus subordinados sientan correr por el cuerpo el miedo por el riesgo que corren.

Gran reparto con un Renner intenso, junto a actores de primer nivel como Anthony Mackie, Brian Geragthy o Guy Percy, entre otros.

Filme bélico que con corrección estética y el sabor de boca, traslada la idea de que para nada sirven el odio y los deseos de venganza de los protagonistas. Gente de la milicia que a lo peor no encontraron mejor forma de ganarse la vida que ingresando en el ejército.
Kikivall
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5
20 de julio de 2022
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Megan Turner (Jamie Lee Curtis), en su primer día de patrulla mata a un ladrón durante un robo a un supermercado, sin que se encuentre el arma del robador, lo cual que es suspendida. A partir de ese punto Megan se ve acosada por uno de los clientes (Ron Silver) que estaba en el súper cuando sucedieron los hechos.

Con una dirección digna tirando a mediocre de la oscarizada Kathryn Bigelow, esta quiere resolver, con guion de su propia autoría, sin mucha imaginación, un asunto de asesino psicópata-policía fémina, con muchas vueltas a lo mismo, y poca o nada eficiencia. Incluso con muy poco y mal armado suspense.

En el reparto, Jamie Lee Curtis meramente cumple, pero no es no es ni la mitad de actriz que en otros muchos filmes (p.e. “El satre de Panamá”, 2001) en los que participó. Y en un nivelito meramente aceptable un Silver o Clancy Brown.

Lamentablemente este tipo de cine necesita más enjundia para que no parezca huero y sin salero, y más donaire policial.

La historia en sí, donde la poli buena se tropieza a cada tanto con asesino malísimo, resulta ser una medio pavada tan inverosímil como estúpida.

Puede entretener un ratito a los más cándidos espectadores, pero finalmente resulta insustancial.
Kikivall
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6
14 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de aquellos años de censura que, no obstante, no veía mal las travesuras de una alocada conductora monja con su Citroën 2CV, modelo con el que disfrutó tanto la gente en aquellos tiempos, aquel rudimentario y descapotable auto ¡Vaya propaganda para la marca!

La cosa es que una comunidad de monjas a cargo de la cual está un asilo de niñas huérfanas toma la decisión de motorizarse. El coche es vital para el convento y se afanan en comprarlo a plazos. A la hermana Tomasa le toca conducirlo por las calles madrileñas. No tardará en recibir el apodo de Sor Citroën, un título otorgado tras mil y una peripecias al volante cuando era principiante.

Con una meritoria dirección de Pedro Lazaga y un guion muy dinámico de Pedro Masó y Rafael J. Salvia, esta cinta tuvo cerca de dos millones de espectadores y casi 200.000 euros de recaudación en aquellos entonces, lo que significó un éxito rotundo.

Atractiva y entretenida música de Antón García Abril y gran fotografía de Juan Mariné. Pero lo más atractivo fue el reparto, artistas todos de primerísimo nivel. La que fue lanzada definitivamente al estrellato es la simpática y chillona Gracita Morales. A quien acompañó el gran José Luís López Vázquez magistral, Juanjo Menéndez genial, Rafaela Aparicio, inolvidable, Mari Carmente Prendes, magnífica, Rafael Alonso en sazón, el muy ilustre y joven José Luis Sacristán, el mismísimo Luís Sánchez Pollack, Andrés Menjuto y Alfonso del Real, un grande de nuestra escena.

La cosa es que la hermana Tomasa, impulsiva y extrovertida, a menudo rompe con las normas de la comunidad para solucionar los problemas de los internos, lo que da lugar a reprimendas de la madre superiora.

Hay un huérfano especial para la monja, una pareja de hermanitos, Luisi y Nando, que han de permanecer separados porque la institución solo admite niñas. Los fines de semana la hermana Tomasa lleva a Luisi en el coche al asilo de los niños para que visite a su hermanito. Pero Nando quiere más y se escapa.

Sor Tomasa y Luisi salen una noche en coche a buscarlo y cuando lo encuentran, en vez de devolverlo al asilo los lleva con el padre de la religiosa para que estén juntos. Decisión que hará que la hermana Tomasa sea sancionada con el traslado a otro convento, quedándose a cargo del coche la hermana Rafaela.

Gracita Morales, con su naturalidad hace una enorme actuación que servirá para su definitivo despegue artístico con su característica voz. Y emociona en su papel de monja de inmenso corazón.

Película inocente, humor blanco para todo tipo de públicos. Un enorme éxito en su época, incomprensiblemente olvidada.

