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Amor

Drama Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
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Críticas 300
Críticas ordenadas por utilidad
11 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Haneke es áspero, duro, seco, directo, sin ornamentos ni adornos, alejado de lo melodramático o de lo gratuito. Ha explorado en la obsesión, la persecución, la violencia, el sadismo... Por eso, lo que ofrece en Amour es todo lo que podríamos esperar de este singular cineasta, aunque aquí parezca ofrecernos un lado más ¿positivo, optimista? de la vida.

Pero Haneke es Haneke, y su tratado sobre el amor no desentona ni se desencaja de su estilo de hacer cine. Amor remite a la esencia de este concepto, a la verdad absoluta del sentimiento, sometiéndolo a la prueba inevitable: la muerte. Dejando a un lado cualquier otro matiz, Amour se articula alrededor de una pareja cuyo amor no es excepcional o desenfrenado, sino tranquilo, largo y verdadero. Una pareja de ancianos que se comprenden y que se respetan, que saben quienes son, y quién es el otro para ellos. Un pequeño mundo en el que la rutina y la intimidad no han mellado a una pareja, que por encima de todo, se ama.

Pero el tiempo es imparable, y el destino inevitable. Por eso, cuando los años empiezan a hacer mella en la mujer, el hombre la cuida con cariño, respeto y falta de dudas. Porque se aman.

Es en esa sencillez donde Amour es terriblemente dolorosa. No hay nada gratuito, ni morboso en la propuesta de Haneke. No juega ni tortura a sus personajes como lo hacía en otras de sus películas. En Amour vemos un trozo de realidad, de sincero sentimiento, vemos a dos actores ante los que es imposible no conmoverse ni verse identificado, tal vez, en un futuro más o menos lejano. Dos intérpretes espléndidos, que crean una relación conmovedora por su peso esencialista, por la verdad de sus ojos cuando se miran el uno al otro.

Puede que Amour sea una de las películas más sinceras y honestas que haya dado el cine sobre este sentimiento tan universal (y a menudo tan manido). Precisamente por eso, quizá sea una de las más dolorosas, pues muestra, de forma desnuda, el inevitable final de todos nuestros afectos.
jaly
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15 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amor nos muestra el final de un matrimonio enamorado, que han compartido la vida, y llegan a envejecer juntos.
La historia resulta desasosegante porque es un espejo, donde por un lado nos reconocemos los que hemos pasado por situaciones similares, y por otro, sentimos como puede ser nuestro futuro. Pero contar lo que se cuenta, como lo hace, es de una dificultad máxima. Entre todos hicieron una obra de arte.
Es cierto que es profundamente triste, pero también tiene cosas positivas, ¿se puede envejecer con más amor, con más dignidad?. Si, es cierto que se puede morir con menos deterioro, pero... ¿es algo que está en nuestras manos el que así sea?. Son dos personas privilegiadas por haber conocido el amor con mayúsculas.
Esta película dignifica al ser humano, y su título define perfectamente lo que nos muestra: AMOR.
Todos recordaremos la película, y los sentimientos. Misión cumplida señor Haneke.
ARDIAZ
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20 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Plagié parcialmente para el título un pasaje de un poema de Borges a la ciudad de Buenos Aires ("no nos une el amor, sino el espanto, será por eso que la quiero tanto"), porque a mi juicio resume el duro mensaje de esta magistral película y viene como anillo al dedo para su definición.
También confieso que he descubierto al director Haneke tardíamente, lo que indica que mi presunción de cinéfilo era tan solo eso, una presunción.
Y no sé si ha sido bueno este hallazgo, porque Haneke puede dejar un campo arrasado de espectadores indefensos ante la aparentemente sencilla muestra de la cruda realidad humana, describiéndola con la naturalidad que impone la resignación ineludible.
Dos actores espléndidos, Jean-Louis Trintignant, lejos en el tiempo del exasperante almíbar de "Un hombre y una mujer" y Emmanuelle Riva, muy cerca de su gigantesco talento evidenciado, paradójicamente, cuando ella misma era una joven mujer en "Hiroshima, mon amour", pero a la vez distanciada del tremendo personaje que la ha tocado interpretar ahora, justamente a su vejez.
Un director impiadoso e implacable nos encierra con ellos en el asfixiante ambiente de un departamento en París para mostrarnos, como bien lo observara otro crítico de este blog, lo que no queremos ver. Haneke nos va golpeando constantemente con su puño observador mediante la técnica de un boxeador profesional para irnos demoliendo elegantemente en cada round de sus intencionales silencios y nos sumerge en un mundo circunscripto a dos ancianos que deben vérselas con el desafío del deterioro, la decrepitud y especialmente la soledad, pues nadie puede sufrir por ellos el padecimiento del cual todos los demás protagonistas escapan, como la hija Isabelle Huppert, menos el espectador que quiere pero no puede dejar de asistir al desarrollo, como si alguien le estuviera sosteniendo la cabeza para obligarlo a seguir mirando la pantalla hasta un final preanunciado.
En todo este rudo contexto, lento de propósito como lenta es la agonía, el realizador austríaco saca de su galera la esencia que da origen al título de este film, pues el amor geronte que nos quiere mostrar es distinto a su lírico antecesor "The Notebook" o "El Cuaderno de Noah" (James Garner y Gena Rowlands) o al también fuerte y emotivo (pero que te permite respirar) "El hijo de la novia" (Ricardo Darín dirigido por Juan José Campanella). Es un amor abnegado que va a ser mantenido, cueste lo que cueste, "hasta que la muerte los separe" o bien hasta el "¿qué tal si salimos y permanecemos juntos?" demostrado con un excepcional talento artístico pues sólo precisa acudir para ello a una desapercibida caricia o una sugestiva mirada. En resumen, voy a cerrar con una calificación paradójica: "apta para personas sensibles".
AQUILANO
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21 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Amour" es una película difícil. El cine de Haneke es difícil. No es para todo el mundo. Hay que estar dispuestos a su cine que nos puede hacer sentir distantes, pero también incómodos, o que en algún momento nos descoloca.

