Un largo adiós

La novela más personal y compleja de Raymond Chandler se merecía, creo yo, una mejor adaptación. El principal problema no es que la acción se desarrolle en los 70, si no en el enfoque que se le da a la historia y al personaje, la trama es tremendamente lenta y en ocasiones hasta aburrida, con algunas ideas que no están mal, como las vecinas liberales de Marlowe, por otro lado, Eliot Gould, no le acaba de pillar el punto al personaje, la mayor parte de la película parece como atontado y por no hablar del gánster , un actor como Joe Pesci lo hubiera bordado,Mark Rydell simplemente da grima, lo más salvable un notable Sterling Hayden interpretando a un Hemingway de los 70, demasiado larga y algo anodina y es una pena, porque la materia prima daba para más.

Inicialmente interesante, para adquirir un desarrollo plomizo, pesado e insoportable, donde todo se antoja forzado y poco cuidado. No logra mantener el interés suscitado inicialmente y va perdiendo gracia y fluidez progresivamente.
No me ha llegado a gustar por completo y llega a decepcionar.
El paso del tiempo la ha dejado en mal lugar. Me parece excesivamente exagerada la puntuación que tiene en filmaffinity.
Yo le doy un 2 y contentos.

Una interesante vuelta de tuerca del personaje de Philip Marlowe. Robert Altman humaniza al personaje con la ajustada interpretación de Elliott Gould y una enredada trama en la que la intriga acaba resolviéndose por una concatenación de casualidades más que por las habilidades del protagonista. Sus tres grandes bazas, en mi opinión, un argumento con más aristas de las que parece a primera vista, una ambientación californiana muy luminosa, y un sentido del humor desinhibido. "Un largo adiós" es una revisión irónica y desenfadada del genero de detectives. Quizá no agrade a los más ortodoxos y puristas, pero a mi entender se trata de un film que aporta mucho y no resta nada. Lo peor, para mí, un final que me ha descolocado y que no me parece apropiado para el film, por mucho que la escena sea muy potente y el plano final sea de los que dejan poso. En cualquier caso, una digna obra en la filmografia siempre reivindicable de Robert Altman.

Philip Marlowe, uno de los detectives privados más famosos del cine negro, obra del escritor Raymond Chandler, y que interpretó el mismísimo Bogart en varias ocasiones en los años 40, es reinventado en esta adaptación de los 70, como un detective más de esta época, muy despreocupado, pero que en todo momento parece saber más de lo que muestra. Lo interpreta en esta ocasión Elliot Gould, y consigue que el personaje caiga bastante simpático.

Tenemos en esta ocasión un crimen llevado a cabo, supuestamente, por un buen amigo de nuestro protagonista, y este acaba metido hasta el fondo en el asunto.
Lo curioso es que, durante la mayor parte de la película, no hay un “caso“ como tal que esté investigando Marlowe, pero sus pesquisas van consiguiendo resultados imprevistos.

La peli tiene bastante intriga y ciertos toques de humor que la hacen entretenida.

Como curiosidad, podemos ver a Arnold Schwarzenegger, en sus principios en el cine, haciendo un pequeño papel como figurante, sin decir ni una palabra, como guardaespaldas de un mafioso.

Pocas veces he visto en el cine norteamericano tal desprecio por el espectador como en esta película, y digo desprecio porque creo que está hecha a propósito de esta manera, tan burda y absurda. Primero el personaje de Marlowe interpretado por un mediocre actor que aquí mejora su performance para ser simplemente patético, segundo el personaje de Wade interpretado por un excelente actor a quien Altman trata por todos los medios y consigue hacerlo aparecer como un idiota, ni hablar del resto de los personajes y las situaciones que nada tienen que ver con la escritura de Chandler. El guión es una serie de ridículos clips y tan mal filmada que hace suponer que Altman, que es un buen director, ha hecho esto por venganza, por dinero o para demostrar que los estudios de cine pueden no perder dinero aun filmando disparates.