Gran banda sonora, cancioncilla típica de muchas producciones de la época, que mezclan estilo do-wa y en este caso, un toque tropical de bossa nova, del gran Antón García Abril.

En fin, una obra representativa de los valores de la dictadura, aunque con ciertas licencias. Un documento histórico, de lo que ocurría en España en aquella época. Sólo por eso ya es recomendable.
Kikivall
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8
14 de julio de 2022
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bonita película, una comedia agradable de ver, bien dirigida por Roberto Bueso (en su segundo largo), con un guion bien engrasado y escrito por el propio Bueso y Óscar Díaz, y un reparto estupendo, como ahora iré desgranando.

Estamos en los años noventa, al principio de la década noventera, cuando la hermana Marina (Carmen Machi) es enviada a El Parral, un colegio-orfanato regentado por monjas, amenazado de cierre. Es el tiempo en que los alumnos del internado han vuelto a casa. Todos menos los huérfanos y olvidados, un puñado de niños, muchos en la pubertad, que se sienten solos y desesperanzados en su futuro.

La hermana itinerante Marina (una Carmen Machi inconmensurable, soberbia actriz) se presenta en el internado de a principios de verano para cuidar a sus huérfanos que no tienen a dónde ir. “Leones en un zoológico”, es como la hermana llama a sus jóvenes que roban en las tiendas del vecindario, pelean con los niños locales y hacen enojar a los padres cercanos.

Lo que la madre Marina observa es que los niños están fuera de toda norma y control. En los inicios los muchachos se niegan a hacer nada, pero con su carisma y desparpajo, la madre logra captar la atención de los chicos, que comienzan a mirar con curiosidad a esta nueva monja, inmune a sus excesos y travesuras. Sobre todo, Valdo, con el que Marina conecta de una manera especial.

En un punto, Marina descubre las escapadas nocturnas de los chavales, algo prohibido, y da con la idea que cambiará para siempre El Parral: formar un equipo de fútbol. Marina, con la oposición de la Madre Superiora (sensacional Nuria González), lo consigue. Y todo va bastante bien hasta que aparece el párroco local (genial Manolo Solo) que amenaza con convertir El Parral en un colegio privado.

Este argumento está pleno de gracia, como dice el título, la misma gracia que tienen esos niños huérfanos, abandonados, hábiles y muy listos. Además, el libreto acierta a individualizar a los chicos, cada cual con su forma de ser y sus cosas. Un grupo atractivo que cubre una variedad de tipos, destacando Sebas (Adrian López), regordete y loco por el sexo; o Valdo Lopes interpretado aquí por Dairon Tallon, que sería con el tiempo el futbolista real de la historia, un futbolista que jugó en primera división.

Están también Manolo Soto, el párroco, que brinda momentos muy graciosos; Paula Usera como la madre Angelines, hermana cándida que sirve de contraste cómico para Marina. El conserje de la escuela, Rafa (un sembrado Pablo Chiapella), que vive en el pasado y trata de mantenerse feliz después de su divorcio.

Hay además un detalle enternecedor, que es la mirada afectiva y constructiva sobre las monjas; incluso podría decirse hacia el clero, sin ese tinte de aversión del que el cine “correcto” y parcial suele hacer gala.

Relato costumbrista que asume naturalmente el protagonismo de unas monjas que enraízan en la comedia española de los años 60 –tenemos el guiño de la monja conduciendo temerariamente– al que se le añaden elementos provocativos como la presencia del tabaco o la bebida; y la rebeldía atribuible de la hermana Marina, enfrentada a su responsable religioso.

Podemos ver, igualmente, un propósito de superación, tanto en los personajitos, niños encrespados, como para unas monjas también muy llenas de “gracia”, como el caso de Paula Usero y su mirada celestial en el papel de la inocente y bonita bibliotecaria, Angelines.

Hay fútbol, conflictos, hay planes aviesos, travesuras y una trama que acaba por ser un homenaje a todos los personajes, niños y monjas.

Bueso da un salto al mainstream (había iniciado ya su labor con La banda, 2019) avanzando hacia una comedia popular exitosa, y sigue demostrando gran personalidad, limitando los tics del subgénero y dejando notas de su calidad como cineasta perspicaz y a la vez comedido.

Basada en la historia del futbolista de primera división Valdo, para quien la hermana Marina, una monja del internado donde vivía, fue clave en su formación al crear el primer equipo en el que jugó. Todo ello en un filme entrañable, pero sin caer en el sentimentalismo, con personajes y diálogos creíbles, en el que se apuesta por la esperanza sin olvidar una mirada nostálgica.