Contar de qué se trata "Amour" la haría parecer muy distinta de lo que es. Una pareja de ancianos de unos 80 años que se acompañan. Él pasa a cuidarla a ella en una enfermedad que sigue y sigue creciendo hacia un final inevitable. Pero al saber que es de Haneke, sabemos que no vamos a encontrar precisamente una historia "tierna". El amor para Haneke es así, doloroso y largo. Por eso mientras vemos como él cuida a su amada mujer, somos también testigos de una agonía que no parece querer terminar. Porque esta historia en las manos de otro director, sería un producto totalmente distinto, posiblemente lleno de golpes bajos y lugares comunes.

Los dos protagonistas (una Emmanuelle Rivas, aquella mujer que nos enamoró en "Hiroshima Mon Amour", de Alain Resnais, nominada a incontable cantidad de premios y recientemente ganadora en los BAFTAs, y un Jean-Louis Trintignant sublime) están muy bien dando vida a dos personas que podríamos ser cualquiera de nosotros dentro de algunos años. Los vemos mantenerse, sostenerse el uno en el otro, mientras sus cuerpos empiezan a abandonarlos.

"Amour" es una película complicada porque nos hace sentir incómodos. No es fácil ver aquello que todos sabemos que existe, que sucede, pero reflejado con tanta naturalidad y realismo.

Haneke es un gran cineasta, lo sabemos. Sabe cómo posicionar la cámara, que apenas se mueve y puede permanecer en un mismo lugar largos minutos, haciéndonos testigos del tiempo que continúa corriendo. No hay música extradiegética, ellos escuchan música clásica, pues ambos han sido profesores. Pero el relato, y esto no sorprende en el cine del director, es frío y distante, y acá también claustrofóbico, ya que prácticamente toda la película se sucede dentro de las paredes de ese departamento que los acoge.

Sin haber visto la filmografía completa del director, pero sí varias películas, y haberlas disfrutado a su modo (como se disfruta su cine, sufriéndolo), considero que "Amour" no está entre sus mejores obras. Incluso la metáfora de la paloma (en una escena muy linda estéticamente, de la que dicen que se han hecho varias tomas) es un recurso demasiado obvio para un director que no lo es.

Resumiendo, "Amour" es un relato crudo. Una buena película que ha sabido captar la atención, pero que difícilmente esté a la altura de otros relatos suyos que no han tenido tal reconocimiento. Y si bien, insisto, es una buena película, me resulta muy difícil de recomendar. "No recuerdo la película, pero recuerdo la emoción", dice el protagonista en algún momento. Y lo que provoca en esta película no son sentimientos fáciles de manejar. Entonces vuelvo a insistir, no es una película para todo el mundo. Hay que saber a lo que uno se expone. Personalmente, disfruto este tipo de propuestas, pero son muy consciente de que a veces resulta complicado.

http://elespectadoravezado.com.ar/index.php/criticas/2-hemos-visto/745-qamourq-crepusculo
enjoyjessica
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23 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva tontería generalizada de la crítica ante la última de Haneke, que si obra maestra, que si deslumbrante y bla bla bla, lo de siempre.

La realidad es que es una película regulera con un muy buen arranque y unas interpretaciones magníficas pero a la que por contra le sobran media hora largas y ese mensaje velado de fondo de que este mundo es una mierda lleno de dolor, sufrimiento, enfermedad, y maldad y oh-oh-oh que asquete da todo marca de la casa, además de esa visión negativísima de la vejez y la defensa encubierta de la eutanasia.

Y por cierto, es una película de una frialdad extrema y no llega uno nunca ni a emocionarse ni a implicarse ni con los personajes ni con la historia. En la sala del cine escuche a una mujer llorando, pero creo que esto va a depender de si has vivido algo parecido a lo que se narra en relación a algún familiar tuyo.

Por mi parte me ha dejado igual que estaba, no me ha llegado nada ni me ha llenado nada, no me ha sorprendido en absoluto, y tampoco me parece de recibo que se me exponga a ver como agoniza una señora mayor al final de sus días durante 45 minutos de metraje.
Antihéroe
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