Sparrows

Comienza de una forma lenta pero concisa, el ritmo no hace que te enganches a la historia en la primera parte de la película, pero sorprendentemente en su segunda mitad las cosas empiezan a suceder y todo va cogiendo sentido en la historia, llegando a tener un desenlace que hace que la película pase de floja a interesante. Buen guion e interesante aspecto visual. Cinta que finalmente acaba gustando.

Argumento bastante clásico de la "iniciación" de un adolescente cuando deja de vivir con su madre...
A destacar la belleza cinematográfica de los primeros planos que se detallan en la zona de "spoilers"

"Sparrows (Gorriones)", concha de oro en el Festival de San Sebastián 2015, es una de las películas más extrañas y desconcertantes que me he tragado últimamente. Particularmente hacía mucho que no vivía un tercer acto tan desasosegante, incómodo y de violencia soterrada como el que he vivido en este film.
Esta obra del islandés Rúnar Runarsson se establece casi como fábula a medio camino entre lo paternofilial y lo iniciático. La madurez llamando a la puerta en un entorno de juventud muy hostil dejado atrás hace mucho tiempo, y que ahora resurge de manera irracional y despiadada. Quizás como siempre fue, aunque no fuésemos capaces de apreciarlo. Es ahí donde Ari tendrá que restablecer relaciones con un padre que, tras el divorcio, nunca volvió a ser el mismo. También con un feroz entorno que para nada se rebela como hábitat ideal del muchacho en una nueva pugna entre lo agreste y lo cosmopolita.
Así se desarrolla "Sparrows (Gorriones)", un film que se puede dividir casi en dos partes. Durante los dos primeros tercios de metraje el viaje es muy tranquilo y hasta previsible. Todo se desarrolla según los parámetros. Pero he ahí que llega el último tercio, una media hora final de curvas cerradas muy bruscas que te cortan la respiración hasta llegar a un desenlace magnífico.
En fin, a favor de "Sparrows (Gorriones)". Una obra que parece que te va a dejar indiferente, pero no.