Los jóvenes protagonistas (portentosos de chavales que debutan ante la cámara) son una pieza esencial en la historia, haciendo gala de una gran frescura, lo cual se aleja de otras feel good movies hechas más para televisión.

Para armonizar y modular cualquier riesgo de desmadre, está el liderazgo amable de la Machi, para frenar la energía del equipo de futboleros. Lo cual ofrece un contrapunto para que la función no se desborde. La madre Marina ofrece una salida a unos chavales desorientados, a la vez que sirve de pilar para que el resto del reparto encuentre su eficacia en un filme afable y gracioso.
Kikivall
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8
8 de julio de 2022
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película predominantemente humana, de imagen, bellos paisajes escoceses, poco diálogo y estupenda música. Nada de esto serviría, de no ser por una excelente dirección del ya prestigioso director y actor belga Bouli Lanners, en su primera incursión en inglés.

Guion extraordinario del propio Lanners y un reparto de lujo. Lanners, en su quinto largometraje, navega confiadamente por una historia de hondas emociones, secretos, culpas, arrepentimientos y anhelos.

Lo hace Lanners todo con notable magisterio: es director, autor del libreto y, además, intérprete principal, en una película de extrema sensibilidad. Un drama romántico con suspense incluido y un final sorprendente, que no desvelaré.

Phil (Lanners), un hombre de edad mediana procedente de Bélgica ha emigrado a una pequeña comunidad presbiteriana en el norte de Escocia. Es un hombre solitario que trabaja en una granja. Una noche sufre un infarto cerebral, debe ser ingresado de urgencia y pierde la memoria.

Ya de vuelta a la isla restablecido, pero sin recuerdos, encuentra a Millie (Michaelle Fairley), una mujer de su edad que lo espera. Lo lleva a su casa y posteriormente lo cuida.

En uno de sus encuentros Millie dice a Phil que ellos eran enamorados furtivos y que mantenían una relación secreta como amantes, cosa que, lógico, él no recuerda.

Ella es la hija del dueño de la hacienda y donde trabaja Phil y empleada en una inmobiliaria. Por su soltería y seriedad la llaman la “dama de hielo”.

La película nos habla entonces de sus encuentros furtivos, conversaciones y paseos, en una intimidad engranada en el hermoso paisaje natural que nos va descubriendo poco a poco lo que hay de verdad o de fabulación interesada detrás de esa relación.

Es encomiable ver a la pareja en la cincuentena, alejados de los estereotipos y viviendo en plenitud su particular amor; Lanners y Fairley derrochan química.

En el filme funciona mejor con lo “apuntado” o “sugerido” que en lo dicho o expresado (que es más bien poco). Un relato enigmático que tiene también preciosas estampas en grandes angulares en una playa desierta, esplendorosa y salvaje donde nuestro protagonista se sumerge en un acto de felicidad suma.

Magnífica la fotografía Frank van den Eeden, que acierta a dar con la tonalidad más apropiada para el filme y recoge a la perfección el marco incomparable de los recónditos y lóbregos paisajes de la costa escocesa, paisajes calmos y apagados como parte importante de la historia.

Del reparto destacan, magistrales, los trabajos de Michaelle Fairley y Bouli Lanners, que interpretan a una mujer madura, atractiva, frustrada y habitante perfecta de una isla fría y desabrida; y un hombre sin memoria, sin encantos visibles, con un pasado incierto, en una comunidad aburrida, presbiteriana y beata.

Se ofrece a la vez el retrato conmovedor de una mujer y una historia de amor, sin llegar a ser un ni un drama, ni una comedia romántica, sencillamente una historia de amor verdaderamente hermosa en un entorno cerrado rural.

Una sensitiva y conmovedora historia de amor, con una premisa que, amén de cautivadora, llega de pleno al espectador: sabe mirar en el corazón de los amantes.

Hay algo fascinante, ocurrencia del guion, que no desvelo, que puede ser la más romántica nunca vista en cine. Dos seres humanos desafiando sus soledades otoñales como aves que no acaban de posarse o alzar el vuelo. De sus almas surge el aire fresco de la mañana, allá donde más pura es la caricia amorosa del alba.

En fin, la cinta juega muy bien sus cartas y poco a poco va creando su relato romántico, ocultando la información debidamente, con un punto de intriga que va conquistando poco a poco al espectador.

Finalmente, la placidez se adueña del conjunto, dejando una sensación de obra adulta, humanamente muy interesante, honesta y de las que ya se hacen pocas.

Publicado en revista de cine Encadenados: https://www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/6623-un-amor-en-escocia-3
Kikivall
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