Doraemon, el gato cósmicoSerieAnimación

Realmente, nunca en mi vida olvidaré mi infancia con Doraemon.

Fue una etapa viendo el Club Super 3, cada mañana viendolo, mientras me tomaba un Nesquik antes de ir al cole.

Una gran série de TV que actualmente, desde el 1979, aún la hacen.

Es divertida y entretenida, lo malo es que siempre se repite lo mismo:

Gigante y Suneo siempre ven a Nobita de "conejillo de índias".

Le hacen una broma pesada y Nobita se va llorando a pedir ayuda a su fiel y mejor amigo: Doraemon.
A Nobita le gusta una niña llamada Shizuka.
Doraemon siempre le suele ayudar con uno de sus aparatos mágicos para dar una lección a Gigante y Suneo.

Más tarde, cuando Nobita les ha hecho la broma esa, Gigante y Suneo se la devuelven a Nobita.

El episodio puede acabar a favor de Nobita o Gigante y Suneo.

Lo mejor: Es divertida y me hizo pasar una infancia inolbidable.

Lo peor: Es muy repetitiva la série, siempre pasa lo mismo.

Recomendable.

Esta serie, recuerdo que de pequeño me gustaba, pero pasados los años me he dado cuenta que es una serie totalmente superficial, carente de contenido y lo que es peor enseña unos valores muy poco recomendables a la infancia. El argumento es siempre el mismo y nunca cambia nada. hay 5 personajes a cual mas simple y tontorrón. Nobita el tonto, Sisuka la niña guapa,Suneo el presumido, Gigante el matón del barrio y cantante a ratos cuyo exito principal es "Yo soy gigante el principe del barrio" y lo que es todavia más patetico Gigante cantando canciones de Raphael y de Julio Iglesias lo nunca visto y Doraemon el gato sin orejas del futuro que siempre le saca las castañas del fuego al imbecil de Nobita, otro punto a destacar es que los padres no tienen nombre...el guion es siempre el mismo,la reacción de todos los personajes es siempre la misma cortada con las mismas tijeras capitulo, tras capitulo y por si fuera poco ahora en Boing lo ponen por la mañana, lo ponen a la hora de almorzar, incluso por la noche y encima más repetido que las estampitas de los bollycaos. En fin odio hasta la musiquita estridente de fondo.

Al principio me entretuvo siendo un crio, poco a poco con el tiempo iba haciéndose jodidamente pesada, repelente, tontaina, repetitiva e inaguantable, con 10 u 11 años de edad empezaba a perder el interés y a desagradarme mucho estas series Manga, me decante mucho más por los dibujos animados de la 2 del programa "Mucha Marcha" de la Leticia Sabater, que eran mas molones. La verdad es que siendo ya un hombre adulto ya me estoy hartando de esta estúpida y desfasada serie sobre un gato robótico que no hace otra puñetera cosa que estar siempre ayudando a un chaval completamente inútil y retrasado, que no sabe ni defenderse, y de que se sigan haciendo más temporadas de este plomazo, me toca los huevos las series que al alcanzar el éxito en su primera temporada la expriman hasta fatigar a los teleespectadores.

Para empezar, si le he puesto un 9 es porque es una de esas series entrañabales y entretenidas, incluso a veces cómicas, que te marcan la infancia. Empezaré hablando de las cosas malas para que luego las buenas parezcan mejores: siempre se repite el mismo esquema: a Nobita le pasa algo malo (los abusones le pegan, suspende o el maestro le regaña); Doraemon le da un aparato para ayudarle, Nobita hace con él lo que no debe y por eso, al final se vuelve en su contra, además el rol de los personajes no es nada original: está el niño torpe, el abusón, el pijo que se pavonea y la niña cursi con voz de pito de la que todos están enamorados. Puede parecer poco educativa por lo mal estudiante que es Nobita y lo abusones que son Gigante y Suneo, que siempre se meten con el más débil, pero seamos sinceros, ¿quién no se aburre estudiando alguna vez?, ¿quién no se siente identificado con Nobita en algún momento?, ¿quién no prefiere dormir o leer cómics antes que estudiar?, yo lo prefiero ¡y eso que no leo cómics!. En fin, creo que Nobita representa esa debilidad humana que es la pereza, y nuestro derecho a no ser perfectos, porque nadie lo es, todo lo contrario a lo que representa Shizuka, que es tan buena en todo que resulta poco creíble y repelente. Otra cosa mala es que resulta inverosímil que los inventos de Doraemon sean del siglo XXII puesto que son mágicos, pero a todos nos gustaría tener un compañero fiel que sacase de su bolsillo la solución a nuestros problemas, es decir, es un personaje que nos hace soñar. Esa es una cosa buena, y la otra cosa buena es que, como en casi todo anime, hay moralejas, por ejemplo, Nobita siempre es castigado por vengarse usando los aparatos de Doraemon y siempre saca ceros y es castigado y regañado por no estudiar, y en algunos capítulos Doraemon se dirige directamente a los niños para decirles cosas como "si tenéis caries, id al dentista". En resumen, a pesar de ser un poco predecible, los inventos del gato cósmico son muy originales, y eso hace que las aventuras que se derivan de ellos sean entretenidas, así que esta serie consigue hacernos pasar un buen rato con un personaje entrañable como eje central de la historia, y con los valores morales propias de casi todo anime.

Maravillosa serie de anime que ha triunfado no sólo en Japón, si no en todo el mundo, que no es poco, de hecho yo la veia cuando erá pequeño y me gustaba un montón, pues la ídea de poner a un gatazo cósmico y a un chaval como protagonistas fue un idea muy brillante en su momento. Además por si fuera este estupendo anime ha tenido de todo, mangas, cds de música, videojuegos (en especial los tres de mi querida Super Famicom/Nintendo, de plataformas muy guays, pero qué me los perdí) pósters, etc. lo que da una idea del enorme éxito de este extraordinario anime juvenil de aventuras, que como ya sabemos a estas alturas tiene un montón de capítulos.

No es de extrañar que haya una gran cantidad de chavales jovenes que adoren esta serie, pues es de las mejores que se han hecho en el país del sol naciente, y eso que se creo en el año 1970, lo que pasa es que al principio erá un manga, y un tiempo después hicierón la genial serie de tv, que siempre nos gustó y siempre nos gustará.